Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Destino Celestial. por SexAngel

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:  Bien hola aqui io de nuebo jeje. Las cosas para Anabell paren marchar de exelente manera, pero esta es la calma antes de la tormenta...Por fis no se impacienten que ya el procimo capitulo comienza el yuri...Asi que sin mas preambulos el fic.
 

II

 

 

Dejo que la suave y tibia agua lavara su cuerpo. Sintió como el agua mojaba su cabello, y la manera en que le recorría la espalda. Dejándose ser absorbida por esa calida sensación, dejo de pensar en el mundo y se sumió en sus pensamientos,

 

Minutos después ella salía de los manantiales, envolvió su cuerpo con una tela blanca y se dirigió al pequeño templo que usaba como morada hasta la fecha de su casamiento. Luego de atravesar un largo pasillo quedo en frente de dos grandes puertas de mármol. Solo las empujo levemente, pero solo falto eso para que estas se abrieran de par en par. Era una habitación circular, adornada con flores blancas por todas partes. Una gran cama que era solo para ella cubierta por una serie de velos que se mecían con la suave brisa. Con una mano los hizo a un lado, contemplo aquella simple pero elegante prenda que reposaba sobre las sabanas de la cama. Adentrándose, la tomo y prosiguió a vestirse. Una vez logrado su objetivo, ella se dirigió a los grandes ventanales que estaban abiertos. Se sentó en el marco de este acariciando su cabello, dejando que la suave y calida brisa, jugaran con este ayudando así a secarlo. Luego de un reto dejo que su cabello rubio platinado cayera sobre sus hombros. Mientras su mirada se perdía en el infinito, de aquel hermoso paisaje que se erguía ante sus ojos.

 

-Princesa Anabell- Dijo alguien de repente, momentos después.

 

Ella giro su rostro y contemplo a una chica de cabello negro muy largo que vestía la misma túnica que ella, y que la miraba algo preocupada.

 

-¿Qué ocurre Onix?- Le dijo a aquella, que entre tantas, tenia el deber de cuidarla y hacerle compañía. 

 

Ella dudo un poco antes de responderle. Luego inhalo profundamente y emitió.

 

-Su prometido ha venido a verla- Emitió ella con voz grave y seria.

 

Sus ojos brillaron de alegría durante unos momentos. Con un gesto le agradeció a su compañera el haberle informado de la presencia de su prometido. Se puso de pie, pero antes de salir se dirigió al pequeño pedestal que estaba al lado de su cama, en el cual reposaba un pequeño cofre.  Al abrirlo, encontró un collar con un dije grande en forma de medialuna. En efecto ese era la mitad del dije del collar que simbolizaba su alianza con Samael. Miro la medialuna de plata con cariño unos segundos luego se lo puso y se encamino a la salida, pero Onix se interpuso, obstruyendo su camino y evitando así que saliese.

 

-Princesa- Emitió ella en un susurro apenas audible.

 

-¿Qué pasa Onix?-

 

-Yo...Tenga mucho cuidado- Le dijo la otra.

 

Anabell, guardo silencio unos momentos. Sonrió, poso su mano sobre el hombro de su compañera al mismo tiempo que decía.

 

-Onix, no hay nada de que preocuparse. El ya no es un extraño ahora, es mi prometido y muy pronto nos casaremos, ya no han necesidad de contener en tu corazón ese miedo y la desconfianza hacia el y hacia su gente -

 

-Pero...Princesa- Alego la otra cuando Anabell, la interrumpió.

 

-Onix, no te preocupes...Yo confió en el- Dijo tocando el dije en forma de medialuna- Tu solo cree en mis sentimiento y espera mi regreso-

 

Ante tales palabras, Onix sonrió avergonzada por su anterior actitud.

 

-Si princesa-

 

Luego se hizo a un lado permitiéndole salir. Anabell  asintió con la cabeza y apresurando el paso se dirigió a la salida. Al llegar allí, lo vio. Estaba el dándole la espalda contemplando el paisaje que los rodeaba.

 

-Samael- Lo llamo ella.

 

El lentamente dio media vuelta, para encararla. Ella suspiro con fuerza al verlo. Su mirada era tan profunda y penetrante como siempre, su rostro tranquilo he impasible. Estaba vestido de forma diferente, pero siempre de negro. Parecía un general de las legiones demoníacas listo para partir al combate, aunque ella sabia que no era así. Una innegable felicidad la asalto de manera repentina al ver que el llebaba puesto un collar con el dije en forma de sol, en cuyo interior formando un hueco se encontraba la forma de la medialuna. 

 

-Princesa Anabell, es un placer verla nuevamente- Dijo el realizando una leve reverencia ante ella.

 

-El gusto siempre es mió...Príncipe Samael- Respondió ella de la misma manera, aunque mas que por gusto lo hacia por formalidad, ante las presencias de las doncellas que siempre parecían alarmarse cuando ellos se lacaban por sus nombres o se tuteaban. 

 

 

El otro rompió su postura, y comenzó a descender la larga cantidad de escaleras que conducían a su templo. Anabell se alarmo un momento pensando que tal vez había echo algo para hacer ofender al príncipe demoníaco. Cuando apenas unos escalones por debajo de ella el se detuvo.

 

-¿Gusta acompañarme?- Le pregunto el.

 

Anabell un poco mas animada afirmo con la cabeza y levantando levemente su túnica del suelo comenzó a descender con pasos seguros y lentos. Samael ante la respuesta afirmativa no dudo en darle la espalda y continuar con su marcha. Anabell se detuvo poco antes de llegar donde el estaba y dio media vuelta mirando al resto de sus damas de compañía que los observaban desde la entrada, unas preocupadas, otras sonriendo cautivadas por la presencia de Samael en el recinto sagrado, entre ellas estaba Onix. Se despidió con una sonrisa y con un leve movimiento de su mano, Anabell sonrió al ver a su amiga un poco mas confiada y con su mejor sonrisa se decidió de ella y regreso a emprender la carrera para alcanzar a su prometido.

 

Una vez lo alcanzo ambos descendieron a la par, uno al lado del otro. Estaba nerviosa, dejo que el otro se adelantase un escalón, esperando así que sus nervios se calmasen un poco. Cerro los ojos y suspiro, pero lamentablemente en ese momento su pie se tocio al pisar el escalón, amenazo con caerse. Pero Samael rápidamente se puso en el lugar correcto, ya que Anabell callo entre sus brazos, de tal manera que sus rostros estuvieron separados por solo milímetros.

 

-Ten mas cuidado- Le susurro el de forma amable, para nada molesta mientras la ayudaba a ponerse en pie. 

 

-Si- Afirmo ella apenada, mientras continuaban la marcha.

 

Las escaleras finalizaron y un gran sendero de piedra iniciaba perdiéndose en la lejanía y adentrándose en un bosque. Ambos continuaron caminando en silencio. Anabell aun sentía como su corazón latía de prisa, recordó el tacto de su cuerpo contra el de su prometido, el calor que este emanaba y la manera tan calmada en que su corazón latía. Se ruborizo irremediablemente, mientras bajaba la mirada sintiendo su vergüenza, mientras seguía a Samael, que se había desviado del camino por una pequeña senda.

 

El repentino choque de se rostro contra la espalda de Samael la hizo regresar a la realidad. Levanto la mirada y noto como este la miraba de reojo, y regresaba la vista al frente. Ella miro a su derecha y noto el enorme y bello lago que se extendía, y como sus aguas brillaban como si fueran de plata por acción de la luz del sol. 

 

Samael se detuvo unos pasos mas adelante contemplado el lago. Luego se sentó el borde del camino sobre la mullida capa de césped. Anabell lo imito sentándose a su lado. Mientras el tenia la vista fija en el lago, ella lo espiaba de reojo. Estaba encantada con su belleza, mientras una leve sonrisa se dibujaba en su rostro. Samael repentinamente giro su rostro para descubrirla mientras lo miraba fijamente, su sonrisa se borro y su rostro se vio asaltado nuevamente con un fuerte color carmín victima de la vergüenza.

 

-¿Te encuentras bien?- Le pregunto el.

 

-Ha...Yo...Si me siento bien- Respondió ella nerviosa regresando su mirada al frente.

 

-No, me refiero a si te has lastimado- Aclaro el otro.

 

-Claro que no...El pie derecho me duele un poco pero no es nada serio- Dijo ella sonriendo- No soy tan débil como parezco-

 

-Lo se- Emitió el otro levantándose para pararse y arrodillarse en frente de ella-

 

-Pero...-Susurro la otra avergonzada al ver como Samael, tomaba su pie entre sus manos y hacia a un lado la falda de la túnica para contemplarlo bien- ¿Qué haces?-

 

-Solo quiero cerciorarme- Respondió el otro mientras con delicadeza, desataba las cintas rosas de las sandalias que se entrelazaban hasta llegar un poco más abajo de la rodilla.

 

Con maestría se deshizo de ella, y la dejo reposar a un lado, mientras sus manos y dedos apenas rozaban la piel del tobillo de Anabell, examinando la pequeña coloración celeste que había aparecido en el.  

 

Anabell aun sonrojada, contemplaba como el otro examinaba con la mirada su pierna, y su pie, la manera en que sus manos la tocaban y rozaban. Acariciando la zona donde había aparecido esa pequeña coloración.

 

-Menos mal- Susurro el en un momento de forma aliviada. Mientras que con la yema de sus dedos acariciaba su pie, ascendiendo por su tobillo llegando hasta la mitad de la panterilla ya que el resto estaba cubierto por la tela de la falta de la túnica.- Temía que estuvieses herida...De haberlo estado, tus damas nunca me lo hubieran perdonado- Susurro el , mirándola a los ojos.  

 

Noto la forma especial en que la miraba. No de manera fría he indiferente como antes, sino de manera calida y aliviada por su bienestar.

 

Se sintió cautivada al notarlo.

 

Luego el tomo la sandalia, y se la coloco nuevamente entrelazando sus lazos a lo largo de esta hasta llegar un poco antes de la rodilla. Luego de reincorporo y regreso a sentarse al lado de Anabell

 

-Gracias- Susurro ella acomodándose la falda.

 

-No hay necesidad de agradecer nada- Aclaro el otro- Soy tu prometido, se supone que debo cuidarte.- Dijo de manera suave y concluyente.

 

-Ah...Si- Afirmo ella regresando la mirada al frente.

 

Mientras ambos contemplaban el lago, un incomodo silencio se apodero del ambiente. A Anabell le gustaba que el fuese atento con ella, y le agrado el simple echo de que el se llamase a si mismo su prometido...Pero era en momentos como esos donde relucía la poca comunicación que había entre ambos, también sentía como el la trataba con esa fría indiferencia que tanto la lastimaba...Sin embargo, a pesar de todo no hallaba el valor para romper esa fría barrera que los separaba...

 

-Anabell- La voz de su prometido lo saco de sus pensamientos.

 

Ella giro su rostro para mirarlo, ¿acaso se había pasado tanto tiempo en silencio?

 

-¿En que estas pensando?- Interrogo el.

 

-Pues...en nosotros Samael- Respondió ella sonriendo y bajando la mirada.

 

-Hm...Quien era la doncella que fue a informarte de mi presencia?- Pregunto el de repente.

 

-Esa era Onix- Respondió la otra sin dudarlo.

 

-La note muy perturbada por mi presencia.- Emitió el otro bajando apenas la mirada.

 

-Ah...Discúlpala...Ella, a pesar de todo, aun no puede hacerse la idea de que las guerras hallan terminado. Pero no es su culpa, no puede evitarlo...Solo dale tiempo, ya veras como poco a poco comienza a aceptarlos en nuestro mundo- Respondió ella de manera esperanzada, a modo de darle ánimos.

 

Samael, apenas levanto la mirada perdiéndose en el cielo y nuevamente el silencio se izo presente entre ambos. 

 

-A beses, metido acerca de todo lo que esta ocurriendo, aquí en la tierra, allá en el cielo y en mi tierra: el infierno...y por mas que intente asimilarlo no puedo hacerlo. Siento como si todo esto fuera un sueño...Tu, yo, nuestro fatídico pasado, todo...Y sin embargo, al estar aquí a tu lado...se con seguridad cual es nuestro pasado, nuestro presente...y nuestro futuro- Susurro el tomando el dije en forma de sol, contemplándolo un momento para depuse redirigir su mirada hacia Anabell que lo miraba expectante, indicándole que prosiguiese.- y una extraña sensación me invade... Es algo calido que solo siento al estar cerca tuyo, al sentirlo me doy cuenta de que no desearía estar con alguien que no fueses tu...- Completo el.

 

-Samael...Yo también me siento confundida, al relatarme las crónicas de aquellas guerras tan sangrientas, no puedo evitar sentir miedo hacia aquellos y mucha tristeza por mi gente caída...Y te veo a ti, al hacerlo...no siento miedo, ni temor...ni nada similar...solo paz, y una enorme calidez aquí en mi pecho...-Dijo ella desviando la mirada, ya que de no haberlo echo probablemente no se habría atrevido a proseguir.-...Me siento, muy feliz Samael...Feliz, por que pronto todo el odio y la ira quedaran enterrados en el pasado...y...por que...-Susurro ella sintiendo como su voz se quebraba mientras levantaba la mirada para verle a los ojos. Sentía que las palabras se le atoraban en la garganta mientras le veía fijamente a los ojos, por lo que solo bajo la mirada y emitió en un susurro apenas audible-...y...y...por que eres tu, con quien me casare-

 

No se atrevía a levantar la mirada, no sabia como el tomaría tan atrevida confesión ni tampoco como harían ambos para volver a verse a la cara. Fue cuando sintió como el otro pasaba un brazo por su cuello para posar una mano sobre su cabeza y acariciarla para después hacerla posar sobre su hombro.

 

-Muchas gracias...Anabell...por contarme todo eso, ahora se que ambos compartimos los mismos sentimientos-

 

Anabell estaba sorprendida, sentía como el otro acariciaba su cabello. Sintió su aroma y se dejo embriagar por este, cerrando los ojos y dejándose llevar por aquella agradable sensación.

 

El otro solo la espió de reojo, noto como se relajaba y esa expresión de paz que aparecía en su rostro. Sonrió por lo bajo y regreso la mirada al frente.

 

 

 

-Anabell...Anabell...-

 

Ella entre abrió sus ojos pesadamente, sintiéndose aun adormilada. La realidad choco contra ella de manera brusca, rápidamente se alejo de Samael sintiéndose nuevamente avergonzada.

 

Pensó para si.

 

Volteo para ver a Samael, el la miraba fijamente sonriéndole.

 

-Estabas profundamente dormida- Afirmo el.

 

-Em...Perdón- Se disculpo ella.

 

-No importa- Alego el otro poniéndose de pie- Vamos, ya es tarde tengo y de seguro tus damas deben estar preocupadas por ti- Dijo el ofreciéndole la mano para ayudarle a ponerse de pie.

 

Ella acepto gustosa y noto como el sol se perdía en el horizonte.

 

Sin dudarlo ambos retomaron el camino de regreso, la noche llego de manera rápida sumiéndolos en la oscuridad. Samael al notar que Anabell estaba unos pasos detrás de el, disminuyo el ritmo de la marcha hasta estar a su lado, allí le tomo de la mano para que no se sintiera insegura por la oscuridad y continuaron caminando.

 

Anabell tenia la mente bloqueada, nunca habría pensado que caminaría con el de esa manera. Sentía la fuerza que el ejercía en su mano para tomar la suya...y no pudo hacer mas que corresponderle. Ambos continuaron caminando así hasta que llegaron al final del bosque justo donde una larga escalera se domaba de manera ascendente por una colina en cuya cumbre había un hermoso templo.

 

-Bien...Creo que aquí nos separamos- Emitió ella avanzando hasta apenas pasar por el primer escalón. Cuando se detuvo y dio media vuelta para encararlo- ¿Cuándo volverás a verme?- Le pregunto con algo de timidez.

 

-No se- Respondió el otro- Aun hay muchas cosas que debo arreglar en el infierno- Dijo el hasta que vio la expresión decepcionada en los ojos de Anabell- Pero te prometo que vendré tan pronto se me sea posible- Concluyo el.

 

-¿En verdad?- Le respondió la otra mas esperanzada.

 

-Claro que si- Dijo para después tomar las manos de Anabell- Te lo prometo- Y después besárselas.

 

-Hasta luego Samael- Dijo ella enternecida.

 

-Hasta luego...Anabell- Dijo para después, dar media buelta y alejarse en la oscuridad.

 

Anabell se llevo una mano al pecho, sintiendo como su corazón latía con fuerza, suspiro de manera enamorada y mientras intentaba controlarse, dio media vuelta y comenzó a correr escaleras arriba.

 

Cuando después finalmente, llego hasta su templo, intento controlar su respiración y dio media vuelta mirando el sendero que su prometido había seguido para alejarse. Con una mano se arreglo su cabello, antes de emitir en un suspiro...

 

-Samael- Dijo y luego cerrando los ojos con fuerza y sonriendo dio media vuelta caminando tranquilamente rumbo a su habitación, antes de que las doncellas llegaran y comenzaran a interrogarla sobre su...encuentro con Samael. Esa noche no tenia ganas de explicarle nada a nadie, solo quería guardar esas agradable sensaciones y recuerdos en su corazón, como si fuera un tesoro, como su mas valioso tesoro.

 

 

 

Notas finales: Ya me falta poco para actualizar la paloma y la cuerva, asi que tengame paciencia siii por fis^o^, reitero el proximo capitulo comienza el yuri y los problemas emocionaloes de Anabell asi que disfruten de esta calma jaja  XD...ya que poco a poco las cosas iran complicandose y empeorando mas...Asi que nos veremos en el proximo capitulo jaja,...Ha y...Verdad!! Ya se me estaba olvidando!! Dejenme sus comentarios XP 

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).