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Mi vida sin ti por Paz

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Mi vida sin ti

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

El dolor de la perdida ha quedado amortiguado por el transcurso del tiempo, han pasado cinco años desde que Hanamichi se fue, nunca creyó que iba a poder reponerse por su perdida, pero ahora sabe que puede mirar el futuro con una nueva esperanza de ser feliz.

Durante los primeros años lo pasó muy mal. El dolor que sentía tuvo que ocultarlo para poder criar a su hija, aquella pequeña bebita que pusieron en sus brazos una tarde de verano, cuando ya Hanamichi no estaba a su lado. Le quedaba el recuerdo de saber que aun sin conocerla la amaba y que sus últimos pensamientos estuvieron puestos en la bebita que habían pedido en adopción.

Recordaba aquel último día a su lado como si hubiera pasado ayer, sus palabras sonaban atropelladas, confundidas, se repetían como si hubiera olvidado que ya las había dicho

"Aunque este lejos, háblame, no te dejes nada guardado, sin olvidarte de nada porque aunque este lejos de ti quiero saberlo todo. No importa donde éste, tus palabras llegaran siempre hasta mi. Aunque nuestros sentimientos cambien, atesoraremos nuestra vida juntos. Sabes Kaede? He tenido un sueño, yo no estaba a tu lado, pero sonreías, eras feliz, a tu lado había otro persona. Tuve un sueño, tan transparente como un cristal, tras el me esperaba la eternidad, pero sabes? Me sentía bien, era feliz y deseo que sepas que tú también estabas en mi sueño y al igual que yo sonreías a la persona que estaba contigo. No te obceques en ti mismo, no cierres tu corazón al amor. Se que en algún lugar hay alguien que te quiere, prométeme que no te aferraras a mi recuerdo. Tengo que irme... me están llamando.... Déjame marchar..., me siento tan cansado..., no veo sus rostros... solo oigo sus voces... me piden que deje de luchar, que ya hice suficiente aquí, que ese lugar donde iré será de mi agrado. Solo lamento no haberla podido ver crecer... cuando pueda comprender, dile que al verla en la cunita supe que ella era la hija que deseaba tener, nuestra niñita, que la he amado y que lamento no poder verla crecer.

-Ve con ellos, Hanamichi, te prometo cuidar de nuestra hijita, le hablara de ti, le contaré con que ilusión esperabas tenerla en tus brazos, sabrá lo mucho que la has amado, no te preocupes más por nosotros, descansa, te lo mereces -le dijo sintiendo como si una mano férrea le estrujara el corazón, no pudo evitar que unas lágrimas escaparan de sus ojos, era consciente que el tiempo a su lado había terminado"

Y Hanamichi partió aquella misma madrugada. Dos días después, aún destrozado por la perdida, le llamaron para entregarle a su hija.

Con ella en brazos, sintiendo el calor de su cuerpecillo lloró con desconsuelo, luego secó sus ojos y nunca más volvió a hacerlo, su hijita le necesitaba.

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-Aquí estoy. Quiero pedirte disculpas no venir antes..., te deje marchar porque era lo mejor para ti, tú luchabas por quedarte a nuestro lado, pero sabes, no se podía alargar más, era lo mejor para ti, no podía verte sufrir, ahora se que estas mucho mejor. Sabes Hanamichi? Tenías razón. Tus predicciones fueron correctas.  Disculpa... he empezado por el final.... Me pediste que te hablara siempre y no he cumplido... me sentí destrozado cuando me dejaste, si hubiera estado solo no hubiera podido soportarlo. Me imagino que me hubiera pasado todo el día llorando tu marcha. Me sentía perdido sin ti, como un barco sin timón que va a la deriva, por fortuna fueron pocos días, no lo digo porque no lamentara tu ausencia, sino porque me entregaran a los pocos días a nuestra hijita, ahora lamento él tiempo que perdieron en dárnosla, porque la hubieras amado como yo... perdón... me consta que también la amas tanto como yo. Son muchas cosas las que tengo que contarte. Se que esperas con impaciencia que te cuente como fue..., los primeros días me sentía incapacitado para cuidarla, sentía que no era capaz de hacer las cosas correctamente,  poco a poco fui tomando confianza, la veía tan pequeña y desvalida que me ayudó a superar el dolor porque me impedía pensar en ti demasiado a menudo, no creas que te olvide, siempre que hacía algo le decía, tú papá Hanamichi hacia esto y lo otro..., o bien, él hubiera disfrutado cambiándote los pañales, aunque estoy seguro que arrugarías el entrecejo y fruncirías la nariz ante el pestazo, tuve que aprender que pañales eran los adecuados para ella. Te hubiera gustado darle el biberón, ver como sus labios se fruncían alrededor de la tetina y mamaba con fruición, oír sus gorjeos cuando se sentía satisfecha, o cuando se quedaba dormidita como un pequeño angelito, también hubieras disfrutado con su baño, al principio era tan chiquita que me asustaba dejarla caer, cuando pasaron los meses ella aprendió a disfrutar del agua, y chapoteaba con sus pequeñas manitas. De alguna manera sabía que estabas cerca. Sabes? Tuve que dejar el basquetball, sin embargo, nunca he tenido ocasión para arrepentirme. Me necesitaba las veinticuatros horas del día para estar pendiente de su bienestar, me queda la satisfacción de haberla criado casi sin ayuda.

Alzó la mirada al cielo, aquella mañana brillaba el sol y no soplaba ni una brisa, el invierno estaba como quien dice a la vuelta de la esquina, aquel era un buen día para pasear.

Él lo había aprovechado para ir a conversar con Hanamichi.

-Nuestra hija es preciosa, ha crecido oyéndome hablar de ti, le conté cuando nos conocimos, cuando venciste al Gori, se rió mucho cuando le hable de ese incidente bochornoso que protagonizasteis, nuestras discusiones le apenaron, pero razonó muy bien y dijo que así aprendimos a conocernos y darnos cuenta que nos queríamos. Ella es una personilla muy seria, pero no creas que no sabe reír, es como tú, tiene una risa preciosa, que me recuerda lo escandaloso que solías ser cuando reías. Es curioso que se haya criado a mi lado y sin embargo, su personalidad es más parecida a ti que a mí. No quiero imaginarme como sería en caso contrario... Perdón... perdón... no tengo nada en contra de tú personalidad, te amé así como eras. Sabes, cuando llego el momento de llevarla al parvulario me resiste. Pensaba que iba a perderla pero finalmente cedí por su bien, me hicieron recapacitar, comprender que necesitaba relacionarse con otros niños y ahora disfruta yendo y yo escuchando su entusiasmo ante las cosas que aprende, ahora tengo la casa llena de láminas con sus dibujos, me emociona verlos porque estas presente en todos ellos representando a nuestra familia. Nagisa venera tu recuerdo.

Calló un momento, paseando su mirada alrededor, fijando en otras personas que como él, habían elegido ese día para ir.

-Lamento no haber venido antes, pero se me hacía muy duro estar aquí y enfrentarme a tu perdida. Perdón Hanamichi... -bajo la mirada al suelo, inclinando el cuerpo levemente, permaneció así unos minutos- Estos cinco años fueron muy duros para mi. Te deje marchar y me sentí desamparado, ya te comenté que gracias a Nagisa pudo sobreponerme, pero tampoco quiero quitar merito a una persona que inquebrantable ha estado a nuestro lado, estuvo a mi lado cuando Nagisa enfermaba, ha pasado por todas las enfermedades típicas de la infancia, me ayudó a cuidarla o cuando mi animo decaía él me sostenía. Tenías razón cuando me aseguraste que había una persona que estaría a mi lado, al principio no podía pensar en esa posibilidad, te amaba tanto que no creía que mi corazón dejara de latir por ti. Ha sido un amigo fiel, Nagisa comenzó a llamarle tío, pero ahora ya le llama papá. No creas que te ha olvidado, no es así, como yo tampoco lo he hecho, solo he abierto los ojos a la realidad y he visto amor en otra mirada que no era la tuya. Por eso, he venido solo, Nagisa me pidió que me adelantara, que luego llegaría ella, vendrá con él, quien también quiere saludarte. Aunque me consta que él ha venido más veces. A veces le veo morderse los labios cuando va a decir algo que cree que puede entristecerme. He encontrado a esa persona especial, me ama y yo he aprendido a amar otra vez. Nagisa también lo acepta como su padre porque desde siempre le ha visto a su lado, apoyándonos, dándonos ánimos. Al principio, Nagisa era tan chiquitina, creí ser capaz de cuidarla solo, su ayuda, su presencia me resulto inestimable, aunque entonces no supo verlo así. Creo que estaba tan encerrado en mi dolor que solo te veía a ti y a nuestra hija. Él supo esperar, supongo que supo que algún día yo abriría los ojos y le vería tal como es. Lo hice, no me preguntes como sucedió, solo ocurrió. Nagisa sabe que es adoptada... tuve que contarle todo cuando comenzó a preguntarme porque los otros niños tenían madre y ella no... supongo que algunos veces los niños son crueles con los que son distintos. Le dije que había tanto amor en nosotros que deseamos dárselo a alguien más y que apenas la viste entre otros bebés supiste que ella era nuestra. Ella se siente feliz sabiendo que tú la elegiste y que la sentiste en tu corazón desde el primer instante de posar tus ojos en ella, por ese motivo te considera su madre. Él no merece que yo siga viviendo con tu recuerdo, por eso antes de aceptarlo quería que lo supieras, aunque supongo que ya sabes que quien te estoy hablando, del mismo modo que todo cuanto te he dicho también lo supieras. Solo si tu estas conforme con mi elección, tienes que saber que esta es la primera y ultima vez que este aquí contigo, por eso vengo a pedirte permiso para entregar mi corazón a tu amigo Yohei. Si aceptas lo sabré.

En ese mismo instante, una suave brisa movió las hojas de los árboles próximos y circuló alrededor suyo, sintió como si una caricia le rozara la mejilla y supo que Hanamichi aprobaba su elección.

Sintió unos pasos que se acercaban y levantó la mirada de la piedra donde figuraba el nombre de Hanamichi. Dio un paso al costado apartándose de la tumba, su mirada se poso en el hombre que llegaba con una niña tomada de la mano.

Ninguno de los dos pronunció palabra, la niña buscó la mano de su papá, durante unos segundos se mantuvo entre la suya, luego se soltó de ambos y juntando sus manitas oró ante la tumba de su padre.

Kaede y Yohei, imitaron su acción.

-Estas bien? -preguntó Yohei.

-Si..., gracias por traerla.

-Se lo has dicho?

-Si.... Él aprueba lo nuestro.

-Nunca tuvo dudas respecto a eso... Hanamichi me pidió que cuidara de vosotros, él sabía que le quedaba poco tiempo de vida. Además sabía que siempre estuve enamorado de ti. -reconoció.

-Lo lamento... yo... no sabía.

-Ahora todo esta resuelto. -dijo abrazándole.

Kaede bajo la cabeza para apoyarla en su hombro.

-Gracias.

-De quién te despides? -preguntó curioso Kaede, al ver a su hija mover la mano.

-Del hombre pelirrojo que esta junto a la tumba de papá. Me ha sonreído.

Kaede y Yohei se volvieron con presteza para mirar, pero no vieron a nadie.

-Sigue ahí? -preguntó emocionado Kaede.

-Si, por qué?

-Envíale un beso, es tu papá Hanamichi.

Nagisa con las dos manos juntas comenzó a enviarle muchos besos.

-Se ha ido... -dijo al instante.

-Seguro que siempre que vengas a verle él estará ahí para ti. Háblale sin temor porque él te quiere mucho.

-Si, papá. -miró por ultima vez hacia la tumba, que permanecía solitaria.

Agarrados de la mano descendieron las escaleras que les había conducido al cementerio.

Fin

31 de marzo de 2009

Paz


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