Horas. Largas y tortuosas horas pasaron para Aiacos desde la visita de Minos. Este último lo estuvo interrogando hasta por los codos y él solo respondía “No, no es nada”, “Solo tenía sueño” o “Me quedé dormido y olvidé la hora” entre otras frases ridículas con carencia de sentido. Al ver que el moreno no cedía, Minos se retiró frustrado del lugar, sin duda cuando Aiacos quería podía ser hasta más seco y frío que él mismo. Pero hubo algo que hizo que esa noche fuera especial, algo que el de cabellos plateados hizo sin pensar, algo poco acostumbrado en él, que dejó a Aiacos sumergido nuevamente en sus pensamientos, pero con una gran felicidad encima. Antes de despedirse, Minos había besado sutil y delicadamente la mejilla de su amigo, dejándole en esa despedida su preocupación y eterna ayuda.
¿Lo había besado?¿era verdad?¿¡Minos lo había besado!?Fue uno pequeño, y ni siquiera en los labios, pero que más daba, ¡Minos lo había besado por primera vez!
Felizmente Aiacos se dejó caer en esa cama que tantas confusiones había presenciado, esa sería una larga noche llena de felicidad, inexplicable felicidad.
Llegado el nuevo día, despertó con los rayos del sol que iluminaban su habitación, y su rostro, el cual deseaba por primera vez en tanto tiempo salir e integrarse nuevamente a todo, su grupo de amigos, sus largas charlas con Minos, sus visitas a los parques, las salidas con Minos, comer en ese restaurante en el cual había probado una deliciosa cena, tal vez compartirla con amigos, o tal vez con Minos... ¿en algún momento mencionó a Minos en sus planes?
Feliz y ansioso por mas emociones se destapó entusiasmado, tan eufórico que se convirtió en un movimiento brusco que terminó por aventar la mitad de las cosas en la mesa de noche al piso, rompiéndolo en pedazos sobre sus pies, linda forma de comenzar el día.
Lo primero que haría, después de limpiar el desastre en su habitación, seria llamar a Lune, si, se reintegraría y eso había que celebrarlo, por eso mismo ellos dos se encargarían de avisarle al resto de sus amigos su salida nocturna.
Su amigo aceptó muy feliz la propuesta y se comprometió a informarle de esto a Radamantys y a Myu, y Aiacos se encargaría de Minos.
20 hs. Era lo único en lo que pensaba Aiacos, solo 15 minutos para reencontrarse con ellos, sus amigos, su grupo, tan ansioso estaba que llegó 15 minutos antes de lo acordado, dado por asumido que tendría que esperar a los impuntuales de sus compañeros, más de lo debido. Pero se sorprendió enormemente al encontrar entre la multitud una cabellera fucsia brillante en la barra.
- ¡Myu! – Llamó el moreno, haciendo voltear al aludido, el cuál reaccionó rápidamente y fué a saludarlo.
- ¿Cómo estas Aiacos? Tanto tiempo – dijo el muchacho alegremente
- Muy bien, realmente ansiaba verlos – respondió Aiacos.
- Vamos, acompáñame una copa antes de que llegue Radamanthys y no podamos seguir tomando ya que se gastará nuestro dinero en sus bebidas – propuso divertido Myu.
Aiacos siguió a su amigo, el cual se sentó en uno de los bancos de la barra, él lo imitó y le surgió una duda, la cual quiso responder - ¿Por qué viniste tan temprano?¿desde cuando eres tan puntual? - pregunto el moreno extrañado.
- Bueno – respondió Myu vacilante – es que estoy con alguien, trabaja aquí, y como tenía que venir, aproveché la oportunidad – respondió con un leve rubor.
¿Con alguien?¿Estas saliendo Myu? – ahora Aiacos lo miraba de forma pícara con total atención a las palabras de su amigo.