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La llegada del Bebé por Shin Black

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Notas del capitulo: Diez años depués. Unas aclaraciones: Lyng no se quedó con Kenya por muchos motivos, pero entre ellos porque siempre alguien tiene que perder y muchas personas querían que Lyng estuviera con Shiraishi. Segundo, no puse a Momo con Ryoma por el motivo que me gusta Kaidoh x Ryoma XDDD y no puedo hacer algo que no siento ;_; gomen.
 

Capitulo XXIV: Final (Parte II: 10 años después)

 

 

 

 

El sol se ocultaba en el horizonte y las luces de neón de las calles se prendían mágicamente. La zona estaba semi desértica más solo las personas que trabajaban o volvían a su casa caminaban por allí. Cerca del lugar había una pequeña cancha de tenis callejera, era linda y acogedora y los tenistas solían practicar en aquellos lugares, hacer pequeños torneos con sus amigos y divertirse un rato.

Se escucha el dulce sonido del peloteo uno contra uno, el ruido de las zapatillas deslizándose de un lado al otro, y los puntos para partido que cualquiera podría descubrir cuando eran y cuando no.

 

Un muchacho de unos catorce años corría de un lado al otro, su cabello era corto y de color negro, y sus ojos violáceos se enfocaban directamente a su oponente, para intimidarlo. Su juego era semi perfecto, tenía unas fallas pero sólo se debía a la falta de aire que tenía en aquellos momentos, no porque le pasara siempre, aun así el partido iba a su favor. Tomó su raqueta con fuerza y dio tal golpe a la pelota que era imposible verla, parecía un rayo que golpeaba el asfalto y salía volando directamente al cielo. El muchacho de anteojos no la pudo agarrar a tiempo, por lo cual el otro chico ganó el partido.

Con una sonrisa victoriosa pero algo disconforme se acercó a su amigo de toda la vida y lo ayudó a pararse; el muchacho aceptó la ayuda y se levantó de un salto.

 

-¿Qué pasa Kunisuke? -preguntó Ken con sus ojos entrecerrados-. Este no eres tú en las canchas, tu cabeza está en cualquier lado.

 

-Mmm....-susurró algo molesto y cada uno volvió a su asiento a buscar sus cosas-. No sé que me pasa.

 

-¿Te peleaste con tus padres? -preguntó tratando de hallar un significado a la falta de potencia del chico, Kunisuke negó-. ¿Con tu hermano, acaso?

 

-No, no -susurró y miró las estrellas-. ¿Ken?

 

-¿Si? -volteó a ver a su amigo, quien se había ido de nuevo. El moreno sonrió y se colocó su gorra para luego acercarse al muchacho castaño y darle una palmadita en el hombro-. Te llegó la adolescencia.

 

-¿La adolescencia? -Preguntó Kunisuke y miró a su compañero con dudas, este sonrió de costado y le desacomodó el cabello-. ¡Oye!

 

-La adolescencia, amigo, la adolescencia -susurró y empezó a jugar con su raqueta-. Es cuando empiezas a fijarte en otras personas.

 

-¿En otras personas? -Susurró y luego miró de reojo a su amigo; con cierta simpatía y también burla le respondió-: ¿Cómo tú con Kami?

 

-¿Eh? -Ken miró al muchacho sorprendido y se ruborizó, aunque no se sabía bien si de enojo o de vergüenza-. ¡No digas eso!

 

-¿Cómo que no? -sonrió-. Entonces si fue por eso, a ti te llegó la adolescencia antes que a mi.

 

-Kami no tiene nada que ver con esto -dijo tratando de cortar el tema.

 

-Y pensar que hace unos años habría apostado que practicarías el incesto -dijo en burla, todos sabían la afiliación que tenía Ken por su pequeño hermano.

 

-¿El incesto? ¿Lo dices porque pateo el trasero de los tipos que se acercan a mi hermano? -susurró casi incomprendido, pestañando rápidamente.

 

-Bueno, si, siempre fueron muy unidos. Hikaru y yo no lo somos tanto, a decir verdad, de chicos éramos más como compañeros de equipo para torturar a "Marilyn".

 

-¿Marilyn? -Preguntó Ken-. ¿Hablas de aquel horrible bonsái de tu abuelo que sufrió un horrible fin a manos de tu perro?

 

-Em, si, ese -susurró y observó que ya era muy de noche-. Oye, ya es muy tarde, hay que irnos a casa.

 

-Tienes razón -susurró-. ¿Vienes a comer a mi casa?

 

-No sé, tendría que preguntarle a mamá -susurró y sacó su celular del bolsillo-. Voy a llamarlo.

 

-Ok, yo recogeré todo -susurró Ken, y empezó a guardar todo en su lugar.

 

Kunisuke se separó de Ken unos cuantos metros y prendió el celular. Sonrió al ver la foto que tenía de fondo de pantalla y se preguntaba ¿cuándo seré capaz de decirle que me gusta? Miró el cielo y suspiró, no podía pedirle consejo a Ken, primero porque tenía miedo de la reacción del muchacho de cabello negro y segundo, porque él y Kami no habían sido una pareja romántica por así decirlo. A decir verdad, no sabía como personas así, podían llegar a tener una relación tan duradera siendo Ken tan frío en ocasiones.

Empezó a marcar el número de su casa y aguardó hasta que alguien le contestara:

 

-Hola, habla con la casa de la familia Tezuka ¿quién habla? -preguntó una voz muy familiar.

 

-Mamá, soy yo, Kunisuke -dijo el chico.

 

-¡Ah, Kuni-chan! Estaba apunto de llamarte, ¿dónde diablos estás? ¡Tu padre esta casi infartado porque no volviste de la escuela! -le regañó Syusuke.

 

-Oh, lo siento mamá, es que Ken me invitó a jugar un partido y no pude decirle que no....-susurró mirando a Ken guardando todo-. Pero, ¿puedo ir a comer a casa de Ken?

 

-¿A casa de Ken? -Syusuke parece tapar el teléfono y murmurarle algo a Kunimitsu-. Ok, puedes ir.

 

-¡Gracias! Volveré temprano....oh, mejor aun, me quedaré a dormir a su casa y luego voy a la escuela mañana -dijo Kunisuke.

 

-De acuerdo, de acuerdo....salúdame a Seiichi.

 

-Si mamá, adiós -cuelga-. Ya está.

 

-Bueno, vamos -dijo mientras tomaba la mochila y ambos se dirigían a la casa de los Sanada.

 

Caminaron durante minutos hasta llegar a la notable casa de los Sanada. Ken sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta de entrada que era corrediza; en ese momento un perro grande y negro le saltó encima a Ken, era "Hegel", el perro de la familia, a quien Yuuki y Ken tanto adoraban pero estaba muy viejo, luego de lamer a los dos chicos se fue a acostarse en su colchón en el dojo. Pasaron por el dojo de kendo, que estaba delante de la casa y luego al fin llegaron. Abrió la puerta y dejó entrar a Kunisuke, éste observó la calidez del hogar y también lo que parecía ser las reglas de los Sanada talladas en una piedra puesta bellamente en la entrada. Sonrió de costado un poco asustado y luego de quitarse los zapatos caminaron hacia la cocina donde estaba Seiichi cocinando y Genichiro mirando la televisión.

 

-¡Mamá, papá! Ya llegué -anunció Ken mientras saludaba a sus padres-. Traje a Kunisuke.

 

-Ah, hola Kunisuke -dijo Seiichi dándose la vuelta, limpiándose las manos en el delantal-. ¿Cómo anda Syusuke?

 

-Bien, le envía saludos -dijo haciendo una reverencia.

 

-Oh, gracias, siéntate querido, estoy terminando de cocinar...-dijo mientras le colocaba un poco más de condimento a la salsa.

 

-Oh, gracias -se sienta y mira para los costados. Ken, quien estaba comiendo un poco de pan con manteca mientras esperaba la cena, nota esta acción y le dice:

 

-¿Qué buscas? -preguntó alzando la ceja.

 

-Em....nada....nada....-susurró y miró una foto-. ¿Tú hermano está arriba?

 

-Si, debe estar viendo de esas novelas brasileras.....-suspiró-. Oh de esos doramas.....ya sabes.

 

-Le gustan mucho esas cosas, pásame el pan -musitó Genichiro sin apartar su vista de la tele, su hijo le pasa la cesta de pan.

 

-¡Genichiro! No comas pan antes de la cena, sino te llenas y no la comes -regañó Seiichi, Genichiro no le quedó otra que dejar el pan.

 

-Si, amor.

 

En esos momentos se escuchan unos pasos y como se abre la puerta que separa el pasillo que da a los cuartos y la cocina. La cara mojada y ojos hinchados de Yuuki se ven cuando el muchacho sale de entre las penumbras hacia la luz. Llevaba puesto unos shorts azules hasta las rodillas y unas pantuflas de oso; arriba traía una playera manga larga color blanco.

Seiichi mira a su hijo y sonríe tiernamente, Genichiro suspira y Ken mira extrañado. Obviamente ésto era lo que pasaba usualmente cuando Yuuki miraba uno de esos doramas que eran tan tristes que conmovían al corazón.

 

 

-Ella lo dejó porque la amenazaban -susurró Yuuki y salió corriendo a abrazar a su mamá-. Lo dejó.

 

-Ya, ya amorcito, es una novela -dijo Seiichi acariciándole el cabello a su hijo menor, el cual era muy sensible.

 

-Es una novela Yuuki -dijo Ken, con la poca sensibilidad que lo caracteriza.

 

-¡Eres un insensible! -regañó Yuuki algo molesto-. El otro día veíamos una de esas novelas donde él se mata para darle el corazón que necesita ella para vivir, y Ken-chan decía: "Mátala, mátala a ella"

 

-¡Ken! -criticó Seiichi.

 

-¿Qué? La mujer esa me tenía cansado -suena el teléfono, Genichiro se levanta para atender el teléfono.

 

-Pero era una historia muy linda -se quita las lágrimas de los ojos y observa a Kunisuke-. Ah, Hola Kuni-san.

 

-Hola Yuuki -susurró.

 

-Ken, teléfono -dijo Genichiro volviendo a su lugar.

 

-¿Quién es? -preguntó el muchacho. Yuuki se sentó en la silla junto a su hermano.

 

-Tu novio....anda, atiende rápido que estoy esperando un llamado de Niou.

 

-Em, si -se levanta rápidamente y va corriendo al teléfono.

 

-Y dime Kunisuke ¿cómo va la escuela? -Preguntó sirviendo la comida en uno de los platos-. Geni-chan, ayúdame con ésto.

 

-Hai -suspiró Genichiro y se levanta para colocar los platos de comida en los respectivos lugares.

 

-Bien, todo va bien, gracias por preguntar -dijo algo incomodo, miró hacia abajo un tanto avergonzado.

 

-Me alegro...-Yukimura sirvió todos los platos de comida y se sentó a la mesa-. ¡Ken, la comida está servida!

 

-¡Ahora voy! -se escucha rápidamente.

 

A los pocos minutos ya se encontraban los cinco comiendo en la mesa tranquilamente.

 

 

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Habitación de Ken.

 

 

La habitación de Ken era muy parecida a la suya. Al costado de la puerta había una pequeña biblioteca regada de libros antiguos, manuales de estudios y demás; a Ken primordialmente le fascinaban las historias de la antigüedad. Al costado de dicha biblioteca había un guardarropas, y al lado una puerta que daba a un baño privado.

Por otra parte, la cama estaba en medio de la habitación, una ventana se encontraba en la parte izquierda del cuarto, justo en la pared frente a la puerta; un pequeño pero cómodo escritorio con una computadora última generación, y su mochila con raqueta al costado de la misma. Varios postres y fotos decoraban las paredes y el color de la pintura de la misma era un azul profundo. Ken le dijo a su amigo que se pusiera cómodo mientras él iba a bañarse y Kunimitsu aprovechó ese momento para observar una por una las fotografías familiares pegadas en la pared.

Había una en particular que llamaba su atención, en ella se encontraba él, Hikaru, Yuuki y Ken, una vez que fueron a Disney con sus padres cuando tenían ocho años; recordó que prácticamente habían ido todos los de "la manada" como se llamaban a los hijos de los regulares más unidos. Yuichi ese día se había intoxicado comiendo vaya a saber que cosa, por lo cual se tuvo que quedar en el hotel. Obviamente y por efecto domino, Masaki también cayó enfermo ese mismo día y de lo mismo, aunque más que nada suponen que debió ser porque no quería que su mellizo estuviera solo.

Kami y Kaname también habían asistido, pero ellos en ese momento de la foto se encontraban en la montaña rusa, volviendo locos a sus padres. Realmente había sido un día divertido.

En ese momento, y cuando estaba navegando por sus recuerdos, Ken salió de la ducha con unos pantalones de algodón gris, y no llevaba nada puesto arriba resaltando aquellos fuertes músculos que tenía mientras con sus manos y un toalla se secaba el cabello.

 

-¿Hm? ¿Qué estas mirando? -preguntó Ken, aunque era una pregunta estúpida ya que sabía muy bien que era lo que estaba mirando.

 

-Nada, sólo esta foto. Es linda -susurró.

 

-Ah, si -sonrió también-. ¡Que días aquellos!

 

-Cierto -susurró, su vista no se despegaba de la foto, en particular de "alguien" en ella.

 

-¿Estás bien? -preguntó con duda.

 

-Hm.

 

-¿Seguro? -volvió a preguntar haciendo que Kunisuke aparte su mirada para observar al muchacho de cabello negro.

 

-¿Puedo hacerte una pregunta? -Preguntó, Ken iba a responderle que ya la hizo, pero decidió no volver a lo mismo de siempre y afirmó con su cabeza-. ¿Estás enamorado de Kami?

 

-¿Eh? -se sorprendió por lo que le preguntó su amigo, y lo meditó unos segundos-. Si, lo estoy, pero ¿a qué viene eso?

 

-Creo que me pasa lo mismo -susurró. Ken sonrió más pronunciadamente y abrazó por los hombros a su amigo.

 

-¡En hora buena! -Respondió con alegría-. ¿Quién es? ¿Lo conozco o la conozco?

 

-Hmm.....ha-hai....-susurró observando nuevamente la foto. Ken pestañó un par de veces sin entender muy bien-. Si conoces a esa persona.

 

-¿Hm? ¿No quieres decirme quien es? -preguntó extrañado. Kunisuke hubiera querido que su amigo fuera más avispado, pues con su cabeza señalaba la foto diciéndole que allí estaba la respuesta, pero él no entendía.

 

-No es eso......es......pero...cambiemos de tema -dijo apartando las ideas en su cabeza-. Tu sabes si.....em....si....

 

-¿Si? -volvió a preguntar interrogantemente, mientras con curiosidad se acercaba a su amigo.

 

-Si....este.....Yuuki ¿tiene novio?

 

-¡TE GUSTA MI HERMANO!

 

-¡CLARO QUE NO! -gritó sonrojado.

 

-Y yo me chupo el dedo -dijo cruzando los brazos-. ¿Cómo te puede gustar mi hermano? Él es tan.....tan......

 

-¿Tan qué? -preguntó curioso.

 

-¡Tan él! Es decir, si, es bonito, es dulce, es amable, es tierno, te hace la comida, te cose la ropa....pero....digo...-no sabía que argumentar, realmente le molestaba un poco que Kunisuke se haya fijado en su hermano-. Es que....tú eres mi amigo, y él mi hermano.

 

-Lo sé -suspiró-. Creo que eso hizo que....no sé, supiera más de él, supongo.

 

-......

 

-¡No me mires así! No estoy cometiendo ningún delito -dijo al observar que Ken lo miraba con reproche-. Lo siento.

 

-No, está bien, debe ser.....raro... ¿no? Es lo mismo que yo me haya fijado en Hikaru.

 

-Aja....yo tampoco lo aceptaría muy bien si tú estuvieras con mi hermano, pero supongo que son cosas de la vida -susurró-. ¿Me ayudarías?

 

-¿A qué? -preguntó confundido.

 

-¿Acaso eres sordo o te haces? ¡A conquistar a tu hermano!

 

-.....mmm no sé.....-mira a Kunisuke que parece rogarle-. Ok, está bien Kuni-chan -dijo en broma esto último solo para alertar a Kunisuke, este suspiró y se tomaron las manos-. Cuñado.

 

-Cuñado.

 

 

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Seigaku.

 

 

Kunisuke venía caminando junto a su hermano, ambos se dirigían a su escuela Seishun Gakuen mejor conocida como Seigaku. Hikaru venía escuchando música en su mp5 tranquilamente, mientras que Kunisuke administraba su tiempo en una agenda electrónica que le había comprado su abuelo, Kunihara, hacía dos años para que tenga un registro de sus exámenes y actividades en la secundaria. Estuvo toda la noche anterior pensando en una forma de conquistar al dueño de su corazón, pero tenía la ligera intuición que sino le preguntaba a alguien que supiera del tema no avanzaría en lo absoluto.

Miró de reojo a su hermano el cual tarareaba una canción inentendible, seguramente de algún anime; sonrió y tocó el hombro del chico para avivarlo, este a pesar de que estaba en su mundo giró la cabeza para ver a su nii-san, el mismo le pidió que se quitara los articulares con una señal y el muchacho apagó el aparato y se quitó los audífonos de sus orejas.

 

 

-¿Pasa algo, niichan? -preguntó Hikaru, un tanto preocupado.

 

-Em, puedo.... ¿puedo hacerte una pregunta? -dijo Kunisuke, se veía incomodo e inquieto, y Hikaru lo puso notar porque parecería que le sudaban las manos.

 

-Em, si claro -dijo Hikaru prestando atención, no era muy común que Kunisuke le pidiera consejo.

 

-¿Cómo conquistarías tú a alguien? -susurró en voz baja, casi inaudible, pero Hikaru lo pudo captar.

 

-¿Conquistar a alguien? ¿Niichan, estás enamorado? -preguntó con picardía.

 

-¡Yo no dije eso! -musitó y dio vuelta la cara.

 

-¡Niichan está enamorado! ¡Que lindo! Y dime ¿quién es el afortunado o afortunada? -Preguntó, pero Kunisuke miró más hacia el otro lado tratando de evitar el comentario-. ¿Lo conozco? ¿Vive cerca de casa? -pero a pesar de que Hikaru preguntaba y preguntaba, Kunisuke no respondía-. ¡No puedo adivinar sino me dices nada, niichan!

 

-Es que estás inventando cosas, Hikaru. ¿Quién dijo que era yo el enamorado? -musitó, se podía ver un ligero rubor que ocultaba muy bien tras las gafas.

 

-Te conozco mucho Kuni-niichan, sé muy bien cuando estás enamorado, y ese rubor lo dice -dijo señalando las mejillas del chico-. ¡Anda! Dime, ¿lo conozco?

 

-Hmmm....

 

-¿Eso es un si? -susurró tratando de adivinar. Kunisuke suspiró y afirmó-. ¿Es Yuichi?

 

-¡No! ¿Ese chico amante de los gatos que se cree uno? ¡Claro que no! -dijo negando con algo de repulsión, a pesar de que se llevaba bastante bien con Yuichi Oishi, pero definitivamente no eran compatibles.

 

-¿Es Masaki? -preguntó Hikaru mientras colocaba su dedo índice en su mejilla, en forma pensante. Kunisuke negó con la cabeza-. ¿Acaso es Ken-chan? ¡El está de novio, niichan! No es para ti, además su mirada da miedo.

 

-No, no es Ken -suspiró-. Tampoco es Kami ni Kaname -se adelantó, ya que conocía bien a su hermano.

 

-Hm, dudo que sea Yuuki ¿o si? -Susurró, pero no hubo respuesta así que volteó a ver a su hermano-. ¿Es Yuuki?

 

-Hmm...-de nuevo bajó la mirada algo apenado.

 

-Pe-pero....Yuuki es.....tan....tan...-Hikaru se quedó realmente sorprendido, nunca hubiera imaginado que su mejor amigo y su hermano pudieran estar juntos.

 

-¿Acaso tomaste clases con Ken? Él me dijo lo mismo: "Yuuki es....tan...tan..." -dijo imitando a Ken.

 

-Es que Yuuki y tú son, son diferentes.....-susurró Hikaru-. Bueno, Yuuki es romántico pero.....-en eso suena el timbre del colegio, lo que indicaba que debían ingresar-. ¡AAAH! Es hora de ingresar.

Notas finales:

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