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Wait for the silence. por Fancy cat

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Esperando por el silencio

 

 

Capítulo 3. Shuichi.

 

 

 

Shuichi rodó fuera de la cama, revolviéndose el cabello y parpadeando. Lo hizo muy despacio, ya que Yuki estaba aún durmiendo.

 

 

Estúpido trabajo. ¿Por qué tengo que levantarme tan temprano?

 

 

Lanzó sus pantalones y su camiseta al cesto de la ropa sucia y se cambió rápidamente. Entró al salón, justo cuando el teléfono empezaba a sonar.

 

 

¡No! ¡Si despiertan a Yuki estoy muerto! ¡Ha estado trabajando durante toda la noche para cumplir el plazo de entrega!

 

 

- ¿Diga? – dijo, volando hasta el teléfono.

 

 

 - Shuichi-san, me alegro de que esté despierto.

 

- Hey, Tohma-san, ¿por qué me llama tan temprano? –preguntó, extrañado.

 

- Ha habido una emergencia; quiero que vengas para acá ahora mismo.

 

 

Algo no me huele bien. ¿Por qué estará Tohma tan disgustado?

 

 

- ¿Qué ha pasado?

 

- Ahora no. K ha ido a recoger a Hiro, estaremos en su apartamento en unos minutos.

 

- Oh, ¿por qué tanta prisa? ¡Dígame qué ha pasado, Tohma-san!

 

- Lo sabrá cuando lleguemos.- La línea se cortó.

 

 

Mierda. Algo grande ha tenido que pasar si quiere esperar a que estemos todos juntos para explicárnoslo. . . Mejor será que le deje una nota a Yuki.

 

 

Cogió un pedazo de papel y un bolígrafo, y precipitadamente la escribió. Bajó las escaleras y se encaminó al aparcamiento.

 

 

Estúpido trabajo, estúpida vida. . . ¿Por qué estaría tan disgustado. . .?

 

 

Unos minutos después apareció el coche.

 

-Sube, Shuichi- dijo K; parecía pálido y preocupado. Hiro abrió la puerta y el muchacho se sentó a su lado, en el asiento trasero.

 

- ¿Podría alguien explicarme qué diablos pasa?

 

- No hagas preguntas y espera a que Tohma diga lo que tiene que decir - K lo miró a través del retrovisor. Hiro le echó un vistazo a Shuichi, quien se encogió de hombros; se reclinó sobre el asiento, con un montón de preguntas danzando en su mente.

 

 

Tohma estaba en su oficina. Iba vestido de negro riguroso, al igual que Noriko. También Fujisaki estaba presente. Se movió hacia su primo, como indicándole que hablara; sus ojos, sin embargo, tenían la misma expresión que la de ellos: había algo que los entristecía.

 

 

Hey, aquí falta alguien.

 

 

- Uhm, ¿dónde está Sakuma-san? – al oír su pregunta pareció como si Noriko intentara contener las lágrimas, y Tohma inhaló aire profundamente.

 

- Por eso os he hecho venir. Deberíais sentaros.- Hiro fue el primero en obedecer y se sentó en una silla. Fujisaki se colocó a su lado, seguido por Noriko, quien intentaba controlarse. K se apoyó contra la pared. Tohma se sentó detrás de su escritorio, apoyando la cabeza en las manos. -Shuichi, por favor, tome asiento.

 

-¡No hasta que diga qué está pasando! -El rubio cerró con fuerza los ojos. Sus siguientes palabras dejaron de piedra a Shuichi.

 

 

- Ryuichi Sakuma está muerto.

 

 

Shuichi se desmayó.

 

 

Hiro permaneció en su asiento, demasiado atónito como para poder reaccionar.

 

 

Fujisaki dirigió una mirada aterrada al rostro de su primo.

 

 

Noriko sollozó.

 

 

K enterró su rostro entre sus manos.

 

 

Tohma intentó controlar su voz.

 

 

- Hiro-san, ¿podría despertar a Shuichi-san? - El pelirrojo, sin decir una palabra, se acercó al muchacho y lo abofeteó suavemente unas cuantas veces. Lentamente, Shuichi volvió en si y empezó a llorar. No era el mismo llanto, tan habitual en él, de cuando estaba embargado por alguna emoción: eran auténticas lágrimas de dolor, difíciles de ver en su rostro.

 

 

- ¿Ryuichi está muerto? - preguntó, intentando comprender.

 

 

- Sí.

 

 

- ¿Cómo. . .? Él es mi dios…¡ Los dioses no mueren!

 

 

De repente Tohma se levantó y miró hacia fuera, a través del amplio ventanal de su despacho. 

 

-Él era tan mortal como tú, Shuichi. Era humano, y por tanto podía morir. –

 

 

-É-él, ¿Cómo...? cómo. .. -Era incapaz de pronunciar la palabra morir. – murmuró, acurrucándose contra el cuerpo de Hiro.

 

 

Tohma se dio la vuelta, clavando en el muchacho sus grandes ojos verdes.

 

- Se suicidó.

 

 

Tras oír aquello, demasiado afectada por la situación, Noriko terminó por desmayarse también.

 

 

K la llevó hasta el sofá y la tumbó. Hiro envolvió a Shuichi en un abrazo, intentando controlarlo, y el chico comenzó a gritar.

- ¡No! ¡Es una locura, Tohma! ¡Es una verdadera locura! ¡Ryuichi no haría eso! ¡No lo haría! ¡NO LO HARÍA!

 

 

- Cállate Shuichi… Por favor, cállate-  dijo Hiro pausadamente.

 

 

- ¿Dónde y cómo sucedió, Seguchi-san? - Fujisaki habló con serenidad, con mucha serenidad.

 

- Después de ir a su apartamento la otra noche, vi que estaba deprimido. Encontré un cuaderno lleno de dibujos inquietantes, y Kumagoro estaba abandonado en un rincón.

 

 

- ¿Qué quieres decir con que Kumagoro estaba abandonado?- K se echó hacia delante.- Se llevaba ese conejo a todas partes. Incluso una vez dijo que moriría junto a Kumagoro.

 

 

 

Tohma abrió un cajón del escritorio.

 

- Lo encontré en el apartamento. Ryuichi saltó desde la ventana de su séptimo piso.- Sentó al conejo rosa sobre la mesa. De alguna manera, aquello era lo único que necesitaban para probar que Ryuichi Sakuma estaba muerto.

 


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