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La Historia De Kurasa (12-15años) por KurasaYohashi

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Notas del fanfic:

El contenido es muy Fuerte a nivel Sexual No es recomendable que un menor de edad lo Vea

"la verdad a mi me da ="

Si quieren que el contenido sexual sea mayor o la drama sea mayor, escriban, me gusta saber lo que piensan, no es obligatorio, obvio que me escriban, pero es algo que me encantaría que hicieran... De todo Corazón espero que les guste, este es mi primer fan fic

Notas del capitulo: Cada Capitulo Tienes Sexo...Pero La trama es muy bonita y madura
1Primeras experiencias de la adolescencia.  

Estar sentado solo y aburrido sobre la mesa de su casa no es para nada atractivo, esperando que su madre llegara para entretenerlo con sus chistes eróticos.

Solo tenía doce años cuando tuvo su primer encuentro con otro cuerpo, pero nada del otro mundo, solo besos con su niñera de veinte años, quien se enfermó mentalmente al ver al chico desnudo después de bañarse.

La chica pensaba a cada rato en Kurasa, el pequeño e inocente chico que apenas conocía las ventajas de su cuerpo.

Una tarde, la niñera entró a la habitación de Kurasa quien apenas se quitaba la bata de baño para vestirse, el chico no se había dado cuenta que su niñera estaba adentro, ya que estaba de espaldas a la puerta. El chiquillo tenía una sensación extraña en su cuerpo, su madre le había contado un chiste que le gustó mucho, pero era muy fuerte para él que se acariciaba los brazos incomodo de sí mismo.

“Dos hombres estaban en una habitación solos, uno era mas pequeño que el otro, el mas musculoso y alto se burlaba del mas pequeño porque estaba seguro que su “aparato” era mucho mas pequeño… después de un instante el chico musculoso le quitó la toalla al mas pequeño y tubo como sorpresa que el “aparato” era mas grande que el suyo…”

Kurasa se imaginaba a los chicos desnudos y su mente se transformaba, quería sentir que cualquiera de los chicos de la habitación le tocara el hombro, esa fue su primera fantasía inocente.

La niñera pasó a la habitación y tomó al chiquillo por el hombro y lo volteó, pero Kurasa se apenó y tomó la bata y se tapó la parte delantera de su cuerpo.

- Calma -. Dijo Kary (la niñera) – Solo te daré un beso como el del otro día ¿Recuerdas?

Kurasa se limitó a responder con una seña positiva en su cara llena de incomodidad y bochorno, sus grises ojos intentaban quitarle la mirada a la chica quien se acercaba para tocar los labios del chico con los suyos. La chica lo beso y apartó la bata con su mano para tocarlo donde mas quería. Kurasa sintió su mano tocarlo, pero aunque la extraña sensación le gustaba, prefirió apartarla.

- ¡Suélteme! -. Rogó débilmente Kurasa quien empujaba a la chica, pero ella era más fuerte y no lo soltaba. Su mano estaba apretando su miembro, mientras el chiquillo intentaba soltarse con más fuerza.

La puerta de la habitación se abrió y la madre de Kurasa apareció con su cara llena de horror.

- ¡Suéltelo! -. Gritó la señora antes de tomarla por el cabello y darle una gran bofetada - ¡si no se va ahora, llamaré a la policía! -. Kary se levantó y corrió fuera de su casa con su mirada desafiante, llena de lágrimas, mientras que la señora abrasó a su hijo, asegurándose de que estaba bien.

- Estoy bien, gracias por llegar a tiempo -. Dijo Kurasa después de soltar a su madre quien salió de la habitación para dejar vestirse.

El chico era delgado y blanco, su cabello era gris verdoso que combinaba con sus ojos, no era muy alto, pero tampoco muy bajo.

Ese día fue incómodo para Kurasa quien comía la con muy callado, aunque de repente recordó el chiste de su madre y le hizo una pregunta:

- ¿Qué pasó con el chico musculoso, que hicieron después?

- ¿Qué? Oh, el chiste… bueno…. Cada uno se vistió y se fue a su casa -. Respondió la señora Sonavi.

- Y ¿Qué es mejor, un “aparato” grande o pequeño? -. Preguntó otra vez haciendo que su madre se atragantara.

- Mmm… Cuando seas mayor lo entenderás -. Terminó la señora Sonavi al levantarse de la mesa y dirigirse a la cocina.

Los días pasaron y poco a poco se fue “olvidando” lo que había pasado con la niñera, Kurasa y su madre salían al parque y asían compras en la ciudad pera distraerse más y tratar de olvidar la muerte del padre del chico, que había cumplido casi once años de muerto.

Un día Kurasa estaba con un amigo casi un par de años mayor, jugando cerca de la casa, donde estaba un viejo depósito de chatarra, jugaban que competían en autos de carrera, pero el amigo de Kurasa se había aburrido a diferencia de él.

- Vamos para el escondite ¿sí? -. Propuso Kybha a su amigo.

- Está bien, vamos -. Respondió Kurasa sin tener otra opción aparente, ambos caminaban hacia montañas de autos oxidados y destrozados, pero la primera montaña cubría a un gran camión, excepto por la parte delantera que estaba casi intacta. Los chicos se agacharon y se metieron por un hueco que estaba debajo del camión. Cuando entraron, se encontraban en la parte trasera del vehículo inservible.

- Lo acomodé mejor, le pedí algunas cosas a mi abuelo que para él no servían y las puse acá, también compré bombillas para alumbrar la guarida.

- ¡Es perfecto, está mucho mejor que la última vez! -. Alabó Kurasa con al ver al presentable lugar.

- ¿Qué harás mañana para tu cumpleaños? -. Preguntó Kybha

- Nada, lo voy a celebrar otro día, quizás juegue todo el día y después… comeremos pastel -. Respondió Kurasa cuando se sentó entre un montón de paja cubierta por mantas gruesas.

- Entonces venimos a la guarida y jugamos aquí un rato -. Dijo Kybha

- Está bien, me pasarás buscando, vamos, me tengo que ir, ya anochece -. Respondió Kurasa mientras levantaba un pedazo de metal en el piso, para salir del escondite.

Kurasa llegó a su casa, cenó, se bañó y fue a dormir, emocionado por cumplir trece años.

Al día siguiente, el chico se levantó tarde con una gran sonrisa en su cara, se sentó un rato en su cama y cuando bajó se encontró con un cubo envuelto por papel de regalo. El chico tomó el regalo con cuidado y leyó la etiqueta: “feliz cumple, hijo, espero que te guste, con mucho cariño, tu madre” Después de una sonrisa en su cara destapó con sumo cuidado el regalo y se encontró con un videojuego que apenas había llegado ese año.

- ¡Wow! -. Exclamó el chico con su cara llena de emoción – Claro que me gusta, mamá, me encanta -. Susurró el chico quien revisaba el regalo desde todos los ángulos.

La señora Sonavi estaba asomada en la puerta y escuchó a su hijo agradecer el regalo y una lágrima cayó pos sus delicadas mejillas.

Pasaron las horas y Sonavi había felicitado a su hijo personalmente y le preparó la comida que más le gustaba al chico (Arroz con carne y papas fritas, acompañados con jugo me mora).

- Gracias mamá esta comida se ve deliciosa -. Dijo Kurasa quien había empezado a comer velozmente.

- Te lo mereces, ya te había dicho que tengo que trabajar hijo, espero me disculpe, de todas maneras, el fin de semana todo lo haremos mejor -. Afirmó Sonavi dándole un beso en la frente a su hijo.

- Está bien, estoy conciente de que tienes que trabajar por nuestro bien, aunque estemos de vacaciones -. Respondió amablemente el chico.

Cuando Kurasa se estaba cepillando los dientes, su madre se estaba vistiendo apresuradamente para hacer sus deberes.

- Nos vemos hijo, llegaré tarde… ¡Oh! Kybha está aquí, espero que salgan a divertirse, pero con cuidado -. Indicó Sonavi al abrir la puerta -. Pasa, hijo, Kura ya sale.

- Está bien señora Sonavi -. Dijo Kybha mientras le enseñaba un objeto plano, envuelto por papel de regalo azul, unicolor.

Sonavi cerró la puerta al mismo tiempo que Kurasa abrió la del baño y bajó por una escalera que pasaba hacia la sala.

- Feliz cumple, ten -. Dijo Kybha, mientras se acercaba para saludarlo y darle el regalo.

- Gracias ¿Qué es? -. Preguntó Kurasa mientras destapaba el regalo cuidadosamente.

El chico se sorprendió al ver que se trataba de un CD para jugar en su nuevo videojuego.

- Carreras de auto ¡Gracias! -. Kurasa abrazó a su amigo dándole unas palmadas en la espalda antes de llevar el juego a la habitación.

- ¿No lo vas a jugar? -. Preguntó Kybha

- Si, pero cuando regresemos, quedamos en ir a la guarida -. Respondió Kurasa.

- Cierto -. Dijo Kybha mientras sonrojaba un poco.

Los chicos caminaron hacia el depósito de chatarra, cuando llegaron, Kurasa entró y quedó sorprendido al ver que el escondite estaba mucho más bonito que el día anterior (Había una alfombra azul, muy grande en el piso, había mesas desarmables de madera pequeñas; el mueble de paja, ahora era una cama de paja, mas delicada y cómoda y las paredes de metal estaban mucho mas limpias)

- ¿Te gusta? -. Preguntó Kybha satisfecho por la expresión de su amigo.

- ¡Esto parece una casa, es mas que perfecto! -. Exclamó muy sorprendido Kurasa al ver todo el lugar - ¿Como trajiste todo, de donde?

- Mi abuelo pensó que se lo iba a regalar a la caridad, pero todo lo traje acá, estuve trabajando en una mejor manera de entrar, un hoyo mas grande, donde pude traer todo lo grande, como el televisor recargable -. Afirmó el chico señalando un televisor que reposaba sobre bajo una mesa.

- Y ¿Dónde está el nuevo hoyo? -. Preguntó Kurasa

- Acá -. Respondió Kybha apartando un mantel rojo con un tigre pintado, dejando ver la parte de atrás del camión, donde estaba un pedazo cuadrado de hierro que guindaba de gruesos clavos -. Podemos rodarlo y ya, eso fue en lo que trabajé en secreto desde que encontramos el camión -. Terminó Kybha cuando rodó el pedazo de metal dejando ver unas cajas de sodas vacía que daba suficiente altura para poder bajar y subir.

- Es fabuloso, pero debemos tapar el otro hoyo, en mi casa hay una pistola de clavos y pegamento de madera -. Dijo Kurasa

- Pues es genial, ahora ayúdame a poner el televisor sobre la mesa para verlo, dura cuatro hora ascendido y cuando se acabe la batería, se la quitó, la llevo a mi cada y la cargo en la noche.

- ¿Ese fue el televisor que te regaló tu madre? -. Preguntó Kurasa

- Si, el que trae para ver películas sin un DVD además -. Respondió Kybha mientras ponía el televisor en la pequeña mesa de madera con su amigo -. Bien, veamos la tele.

Dicho y hecho, juntos se sentaron en la cama de paja y pusieron una película de acción.

Kurasa estaba contento, se recostó un poco y miró la espalda de su amigo, la franela de rallas blancas y azules estaba un poco manchada de sangre lo cual le asombró a Kurasa, pero decidió no decir nada.

Kybha estaba sonrojado, quería decirle algo a su amigo, pero no se sentía capaz de hablar, hasta que tomó fuerza después de casi una hora y habló:

- ¿Kura?

- Dime -. Respondió el chico cuando se reincorporó para hablar mejor.

- ¿Tu…? -. No le salía la palabra

- ¿Yo…? -. Dijo burlón Kurasa.

- ¿Tu te masturbas? -. Preguntó al fin Kybha quien miró con sus azules ojos a su amigo.

- Yo… ¿Por qué preguntas eso? -. Kurasa también se sonrojó y le quitó la mirada a su amigo mirándole el cabello de color azabache.

- Yo si, tenía que decírtelo ¿tú lo haces? -. Kybha se sentía un poco más cómodo, pero no lo suficiente como para estar casi paralizado.

- A veces -. Logró decir Kurasa.

- ¿En que piensas?

- En los chistes de mi madre y… ¿tu?

- ¿Yo? Yo pienso en… yo…yo pienso en ti -. Kybha levantó su mano y la puso cuidadosamente en la cara de su amigo. Kurasa estaba sonrojado y no reaccionaba a la acción que había hecho su amigo.

- ¿Te puedo besar? -. Preguntó Kybha lleno de vergüenza.

- Tu…em…s…-. Kybha no esperó la respuesta y besó por primera vez a un hombre al igual que su amigo, la reacción fue inmediata, ambos se acercaron mas si se besaron por un largo rato, hasta que escucharon a unos perros corriendo y ladrando por el depósito, causándole susto a ambos y se separaron rápidamente y se levantaron incómodos a ver a los perros.

- No es nada. Te tengo una buena noticia, mi madre está en América y me dijo que cuando sea mayor, me puedo ir a vivir para allá, ella tiene un buen trabajo, hasta le dio dinero a mi abuelo para que comprara en deposito abandonado, porque yo se lo pedí, así que no hay problema en que nos destruyan nuestra guarida -. Dijo Kybha quien se paró frente a su amigo y lo tomó por la cintura – me gustas… mucho, hoy también es un buen día para mi por el beso que me diste.

- No se que decir -. Afirmó Kurasa cuando dirigió su mirada hacia la alfombra.

- Me gusta tu personalidad, aparentas más de tu edad y eso me gusta mucho -. Confesó Kybha cuando levantó la mano izquierda hacia la cara de Kurasa.

- Me siento un poco incómodo -. Dijo Kurasa con la voz un poco quebrada.

- ¿Por qué, si tu y yo tenemos mucho confianza?

- No quiero que pase algo malo entre nosotros, mi madre dice que el hombre únicamente debe estar con las mujeres, Kybha

- Porque ella quiere tener nietos y todas esas cosas que dos hombres no pueden dar, pero tú no puedes ser padre todavía, aprovecha tu infancia conmigo. Dime una cosa, ¿te gustó el beso?

- Si, pero no creo que sea correcto, Kybha

- ¿Te gusta masturbarte? -. Kybha se había acercado mucho más hacia Kurasa hasta que sus cuerpos se recostaban mutuamente

- Si, creo pero…

- ¿No te gustaría que yo te masturbara? -. Preguntó Kybha agitado por la excitación, una emoción muy grande corría por sus venas al tener a Kurasa tan ceca de él.

Kurasa no se resistió y con sus manos dentro de su pantalón besó a Kybha como en unos minutos atrás. Kybha bajó su mano y la puso sobre el miembro de su amigo quien lo siguió besando y le puso también la mano un bulto que tenía en el pantalón.

- ¿Te puedo abrir el cierre? -. Preguntó Kybha, otra vez con la iniciativa.

- Hoy no, solo hasta aquí -. Respondió Kurasa.

- Está bien… por ahora -. Dijo Kybha con una cariñosa sonrisa, antes de tomar otra vez a Kurasa por la cintura y lo apretó hacinado presión con la suya. Los chicos duraron casi una hora besándose, sentían el desgaste de sus labios, pero aun así seguían besándose suave, pero apasionadamente.

Cuando eran ya, las cinco de la tarde, los chicos estaban en la cama de paja, Kybha estaba en los brazos de Kurasa. Ambos terminaban de ver la película.

Ya el largometraje había terminado y los chicos decidieron salir del escondite, Kybha le dio unas vueltas a las bombillas para que se apagaran, le quitó la batería al televisor y juntos estrenaron la nueva salida, juntos. Kurasa salió primero, bajó rápido y se arrodilló para salir del camión sin golpearse la cabeza, después Kybha lo siguió, después de haber deslizado con mucho cuidado.

Unos susurros se escucharon a los alrededores de la gran montaña de chatarra, parecía un hombre juvenil quien reía con muy bajo volumen.

- ¡Silencio Kybha! -. Ordenó susurrando, Kurasa para que los intrusos no lo escucharan.

- ¿Qué pasa? -. Preguntó el chico que todavía no escuchaba nada.

- No estamos solos, pensé que los ladrones venían en la noche no a las cinco y media de la tarde -. Respondió Kurasa al mirar a su reloj.

Ambos escucharon una risa de una chica seguido de más susurros del chico.

- Vamos a la última montaña, hay un auto con vidrios oscuros, perfecto para nosotros, aunque prefiero al aire libre -. Dijo la voz masculina.

- La última montaña de chatarra es la mejor, nadie nos va a ver, tenía años que no venía a este lugar -. Dijo la voz femenina.

- ¡Son Hitara y Yohashi! -. Susurro Kybha mientras ponía su teléfono en silencio

- Vamos a seguirlos -. Propuso Kurasa quien se asomaba para ver por donde estaban el par de intrusos.

Kybha se puso al lado de su amigo, juntos alargaron el cuello y pudieron ver dos pares de zapatas que se alejaban y se ocultaban entre las montañas de chatarra.

- ¡Apresúrate, corre con cuidado! -. Dijo Kurasa quien ya había salido del camión y empezó a trotar con mucho cuidado.

- Está bien, vamos -. Los chicos corrieron hacia una de las tantas montañas y volvieron a ver a los otros chicos caminar y ocultarse entre otro montículo de chatarras.

- Pon el video en tu teléfono -. Ordenó Kurasa a Kybha con la voz un poco más alta.

- Baja la voz -. Susurró Kybha mientras encendía la cámara.

- Ya casi llegamos lindura -. Dijo Yohashi con su voz masculina un poco más alta de lo normal.

- Esto va a ser grandioso, hacia donde van, es un buen lugar donde podremos ver todo y ser desapercibidos -. Dijo Kybha emocionado – ¿Recuerdas la vez que pelearon los perros y pudimos ver desde cerca?

Kurasa asistió con la mirada mientras caminaban con mucho cuidado hasta que por fin llegaron al último montículo. El cielo estaba más oscuro, pero después de la cerca que dividía al depósito de chatarra con un parque abandonado, había un farol que alumbraba el lugar, facilitándole la tarea a Kybha de grabar.

- ¡Quítate la ropa, no aguanto! -. Exclamo Hitara quien se había agachado para bajarle el pantalón a Yohashi.

Kurasa y Kybha estaban viéndolo todo claramente, Yohashi ya estaba desnudo mientras que la chica de dieciséis años hacía lo mismo.

Hitara se volvió a agachar frente a su pareja y le dio acto oral mientras que el chico, un año mayor que ella, le tomaba la cabeza a la chica y hacía ruido con la boca.

Al cabo de un rato, Hitara se acostó en el suelo y Yohashi se puso sobre ella para seguir teniendo relaciones después de haberse puesto un preservativo. Hitara también hacía grandes ruidos con la boca, mientras se mordía la mano.

- Es más grande que antes -. Dijo la chica con dificultad.

- Así podrás disfrutar más de mí, Hitara -. Dijo el chico mientras se movía hacia delante y hacia atrás.

- Por detrás -. Dijo la chica mientras se arrodillaba. Su largo cabello negro le cubría la cara y se arrastraba en el piso, mientras la clara piel de Yohashi estaba siendo alumbrada por el farol haciendo una extraña sombra en el suelo, el chico tenía grandes glúteos, al igual que la chica quien dejaba que le apretara los grandes senos.

Después, los chicos en pleno coito se acostaron para que mutuamente hicieran la posición del sesenta y nueve. Kurasa no paraba de mirarlos, apenas pestañaba, algunos pensamientos invadían su mente, quería unirse al coito, pero la timidez y el miedo no lo dejaban.

- ¡Oh me voy a correr! -. Gritó Yohashi quien se arrodilló y se masturbaba sobre la cara de su compañera, su miembro estaba rojo; la chica lo lamía hasta que el chico no aguantó más y dejo caer la sustancia blanca sobre su cara.

Justo en ese momento Kybha dejó de firmar con su teléfono y lo guardo, esperando salir corriendo cuando los chicos se vistieran.

Después de cinco minutos, ya era de noche y la pareja estaba desnuda, ambos sentados sobre el suelo arenoso, uno al lado del otro.

- Fue increíble -. Recitó la chica con un suspiro - ¿Que se siente traicionar a tu novia conmigo después de un par de años?

- Normal, ya la he traicionado con otras personas, no eres la única con quien pongo los cuernos -. Dijo Yohashi quien jugaba con su miembro aun erecto.

- Ah ¿si? ¿Con quién? -. Preguntó Hitara cuando buscaba su ropa interior para ponérsela

- No seas tonta, no te lo diré, después de algunos años con poca comunicación entre nosotros, no esperaras mucha confianza de parte mía.

- Podemos venir cuando quieras a pasar un buen rato como hoy -. Dijo Hitara después de simular haber ignorado lo que el chico dijo.

- Si lo volvemos a hacer, lo haremos cuando uno de nosotros estemos solos en casa, porque esta propiedad la va a comprar el abuelo de Kybha -. Dijo Yohashi mientras se ponía la ropa interior hasta los muslos, por la flojera de levantarse.

- Podría ser -. Hubo un rato de silencio en el que la pareja se miraron y luego Hitara siguió hablando – Te ha crecido tu… cosito -. La última palabra la dijo fingiendo una voz de niñita

- ¿Te gusta así? -. La cara de Yohashi miraba picadamente a Hitara con sus ojos grises como los de Kurasa, esta vez, se estaba arrodillando para subirse la ropa interior, con dificultad por sus glúteos y su miembro erecto.

- Mucho -. Dijo Hitara con la voz graciosa

- Bien vistámonos, se hará tarde y quizás cierren el portón de la entrada o puede haber personas y nos verán saliendo de este lugar -. Dijo Yohashi cuando por fin se levantó y se puso la ropa con mas prisa, al igual que Hitara.

- Vamos, antes de que nos vean -. Dijo Kybha cuando aló a su amigo por la mano y se fueron trotando con cuidado hasta la entrada.

- Vamos a sentarnos en la plaza, así lo veremos y no sabrán que también venimos del depósito -. Propuso Kurasa cuando miró su casa, adyacente al depósito y la casa de su amigo al cruzar la calle frente al lugar donde acababan de salir.

Los chicos caminaron naturalmente hacia la derecha y después de una manzana volvieron a cruzar hacia la derecha donde estaba una plaza con unos niños jugando pelota con un perro.

- En cualquier momento vienen -. Dijo Kurasa cuando ya estaba sentado en un banco de hierro.

- Yohashi me ha dejado atónito, el es tan buena persona que nunca pensarías que es así de malo con sus novias -. Dijo Kybha mientras recordaba la conversación pos-sexual.

- Siempre pensé que tenía buen cuerpo y su “cosito” se marcaba en sus pantalones, pero no pensé que era tan… -. Kurasa no quiso terminar la frase, así que hizo algunos gestos con la mano.

- Entiendo… ¡El video juego es de lo mejor, dentro de un rato vamos de nuevo y jugamos, porque todavía no entiendo como se entra! -. Dijo Kybha al ver que Yohashi caminaba hacia ellos junto a la chica.

- Nos vemos Yoha -. Dijo Hitara cuando miró con superioridad a los chicos (Yoha es como le dicen a Yohashi sus amigos).

- Hola chicos ¿Qué hacen? -. Dijo Yohashi con una gentil sonrisa.

- Estamos aburridos, en unos minutos vamos a casa de Kurasa a jugar con su videojuego, esta muy bueno.

- Ah ¿si? Quizás después valla a jugarlo con ustedes -. Dijo Yohashi cuando se sentó al lado derecho de Kurasa.

- Y ¿que hacías tú? -. Preguntó Kurasa un poco molesto ya que su amigo no le había dicho nada sobre su cumpleaños.

- ¿Yo? -. Preguntó Yohashi un poco agitado.

- Si, te estoy mirando a ti, amigo -. Dijo Kurasa fingiendo una sonrisa sobre actuada.

- Yo estaba caminado por hay… -. Yohashi colocó su brazo izquierdo sobre el hombro de Kurasa y puso una voz mas delicada y amable – Pero no te creas, no soy tan mal amigo como para olvidarme de tu cumple. Se que hoy tienes trece años y por eso te quiero regalar esto -. La cara de Yohashi estaba muy cerca del cumpleañero, pero se alejó un poco para sacarse una pequeña caja negra del pantalón – sabes que te aprecio mucho y este día sería inolvidable, hace unas horas toque la puerta de tu casa con Hitara y no estabas. Permíteme abrirlo -. Agregó el chico mientras abría la pequeña cajita con cuidado. Era una delgada pulsera de plata con un pequeño dije con las letras  “K. K.”

- Kurasa Kenishi -. Susurró Kurasa con una sonrisa dibujada en su rostro.

- Si -. Dijo Yohashi con la voz aun más dulce.

- Gracias -. Dijo Kurasa con una sonrisa notablemente emocionada pero calmada.

- ¿Te lo pongo? -. Se ofreció Yohashi.

- Por favor -. Respondió Kurasa.

Yohashi tomó la prenda de la cajita y se la puso con facilidad a su amigo que no paraba de mirarlo.

Cuando terminó de ponérsela, la mano de Kurasa calló sobre la pierna de Yohashi quien puso su tibia mano sobre la suya y así quedaron por un largo rato mientras se miraban.

- ¡Te queda muy bien!-. Dijo Kybha que se encontraba entre molesto e incomodo por aquella bochornosa escena.

En ese momento Kurasa y Yohashi despertaron del éxtasis y quitaron las manos de donde estaban.

- ¡Oh ya me tengo que ir! espero que la paces muy bien Kura -. Yohashi antes de levantarse se acercó al oído del cumpleañero y le susurro: - Luego hablamos de algo.

- Adiós Yoha -. Dijo Kybha amigablemente cuando el muchacho se levantó y caminó con su ropa un poco sucia.

- ¿Que te dijo? -. Preguntó Kybha un poco molesto

- No entendí -. Mintió Kurasa - Hoy ha sido el día mas extraño de mi vida -. Dijo Kurasa con una sonrisa silenciosa.

- ¿A que te refieres? -. Preguntó Kybha mientras se levantaba del asiento para estirarse.

- Pues no creo que haga falta decírtelo, Kybha -. Dijo Kurasa un poco mas serio.

- Vamos a probar el videojuego, no valla a ser que Yohashi valla a tu casa y no lo sepas jugar -. Propuso Kybha esperando que su amigo se levantara

- Esta bien, vamos -. Respondió Kurasa al mismo tiempo que se levantó sin quitarle la mirada a la pulsera.

Cuando habían llegado a la casa de kurasa, las luces estaban apagadas, entonces el chico decidió encenderlas mientras que Kybha cerraba la puerta principal.

Después de menos de quince minutos los chicos ya habían instalado la consola al televisor y empezaron a adivinar como jugar.

Kurasa ganaba y perdía las mismas veces que su amigo quien decidió hacer la ultima jugada para desempatar, ya que era casi media noche y se tenía que ir.

El juego estuvo reñido, pero Kybha ganó, con mucha emoción se levantó de la cama empezó a admirarse a si mismo, pero después de un instante se calmó y se dirigió hacia la puerta.

- Como gané me debes algo -. Dijo Kybha cuando se devolvió y se puso muy cerca de su amigo.

- ¿Qué te debo? ¿La revancha mañana? -. Dijo Kurasa un poco nervioso

- No, esto -. Kybha tomó a su migo por la mejilla y le plantó un beso que fue aumentando de intensidad.

Pasaron unos cuantos minutos y fue entonces que Kurasa se separó de su amigo.

- Ya está, no más porque puede llegar mi mamá -. Dijo Kurasa cuando casi susurrando.

- Esta bien, adiós, nos vemos -. Dijo Kybha conforme con el beso.

- Adiós -. Se despidió Kurasa antes de darle un beso en la mejilla.

Kybha se sonrojó mucho y así se fue alejando de la habitación, bajó la escalera y salió de la casa con una sonrisa de oreja a oreja.

Ya había pasado media hora desde que Kybha se había ido y Kurasa estaba acostado en su cama con sus brazos sobre su cabeza y sus grises ojos miraban el techo. Pensaba en Yohashi y en Kybha. Kybha lo había besado y le dio a entender que gustaba de el, pero realmente no sentía gran atracción por su amigo. Por otro lado estaba Yohashi, quien nunca le dio a entender que le gustaban los hombres, si no lo contrario al acostarse con Hitara. Pero aun así le parecía muy bonito, era amable con el, tenía buen cuerpo, ahora lo había visto desnudo y no solo eso, lo había visto teniendo sexo.

“Que lindo es, sus ojos grises, sus manos suaves y calientes, su mirada… no me puedo permitir esos pensamientos, el solo puede ser mi amigo, pero Kybha y yo lo somos y nos besamos, ¿Qué hago? ¿Qué querrá hablar conmigo?”

La mente de Kurasa estaba llena de recuerdos y de dudas.

“¿Por qué me tomó la mano hoy?  Es tan guapo, su trasero, su… cosito”

Kurasa cerró la puerta de la habitación con llave y metió su cuerpo bajo las mantas, menos la cabeza para poder respirar bien. A través de la sábana se podía ver como la mano subía y bajaba, Kurasa cerraba sus ojos, se imaginaba a Yohashi con Hitara y empezó a masturbarse mas rápido, se imaginaba al miembro de Yohashi. El silencio estaba siendo interrumpido por sus fuertes respiraciones, no podía mas iba a llegar al orgasmo, sentía algo grandioso en su cuerpo, estaba extasiado. En ese momento sintió algo extraño abrió los ojos y miró hacia la sábana y se dio cuenta que se había humedecido.

Dejó de respirar fuertemente y escuchó como la puerta principal se cerraba y rápidamente arrugó la sábana, se acomodó el pantalón y se quitó los zapatos para aparentar que tenía rato acostado. Cuando puso el pie sobre el piso se dio cuanta que estaba muy frío pero aun así abrió la puerta y se dio cuanta desde lo alto que era su madre.

- Hola, pensé que dormías ¿Cómo la has pasado? -. La madre había llegado con una bolsa de papel con algunos panes adentro.

- Muy bien, el día se adaptó a mi cumple, la pase muy bien, el juego que me regaló Kybha es muy bueno, los autos parecen reales -. Dijo Kybha mientras bajaba las escaleras.

- Tía Norami te dejó un regalo, ten -. Kurasa corrió y miró una bolsa de regalo de treinta centímetro de largo aproximadamente - Ella da muy buenos regalos, Kurasa -. Dijo la señora Sonavi con una sonrisa.

- Oh, es un teléfono… con cámara…-. Kurasa estaba muy emocionado, había cerrado el día con broche de oro.

- Me dijo que es de última generación… es muy tarde, ponlo a cargar durante la noche y lo ves mejor mañana ¿si? -. La madre de Kurasa, a simple vista se veía cansada, pero Kurasa ya estaba acostumbrado de verla así y a preocuparse por ella – Quieres comer algo ¿verdad?

- No, mamá, ve a dormir, te ves mal, sin ofender -. Kurasa le besó la mejilla y se dirigió delante de ella, el hacia su habitación y ella hacia la suya.

Kurasa entró al baño de su habitación y se dio una ducha con agua tibia y luego se dirigió hacia la cómoda cama para esta vez dormir, son permitir otro pensamiento coherente ya que el sueño lo estaba derrotando. Apenas había puesto a cargar su nuevo teléfono, pero apenas lo enchufó, se acostó y quedó dormido al instante.

Notas finales:

Pronto Les envio el resto de la historia es muy muy buena y larga...


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