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Hasta que tu Muerte nos Separe. por Radhe

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes pertenecen a sus respectivos autores y no obtengo con ello beneficio económico alguno.

Dedicatoria: Para NESI y Estely Shion.

No tiene relación con la canción homónima.

CAPÍTULO I.- Algo que Decirte.

Hay algo que debo decir justo ahora, pero aún no reúno el valor suficiente.

Respiro, dejando que el aire entre en mi cuerpo, a través de mi nariz y mi garganta luego suspiro de nuevo, permitiéndome descansar. Siento todo ese grupo de numerosos músculos trabajando juntos, tensándose y relajándose nuevamente.

Respirar en ocasiones me parece inútil, pero no ahora. Dejando de lado la necesidad vital, el aire me trae una esencia que distingo fácilmente, una que he conocido desde hace siglos y que hace que en mi corazón se acelere desbocado con un movimiento emotivo.

Quizá estoy alterándome demasiado.

Ese aroma es el olor a sal que impregna cada centímetro de su piel y sus cabellos. A veces hasta parece curioso que ese aroma tan común pueda ser importante para mí.

Porque sal la hay en todos lados, cuando estamos bajo el sol hasta yo termino con ella pegada a mi cuerpo. Cada vez paseamos al borde de la playa puedo percibir ese aroma rondando en el aire. Y aunque la substancia es en esencia la misma, no se parece en nada al aroma que exhala su cuerpo.

…l lo adquirió a lo largo de años, vino con el viento y se quedó pegado a sus huesos y a su carne cuando el agua de las cascadas desprendía el salitre de las rocas para soltarla a la brisa y que callera sobre él.

Algo que necesitó muchos años para dejar su huella, que ya no permanece y aún así durará por siempre. Igual que nosotros.

Justo ahora, Dohko está dormido. Siempre termina cansado, mas nunca se cansa de mí, son sus fuerzas las que no dan para más. Supongo que trabaja demasiado.

Es uno de esos hombres que quieren obsequiarle todo a la persona que ama, le he dicho que no hace falta, el Santuario nos provee de todo. Pero él cree que no será mi hombre si no puede mantenerme, a veces me pregunto en qué posición me deja eso. Me disgusta admitirlo, pero a veces él olvida que yo también soy un hombre.

Siempre me da objetos que no necesito y procura cumplir mis deseos, si supiera que lo único que yo deseo es tenerlo siempre así, a mi lado; si yo pudiera elegir pondría a alguien más a la cabeza del Santuario, lo haría renunciar a ser un caballero y nos la pasaríamos enredados en el lecho, riendo y gozando; sudaríamos hasta desvanecernos.

Hay tanto pasando por mi cabeza. Ideas, palabras, deseos ocultos… Si él estuviera despierto sencillamente no podría decírselo. Posiblemente en cuanto abriera los ojos ya no podré recordar cuando menos la mitad de las divagaciones en las que pienso. Son cosas que vienen al trasnochar y se van al amanecer.

-Dohko…

Murmuro y vuelvo a callarme. Es difícil hablar con alguien que está dormido. Se ve tan vulnerable, completamente desnudo, apenas algo cubierto por las sábanas blancas y húmedas.

Hasta hace sólo unos minutos estábamos compartiendo nuestros cuerpos y nuestra lujuria; y muchas otras cosas que aunque parecen secundarias son en realidad lo que nos mueve a unirnos cada vez.

-Te amo.

Sigo hablando en un murmullo, para que no despierte. Y de nuevo mi garganta se cierra antes de tiempo, a medio camino, callándome. Suspiro. ¿Cómo es que algo que lleva tanto tiempo en mi cabeza se niega a atravesar mi garganta?

Alargo el brazo derecho para remover suavemente su cabello, acariciándolo. La noche está muy avanzada, pronto amanecerá; en poco más de una hora comenzará a aclarecer el día.

-Quiero hablarte, pero…

Boqueo, me siento extraño hablándole al viento. Está ahí, y a la vez no está. No puede escucharme y mis palabras son más bien dichas a la nada, él ni recordará ni se verá afectado por lo que yo pueda decirle esta noche y aún así, siento la apremiante necesidad de decirle lo que ronda en mi cabeza.

Lo miro con tranquilidad, parece que está naufragando en el mundo de los sueños, su seño se frunce un poco y su respiración se agita a veces. Espero que no sea mi voz lo que le afecta, que pueda hablarle por lo menos mientras sueña.

Es tan difícil hablar de ciertas cosas con él, aún después de tantos años juntos, hay cosas que nunca hemos mencionado, que nunca hemos hecho y temas que nunca hemos tocado.

-Llevamos una vida simple, ¿no es así?

Pero no quiero callarme para siempre y es por eso que poco a poco voy a abrir mis temores y a darles paso a través de mi boca y mi garganta. Esta noche necesito decir todo aquello que nunca he dicho, tantas cosas que me han atormentado por días y a las que él no les tomaría importancia.

Mentira. Es justo por eso que nunca las he dicho, quizá le importe demasiado.

Me siento de verdad tentado a cerrar la boca. Hay muchos momentos en que no sé cómo hablarle. Tanto peso sobre mí, que mi consciencia a veces duele.

------------------------ Continuará.
Notas finales: Este es el preludio, ya sé que nada que ver con el título. Eso quedará claro en el segundo capítulo. ^^

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