It's bugging me
calling me
and twisting me around
Yeah i'm endlessly
caving in
and turning inside out
Llevaba tiempo encerrado en su departamento, sus ojos hinchados de tanto llorar, contrastando con las ojeras inmensas que surcaban su rostro por debajo de sus orbes plateados. Fumaba queriendo que en cada calada todo su dolor se esfumase como el humo que botaba de su interior segundos después.
En tres días no había dejado de sonar tanto el teléfono de línea como su celular… más nunca se dignó a contestar….
“por favor, se que estás ahí… es importante que levantes el tubo del teléfono…. Por favor!... es Aoi… él ya no entra en su propia locura, está completamente ciego, Shima…- de fondo se oyen ruidos de trastes cayendo y cosas estrellándose continuamente, gritos… gritos… y más gritos… una puerta abriéndose y cerrándose causado un gran estruendo y los pasos apresurados hacia el teléfono nuevamente- se escapó- se escucha nuevamente aquella voz del otro lado del tubo, la desesperación… la angustia…- Shima! Vete de ahí! Yuu está completamente loco! Irá por ti y lo peor es que em ha dejado encerrado! Onegai, huye antes que cometa una locura peor!.”
Era la quinta vez que oía ese mensaje en la contestadora… y aún seguía erizándosele la piel cada vez que sentía cómo Reita, envuelto en una completa desesperación, intentaba ayudarlo…
Más no deseaba irse, no deseaba huir de él…
Masoquista?, quizás… él sabía que lo que ellos tenían era algo prohibido, imposible, más no pudo con su genio, lo deseaba, lo amaba, lo necesitaba, se había arriesgado al llevarlo consigo a la perdición, sabía que lo guiaría a donde hoy estaban parados… exactamente estaban en el borde del abismo.
El timbre del apartamento sonó y, levantándose con pesadumbre fue lentamente hasta llegar a la puerta, quitó el seguro y giró la manija, dejando ver la figura inconfundible de su moreno...
No supo en qué momento su desesperado amante se le abalanzó encima besándolo salvajemente, intentando explorar su cuerpo con movimientos toscos, restregando su cuerpo contra el suyo, causando gemidos de dolor mezclado con placer.
- Detente... me lastimas.- suplicaba en un susurro ahogado.- Por favor Yuu.- decía aún más bajito, dejando que las lágrimas salieran sin más ni más…- ahhh! Onegai… me last…
- Shhh!- dijo tapándole bruscamente la boca con una de sus manos, para luego besarlo fugazmente.- dímelo Shima… dime que me amas…- Uruha no contestó, no hizo caso a su petición, estaba demasiado ido en sus pensamientos como para hacerlo, pero el moreno no supo entender el silencio proveniente del castaño, por lo que enlazó fuertemente su mano con los cabellos largos y sedosos de su amante y los tiró haciéndole gritar cerrando sus ojos apretándolos mientras que las lágrimas no cesaban de salir.- DILO! DIME QUE ME AMAS!!.
- Te…. Te amo Aoi. TE AMO!.- dijo una y otra vez con dolor, con una gran pesar en su alma.- TE AMO TE AMO TE AMO!,- Onegai ya suéltame….- el pelinegro aflojó su agarre y el Takashima fue deslizándose lentamente por la pared hasta quedar sentado en el suelo, sollozando.
Shiroyama aprovechó entonces y cerró la puerta, que hasta ese momento había quedado abierta, y la trabó con llave, se quitó su saco, lo dejó cuidadosamente sobre el sofá y luego se dirigió a Shima, con el semblante completamente distinto, estaba calmo, con su sonrisa radiante, como la que siempre llevaba cuando veía a su castaño, esa sonrisa de paz, cargada de amor…
Lo tomó entre sus brazos, mientras éste rodeaba su cuello, escondiendo su rostro en el pecho del pelinegro, quién lo llevó a la cama, en su habitación, depositándolo sobre el colchón, lentamente, como si fuera de porcelana, para luego rozar suavemente sus labios, y con movimientos lentos, delicados y certeros ir despojándole una a una sus prendas, iniciando un acto de entrega, pasión… amor…
Fue cediendo ante Yuu, fue cayendo en sus encantos, nuevamente estaba envuelto en su delicadeza, disfrutando de cada roce, suspirando y gimiendo levemente para él… amándolo como jamás amó a nadie en toda su vida…. Sintiéndose suyo completamente, en cuerpo y alma, dejando que marque su cuerpo a su antojo, entregándose al sabor de sus besos, al calor de su piel….
…l era su debilidad y ya no podía hacer nada por ocultarlo, por incitar a que aquello se apagara....
“ Shima… el es tu primo. Yuu…”
“vamos… se que me deseas, esto será solo un juego, Aoi….”
“no estoy seguro, Uru… yo… nunca estuve con un hombre, además somos primos!”
“ni que la cosa fuera tan grave Yuu, ya te dije, es solo un juego, tu solo déjate llevar”
“Uruha”
“uhmm?”
“me enamoré”
“QUE? De quién?”
“de ti, Te amo Takashima Kouyou”
“yo también te amo, Shiroyama Yuu”
“Vete de esta casa!, no pudiste haber hecho esto a la familia!, Yuu es tu primo!, encima de eso eres un maldito gay!”
“yo… otosan… yo amo a Aoi”
“déjalo, lo de ustedes no es más que un error, lo suyo no puede ser amor…. Déjalo y las cosas seguirán como siempre, nadie más sabrá que los vi, nadie más saldrá herido imaginas si tu madre se entera?, tras que está enferma tu quieres matarla con esto.”
“no… yo… no….”
“ya sabes lo que tienes que hacer Kouyou, hazlo y seremos todos felices.”
“¿Qué pasa, amor? ¿por qué estás así…?”
“así como?”
“distante, dime Uru, que te sucede”
“ Aoi, yo ya no te amo”
“QUE?, eso es mentira… tu si… tu si me amas!”
“siempre fue un juego Yuu, eres mi primo y además…. Nunca te amé….”
Los recuerdos lo invadieron de golpe mientras que Yuu le proporcionaba las mejores de sus caricias, mientras que su moreno le demostraba todo el amor que tenía guardado para él…
Ciertamente, desde que sus padre le exigió dejar a su primo por el bienestar de todos y, si bien, el cumplió, sintió la necesidad de vivir solo, necesitó compartir lo que le quedaba de vida con su tortuosa soledad, dejando librado al viento todo el amor que le tenía a su amante…
Y aunque no dio su paradero a nadie, Yuu si supo donde se encontraba, la locura lo desbordaba, lo tenía preso… sus grandes pozos negros ya no reflejaban tranquilidad, amor… solo eran un fiel reflejo de toda la angustia, tristeza, desesperación que llevaba dentro… así fue como lo vio aquel día que fue a suplicarle una segunda oportunidad y él lo rechazó por segunda vez, con la esperanza de que encontrara la felicidad con otra persona, más lo único que logró fue enloquecerlo… y lo sabía bien, él era el culpable de aquello, Shima sabía que solamente él había enloquecido a su moreno, él y solamente él lo había llevado a la demencia…
Cerró sus ojos e intentó borrar todo aquello que le hacía daño, consiguiendo perderse en el placer, en el deseo, en la locura que significaba amarse plenamente.
- aaahhh, mmmm… te amo Yuu- gimió.
- Yo más, mi amor…- le dijo al mismo tiempo que lo embestía por última vez, cerrando, viniéndose ambos a la vez, Aoi dentro de Uruha, y éste entre sus vientres.
El pelinegro cayó rendido al lado del castaño, calmando su respiración, mientras que el otro solo quedó observando el techo, pensativo pero aún sin borrar una leve sonrisa en su rostro.
- siento haberte tratado así…- se disculpó. Pero tan solo siguió con su vista en el techo.- no hagas eso amor… no me hagas sentir así.- suspiró.
- esto está mal.
- Lo se!, pero yo no puedo ni quiero evitarlo, me quema dentro…
Ya no querían sufrir, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar aquel sentimiento prohibido porque, simplemente, no podían, porque dejar de amarse implicaba arrancarse el corazón, resignarse a ser infelices o, simplemente… morir en vida.
Ninguno había encontrado la manera de olvidarse del otro, no hasta ese momento, en donde, ciertamente todo cambiaría… quizás no era la solución adecuada, pero había sido la única salida para estar juntos, y no lo dudó, no lo pensó dos veces cuando la idea se le cruzó por la cabeza. Macabro, pero funcionaría y al fin, sin que nada ni nadie estuviera en medio de ellos dos, serían felices, en donde sea, pero felices al fin.
- ya nada se interpondrá entre nosotros-le anunció.
Uruha vio como su moreno se perdió a través de la puerta de la habitación, suspiró pesadamente, y luego de algunos momentos Aoi volvió junto con él, cargando en sus manos lo que el mayor creyó como su pase a la felicidad…
- q.. que haces?-tartamudeó temeroso, al darse cuenta de lo que él había planeado para los dos- estás loco!.- le dijo incorporándose inmediatamente
- No, mi amor -le contestó- al contrario estoy mas cuerdo que nunca, piénsalo de esta manera, tu y yo ya no tendremos que vivir así nunca más, seremos libres, mi vida…
Estaba asustado e inmóvil, aquella arma plateada, que su amado cargaba entre manos, lo horrorizaba. Temblaba del miedo y sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas nuevamente.
- espera, por favor, esa no es la solución, Aoi…
- yo ya no quiero seguir así!... piensa Uru, la única posibilidad que tenemos es esta.
Y quedó pensativo antes esas palabras que el otro había dicho con tanta seguridad, quizás sí era la única solución, pero aún así él no deseaba morir.
…l se acercó y lo abrazó, aún con el revólver en mano. Le susurraba cosas al oído, rodeaba la locura, estaba enfermo, enfermo de amor, loco, desquiciado, su mente ya no era sana… era la mentalidad propia de un amante enloquecido, de un amante furioso con la vida por haberlo puesto en ese camino. Lentamente lo besó, era el beso del adiós, la despedida, el fin…
Le correspondió, aún sin saber por qué… definitivamente lo amaba y no podía negarle un beso, no podía negarle su corazón, su cuerpo, su ser entero, pero no quería morir… aunque ya era tarde. Sintió el frío metal posarse en su vientre mientras su cuerpo temblaba y sus ojos no hacían más que derramar lágrimas, lágrimas que se transformarían en sangre.
Este era el fin… un fin propio y esperado para dos amantes demolidos…
Las sábanas poco a poco se iban tiñendo de rojo carmesí. El color de ese líquido espeso que ahora emanaba su cuerpo.
Lo recostó suavemente en la cama, mientras la sangre brotaba a borbotones de su interior, todavía estaba vivo, con las manos posadas en su estómago intentando, en vano, parar la hemorragia. Tosía una y otra vez escupiendo aún más sangre. Y él lo sabía, ya lo había hecho… veía como, poco a poco, iba muriendo desangrado.
Los gritos reinaban afuera, mientras sus párpados pesaban cada vez más. No quería morir, pero había pasado demasiado tiempo desde que la bala lo había atravesado, y definitivamente la muerte lo estaba cargando en sus brazos para llevárselo de allí y no volver nunca más. En un susurro bajito le hizo saber a Yuu que lo amaba, justo antes de morir…
Sus ojos brillaban, y no dudaba que su hora había llegado, tan solo jaló del gatillo nuevamente, esta vez sobre su sien.
El disparo sonó en la habitación para que luego el silencio reine, dando paso a las sirenas de la policía que comenzaban a sonar a través de la ciudad en dirección al edificio… los gritos y los golpes que los vecinos proporcionaban a la puerta, intentando saber qué sucedía ahí dentro, y en medio de ese desastre, de ese final, un mensaje se oyó claramente desde la contestadora.
- Uru… Uru te encuentras bien?, Ruki viene en camino con la llave de repuesto de mi casa, en cuanto pueda, voy… Uruha, por favor contéstame!, por la cresta! Uruha!... contéstame y dime que Aoi no llegó… dime que llegaré a tiempo…- el llanto de Reita era incontenible al no recibir respuesta, mas sin embargo aclaró su garganta y siguió- Uruha… por favor! Contéstame!, URUHA, CONTESTAME! NECESITO DERCIRTE QUE NO ERES EL PRIMO DE AOI!, QUIERO VERTE LA CARA DE FELICDAD AL DECÍRTELO!, POR FAVOR SHIMA!... tu padre… el me lo confesó por teléfono hace apenas algunos minutos… es una larga historia… Shima! Onegai levanta el tubo del teléfono y dime que estás bien….
Fin.
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