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VIEJOS AMIGOS por Kitana

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Notas del fanfic:

Evidentemente ninguno de los persos de SS me pertenece, XD, sólo los tome prestados para un ratito de diversión.

Notas del capitulo: Bueno, aqui vengo de nuevo, XD, no me puedo quedar quieta mucho tiempo jejeje, así que estoy de estreno!!!

Al fin era sábado. No pudo reprimir la sonrisa que se dibujó en sus labios. Todo pintaba para ser un fin de semana perfecto, lejos de todo lo que le preocupaba y estresaba.

 

 Se sentía raro tener ese inmenso deseo de salir de casa, de abandonar la rutina y olvidarse de que los años estaban pasando y no era tan joven como quería pensar que era. Sí, aún le faltaban dos meses para cumplir cuarenta, pero aún así no se sentía viejo, no quería ceder ante los comentarios venenosos de su esposa y su cuñada.

 

Estaba cansándose de las constantes burlas de Yuzuriha por su interés en mantenerse en forma. Siempre había tenido el hábito de ejercitarse, no veía porque su mujer hacía tanto escándalo por ese asunto. Estaba tan cansado de todo...

 

Cierto, poseía mejor condición física que muchos jóvenes de veinte, se mantenía en el mismo peso desde la universidad, pero los años comenzaban a pesarle, y no solo en lo físico. A veces de verdad se sentía viejo, de verdad sentía que los años pesaban sobre sus espaldas.

 

Omitió todos esos pensamientos. La edad no era un tema que le gustara tratar, en especial ahora que estaba a un paso de cumplir los cuarenta. En dos meses se convertiría en un hombre de cuarenta años, y el resto del mundo parecía empeñado en recalcarle que la vida se acababa a los cuarenta. Todos excepto Dohko, su mejor amigo de toda la vida.

 

Abandonó la cama pensando que ese fin de semana lejos de todo se lo tenía bien merecido. Había tenido una semana infernal en la oficina y en lo único en lo que pensaba era en apartar todo eso de su mente, no quería pensar en nada ni en nadie que no fuera él mismo.

 

Entró en el cuarto de baño. Se dio una ducha brevísima. Estaba afeitándose frente al espejo cuando Yuzuriha entró.

 

- ¿A dónde vas? - le dijo al ver que ya estaba casi listo para salir.

 

- Te lo dije, a acampar con Dohko, ¿lo olvidaste? - Yuzuriha frunció el ceño, parecía dispuesta a comenzar una pelea-Antes de que lo menciones, no me interesa que creas que estamos pasando por una crisis de la edad madura, tampoco que pienses que estoy intentando revivir los viejos tiempos, solo quiero divertirme con mi amigo, y esta es la forma en que hemos decidido hacerlo. - dijo Shion con firmeza, su esposa lo miró con el ceño fruncido.

 

- ¿Cuándo van a volver?

 

- El domingo en la tarde. - dijo Shion sin mirarla, no se sentía bien discutir por todo, no se sentía cómodo ante ella.

 

 

Yuzuriha salió dejándole con un mal sabor de boca, ¿qué les estaba pasando? Cierto, ya ninguno de ellos era tan joven como cuando se unieron, pero, ¿dónde había quedado el amor? ¿Dónde había quedado la pasión? No tenía respuesta, había quedado en algún lugar del camino, perdida y sin posibilidad de ser recuperada. Yuzuriha aún era hermosa, sin embargo, parecía que hacia todo lo posible por no mostrarle al mundo que lo era, había caído en el descuido, no solo de su persona, también de su matrimonio. Los esfuerzos de Shion por reavivar la llama parecían vanos, era como si su mujer se negara a ver lo evidente, su matrimonio estaba sostenido por alfileres y ni siquiera la existencia de dos hijos sería suficiente como para retenerlo a su lado.

 

Terminó de vestirse, se sentía inquieto, extrañamente ansioso por ver a su amigo, Dohko siempre había sido y sería su mejor amigo, cierto, había algunas cosas que no discutían jamás, como el estruendoso fracaso de su matrimonio, como esa aventura que Dohko sostenía con alguien de la oficina y que ni siquiera a él se atrevía a decirle. Sabía que Dohko tenía algo entre manos, estaba actuando de la misma forma en que solía actuar cuando no se decidía a decirle algo por temor a que le regañara. A veces parecían hermanos, otras actuaban como un par de locos, pero siempre en privado, ninguno de los dos se resignaba a que la vida terminaba a los cuarenta como sus esposas se empeñaban en hacerles creer.

 

Habían sido amigos desde la universidad, su vinculo se había estrechado al compartir diversas experiencias juntos, al crecer y madurar hombro a hombro, pero cada uno sentía que esa amistad era mucho más que amistad, era un vínculo mucho más intenso que eso. A pesar de los años, de la distancia que se había llegado a formar entre ellos al casarse, de los dos años que Shion pasó en el extranjero por causa del trabajo, seguían viéndose con la misma emoción que al principio.

 

Shion al fin salió del cuarto de baño. Se sentía mejor al saber que escaparía por unas horas al menos de ese mundo que le asfixiaba cada día más.

 

Bajó a la cocina en busca de su desayuno, estaba seguro de que Yuzuriha no le tendría nada dispuesto y estaría despotricando en su contra por no pasar más tiempo con la familia. Sintió una punzada en el pecho al pensar en eso de la familia. ¿A qué familia se refería su esposa? A su modo de ver, esa familia solo existía en la mente de Yuzuriha.

 

Al entrar en la cocina se encontró con sus dos hijos, Mu y Kiki, ninguno de ellos era ya niño, Mu recién había cumplido 16 y Kiki estaba por cumplir 13, quizá era el momento de abrir la boca y decir que estaba harto, que no soportaba más esa vida y ese asqueroso sentimiento que se formaba en su pecho cada vez con mayor fuerza. Se sentía ahogado en su vida, en su propia piel, sin poder descifrar que era exactamente lo que era, sin poder verbalizarlo de manera alguna. Dolía, dolía de una manera atroz.

 

Fingió una sonrisa y se sentó a la mesa, frente a una taza de te que él mismo se había preparado segundos atrás.

 

Se sumergía una vez más en el mar de pensamientos agobiantes cuando el claxon del auto de Dohko lo despertó de su ensoñación. Como impulsado por un resorte, Shion se puso de pie y tomó su maleta, lentamente la sonrisa en sus labios crecía y crecía.

 

- ¿A dónde vas papá? - dijo Kiki.

 

- A un campamento con Dohko, pero volveré mañana - dijo y después de besar la mejilla de su hijo, salió a toda prisa.

 

 

- Hey! Creí que te habían encadenado a la cama - dijo Dohko con su habitual buen humor. Shion solo rió clavando sus ojos de un puro amatista en el sonriente rostro de su amigo.

 

- Lo dices como si no tuvieras que firmar un tratado cada vez que intentamos salir.

 

-- Si lo pones así, Shunrei parece una fiera - dijo Dohko riéndose mientras conducía lejos de la casa de Shion.

 

- Y vaya que lo es - comentó Shion generando otra oleada de carcajadas en su amigo -  ¿Y cual es el plan?

 

- Iremos al lugar de siempre, al lago, ¿o tienes otra mejor idea?

 

- Me gustaría que fuéramos más lejos esta vez.

 

- Se oye bien, tendremos que dejar el auto, ¿no te opones?

 

- Claro que no, vamos a mostrarles que no estamos tan viejos como creen. -- dijo Shion sonriendo.

 

- ¿Yuzuriha sigue con esas patrañas de que hacemos cosas de chiquillos y que solo somos un par de viejos verdes? -- Shion no tuvo ni que responder, de sobra sabía Dohko las ideas de la esposa de su mejor amigo. -- Shion, ya te he dicho mil veces que ella se equivoca, estamos tan vivos como hace veinte años.

 

- Eso yo lo sé y tú lo sabes, pero me enfada que cada vez que intento hacerle el amor me rechace con la excusa de que ya no estamos en edad de hacer esas cosas.

 

- Dioses... - dijo Dohko con una sonrisa triste. - Parece que sufrimos las mismas cosas. - dijo recordando la famosa noche romántica que su esposa había planeado.

 

- Mejor cambiemos de tema, ¿de acuerdo?

 

- De acuerdo.

 

- El trabajo me tiene harto.

 

- Dímelo a mí, dicen que me hago viejo. No tienes idea de cómo me fastidian con mi edad, como si me faltara algo. - sentenció Dohko con una sonrisa amarga.

 

- ¿Por qué el mundo cree que te mueres con solo cumplir cuarenta? Ni siquiera los he cumplido y todo el mundo me mira como si fuera un vejestorio.

 

- ¿Sabes que es peor? Que tu propia familia no deje de recordarte que te haces viejo.

 

- Y que crean que ciertas cosas te están prohibidas por tener cuarenta.

 

- Eso da asco, ¿no? -- dijo Dohko.

 

- Si, pero creo que ni tu ni yo debemos hacer caso a esas tonterías.

 

- Es verdad -el chino sonrió mostrando su perfecta dentadura. Shion le imitó sonriendo también. - ¿Sabes? Si quieres ir más lejos, podemos ir río arriba, ¿qué opinas?

 

- Se oye bien. -- dijo Shion mirando el paisaje a través de la ventana. - Mu esta cada día peor... me llamaron del colegio. No sé que hacer con él. De verdad que no lo sé.

 

- Te lo he dicho mil veces, debes ser firme, esta acostumbrado a hacer de ti lo que quiere y a chantajearte emocionalmente, pero tú no te das cuenta de ello. -- dijo Dohko aumentando un poco la velocidad.

 

 

No hablaron más, Dohko no volvió a mencionarlo pues sabía que para su amigo el tema de su conflictivo hijo era bastante delicado. No era la primera vez, y con toda seguridad no sería la última que el chico se metiera en problemas.

 

Habían llegado a la última escala de su viaje. Dejaron el auto en un estacionamiento público y se dirigieron río arriba como había sugerido Dohko.

 

Avanzaron lo más que pudieron, era tarde, estaban cansados y hambrientos. Instalaron el campamento, les tomó un poco más de tiempo que de costumbre porque estaban solos, a veces el hijo de Dohko, Shiryu, iba con ellos, pero esta vez habían decidido ir solos. Shiryu estaba preparando el examen de ingreso a la universidad y Dohko no había querido distraerle del estudio.

 

Al anochecer ya estaban instalados. Debido a la abundancia de insectos, decidieron recluirse en la tienda. Estaban tendidos sobre sus bolsas de dormir, conversando, recordando los tiempos de la universidad, las aventuras vividas, los sueños que se habían quedado atrás.

 

- Recuerdo que siempre dijiste que habría sido divertido recorrer el continente en moto, como lo hizo el Che. - dijo Shion con una sonrisa mientras agitaba la botella de licor que sostenían sus manos.

 

- Si... y lo hubiera hecho, de haber tenido el tiempo y el dinero.

 

- Y yo habría ido contigo, hubiera sido una gran experiencia.

 

- Sí... pero nos casamos demasiado pronto, llegaron los hijos, tuvimos que trabajar y esas cosas...

 

- No se puede tener todo en la vida.

 

- Tal vez cuando nos retiremos...

 

- ¿Estarías dispuesto? - dijo Dohko emocionado.

 

- Sí, ¿por qué no? Francamente no me apetece quedarme a vivir al lado de Yuzuriha por siempre. Cada día es peor...

 

- Anímate amigo, en cinco años estaremos en una carretera viviendo la aventura de nuestra vida, aunque sea veinte años después. - dijo Dohko con una sonrisa amable.

 

- Dioses... ¿te apetece un poco más de vodka? - Dohko negó con la cabeza, Shion se encogió de hombros y dio cuenta de los restos del licor-. Estaba realmente bueno.

 

- Podemos beber más, si quieres.

 

- No, mejor lo dejamos así... mañana tendremos que regresar y no se me antoja enfrentar a mi esposa con resaca. -  los dos rieron con ganas.

 

Hubo un momento de silencio. Los dos se miraron a la cara, Dohko fue el primero en apartar el rostro.

 

- ¿Qué ocurre contigo Dohko?

 

- ¿Por qué lo preguntas?

 

- De un tiempo a esta parte me parece que ocultas algo.

 

- Eso no es verdad, Shion, eres mi mejor amigo, a ti te lo cuento todo. - dijo el oriental sin mirar a su interlocutor.

 

- No es verdad, no me has contado acerca de tu aventura - Dohko palideció -. No te sorprendas, te conozco desde que a ninguno de los dos le salía barba, ¿crees que no me he dado cuenta de que cada día pasas menos tiempo en casa y te vas más tarde de la oficina? vamos Dohko, tú sabes que puedes decírmelo todo.

 

- No tengo idea de cómo vas a tomarlo... por eso es que me he quedado callado.

 

- Dohko, nada de lo que me digas me va a sorprender.

 

- No estés tan seguro.

 

- Hablas como si lo que fueras a decirme fuera espantoso, no voy a juzgarte, ¿quién mejor que yo para entenderte?

 

- No es solo por admitir que soy infiel.

 

- Entonces, ¿de que se trata?

 

- No vas a estar feliz cuando te lo diga...

 

- Dohko... por los dioses, ¡soy tu mejor amigo desde hace más de veinte años!

 

- Está bien... - Dohko apartó el rostro. Shion simplemente le miraba expectante, intrigado por lo que pudiera decirle su mejor amigo --. Yo... verás... esto no es nada fácil. -- dijo Dohko, sus verdes pupilas traslucían confusión, inquietud, miedo... Shion lo notó vulnerable, cosa que le sorprendió, sin importar las circunstancias, Dohko  no se permitía mostrarse de esa manera, siempre encontraba la manera de dar la vuelta a las situaciones más duras y hallarles un aspecto positivo.

 

- Dohko, sabes que sin importar de lo que se trate, voy a apoyarte, eres mi amigo.

 

- Eso lo sé, es solo que... es tan duro... dioses, nunca me imaginé que esto fuera a ser tan difícil -Shion le miraba confundido, Dohko nunca se había mostrado inseguro, nunca había demostrado sentirse intimidado por ningún suceso, y ahora lo parecía -. Verás, yo... yo sí tengo una aventura... he estado viendo a alguien durante los últimos seis meses...

 

- Entonces son ciertas las sospechas de tu mujer, los chismes de la oficina. ¿Estás con Laila? - Dohko negó con la cabeza.

 

- No yo... yo he estado viendo a Albafica.

 

- Dohko... eso no es gracioso, aún para ti, no es gracioso - dijo Shion con seriedad, en efecto, todos en la oficina cuestionaban la sexualidad de Albafica, pero ¿Dohko?

 

- No intentaba serlo... es la verdad, he estado viendo a Albafica durante seis meses.

 

- Albafica es un hombre - dijo Shion sin poder creer que aquello de verdad estaba pasando.

 

- Eso ya lo sé, Shion.

 

- Pero... pero... entonces tú...

 

- Si Shion, soy homosexual...

 

- Pero... ¿y Shunrei?

 

- Ella... bueno... nunca sentí por ella lo que he llegado a sentir por... por otro hombre. -- dijo Dohko bajando el rostro.

 

- ¿Tratas de decirme que Albafica no es el primero?

 

- No, no lo es... antes de casarme estuve con alguien más... nunca te lo dije, pero fue bastante serio. Teníamos planes pero... terminamos y yo comencé a salir con Shunrei...

 

- Dioses, creo que se me ha bajado la borrachera -dijo Shion apartando un mechón de su frente -. No puedo creerlo... es que tú... ¡eres tan masculino!

 

- ¿Tendría que ser afeminado para ser homosexual?

 

- No, no estoy diciendo eso, es solo que... ¡nunca lo pensé de ti!

 

- Dioses, Shion, espero que no me vengas con prejuicios...

 

- Por supuesto que no... pero, tienes que reconocer que esto es algo inesperado, me tomaste desprevenido - dijo Shion muy nervioso. Dohko lo miró, se veía bastante confundido.

 

- ¿Lo ves? Te descolocó esto, sabía que no debía decírtelo.

 

- Espera un momento, el que me hayas tomado desprevenido no quiere decir que dejaremos de ser amigos por esto. Dame tiempo para procesarlo... no puedo creer que el tipo con el que me iba los viernes después de clases a buscar chicas sea el mismo que me esta diciendo que nunca le gustaron... - dijo Shion, se sentía rebasado por la situación, ¿qué más le diría? ¿Qué no era verdad que detestaba los gatos?

 

- Verás... no espero que te lo calles por siempre, yo... he pensado en hablar con Shunrei... no puedo más Shion, de verdad, no puedo más... ella y yo nunca seremos una pareja de verdad, pero ella se empeña en que sigamos juntos, ¿sabías que aún mi hijo le ha dicho que es preferible vernos divorciados que juntos?

 

- Shiryu es demasiado maduro para su edad - susurró Shion -. Pero... ¿cómo crees que se lo tome Shunrei? No solo vas a decirle que la abandonas, también vas a decirle que la dejas por otro hombre.

 

- No la dejo por Albafica, la dejo porque simplemente me es imposible seguir a su lado. Ella tendrá que entenderlo... no podemos seguir juntos.

 

- ¿Y tu hijo? ¿Qué vas a decirle?

 

- La verdad, ¿qué más podría decirle? Como tú dijiste, Shiryu es demasiado maduro para su edad -- dijo Dohko con una tenue sonrisa -. Escucha, estoy cansado de fingir... nunca quise casarme, pero lo hice porque era lo que se esperaba de mí, lo hice porque... tenía que hacerlo - Shion se quedó callado para permitirle continuar --. Me siento asfixiado, agotado, ella y yo simplemente nos la pasamos peleando, su actitud es nefasta y la mía ha comenzado a tomar el mismo rumbo, no espero que me disculpes, después de todo, es censurable el que estando casado con ella me haya liado con alguien más, pero... él es tan diferente a como es ella...

 

- Yo... yo no quiero juzgarte, de verdad que no, pero, si eso es lo que sientes, jamás debiste casarte con ella.

 

- ¿Crees que no lo sé? Me he repetido mil veces que fue un error casarnos, que nunca debí casarme sólo porque era lo que se esperaba, que tenía que aprender a vivir con mis errores, pero... no puedo más. No me malinterpretes, Shunrei y yo tuvimos nuestro buenos momentos, y ella me ha dado uno de mis grandes tesoros, me ha dado a mi hijo, pero... ya no es suficiente para mí... tengo que ser yo mismo alguna vez...

 

- En eso estamos de acuerdo... - dijo Shion alcanzando la botella que permanecía intacta muy cerca de Dohko.

 

- Sabía que me juzgarías.

 

- No te juzgo, de verdad que no... pero te repito que esto ha sido repentino. Nunca me diste un indicio siquiera de que... ya sabes.

 

- Tampoco era algo que iba a pregonar a los cuatro vientos - dijo Dohko mucho más calmado.

 

- Es cierto... ¿cuándo se lo dirás?

 

- Lo antes posible.

 

- Pero... ¿y el trabajo? Tú sabes lo estrictos que son en eso de las relaciones entre empleados.

 

- No me preocupa, ya veré la manera de arreglarlo.

 

- Dohko, quisiera decirte que todo va a salir bien, pero estoy seguro de que estás de acuerdo con que no va a ser así.

 

- Lo sé, y espero al menos contar con mi mejor amigo.

 

- Lo harás, aún con mi confusión, estaré a tu lado amigo.

 

- Gracias...

 

- No tienes nada que agradecer, estoy seguro de que si algún día me decido a separarme de Yuzuriha, tú vas a estar ahí para ofrecerme un sillón en el que pueda dormir en tanto consiga departamento - los dos se echaron a reír. Dohko contempló los ojos amatistas de Shion, ¿se atrevería a confesarle todos sus secretos? Tal vez algún día. Pero no esa noche.


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