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La Leyenda del Cerezo por Seiryu Kiyomizu

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Notas del fanfic:

espero que les guste, no es un gran trabajo, pero es para lo que me dio xD

los personajes de Naruto no me pertenecen, si fuera asi no escribiria ni leeria, puesto que los tendria haciendo cochinadas en mi casa y a ustedes les cobraria por verlos xD

Cerezo

 

Cientos de años atrás, cuando los señores feudales del antiguo Japón se debatían en feroces batallas para demostrar su poderío. Cuenta la leyenda que en los hermosos campos del país del fuego una extensa y maravillosa vegetación residía; de entre ella, se destacaban principalmente los cerezos, siendo el símbolo de la primavera, por lo tanto, el árbol sagrado.

 

 

En aquellos tiempos era muy difícil poder contemplar uno y en caso de que algún ente sin rumbo lo hiciera, se le otorgarían grandes riquezas y protección. Sin embargo, existía la excepción; en un lugar sin nombre quedando al este de dicho país, un árbol sagrado se hallaba y a su alrededor la muerte abundaba. Un árbol, que pese a tener vida, sus ramas no florecían y que como es dicho hoy en día, como muerto en vida se sentía.

 

 

El pobre, triste estaba. Animal que lo veía, animal que huía. Ni la mismísima mala hierba se le acercaba. Estaba solo.

 

 

Una noche, se le apareció algo en lo que nunca creyó, una hermosa hada, cuyo trigo al viento se mecía, perlas cual amatista envidiaría y rubíes de donde bellas palabras salían. Se le acerco.

 

 

-       Oh!, cerezo. ¿Qué pasa que no estas como los demás?, ¿Radiante y hermoso? 

 

 

-       No lo se hada y eso me enferma de pena… siento que voy a morir, ya ni siquiera en humano, transformarme puedo- humano, ¡si!, como toda planta bendecida por Dios tenía dicha habilidad, pero él ya no la podía usar. 

 

 

-       Cerezo, pequeño cerezo. Yo ayudarte puedo, pero no es algo sencillo; ¿Estás dispuesto a cumplirlo?- dijo el hermoso ente. 

 

 

-       Mi querida hada, lo que sea con tal de no sucumbir ante esta terrible amargura. 

 

 

-       Bien. Un hechizo te practicare, pero paciente deberás ser, puesto que a largo plazo será, para que tu felicidad llegue al final. Dentro de estas mismas tierras en exactamente 20 años la persona soberana de tu corazón nacerá. Podrás separar tu forma humana de la natural, pero el elegido no sabrá, ni debe saber que eres el mismo; él, enamorarse de tu forma original debe de hacer y sus sentimientos tener que demostrar, luego, el destino se encargará de lo demás. Si no se cumple con estos requisitos, morirás y ya no habrá forma alguna de reencarnar. Si estas de acuerdo con estas condiciones y no tienes nada que objetar, comenzaré el hechizo, ¡Ahora ya! 

 

 

-       No hada mía, será mi última esperanza. La espera vale la pena, si con eso me libro de esta condena. 

 

 

-       Entonces, marcha atrás ya no hay y atenerte a las consecuencias deberás de hacer.

 

 

Y así, una vez implantado el hechizo, el árbol impaciente por dos décadas espero.

 

 

Luego de dicho tiempo. En lo que él llamaba su hogar, una gran mansión se construyo, creando grandes muros, privándolo de la vista exterior. La familia que allí vivía muy feliz estaba, la señora de la casa, dando a luz mellizos se encontraba.

 

 

El árbol, muy contento, presagiando el nacimiento, esperaba; su luz, su salvación, en vida estaba.

 

 

-       Albol feo- dice la niña. Mas el pequeño, callado, fijo su mirada detenidamente en aquel ser diferente a los demás y de una extraña hermosura, pero que a su corta edad no podía entender. 

 

 

-       ¡Sakura!, ¡Sasuke!- llamo la voz de su madre- ¿Qué hacen aquí?, vengan, vamos a dentro- tomo a cada niño y se los llevo.

 

 

Sin que nadie se diera cuenta y antes de que se llevaran a los pequeños el árbol que se hallaba frente a ellos tuvo una pequeña exaltación; ¡Por fin!, después de tantos años, encontró a su ser amado y ¡Que nombre mas hermoso!, perfecto para ser su complemento.

 

 

-       Sakura, flor de cerezo, flor de mi salvación- pronuncio.

 

 

Y sin que el lo supiera, mas errado no podía estar, puesto que un pequeño humano, que al momento de conocerlo no emitió juicio alguno, el verdadero elegido era para cambiarle la vida entera.

 

 

Pasaron otros años y los mellizos Uchiha, que era el apellido al cual pertenecían, contaban con trece años cada uno. Poseían una belleza andrógina que quizás el mismo Narciso, les habría concedido.

 

 

Sakura, amigona de todas menos de una, con sus hilos de lana fina hasta sus caderas y su amplia frente que a pesar de su longitud a sus pensamientos no ayudaba; era mas caprichosa que mujer golosa, todo lo que veía, lo quería y lo que no, también. Un día, conoció a un hermoso joven, de largos cabellos dorados y ojos aguamarina, que paseaba sin permiso por el jardín y que al momento de reprenderlo quedo prendada de él. Conversaron por largo tiempo, palabras sin contenido salían de la boca de la chica y cuando lo hacían, no eran más que idioteces, dejando al rubio un tanto decepcionado. Al darse cuenta que era tarde, ella le invito a compartir los alimentos con su familia, él encantado acepto, pero al momento de entrar una sorpresa se llevo; con el chico, hermano de Sakura, se encontró. No supo que fue lo que paso, pero un pequeño escalofrío, le dio; sus mejillas rojas se pusieron y las rodillas poco resistieron, cayo.

 

 

Sasuke, contrario a su hermana, era más solitario, que lobo viajando solo. Se refugiaba en los libros fantasiosos, que mostraban un mundo utópico y digno de todo final feliz. Misteriosamente le gustaba sumergirse en su mundo a los pies de un viejo árbol que se hallaba en el jardín, el cual era perfecto ya que nadie se acercaba; era extraño pero se identificaba con aquel ser sólo al igual que él. Sus padres mucho caso no le hacían, a pesar de ser mejor que su hermana en todo sentido, pero como este mundo hipócrita se basa en la opinión de los demás, su hermana, como una princesa debería ser y así un gran esposo poder obtener. Precisamente, esa tarde había ido a leer, pero diferente a los demás días estaba su compañero fiel; no pudo concentrarse así que sin más a la casa volvió cuando en el camino se encontró a alguien que jamás se imagino, rubio, ojos azules, ¡Era igual!, podría decirse que era el mismo ente mágico que a veces veía al lado de aquel árbol, pero que cada vez que intentaba tocar desaparecía sin mirar atrás; repentinamente lo vio en el suelo, sin dudarlo le ayudo a levantarse ganándose la gratitud y un sonrojo de parte del otro y los celos de Sakura.

 

 

-       ¡Gracias!... soy Naruto, ¡mucho gusto!- dijo aquel ser. 

 

 

-       Sasuke, igualmente- y a pesar de la impresión de Sakura, puesto que su hermano era más cerrado que caja fuerte, le sonrió.

 

 

Para Naruto, como se llamaba verdaderamente aquel ente sagrado, era la primera vez que con su forma humana veía al chico Uchiha. Su corazón comenzó a latir de una forma desesperada provocando un pequeño nerviosismo en su cuerpo. Ahora que lo veía bien le parecía un chico lindo. Cada vez que extrañamente se le acercaba y se sentaba a sus pies a leer trataba de hacerle sombra del sol que a veces le molestaba, lastimosamente con sus ramas sin vida externa no podía hacerle mucha, pero al chico al parecer no le importaba, puesto que allí se quedaba haciéndole compañía a su penante agonía. El azabache le agradaba demasiado, cada vez que se quedaba dormido hablaba con el viento para que no soplara frio y él, muy amable el deseo le concedía para que así, el amigo de su amigo, no sufriera. Mas, sin embargo, nunca le tomo mayor importancia, solo lo veía como un acompañante por decirlo que alguna manera, estaba tan obsesionado con Sakura, que nada mas le interesaba, claro hasta ese momento en que lo vio, lo tocó y le hablo con su forma humana; el sentimiento había cambiado, un gran aprecio ha despertado.

 

 

Conversaron durante toda la cena, dejando de lado a la fea. Presentaron a los padres que quedaron satisfechos de que Naruto proviniera de una “familia importante” y al finalizar quedaron de hablarse en alguna otra ocasión…

 

 

Tiempo ha pasado, tres años para ser exacto.

 

 

Su amistad se ha solidificado y a Sakura de lado, Naruto ha dejado; más horas al lado del chico Uchiha, se da cuenta que ha pasado.

 

 

Dicen que con los años viene la sabiduría y para el ente sagrado, que a pesar de su edad, su apariencia era la de un chico normal; la regla, no era una excepción. Se había dado cuenta que estaba equivocado, su salvación verdadera se hallaba a su lado; ¡Que tonto!, amigo de tantos años y él fijándose en una descerebrada, porque claramente sabia que así realmente era Sakura. Pero, ¡oh, si!, el “pero”; la famosa contrariedad, no tenia idea alguna si su ser amado correspondería a su llanto desesperado. Lo mejor, sin duda, seria preguntarle, aunque quizás su esperanza, podría derrumbarse.

 

 

-       Amm, ¿Sasuke? 

 

 

-       ¿Dime? 

 

 

-       Yo…

 

 

Y ante el titubeo del otro, el impulso lo sorprendió; estaba arto de aguantarse las ganas así que sin mas lo besó. Naruto estático estaba, jamás se espero aquello, sin embargo la oportunidad aprovecho, al beso correspondió y sus brazos alrededor de su cuello pasó, ¡fue algo maravilloso!. Cuando tuvieron que separarse, el silencio los invadió, lastimosamente al momento de emitir palabra, alguien los  interrumpió.

 

 

-       ¡Sasuke!, ¿Cómo pudiste?. Sabias que me gustaba Naruto y aun así me lo quitaste, eres un maldito.

 

 

Sakura, la niña consentida le reclamaba a su hermano la “terrible” osadía.

 

 

-       Hermana. primero, no me insultes de ese modo, recuerda que somos de la misma familia, por lo tanto si yo soy eso, tú también. Segundo, yo nunca te he quitado a Naruto, puesto que él jamás ha sido tuyo y tercero, si es que este sentimiento es reciproco me gustaría que fuera mi novio.

 

 

El rubio mas contento no podía estar, después de tanto tiempo esperando, soñando e ilusionando a sus esperanzas, estas habían dado frutos.

 

 

-       ¡Por supuesto!, me encantaría. 

 

 

-       Son unos tontos, pero al menos tendré mi pequeña venganza y esta va para ti hermanito. 

 

 

-       Lo que digas me tiene sin cuidado. 

 

 

-       Bueno, haya tú como lo tomas… Tu queridísimo árbol, esa cosa horrible que se halla en el jardín para esta tarde ya no estará, mamá lo sacará. 

 

 

Al ser informado de tal atrocidad, helado Naruto se quedó y no se percató cuando el azabache corrió a la dirección en la que se encontraba aquella planta olvidada.

 

 

¡No podía ser!, se había olvidado de su verdadera forma, tanto disfrutaba de las tardes con Sasuke que volver a ser el árbol para él no era más que un trámite. ¡Oh, por Dios!, si destruían su cuerpo físico biológico, desaparecería para siempre y todo el esfuerzo invertido seria en vano; en ese momento se dio cuenta que estaba solo, Sakura se había ido enseguida de Sasuke. Dedujo la dirección que tomo este último y se dirigió a su, quizás, pronto lecho de muerte; mas, la sorpresa lo invadió al ver a su amor parado frente al árbol protegiéndolo de esos hombres que intentaban dañarlo.

 

 

-       Déjenlo, no le hagan daño. Suelten esas hachas. 

 

 

-       Hijo mío, este ser es horrible. Vida casi no tiene, ¿No crees que se sentiría mas contento si le quitamos su sufrimiento?. 

 

 

-       Madre, no te atrevas. Este árbol ha sido mi único amigo, tú sabes que siempre he estado solo, ustedes le daban más importancia a esa niña que dice ser mi hermana. Este es el único lugar, en el que me he podido refugiar. 

 

 

-       Lamento si no te hemos prestado mucha atención, lo sé y lo entiendo, pero dime hijo mío el verdadero motivo para conservar esta monstruosidad, ¡Míralo!, ramas secas y decaídas, sin hojas verdes ni flores, dudo mucho que lo quieras conservar solo por hacerte “compañía”. 

 

 

-       Sabes madre. Tienes razón.

 

 

Naruto al escuchar lo último asustado quedo, puesto que pensó que Sasuke cambiaria de opinión y a su madre daría la razón.

 

 

-       ¡Bien dicho Sasuke!, ahora quítate para que los señores hagan su trabajo. 

 

 

-       No madre, tienes razón en que no te he dicho el verdadero motivo, puesto que con este “amigo”, mi corazón se ha ido. 

 

 

-       ¡¿Qué?!, eso es algo loco hijo. No puedes enamorarte de una planta. 

 

 

-       Pues yo lo he hecho, madre y no me arrepiento, puesto que gracias a esto acompañado ya me siento. Este árbol me ha dado las mejores tardes de lectura en mi vida y las mejores conversaciones también.

 

 

Repentinamente y para asombro de todos, el chico Uchiha media vuelta dio y a Naruto viendo quedó.

 

 

-       Gracias a este árbol que me hacia sombra cuando molestaba el sol, que hablaba con el viento para que no soplara frio y que principalmente me hacia compañía las tardes que le pedía, fue que conocí al amor. Naruto, gracias por ser mi amigo, gracias por hacerme feliz, gracias por escucharme y entenderme y sobre todo por estar aquí.

 

 

Al finalizar, Sasuke apunto hacia el árbol, el cual misteriosamente comenzó a brillar junto con Naruto. La madre sorprendida y asustada al suelo callo, mientras los hombres maravillados vieron como el feo cerezo su apariencia cambiaba, una forma esplendida, sus ramas marchitas y decaídas, vigorosas, verdes y con grandes hojas se ponían, las flores que es su tiempo no existían extraordinariamente aparecían, era hermoso

 

 

-       Ya es hora de que florezcas, ¿Ne? 

 

 

-       ¿Como lo supiste? 

 

 

-       Desde el primer día lo supe, extrañamente cada que veía hacia el árbol encontraba de pie junto a él a un joven rubio y de ojos azules, de cabellos largos y hermosos, incluso lo veía antes de verdaderamente conocerte aquella tarde. Me pareció extraño y al tener muchos libros utópicos en la biblioteca es fácil darse una idea de lo que pasa, je je, aunque suene descabellado. 

 

 

-       Je, gracias, me has salvado la vida y al parecer también debo de agradecer a los escritores utópicos. 

 

 

-       Me hubiese dado cuenta de todas maneras. 

 

 

-       Ja, el orgullo a ti, no te abandona. 

 

 

-       Ni lo hará jamás

 

 

Se acercó y para alegría de Sasuke le besó

 

 

-       Y ahora que pasará 

 

 

-       El destino debe de encargarse ahora, yo de mi sufrimiento me he librado, el amor he encontrado y aunque ya no este a este árbol tan ligado me gustaría conservarlo. 

 

 

-       No creo que hayan mas problemas, se ve hermoso… dime Naru, ¿Ahora no es necesario que regreses al árbol? 

 

 

-       No, generalmente nosotros elegimos la forma en que nos quedamos al enamorarnos, incluso algunos nunca lo deciden y adoptan ambas formas, ahora soy humano pero me ata a este árbol todos los recuerdos que he vivido siendo asi, es algo simbólico. 

 

 

-       Entiendo. Bueno creo que es hora de hablar con mis padres 

 

 

-       ¡Si! 

 

 

Y así ambos, abrazados, entraron a la mansión. Ahora solo quedaba esperar y tal como lo dijera Naruto y la extraña hada tiempo atrás, el destino se encargaría de lo demás y déjenme decirles mis queridos lectores que desde aquí, a los pies de este hermoso cerezo, en el tiempo en que se han escrito estas líneas aun puedo recordar las campanas de boda que hace exactamente tres semanas dejaron de tocar.

 

Fin

Notas finales:

para cualquier cosa me dejan un review.... ojala y sean muchos xD

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