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Los secretos del Sectumsempra por tenshi_kun

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Notas del fanfic:

Hola amigos... los extrañe.

Les dije que no los haría esperar mucho, yo también soy super ansiosa.

Espero no defraudarlos con este fic (ya que aun esta agarrado con pinzas) que siga teniendo para ustedes el mismo entretenimiento y que logre atraparlos.

Puede que el titulo del fic no tenga mucho que ver con la historia en general, pero todo comienza a partir de esa maldición, y ademas me gusta como quedó jaja.

Bueno, espero que lo disfruten. Besos

Notas del capitulo: Toda acción tiene su reacción, tardarán en darse cuenta, pero lo lograran... aunque talvez, no tengan el valor para enfrentarlo. 

-¡Basta Harry! –le reprendió Hermione al verlo, otra vez, con el mapa de los merodeadores abierto.

 

-Es la única forma de localizarlo.

 

-Esto está llegando demasiado lejos. Estas obsesionado.

 

-Exagerada.

 

-Lo único que haces es vigilar y hablar de Malfoy.

 

-Porque sé que algo trama Hermione, además estoy seguro que ya tomó la marca.

 

-Veo que nada hará cambiarte de parecer. Sólo espero que no te metas en problemas.

 

-El que tendrá problemas será Malfoy cuando lo descubra y lo acuse.

 

-Si tú lo dices… Iré con Luna a la biblioteca, te veo luego.

 

-Adiós.

 

Harry respiró hondo, cansado, frustrado. Le dio otro vistazo al mapa, pero Malfoy aun no aparecía. Para despejarse un poco y, aprovechando que la Sala Común estaba desierta, sacó de su mochila el extraño diario de anotaciones firmado por ese tan misterioso príncipe mestizo.

 

Había doblado la puntita de la hoja en donde había quedado y ahí lo vio otra vez, ese extraño y pegajoso nombre… “Sectumsempra” y, entre paréntesis, decía: “Para enemigos” ¿Que haría ese hechizo?, se preguntaba Harry. El nombre era tan misterioso, casi fascinante.

 

Como si lo presintiera, o sus sentidos tuvieran algún tipo de imán, Harry vio la motita de Draco Malfoy estática en el baño abandonado de chicas.

 

-Te tengo –dijo, y salió corriendo en su  búsqueda.

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Cuando llegó al baño, estaba agitado por la corrida. Puso su oreja sobre la puerta esperando oír algo… Completo silencio. Abrió la puerta con sumo cuidado, tratando de no hacer ruido.

Malfoy estaba parado de espalda a la puerta, con sus manos apoyadas en el lavado y tenía su rubia cabeza inclinada.

 

-Si no lo hago los matará… -escuchó Harry que susurraba-… Debo hacerlo.

 

Y entonces Harry se dio cuenta… Malfoy estaba llorando, las lágrimas se deslizaban por el pálido rostro y caían sobre el mugriento lavado.

Malfoy jadeó, tosió y entonces, con gran estremecimiento, levantó la cabeza y, a través del espejo, miró a Harry observándolo sorprendido.

 

Draco se dio vuelta con rapidez levantando su varita, instintivamente Harry sacó la suya.

Decenas de hechizos salían de ambas varitas, algunos lograban esquivarlos, pero otros se perdían y daban contra alguna pared.

Uno de ellos impactó contra el enorme tanque de agua, haciendo que el baño se inundara en un santiamén.

Harry se resbaló al mismo tiempo que Malfoy gritaba:

 

-Cruci…

 

-Sectumsempra.

 

La sangre comenzó a salir a chorros del pecho y la cara de Malfoy, como si una espada invisible lo hubiera cortado.

Tembló y se cayó hacia atrás en el suelo, haciendo un gran ruido en el agua.

 

A Harry se le cayó la varita de la mano, ¿Qué había hecho? ¡Por Merlín! ¡Lo había matado!

 

-AYUDA… QUE ALGUIEN ME AYUDE –comenzó a gritar Harry a todo pulmón.

 

El agua del baño estaba teñida de sangre al igual que su ropa, Malfoy yacía inconsciente en el suelo, cubierto con su propia sangre, apenas si podía verle su platinado pelo. Harry comenzó a desesperarse, cayendo de rodillas a su lado, había tanta sangre que no se atrevía a tocarlo.

 

-Resiste Malfoy, por favor… AYUDA, ALGUIEN POR FAVOR.

 

Pero justo en ese momento apareció por la puerta la última persona que Harry quería ver. Severus Snape.

 

-Merlín bendito ¿Qué sucedió? –dijo horrorizado al ver la escena.

 

Cuando llegó al lado de Draco, apartó a Harry con violencia y se inclinó sobre el chico. Harry pudo ver como Snape cerraba la herida del pecho de Draco susurrando lo que parecía una melodiosa canción, luego la de su cara y, cuando finalizó, miró a Harry como si fuera un demonio.

 

Tomó a Draco en sus brazos, ya que seguía inconsciente; indudablemente lo llevaría a la enfermería.

 

-Tú, Potter –le dijo con desprecio–, ni se te ocurra moverte de aquí.

 

A Harry ni se le pasó por la cabeza intentar desobedecer. Giró sobre si mismo y pudo verse en el espejo bañado completamente en sangre. Su cuerpo comenzó a temblar, horrorizado miró sus manos, llenas de sangre también… siempre pensó que tenía las manos manchadas de sangre por todas las personas que murieron por él, pero ahora era real, ahí estaba, como nunca quiso estar, bañado con la sangre de otra persona.

Como si tuviera hormigas en su cuerpo, Harry se arrodilló y, con el agua del suelo, comenzó a lavarse con desesperación.

 

Cuando logró calmarse, limpió un poco el lugar con su varita y se quedó pensativo, esperando a su adorado profesor de pociones. Justo en ese momento, el anteriormente mencionado entró el baño con cara de muy pocos amigos.

Harry se paró de forma veloz y lo miró con algo de miedo.

 

-¿Cómo está? –preguntó con voz temblorosa.

 

-Me sorprendes Potter, no tenía idea que conocieras semejante magia negra.

 

-No, yo no quise. Yo no sabía lo que ese hechizo hacia.

 

-Maldición Potter –lo corrigió, subiendo su tono de voz–. Es una maldición de magia negra.

 

-Yo no sabia, leí su nombre en un libro.

 

-Potter… creo que, milagrosamente, usted está bastante avanzado en sus estudios como para saber que si no tiene idea lo que provoca un hechizo, no lo hace.

 

-Lo sé. Pero él quiso lanzarme un crucio.

 

-Y usted casi lo descuartiza… Creo que están a mano.

 

Harry se sintió mareado y tuvo que hacer grandes esfuerzos por no vomitar.

 

-Yo lo siento mucho… ¿Cómo está?

 

-Tiene todas sus extremidades por suerte.

 

Harry tuvo que hacer más esfuerzos por no vomitar, cada minuto le era más difícil contenerse.

 

-Realmente lo siento.

 

-No es a mí a quien debe decírselo, Potter –dijo finalmente Snape, pero, antes de salir definitivamente, se volvió y dijo:-. Sábado a las cinco en punto para su castigo.

 

-Pero… pero… es la final de Quidditch.

 

-¿Todavía se atreve a replicar? Lo que usted merece es la expulsión inmediata Potter. Sábado a las cinco de la tarde, en punto.

 

Finalmente salió, azotando la puerta tras de él.

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-¡Que hiciste qué! –gritó Hermione horrorizada.

 

-Yo no sabía lo que hacia esa maldición.

 

-No fue a propósito Hermione –lo defendió Ron–. Además, el Hurón iba a lanzarle un crucio.

 

-Harry… ¡Pudiste haberlo matado!

 

-Pero no lo hizo –replicó el pelirrojo.

 

-Quema ese libro Harry, debe haberlo escrito el mismísimo demonio.

 

Pero Harry no podía escuchar a ninguno de sus amigos, ya que lo único en lo que podía pensar eran en sus manos, que en ese momento las estaba observando y seguían manchadas de sangre, a pesar de que se había duchado.

    ____________________________________________________________________

 

Al día siguiente, cuando salió junto a Ron y Hermione hacía el Gran Comedor para desayunar, descubrió que todo Hogwarts ya sabía de lo sucedido con Malfoy en el baño.

Todos lo miraban al pasar, y algunos chicos de primero se corrían del camino horrorizados, como si se hubieran cruzado con el mismísimo Voldemort.

 

Harry se sintió aun peor cuando entró al Gran Comedor y tenía todas las miradas sobre él. Inclusive los profesores, sobre todo le dolió la mirada celeste de Dumbledore, que tenía un destello de decepción.

Mientras caminaba hacia su lugar, escuchaba todo tipo de murmullos: “Quiso matarlo”, “Utilizó magia negra”, “Se está volviendo loco”.

 

Harry respiró hondo y bajó la cabeza… pero la levantó al sentir como una mano le apretaba el hombro. Era Ron, que le dedicó una sonrisa y una mirada de apoyo.

 

Llegó hasta su lugar, pero las cosas no mejoraban. Hasta sus propios compañeros se corrieron un poco cuando Harry se sentó en la mesa, apartándose y jugando con su comida como si no lo hubieran visto llegar. 

 

Todo empeoraba a cada minuto, pero esa sensación llegó a su punto máximo cuando traspasó la puerta del despacho de Snape el día sábado a las cinco en punto, mientras que todo el colegio estaba revolucionado por la final de Quidditch entre Gryffindor y Slytherin.

 

El castigo consistía en ordenar unos viejos archivos sobre alumnos problemáticos, detenciones, castigos y demás. Descubrió, divertido y acongojado, como en las fichas predominaban el nombre de su padre y su padrino.

 

Luego de varias horas salió de la oficina para darse cuenta que ya era de noche. Llegó hasta el cuadro de la Dama Gorda y descubrió que estaba abierto… dentro, todos los leones gritaban y festejaban.

 

-¡Harry! –gritó Ron– Ganamos, compañero. ¡Ganamos!

 

Harry no podía creer haberse olvidado de la final, pero ahí estaba, algo sorprendido y contento.

 

-¡Harry!

 

El aludido se dio vuelta y sus ojos se toparon con los de Ginny, tenía una enorme sonrisa y lucia más bella que nunca.

La chica corrió hasta él, se lanzó a sus brazos y lo besó.

 

A ninguno de los dos les importó la reacción de los demás cuando separaron sus labios. Hermione lucía una sonrisa de felicidad, y Ron hizo un gesto de: “Era obvio” o de “Aunque me interponga no me harían caso”.

Harry y Ginny se tomaron de la mano y salieron a dar un paseo en donde, si tenían tiempo, hablarían del partido.

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Harry se encontraba sólo y bastante pensativo en la Sala Común, por suerte tenían una hora libre y luego la cena.

A pesar de haber ganado la copa de Quidditch y, sobre todo, de tener por fin a Ginny entre sus brazos, no se sentía desbordado de felicidad como creyó que se sentiría.

Por suerte ahí estaba su hermana Hermione para poder desahogarse, ya que Ron estaba bastante ausente y ocupado con su “novia”.

 

-¿Qué sucede Harry? –comenzó la chica.

 

-Pues, no sé… pensé que sería el chico más feliz del mundo cuando Ginny fuera mi novia, pero ahora… no sé, o sea, estoy contento, pero siento como algo raro en el pecho que no me deja alcanzar la felicidad completa. Es como una sensación de angustia.

 

-Es la culpa, Harry.

 

-¿Culpa de qué?

 

-De lo que le hiciste a Malfoy.

 

-Dije que lo sentía. No lo hice a propósito.

 

-No me lo digas a mí, tal vez tendrías que ir y decírselo a él.

 

-Si, claro… para que me lance un Avada.

 

-No seas exagerado. Pero me dijiste que lo viste llorando, tal vez algo le suceda, algo malo.

 

-Si, que es un cobarde llorón.

 

-No… tal vez tiene un problema y no hay nadie que lo apoye o lo guíe.

 

-Si tiene, sus amiguitos mortífagos.

 

-No sabemos si Draco es un mortifago, Harry.

 

-Si lo es.

 

-¿Ya le viste la marca?

 

-No es necesario.

 

-Mira Harry… eres una buena persona, y lo que hiciste te está carcomiendo la conciencia. Además… estás bastante paranoico.

 

-Ve al grano, Hermione.

 

-Tal vez deberías ir y comprobar si tiene la marca.

 

-Oh si… entraré y le diré: “Hola Draco, amigo. ¿Me dejas ver si tienes la marca tenebrosa?”

 

-El sarcasmo no te va, Harry. Sólo usa tu capa, sé que Malfoy aún está en la enfermería.

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Harry decidió hacerle caso a Hermione luego de haberse despertado sobresaltado y sudado de una pesadilla, en donde la sangre brotaba abundante de cada rincón de la habitación.

 

Eran las 4:15 de la madrugada cuando Harry salió de su Sala Común rumbo a la enfermería. Mientras caminaba se decía que ya era tiempo de comprobar sus sospechas, para él, acertadas sospechas.

 

Entró cautelosamente a la enfermería, inspeccionó los alrededores y pudo ver un bulto sobre una de las camas, pero cuando se acercó descubrió que no era Malfoy. ¿Acaso ya le habían dado permiso para irse?

Pero luego vio el biombo blanco que dividía la enfermería. Detrás de éste solían estar los alumnos más graves, ya sea por enfermedad o heridas productos de algún hechizo… o maldición.

 

Se dirigió hasta allí, lo vio… y se sorprendió.

 

La imagen lo había paralizado, era casi irreal. Ahí estaba Malfoy durmiendo sobre una de las camillas. Las sábanas eran blancas, como de costumbre, y combinaba perfectamente con el pijama de seda blanco de Malfoy. La luz de la luna entraba por la ventana y le daba de lleno, haciéndolo luminoso, brillante, apareciendo una especie de aura sobre él. Tenía la cara perfecta, sin la más mínima marca o cicatriz. Su piel estaba muy blanca, pero sus mejillas y sus labios entreabiertos eran rojizos. Su pelo rubio, despeinado y sin gomina, estaban esparcidos por toda la almohada. Se lo veía… ¿Angelical?

 

Harry frunció el ceño y sacudió con fuerza la cabeza para apartar ese extraño pensamiento y para salir de esa imagen que parecía haberlo hechizado. Malfoy no era un ángel, la apariencia no significaba nada, era un mortífago y en ese mismo instante lo iba a comprobar.

 

Se acercó, y luego de comprobar que estaba profundamente dormido, prosiguió.

Con cuidado y, sin quitarse la capa o sacar las manos de ella, destapó con cuidado el cuerpo de Malfoy, llevando la sábana hasta su cadera.

 

Su brazo derecho estaba flexionado, con su mano bajo la almohada, mientras que su brazo izquierdo descansaba sobre su cintura.

Harry lo tomó cuidadosamente de la muñeca hasta que su brazo quedó al lado de su cuerpo, con la palma de la mano boca arriba.

 

Luego de esperar sólo unos segundos para ver que Malfoy no se removiera en sueños, deslizó la manga del pijama de seda, dejando al descubierto el antebrazo izquierdo.

 

Lo que Harry vio, lo sobrepasó. Tuvo que frotarse los ojos bajo los lentes para cerciorarse de lo que estaba observando: un brazo blanco y algo flaco, totalmente limpio. No había ningún tipo de mancha, cicatriz, lunar, o marca tenebrosa.

 

Quedó sorprendido, mirando hacia la nada. Malfoy no tenía la marca, no era un mortífago. Entonces ¿Hermione tenía razón? ¿Tan paranoico estaba?

 

Malfoy se movió un poco e hizo que Harry volviera a la realidad. Volvió a acomodar el brazo sobre la cintura y, con cuidado, lo tapó. Le dio la última mirada antes de irse, sabiendo que jamás volvería a verlo de esa forma, tan tranquilo, tan aniñado e infantil.

 

Volvió a su habitación sintiéndose peor de lo que ya se sentía.

 
Notas finales:

No digan nada, es un capi bastante corto, lo se.

Copie bastante al libro pero le di un poco de mi toque, algo menos cruel y algunas cosas que me hubieran gustado pero la Rowling no las escribió jaja.

Es solo una introducción, el segundo es mas extenso y ya habra contacto Drarry jaja.

Esperos sus reviews en este nuevo proyecto, actualizaré pronto.

Besos :)


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