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Pop corn por Camui Alexa

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Notas del fanfic:

: Quizá esto no tenga sentido si no has visto el video de Hyde (o su gemelo perdido XD) que circula por ahí.

Pop porn corn!

 

Hyde disfrutaba de una humeante taza de té acompañada de un enorme paquete de galletas varias, tirado cómodamente en el sillón doble frente al televisor gigante de la sala de ocio del estudio. Ese día el trabajo había terminado bastante temprano, así que Yuki y Ken se habían retirado ya hacia sus respectivos hogares, mientras él mataba algo de tiempo en el estudio a la espera de que el viento se calmara un poco en el exterior. Con el frío que hacía, no quería ni pensar en salir. Por supuesto, Tetsu seguía trabajando en la oficina, tres pisos más arriba, pero así era la vida de Tetsu: trabajar, ir de compras, trabajar, mal comer, trabajar, soñar despierto, trabajar, desvelarse, trabajar, jugar y trabajar. Claro que el líder sama de L'Arc~en~Ciel no sólo era bueno trabajando… también era bueno para hacer compañía a alguien en la alcoba. Un, sí… en eso era muy bueno.

Seguía pensando en cosas de índole más bien privada cuando comenzó uno de sus programas favoritos. Era, por supuesto, uno de esos programas con chismes acerca de gente del medio. La razón por la que le gustaba tanto era que disfrutaba ver a sus rivales de las listas de popularidad ser destrozados en la pantalla chica, mientras la joven presentadora, siendo una gran seguidora suya, se dedicaba a guardar su imagen con el celo de una loba.

– Hoy comenzaremos con una nota que hará estremecer al mundo – dijo la chica, como era su costumbre tras una breve introducción –: se trata de nada más y nada menos que de un video que hará que el nombre de nuestro querido Haido san, vocalista de L'Arc~en~Ciel, resuene en ondas a todo lo largo y ancho del mundo.

Hyde esbozó una enorme sonrisa. ¿Cómo le halagaría esta vez la chica? Ella siempre parecía tener nuevos cumplidos para él.

De pronto, la pantalla se tornó oscura un momento, para después ser reemplazada por un primer plano lleno de cuadritos de colores… y una serie de jadeos característicos. Mientras la mente de Hyde empezaba a penas a procesar lo que sus ojos veían, la toma se amplió para mostrar el cuerpo desnudo de un hombre, censurado con cuadritos de colores sólo donde era necesario. La toma varió un poco para dejar ver el nervudo cuerpo de otro hombre, justo debajo del primero y en una posición que dejaba en claro que ni era un debilucho ni un amateur en lo que hacía.

Hyde estaba a punto de lanzar un silbido de apreciación, pero el aire se atoró en su garganta cuando la cámara rotó hacia un lado para dejar ver el rostro del primer hombre, aquel de cuerpo fino pero firme. Su rostro.

– ¡¿Nani?! – gritó, sin poder creérselo.

Su vista absorbió todos los detalles: las cejas, los ojos cerrados en completo éxtasis, los labios entreabiertos de placer, la piel tersa, el cabello oscuro… incluso estaba seguro de que alguna vez él había gemido exactamente en esa nota.

– Demo… ¡No puede ser! – si no hubiese estado completamente seguro de que nunca había estado en ese lugar y en esas circunstancias con un hombre, habría jurado que se trataba de su rostro. ¡Y no sólo su rostro! Su cuerpo, sus expresiones, su voz.

Minutos después, mientras la reportera retomaba el control y  hacía un sinfín de comentarios que iban subiendo cada vez más y más de tono y que dejaba entrever lo decepcionada que se sentía de su ídolo, la puerta se abrió de golpe.

– ¡Doihachirou, explícame exactamente qué ha sido eso!

– ¡Tetchan!

– ¡Nada de Tetchan! ¿Quién es el tipo con el que me has engañado para hacer esa clase de video?

– Pe… pe… pero… ¿no estabas trabajando?

– Justo venía a verte cuando he visto ese maldito video en uno de los televisores del corredor.

– No, Tetchan. Te equivocas. Ese tipo en el video no soy yo.

– Pues si no eres tú – dijo una jadeante voz a sus espaldas –, es tu gemelo perdido.

– ¡Saku chan! – exclamó Hyde en un grito ahogado.

– Hola, Hide chan – luego se tornó hacia el bajista, intentando recuperar el aliento –. Hola, Tetchan. ¿Sabías que tu amigo, casi hermano, gusta de poner el cuerno a su novio y hacer videos recreativos para adultos?

– Hola, Sakura, cuánto tiempo. Y sí, me acabo de enterar.

– ¿Ya lo viste?

– Un.

– Entonces comprenderás que Hide chan y yo necesitamos tener una charla muy seria y larga. Realmente larga.

– ¿Doiha chan y ?

– Así es.

– ¡Momento! No serás tú el tipo que está en ese vídeo con él, ¿o sí?

Hyde los miraba alternadamente, sintiendo la pasmosa calma característica de los instantes que preceden a la tormenta.

– ¡Por supuesto que no! ¿Crees que me habría preocupado tanto si fuera yo mismo?

– No entiendo…

– Tampoco tú sabes quién es, ¿o sí, Tetchan?

– No.

– Si supieras con quién me ha engañado Hide me lo dirías, ¿verdad?

– ¡Les he dicho que ese tipo en el video no soy yo! – exclamó, intentando detener las predecibles palabras de Sakura. Pero era demasiado tarde.

– ¿Que Haido te qué?

Por un momento, que pareció tan largo como incómodo y doloroso, la verdad se hizo tangible en el aire.

– ¡¿Cómo pudiste, Tetsuya?! – bramó Sakura mientras estampaba su puño contra el rostro de su antiguo líder.

– ¡¿Qué demonios te pasa?!

– ¡Tú sabes que Hide y yo hemos estado juntos casi desde el principio!

– ¿De qué hablas? Doiha chan estaba destrozado cuando sólo podías pensar en polvos blancos, es normal que te dejara y buscara consuelo en otro sitio.

– ¿Dejarme? ¡Estás ciego, Tetsuya! ¿O crees que esto – dijo abriendo un poco su chaqueta y su camisa para dejarle ver una serie de marcas rojimoradas sobre la blanca piel de su hombro y su pecho – tiene ya casi diez años?

– ¿Cómo pudiste, Sakura? ¡Tú sabías que yo lo amo desde hace mucho tiempo!

Y muy pronto, las palabras degeneraban en golpes otra vez, mientras Hyde no sabía bien qué hacer.

En eso, la puerta volvió a abrirse de golpe, para dejar entrar a un airado Gackt sin ninguna clase de abrigo.

– ¡Haido chan!

– ¡Gacchan! ¡Haz algo o me quedaré sin banda! – dijo señalando a sus dos amigos, que seguían golpeándose y gritándose cosas ininteligibles.

Tras un par de minutos de gritos y forcejeos, y de haber recibido algunos golpes, Gackt consiguió separarlos.

– Ya basta. No sé por qué están peleando, pero seguramente es algo que pueden arreglar como adultos – dijo con aire de dignidad, a pesar de tener la frente perlada de sudor, el pelo revuelto y la ropa desarreglada.

– ¿Como adultos, eh? – dijo sarcásticamente Tetsu a Sakura, que había sido el primero en empezar con los golpes.

– Muy bien – Gackt se pasó una mano por el cabello, intentando devolverlo a su sitio –. ¿Qué es lo que pasa aquí?

– ¿Has visto el último éxito en video de Hide chan? – preguntó Sakura.

– Justamente por eso he venido aquí – dijo volviéndose a Hyde, con una mirada tan furiosa como tranquila era su voz –. Dime, Haido chan, ¿es alguno de ellos? ¿Alguno de ellos es mejor que yo?

– ¡¿También tú?! – exclamaron Sakura y Tetsu casi al mismo tiempo.

– ¡Hideto Takarai! ¡Maldito infeliz! – todos se volvieron hacia la puerta, donde acababa de aparecer, Chisato –. Dijiste que jamás harías un video como ese. ¿Qué fue lo que pasó? ¿El guitarrista de Penicillin no es lo suficiente para ti, o estabas realmente ebrio cuando accediste?

Sólo al terminar de decir estas palabras, miró a su alrededor, y cayó en el mismo silencio estupefacto que el resto.

Hyde se disponía a repetir que el hombre en el video no era él; no porque realmente ese argumento fuera a salvarlo del Armageddon, sino porque no tenía otro, pero justo entonces, entró una asistente con una gran sonrisa en el rostro y un teléfono inalámbrico en la mano.

– Haido san, es su esposa – informó cortésmente y se retiró.

– Moshi moshi – respondió Hyde.

Mientras, la pequeña multitud que espiaba desde las puertas empezaba a considerar seriamente ir en busca de palomitas de maíz.

Notas finales:

Mis disculpas para aquellos que siguen mis fics en proceso.

Siento que les debo ser honesta con ustedes, y la verdad es que, cuando puedo escribir últimamente, todo se va a mis obras originales. Sólo puedo prometer que todas las historias serán terminadas... lo que no puedo decir es cuándo.

 Gracias por leerme!

Dulces lunas y hasta siempre!


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