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En sueños por nerechan

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Notas del fanfic:

wiii!!!! Mi segundo fic!

Sena lo había descubierto sin querer, un día que había olvidado su reloj en el vestuario. Al volver para buscarlo se encontró a su capitán sentado en la otra punta de la oficina, con sus largas piernas reposando en la mesa. Del susto pegó un salto y soltó una retahíla de disculpas (algo muy propio de Sena) mientras buscaba con la vista donde refugiarse por si Hiruma decidía dispararle por diversión, por costumbre o, simplemente, por existir (¿quién sabe como funciona su mente?). Al no recibir repuesta alguna Sena dejó de hacer reverencias y levantó la vista.

 

Hiruma dormía plácidamente con una expresión relajada y dulce que Sena nunca le había visto. No llevaba el cabello en punta, sino lacio y aún húmedo, como recién salido de la ducha. Con el cabello tapándole parcialmente sus puntiagudas orejas y sin sus puntiagudos dientes a la vista parecía la inofensiva estatua de algún bello y poderoso dios griego. Con cuidado, Sena cogió lo que había ido a buscar y se marchó silenciosamente, preguntándose si Hiruma tenía por costumbre dormir en el club o si ese día se encontraba demasiado cansado por el entrenamiento para volver a casa.

 

Al día siguiente, Sena encontró que Hiruma estaba diferente, parecía menos amenazador y había algo en él, en su determinación por ganar y en su sonrisa diabólica,  que hacía latir más deprisa su corazón. Esa noche Sena volvió al club, temiendo y deseando a la vez que Hiruma estuviese ahí. Esta vez Hiruma estaba estirado en el sofá, respirando acompasadamente con la cara vuelta hacia Sena, que se quedó parado frente a la puerta, a la espera de que se calmasen los frenéticos latidos de su corazón, observando aterrorizado cada movimiento del quarterback y temiendo que de un momento a otro se despertase y decidiese matarlo lenta y horriblemente para luego darle lo que quedase de él a Cerberos y que hiciese desaparecer cualquier prueba incriminatoria. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad dio unos cuantos pasos hacia él hasta que Hiruma gruñó algo en sueños y Sena salió de allí disparado con el corazón latiéndole desenfrenadamente.

 

Al volver a verlo a la mañana siguiente Sena trató de convencerse de lo estúpido que había sido haber ido allí y, sin embargo, no podía quitarse de la cabeza su tranquila expresión al dormir, como se le dulcificaba la cara. Y había algo emocionante al mirarle y pensar que sólo hacía unas cuantas horas lo había visto dormir como a cualquier inofensivo chico de 17 años. Era como si compartiesen un secreto, y eso le hacía sentirse más cercano a él que nunca; era más consciente de todo lo que hacía y decía y intentaba ver más allá de los insultos y las amenazas, descubrir al verdadero Youichi Hiruma.

 

Hiruma se giró y descubrió a su running back mirándole. Otra vez. Sena se sonrojó al ser descubierto y desvió la vista.

-         ¡¡Fucking chibi!! – Sena se estremeció y lo miró aterrorizado. Hiruma intentó suavizar su tono, su mutismo estaba empezando a exasperarle y lo último que quería era asustarlo y que Sena soltase su habitual retahíla de disculpas y lo dejase con la intriga- ¿Qué querías?- Sena se sonrojó y con la vista al suelo susurró algo que sonó a “nada”. Hiruma notó como le saltaba una vena en la frente- ¡¡Entonces mueve el cuelo y sigue entrenando!! ¡¡YA-HA!! – a esto último lo siguió una ráfaga de disparos que persiguieron a Sena 20 metros.

 

A pesar de todo, Sena fue a verle esa noche, y se quedó un largo rato mirándole desde la puerta hasta que el quarterback empezó a revolverse inquieto en sueños y Sena decidió marcharse cerrando la puerta con cuidado. Sábado y domingo encontró el club vacío y, decepcionado, tuvo que esperar hasta el lunes para verle. El lunes, Hiruma recibió al equipo con una mueca infernal por sonrisa que los hizo temblar al pensar en qué clase de entrenamiento infernal debía tener en mente. Pero Sena pensó que parecía sinceramente feliz de verlos, y esbozó una tímida sonrisa en respuesta que dejó a Hiruma estupefacto, preguntándose que debía pasarle por la cabeza últimamente a ese chibi.

 

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Sena empezó a tomar por costumbre visitar a su capitán cada noche y, con el tiempo, se fue volviendo más lanzado en sus “citas nocturnas”. Al principio se sentaba frente a él y le observaba hasta que se revolvía en sueños y se marchaba. Después, dejó de temer que despertase y, cuando empezaba a revolverse, Sena le acariciaba la mejilla con cuidado, procurando no despertarle, hasta que volvía a dormirse con un suspiro. Aunque en el campo continuaba temiéndole, a Sena le gustaba pensar que en sus momentos más vulnerables él estaba ahí para cuidarle. Por supuesto, él sabía que lo que sentía iba más allá de la admiración y la amistad, pero procuraba no pensar mucho en ello.

 

A veces, por las noches, Sena le hablaba; le explicaba que le había pasado ese día, le preguntaba como era su familia y si sabían donde estaba durmiendo o le hablaba de la Christmas Bowl y de los entrenamientos. Hacía mucho que había dejado de preocuparle ser descubierto: Hiruma no se despertaba ni al caerse del sofá.

 

Sólo una vez sintió verdadero pánico de ser descubierto. Hiruma se restregó contra la mano que le acariciaba como un gatito juguetón pidiendo caricias y se arrastró hasta su regazo, rodeándole la cintura con sus brazos. Seguía dormido, pero Sena estaba ahora atrapado. Entonces se preguntó si sería tan horrible ser descubierto y una vocecita se quejó de no tener suficiente con verle dormir. Sena se sonrojó. Él nunca llegaría a ese nivel, además, sabe dios de que horribles maneras lo torturaría si se le ocurría declarársele. << Pero no tiene nada de malo que me quede con él mientras duerme. >> pensó mientras se inclinaba para darle un casto beso en la mejilla. Hiruma se giró, quedando boca arriba, los labios entreabiertos, invitándole. Sena se volvió a inclinar para posar sus labios sobre los de él, suaves y cálidos. Hiruma suspiró y le devolvió el beso, aún durmiendo, y Sena pegó un brinco y se separó todo lo que pudo de él. Hiruma, molesto, se apartó un poco, y Sena se lo quitó de encima con cuidado y se marchó tan silenciosamente como había venido. A partir de entonces, Sena nunca se marchaba sin un beso de buenas noches.

 

Continuará

Notas finales: Bueno, dejen reviews por favor!! >.

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