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No me extrañes por Kali Lakitu

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Notas del fanfic:

Es una historia triste. Debo admitirlo, no les voy a engañar y a decir que se van a divertir como en los otros fics que he publicado y que pululan por la vida. Jaja, que sinceridad la mía.

Los personajes de Yu- Gi- Oh! No son míos, si lo fueran habría más encuentros entre los personajes, menos cartas y probablemente menos ropa XD así que todos los derechos a su respectivo autor y creador.

Y por qué no, también un agradecimiento a ese humano por crear personajes tan geniales ^ ^

Notas del capitulo:

Ok no hay mucho que decir… le eché ganitas. ¡Ah! les cuento en las notas finales algo que me pasó para que se rían. Fue como justicia divina.

Así que mejor aprovecho este espacio para decirles a quienes esperan el epílogo del fic Cachorro no le busques tres pies al gato que probablemente tengan que esperarme un poco más. Ya que comencé la escuela y tengo un buen de tarea T-T y muchas cosas que estudiar, tengo examen tras examen ._.Y no creo poder terminar algo decente para la prox semana. Nos vemos abajo.


POV

Joey




Desde hace tres meses me ha dolido mucho y muy seguido la cabeza, a tal punto que no puedo levantarme de la cama en algunas ocasiones; ayer me desmayé en la cena y una semana antes me pasó lo mismo en la universidad. No sé porqué me da náuseas cuando ingiero alimentos; pero lo que de verdad me asusta es que ya no estoy viendo bien con mi ojo derecho.

Ante todo esto, Seto se preocupó y me envió al doctor…

-Un gli… ¿Qué?

-Glioblastoma multiforme. Es la forma más agresiva de los astromas… de los tumores cerebrales.

-Entonces tengo cáncer en la cabeza.- El doc asiente tranquilamente, pero a la siguiente pregunta empieza a evitar mi mirada.- Y qué sigue ¿operación?

-… Usualmente los tumores cerebrales se forman como una derivación de cáncer en algún otro órgano, producto de la metástasis. Tu caso es muy raro, las células malignas se reproducen rápidamente, más de lo normal y por su naturaleza es inoperable… está muy avanzado…- Ahora guarda silencio y es cuando entiendo que me equivoqué de pregunta.

-Entonces ¿cuánto tiempo tengo? ¿Uno, dos años? Me falta un semestre para terminar la uni…

-De cuatro a cinco meses.- Por un momento me pareció sentir que el mundo se detuvo.

-¡Vaya! Eso sí que es poco… yo, no… digo, es que vine porque me duele la cabeza y tengo mareos, me desmayé y yo creí era migraña o anemia, pero esto... bueno ahora que lo pienso supongo que un tumor también tiene sentido.

-Joey, ¿quieres que llame a alguien? ¿Quieres que haga algo?- Por fin me ve a los ojos. No debe ser fácil decirle a la gente que va a morir en poco tiempo.

-No, estoy… creo que estoy bien. Bueno… ¿Me regala una de esas paletas?- señalo el bote en su escritorio y él me alcanza una.-Gracias.

-Mira Joey, tienes la opción de tomar Quimioterapias, con las radiaciones quizás podríamos extender tu vida uno o dos meses más.

-No, No quiero nada de eso, no tiene chiste alargar esto si en el tiempo extra voy a estar tirado en una cama sufriendo y agonizando por algo más que la enfermedad.- De pronto es como si la idea me cayera de golpe, y me surgen un sinfín de preguntas …

¿Qué voy a hacer en ese tiempo? ¿Me va a doler? ¿Qué va a pasar cuando ya no esté? ¿Quién cuidará de Seto?

Una horrible ansiedad me carcome por dentro.

Quiero salir de aquí.

Parece que el médico habla en otro idioma; hace poco dejé de entenderle y sólo veo cómo mueve la boca.

-… Comprendo, pero aunque decidieras no tomar el tratamiento, necesitarás venir cada semana para que te proporcionemos medicamentos y hacer más soportable el dolor. También debes traer a tu familia, para darles algunas indicaciones. El señor Kaiba…

-Bueno Doc. Vengo mañana, y hablamos de… pues de lo que tenga que decirme, ahora necesito estar solo.- Lo interrumpo y me levanto de golpe. Salgo casi corriendo del hospital antes de que pueda decirme algo más.

No sé qué hacer.

Comienzo a caminar sin rumbo y termino en el café donde trabaja una amiga que conocí en la escuela. Tal vez me haga bien decirle a alguien, despejar mi mente… igual y me ayuda a despertar de esta pesadilla.

-Hola Joey ¿cómo estás?- Sam me saluda en cuanto me ve entrar. Sólo hay un par de chicas un tanto escandalosas en una de las mesas acompañándonos.

-¿Qué hay Sam? Pues estoy, y por ahora con eso me basta.- Tomo asiento en la barra frente a ella.

- ¿Qué tienes? Te ves algo decaído… es la escuela o… ¡Ya sé! Te sigue doliendo la cabeza ¿Ya fuiste al médico?- Me limito a asentir despacito- y ¿qué dijo?

-Que no tengo migraña ni anemia- respiro profundo y sin más lo suelto, antes de que confunda eso con buenas noticias.- Tengo un tumor en el cerebro y no tiene cura; de hecho según el Doc me quedan cinco meses de vida… si bien me va… ¿Me sirves un té frío?.- digo lo último como para aminorar el impacto pero da lo mismo. Creo que no me oyó, porque tarda un momento en volver a hablar.

-… ¿Estás hablando en serio? – desearía que sólo fue una broma; una maldita y cruel broma, pero siempre he sido pésimo para mentir -Es que suena tan irreal ¿Cuándo te dijeron? Pudo haber un error, igual y el que te dio el diagnóstico no es un buen doctor.- cuando le respondo hablo mirando al suelo.

-Hoy me enteré. El doctor que me dio el diagnóstico es amigo de Seto, y uno de los mejores especialistas en esto del cerebro, dudo que se haya equivocado.- Ambos nos callamos un rato.

Ella lleva la cuenta a la mesa de las chicas quienes pagan y se marchan llevándose su escándalo con ellas.

-Es que no puedo creerlo, no sé cómo puedes estar tan calmado- ¿de dónde saca que estoy calmado? Desde que salí del consultorio no he dejado de temblar. Aún tengo la vaga esperanza de que en algún momento despertaré en casa, a lado de Seto, me dirá que me calme porque todo ha sido un mal sueño.-… Joey ¿Ya lo sabe Kaiba?¬

No…

-No lo sabe, y no tengo ni idea de cómo decírselo; es más, ni siquiera había pensado en eso, pero ahora que lo mencionas, hablarlo con él no me parece tan buena idea…- Sé que a los ojos de todo el mundo es un hombre frío, y hasta parece despiadado. Sin embargo, uno es el Seto que está al frente de Kaiba Corp. y otro el que se preocupa porque Mokuba y yo estemos bien.

-Joey no estamos hablando de esconderle su regalo de cumpleaños, ¿cómo piensas que puedes ocultar algo así? Además, suponiendo que no le dijeras, ¿qué harías?- Es cierto, jamás he podido ocultarle algo. No soy rival para su capacidad de deducir cosas y descubrir mentiras.

-Te diría que pensarlo por unos días… pero ahora unos días sí representan gran parte de mi vida jajaja…- Es bueno ver que mi sentido del humor sigue intacto… pero la risa poco a poco se me apaga y empiezo a llorar, mi amiga me abraza fuerte, intentando consolarme sin tener mucho éxito.

-Tranquilo Joey… mira, yo… la verdad no sé qué decirte.

-Es que esto no es justo… Samanta, tengo mucho miedo… no quiero… no estoy listo.- hablo entre sollozos atropellados y me cuesta trabajo respirar, no logro reconocer mi voz.

Un rato después dejé de llorar, pero estoy más asustado que esta mañana a la hora de salir del hospital. No quiero volver a casa, así que paseo por la ciudad. He de tener un aura demasiado deprimente porque ni los patos del parque se me acercan y eso que les lancé trocitos de pan al agua.

Pienso en muchas cosas y en nada a la vez. Esto parece mentira, digo, tengo 23 años, aún no termino la carrera, tenía tantos planes con mis amigos, con Seto…

Cada vez que pienso en él, la imagen de sus ojos azules preocupados viene a mi mente y no puedo dejar de llorar.

La muerte no me angustia tanto como la idea de verlo sufrir por mi culpa.

Llego a la mansión ya entrada la noche. Toda la planta baja está a oscuras, Mokuba mencionó que hoy no iba a dormir en casa y Seto, pues trata de llegar temprano, pero la oficina siempre absorbe mucho de su tiempo. De menos sé que no está en el estudio. No obstante, una vez que subo las escaleras veo que la luz de nuestra habitación está encendida…

Ya está en casa.

Entro a la habitación con un raro deseo de ser invisible. Tengo miedo de hablar con él. Sé que si le digo lo que está pasando las cosas van a cambiar, y no quiero que me empiece a ver a una persona enferma y moribunda. Él está de pie a un lado de la cama, quitándose el traje, ya sin saco ni corbata, preparándose para dormir. Puedo presumir que soy una de las únicas personas que tienen la oportunidad de verlo así, natural, por decirlo de algún modo.

Mío, cómo sólo yo puedo tenerlo.

No sé por qué, pero cuando nuestras miradas se encuentran, mi cuerpo tiembla de emoción pura, como la primera vez que estuvimos juntos.

-Joey, ¿Cuánto tiempo llevas allí?- una sonrisa me sale solita. Encojo los hombros quitándole importancia a la pregunta y voy a su lado.

Siento una inusual alegría en el pecho.

Seto Kaiba siempre ha sido como una droga personal; tiene el poder completo sobre mis sentidos.

Rodeo su cuello con mis brazos y lo beso. Él se sorprende un poco, pero al tiempo se deja llevar y pone sus manos en mi cintura. Separo nuestros labios y deslizo la punta de mi nariz por su mejilla, hasta llegar detrás de su oreja. Marco su hombro con mis dientes, y no puedo evitar pensar que en algún momento esa huella que dejé en su piel desaparecerá, igual que yo.

Sonrío con profunda dicha al ser él quien ahora marca en mi cuello sus incisivos

Ruego porque mi piel la lleve hasta ese día…

Lo empujo, cayendo los dos en la cama. Me siento sobre su cadera y comienzo a quitarle la camisa despacio. Él trata de hablar, pero antes de que pueda pronunciar algo, lo beso.

Hoy lo necesito así.

Pronto comienza a recorrer mi cuerpo con sus manos, quitándome la ropa de forma un tanto brusca. En sus ojos veo la expectante pasión que lo impulsa a reclamar cada parte de mi ser.

Finalmente podemos disfrutar de la cercanía piel contra piel, un deseo desesperado nos llena por dentro. Me toma de la cintura presionándome hacia abajo, logrando que mi cuerpo se encuentre con su dureza.

Jadeo sin controlarme.

Escucho cómo se ríe de mi reacción y aprovecha para sentarse sobre la cama; envolviéndome con sus brazos, gira para quedar arriba.

Alcanza el tubito que guardamos en el cajón de la mesita de noche. Inmediatamente comienza a prepararme, tan cuidadoso que no puedo aguantarlo. Quito su mano y lo miro con reproche, sabe cuánto detesto esta espera. Él comprende y no lo retrasa más. En un movimiento suave y profundo une su cuerpo al mío.

Un instante después la incomodidad pasa y no puedo contener un gemido de puro placer cuando por fin se mueve.

Entrecierro los ojos y me dejo llevar por el ritmo que Seto marca con sus caderas. Su mano procurándome el mismo placer que le produce estar dentro de mí, eleva el éxtasis que nace en mi vientre y viaja a través de la piel. Todo se convierte en sentir; rápido, suave, salvaje al mismo tiempo… una intensidad casi dolorosa se fuga entre besos y caricias.

Llega el momento en el que el placer es tanto que no cabe en mi cuerpo. Estallo contrayendo cada músculo y me obligo a abrir los ojos para ver la expresión en el rostro de Seto cuando me sigue, liberándose en mi interior.

Ya que todo pasa Seto se acuesta, y recargado en su pecho, me pongo a disfrutar del sonido que hace su corazón al palpitar. Siento sus manos deslizarse suavemente por mi espalda.

-Seto ¿Podemos hablar?- Sé que no existen los buenos momentos para decir las malas noticias, y si no se lo digo ahora, no sé qué pasaría si se entera de esto después.

-Cachorro, es algo tarde. ¿Puede esperar?- usualmente cuando hay algo que decir no lo hablamos en la cama.

-No, esta vez no.- me siento frente a él para verlo a la cara, pero al encontrarme con su mirada profunda y preocupada me hace sentir frágil. Él ya sabe que algo anda mal. Lo supo desde que me vio entrar a la habitación- ¿Recuerdas que me pediste que fuera al médico por lo de ayer y las jaquecas?- asiente sin apartar su atención de mis facciones-... pues bueno, resulta ser que tengo… -respiro hondo, quebrándoseme levemente la voz al continuar- tengo cáncer en el cerebro y pues según lo que dice el doc, no tiene remedio. Por lo que… me quedarán entre 4 o 5 meses de vida…

Pareciera que dejó de respirar. No se mueve… creo que ni parpadea.

¡Cómo se me ocurre decírselo justo después de…! bueno, mi sentido de la oportunidad es bárbaro, fantástico e inigualable. Ahora la expresión de su cara es indescifrable.

Daría cualquier cosa por saber qué está pensando.

-Seto… di algo, lo que sea, sabes que no me gusta cuando te pones así de serio.- extiendo la mano para tocar su hombro, pero antes de que alcance a rozarlo siquiera él se hace para atrás.

-Joseph… me acabas de decir que la persona que amo va a morir en cinco meses. ¡¿Qué quieres que te diga?!- Me quedo sin palabras. Su tono es muy violento y se ve extremadamente tenso.- Voy al estudio tengo que trabajar en un proyecto que está pendiente.

Sin más se levanta, se viste con su pijama azul, toma la bata y sale de la habitación.

No tengo idea de qué acaba de pasar. Supuse que podría molestarse, entristecerse o no creerme y tomarlo como una mala broma, pero no me esperaba una reacción como esta; prácticamente me gritó y se fue. También me levanto, pero antes de vestirme me meto un momento en la ducha. El agua caliente me hace sentir mejor.

Ya bañado y vestido busco a Seto en el cuarto, pero no hay ni rastro de él. Aún debe estar en eso del proyecto. Abro la puerta y me encamino totalmente decidido a buscarlo para que podamos hablar, quiero pedirle perdón por la forma en que le di la noticia.

No tengo mucha práctica informando este tipo de cosas.

La mansión nunca me había parecido tan grande. La luz se filtra por el marco de la entrada del estudio. Tomo la manija pero cuando estoy a punto de abrir el ruido de algo rompiéndose al estrellarse me detiene en seco. Un tanto asombrado procuro hacer el mínimo ruido al momento de pegar la oreja a la puerta para tratar de escuchar mejor qué ocurre allí dentro.

-¡Cómo pude ser tan cobarde!- Su voz suena furiosa, y ahora que lo pienso es seguro que aquel jarrón raro carísimo ya no existe.- Joey… perdóname...- los ojos se me llenan de lágrimas; se oye cómo suspira, igual que yo cuando trato de no llorar. Los dos somos igual de cobardes, quiero entrar pero no me atrevo a enfrentarme al hecho de que de una u otra forma Seto está así por mí, de que lo lastimé y no hay nada que pueda hacer para remediarlo; entonces, lo único que puedo hacer es regresar corriendo a la habitación para esconderme debajo de las sábanas.

Luego de un rato él entra en la habitación y se acuesta a mi lado. Finjo estar dormido, pienso que por hoy ha sido demasiado. Me abraza pegando su pecho a mi espalda, entrelazando nuestros dedos me aprieta una mano, despacio. Siento como inhala el aroma que despide mi cuerpo, recorriendo el camino del hombro hasta el cabello…

-Te amo Joey.- susurra cerca de mi oído.


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Los días se fueron tan rápido… Al principio tuve prohibido ir más allá del jardín, luego debía permanecer dentro de la mansión, hasta que un día no pude levantarme de la cama.

Han pasado cuatro meses desde que me dieron el diagnóstico.

Al poco tiempo los dolores de cabeza se hicieron casi insoportables, los desmayos más frecuentes y perdí por completo la visión del ojo derecho. Pero eso no fue todo, a los síntomas se unieron vómitos, cambios en mi estado de ánimo y lo peor vino cuando comencé a tener problemas con la memoria; olvidé a todos, no reconocía a mí hermana o a mis amigos.

Al único que podía recordar era a Seto.

No volvió a llorar luego de esa noche en la que le dije (o al menos yo no me enteré). Visitamos varios doctores pero el diagnóstico era el mismo. Ya me había hecho a la idea, y dolía mucho ver cómo Seto no perdía la esperanza de encontrar un Neurólogo que le dijera que yo no iba a morir… Después de un tiempo él adquirió lo necesario para que yo no tuviera que ir a ningún hospital, y no dijo una palabra más sobre buscar otra opinión.

Dejó de ir a la corporación y pasaba todo el tiempo en casa conmigo, esperando este día.

Seto… hoy por fin el dolor paró, mi cabeza ya está bien, no hay nada de sufrimiento. A penas y estoy consciente de lo que pasa. En mi sopor te escucho como lejano diciendo mi nombre varias veces; pero ya no puedo responderte, no me alcanzan las fuerzas. Tu voz ya no suena preocupada, me parece más bien triste. Quién sabe si estoy muerto o durmiendo, pero no importa ya porque como sea no volveré a despertar.

Y lo único que lamento es que no veré de nuevo tus ojos azules que tanto me gustan.



Fin


Notas finales:

Bueno y qué tal… Esta es mi primera incursión en el drama y la tristeza, creo que no quedó tan deprimente, dudo haber hecho llorar a alguien (excepto a Glen, ella dice que si lloró, lo siento querida, ah y una de mis amigas de la escuela).

Juro y aseguro que traté de mantener la dignidad de Joey intacta, considerando que es él quien muere. A demás si se siente tristes, tristes, pueden leer algo de humor como… está bien, si autopromoción

¡Ah! sí, Lo de la justicia divina, una semana después de que terminé de escribir esto, me tuvieron que programar una cirugía oftálmica con láser en un solo ojo ¿adivinan en cual? ¡Sí el derecho! Entonces creo que en las historias que escriba después, Joey tendrá que ser exitoso, famoso, siempre tendrá su historia con el amor de su vida (Seto Kaiba) y será feliz. ¡Muy feliz! No vuelvo a darle muerte en un Fic.


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