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El castigo del pecador por karin_san

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Notas del fanfic:

Si, todos los chicos lindos son propiedad de Masami Kurumada... aunque si que forman parte antiva de mi imaginación XDD...

Notas del capitulo:

Hola, aquí regresando con un fic que escribi hace pocos días para un evento dedicado al cordero. Es un song fic pequeño con mi pareja favorita. Y ya me dedicare a todos los pendientes jejej es que me enganche haciendo fics gemexMu pero ya acabe el último parcial del mes así que espero ponerme al día pronto con todo.

Besos y grax por leer!!!!

SONG: OTRO JUEVES COBARDE BY Joaquin Sabina & Ivan Noble

EL CASTIGO DEL PECADOR

 

Otra tarde como las demas
sin amores rotos de casualidad
otro jueves de esos que no se dejan besar.

POV  de Kanon

Otro día igual: Yo que me acerco y tú que te alejas. Una mirada fugaz, encriptada, fría; antes tan atípica en ti y ahora lo único que tienes para ofrecerme. Se lo que piensas, lo acepto pero... no puedo cambiarlo. Así era. Así soy quizás aún: un pecador. Haga lo que haga no puedo cambiarlo, lo se pero... antes me aceptabas ¿o solo fingías?


No eran las esquirlas del rencor
eran telarañas en el corazón
un adiós con pestañas, un desamor sin amor
.

 

POV de Mu

Otra vez el mismo ¿por que? en tus labios. Otra vez debo callar, evadir tu mirada, ignorar la pregunta, ignorarte, hacerte a un lado, herirte. Otra vez disfrazar de odio el amor, otra vez gritarte adiós, otra vez deshacer la fantasía que tanto nos costo crear, aquella en la que ambos podíamos estar juntos y ser felices pese a las diferencias, los cuestionamientos, la mirada incrédula de los demás. Otra vez fingir, fingir por ti.


Hoy que no me encuentro la nariz
Hoy que no me sale ni dormir
No le pongas miel a la verdad,
que si ando muerto es de tanto resucitar.

Se recostó boca abajo, boca arriba, bebió leche, probo con el almohadón sobre la cabeza, ubicándose al contrario de la cabecera de la cama, tomando el libro mas largo y aburrido que su hermano pudiera tener. Inútil. Las palabras de Mu alteraban sus nervios, los irritaba, lo llenaban de rabia. Que le dijeran que era un asesino, un traidor, un cobarde se lo podía esperar de todos pero no de él, no después de haber conocido el afecto en sus brazos, no después de que haya sido justamente el ariano quien lo alentó a seguir adelante, a permanecer en el santuario, a acercarse al resto de sus compañeros de armas. Si: él, Milo y su hermano fueron su única compañía al llegar, los primeros en quebrantar sus barreras. ¿Por qué si todo parecía estar tan bien Mu se acerco esa horrible tarde y le dijo adiós?

Se paró en seco de pronto al notar hasta donde lo habían llevado sus pies mientras su mente divagaba en otra dimensión. Iba a girarse y regresar a su templo cuando una idea muy distinta llegó a su mente. Si el carnero creía que era un desgraciado él le iba a dar la razón pensó con rabia.


Otra tarde que no arde, esta tarde sin pasado mañana.
Otra tarde tan cobarde esta tarde que no prueba manzanas.
Otro jueves que no sabe bajarse ni los pantalones.

El templo de Aries se encontraba en silencio. Sigilosamente subió los escalones  hasta la habitación del menor. Cuantas veces había estado allí durante los últimos meses, cuantas veces habían estado a punto de dejarse llevar por lo que sus deseos demandaban y se habían contenido en nombre de su ¿amistad? ¿Existió eso alguna vez? O sólo se dejo llevar por su mente y creyó la tonta excusa. Si Mu no lo aceptaba entonces esos besos... abrazos... caricias... ¿que fueron? ¿Provocaciones?

La luna proyectaba un resplandor nacarado sobre la piel del pelilila. Se deshizo de su camisa. La luz recorría las facciones de su cuerpo, bañaba de divinidad su apacible imagen. Descendió el cierre de sus pantalones. Su cabello como una cascada se derramaba sobre las sabanas blancas, un mechón caía a un lado de su rostro. Se quito su ropa interior. Se acerco. Se arrodillo junto a la cama. Lo observo. Las sombras y la luz se enredaban con su cuerpo blanco como espuma de mar  ¿sabría a sal su piel? Deslizo el ápice de su lengua por la comisura de sus labios, sintió el estremecimiento de su despertar, el miedo y la sorpresa que circulaban al unísono a través de su sistema nervioso. El pelilila entreabrió los labios para hablar ¿o gritarle? No lo supo, se lo impidió, sello su voz con la pasión que palpitaba en su boca,  con la ansiedad que lo quemaba, con demanda.

-Vete

-Oblígame- lo desafió adentrándose en la cama, llenándose de su aliento, del aroma a lilas que emanaba su cabello y a sal que forjaba su cuerpo tentado por sus acciones- soy una mala persona ¿no? Atácame- insistió forzando la túnica que lo privaba de la perfección de esa carne celestial, de la encarnación de lo sublime, de la mezcla de humanidad terrenal con aura etérea que poseía el menor- tienes el poder... para hacerme polvo- susurro a su oído antes de morderle el lóbulo arrancándole un gemido de satisfacción- ...y yo un legajo que lo justificaría

-Suéltame- mascullo débilmente mientras el gemelo trataba de acomodarse entre sus piernas

-Dijiste que soy malvado... déjame probártelo- pronunció con rencor mientras franqueaba el virginal territorio del menor, mientras arremetía con pasión, mientras saciaba la mayor de sus ambiciones y experimentaba el placer de la gloria en cuerpo y alma-...  te amo... no me alejes... por favor- rogó mientras trás el éxtasis su respiración buscaba normalizarse, mientras sentía la cálida esencia de Mu mojar su vientre, mientras apretaba el acalorado rostro entre sus manos en espera por una vez de una respuesta sincera de parte del ariano

-Te odio Kanon... cuanto más lejos... mejor- acabo de responder en un suspiro antes de liberarse del mayor y acostarse dándole indiferente la espalda

Kanon lo observo varios minutos, aguardando... algo... lo que sea. Una espesa nube de tormenta cubrió la luna. Ya no tenía razón para quedarse allí. Era el adiós.


Otro jueves que anda dando lastima por los rincones
de esta tarde en coma dos.

 

-Oye Mu- lo detuvo de pronto Saga trás el entrenamiento- ¿podemos hablar?-

Caminaron unos metros hasta sentarse en los amplios escalones del coliseo

-¿Que ocurre Saga?- preguntó tratando de sonar natural cuando en realidad sabía perfectamente de lo que quería hablar el gemelo mayor

-Yo... deseaba darte las gracias por lo de Kanon

-No hace falta- se apresuro a responder a la vez que hacía ademán de levantarse, la sola mención del nombre del gemelo menor  derrumbaba su fingida apariencia de calma

-Si lo hace- afirmo el mayor sujetando su mano- Kanon ya no te miraba como un simple amigo o compañero... de veraz le importabas-

-No exageres

-Le importabas- asevero el mayor- te volviste alguien importante para él y si le hubieras dado esperanzas no te hubiera dejado aunque el mundo dependiera de ello... el es rebelde y...-

-Ya no tiene caso- pronuncio irritado a la vez que forcejeaba por liberarse

-Mu...

-¡Ya Saga! No quiero hablar más de eso... no quiero pensar... ¡Ya esta cuidando su pilar!... y manteniendo el equilibrio del universo... cumpliendo su castigo- dijo débilmente antes de transportarse a cualquier parte, al rincón mas oscuro de su templo.


Otro jueves como los demás
demasiado martes, demasiado igual.
Ni te declaro la guerra ni tú me firmas la paz.

 

Caminó por los desiertos pasillos del templo marino sin rumbo, solitario, desganado. Pensó en ir por algo de comida pero... que mas daba. Finalmente subió a su recamara y se tiro en la cama. Llevaba semanas allí. Sólo con su mente, a la espera de la locura o de la muerte, de que el tiempo pase, de que se agote para siempre. Tratando de olvidar lo inolvidable. Deseando dejar de sentir. Otro día como victima de la guerra de su conciencia. Otro día soñando con sus labios.


Y el planeta baila su gangrena,
y otra vez volvieron a embarrar la fiesta
los idiotas en celo y las sopranos con tos.

Se postró con elegancia ante su diosa y su maestro. Solícito como siempre, dispuesto a cumplir con sus órdenes fueran las que fueran, al fin y al cabo ya le habían arrebatado lo que más del importaba... ¿que más le podían quitar?

-¿Te sientes bien Mu?- inquirió la Diosa fijando su avasallante mirada sobre humana sobre su rostro privado de emociones

-Muy bien Señorita... Atena

-“Tras acaloradas discusiones los dioses del Olimpo...- leyó Saori ese texto que Mu ya conocía de memoria de tanto buscarle una vuelta de tuerca, una objeción-... acordamos perdonar y suturar las viejas heridas que han por milenios mantenido alejados y en malos tratos a nuestra familia. Tanto Hades como Poseidón se comprometen a abandonar su empeño de apoderarse de la tierra, siempre y cuando mí querida hija Atena conduzca al planeta hacía un estado de amor y paz, purificando así a los hombres de sus pecados. El único punto sobre el cuál no hemos conseguido Poseidón de marcha atrás es al respecto del castigo del hombre llamado Kanon de Géminis, el mismo burlo y dejo mal parado a mi bastante temperamental hermano, por lo cuál, inevitablemente deberá ser castigado hija mía. Cuanto antes debes enviarlo al templo de Poseidón, donde deberá permanecer hasta el final de sus días pagando por sus pecados, conviviendo con su conciencia. De no cumplir y permanecer en las profundidades la furia de mi hermano se desencadenara demoliendo los pilares y el agua caerá voraz sobre los hombres. Espero sepas entender hice lo mejor por ti mi querida hija y cuanto pudé por los seres a los que tanto amas. Esperando tú oportuno regreso. Zeus”- Atena respiro profundamente mientras guardaba el mensaje que semanas atrás le había traído Hermes- Lograste que Kanon se fuera del santuario sin necesidad de que conozca el veredicto que los Dioses dispusieron sobre su destino... es admirable Mu

-No concuerdo con el castigo... a todos se nos dio una nueva oportunidad excepto a...- no podía pronunciar su nombre, no quería estar allí, debía irse-¿Puedo retirarme?- pregunto de pronto apretando sus puños para depositar en ellos la bronca contra el destino que atentaba contra Kanon... contra su posibilidad de estar juntos

-Mu, quedas expulsado de la orden de Atena irrevocablemente- declaró Atena con naturalidad

-Pero que...

-Kiki pronto ocupara tu lugar, puedes irte a donde quieras- agrego Shion

-Ya no estas obligado a servirme... eres libre- pronuncio Atena esbozando una sonrisa


Y hoy me quedo mudo para oír, lo que nunca te supe decir...

 

Lo observo atónito, incrédulo, confundido. Inseguro sobre si no era más que un espejismo, un sádico juego de su mente cada día más perturbada.

-Te amo- artículo traspasando el umbral del templo submarino

-Eh?

-Tu me lo preguntaste varias veces... ¿por qué?... porque te amo... esa es la respuesta a la pregunta

Se acercaron dubitativos. Se acariciaron. Se rozaron los labios y cuando iban a...

-¡Kiki! ¿Pero que haces con... mi ropa... jarrones... cuadros... cepillo de dientes... con todas mis cosas?- reclamo sorprendido el pelilila quitándose al menor de encima y sacudiéndose sus objetos personales

-Cuanto mas rápido se mude, más pronto comienzo a decorar “mi” templo- le guiño un ojo el pelirrojo antes de esfumarse tal como llego

-¿Me ayudas a instalar?- le sonrío el pelilila

-Para eso hay tiempo... mucho tiempo- le aclaró el gemelo malvado hundiendo su rostro en el cuello del menor.

 

Notas finales:

Espero les guste, es el primero de una serie dedicada a la pareja que quiero armar con distintos tipos de historias...

Nos vemos!!!


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