La luna traviesa se filtra por las cortinas, la brisa de la noche las hace bailar. En la habitación, se encuentra aquel que su mirada dulce, derrite las barreras de hielo de cualquiera, hasta la de un demonio. El respirar pausado, su dulce sueño, es observada por los ojos de la noche, aquel como rutina, se posa en la ventana para observar un momento al que un día robo su alma.
Pero hoy se ha atrevido a cruzar la barrera, acercándose a la cama, despacio con su paso felino, apenas puede creer que esa criatura tan desvalida, perdida en los brazos de Morfeo, sea tan cruel con su alma, torturarlo con su bella sonrisa, sus palabras inocentes, y su afecto, la amistad. La luna es testigo de su atrevimiento, se acerca despacio para no despertarlo, apoya sus labios en la mejilla, ya que se encuentra boca abajo, pero ese toque, provoca que cambie de posición, para quedarse frente a frente al demonio, pero aun dormido.
Sin medir la situación, roza sus labios con los de su perdición, besándolos apenas, dulcemente. El durmiente se mueve abriendo sus ojos, refregándoselos, llevándose sus dedos a la boca, sonriendo, para luego acostarse, dando la espalda a la ventana, tapándose, durmiéndose de nuevo.
El demonio ya esta lejos, por lo cual no se ha dado cuenta, pero sonríe, sonríe como nunca lo había hecho, tocándose los labios. Pensando en repetirlo en la noche siguiente. Quizás pueda dormir un rato........
Otra noche, pero estas ves es oscura, la luna esta oculta por las nubes de una tormenta próxima. …el debería estar en su refugio, pero no, quiere verlo, hace días que no ha podido visitarlo. Su corazón palpita, sabe que esta cerca.
Ante sus ojos, esta aquella figura recostada en la cama, aquella que duerme con una sonrisa. Cruza nuevamente la barrera, quedando junto a al lecho, observando como su respiración es pausada y tranquila. Sin medidas algunas, con sus dedos despeja algunos mechones rebeldes de su rostro. Sonríe, sin querer, el ha sido el que le robo un suspiro la primera vez que lo vio. Aquel rubio, aquel estudiante, que con su sonrisa angelical, y sus ojos azules como el cielo, hizo que su corazón volviera a palpitar.
Lentamente, fue acercándose a su rostro, para probar de nuevo esos labios, apenas rozándolos... pero... se aparta bruscamente... con sus ojos abiertos de par en par... toca sus labios. Allí frente a él, su ángel de ensueños, esta sentado en la cama con una sonrisa. …le había correspondido al beso. Su miedo al verse descubierto, provoca que de un salto, volara hasta la ventana para desaparecer entre la lluvia. Sin voltearse, escucha el llamado de su amor, pidiendo que regrese... pero... sigue... la lluvia se encarga de cubrir sus lagrimas...su miedo…su dolor…
Otras noches pasaron, y el demonio no volvió a aparecer. El joven estudiante, todas las noches esperaba despierto, hasta que él apareciera. Pero desde esa ultima vez, él no ha regresado.
Oculto bajo sus mantas, seca sus lágrimas con sus dedos, reprochándose lo estúpido que fue. Cada noche, él sentía que alguien lo observaba, creyéndose en un sueño, pero una noche, sin que se diera cuenta, abrió apenas sus ojos, y lo vio sentado al borde de la ventana. La luna reflejaba su rostro, uno que nunca había visto, ojos rojos con tres aspas negras, cabello negro con reflejos grises atado a una coleta baja, casi un ángel, pero sabía que no lo era. Sus ojos demostraba que no era humano, ni ángel, pero demostraban ternura, admiración. Cada noche, el esperaba que apareciera, todas las noches cumplía con esa cita, cada noche el se sentía seguro, durmiendo sin preocupaciones.
Hoy mira la luna desde su cama, no ha podido dormir bien desde ese momento, tanto así lo extrañaba?, Si..... Tanto así aprendió a quererlo?, Si... Sus azulados ojos volvían a empañarse de lágrimas, lo necesitaba, se había acostumbrado en dormir sintiéndose protegido. Mas ese día no pudo controlarse, había pensado que era un sueño, la primera vez, sintió como las alas de una mariposa se posaran en sus labios, y cuando lo vio tan cerca, y alejarse, supo que había sido su primer beso......
El cielo esta negro, cubierto por nubes negras, la tormenta es la más dura. El rubio aun así conserva la ventana abierta. Temblando en su cama, por él frió de la noche, espera que él apareciera. Mantiene sus ojos cerrados, sus lágrimas vuelven a salir, él frió cala sus huesos pero tiene la esperanza de verlo..... Apenas la ventana se cierra... sin que se de cuenta... el lugar se vuelve cálido... El rubio deja de temblar, abre lentamente sus ojos, pero solo encuentra la oscuridad.
La ventana esta cerrada como sus cortinas. Se levanta sin pensarlo, quiere abrir la ventana, no quiere que piense él que ya no lo quiere. Pero antes de poder llegar a ella, unos brazos rodean su cintura, una respiración en el cuello, hace que su piel se erice.
El joven rubio, se queda ahí, quieto, con miedo, no sabe que hacer... Unos labios recorren su rostro, para toparse con los suyos, así reconociendo a su dueño... Intenta decir algo pero es callado por unos dedos posados suavemente en sus labios... apenas con el sonido del silencio de la noche... vuelven a fundirse en un beso. Esta vez mas apasionado...... Las manos del demonio recorren su cuerpo, cada una de sus partes sin dejar de ser exploradas, busca bajo las ropas, la piel suave, mientras con sus labios recorre su cuello. Provocando así pequeños gemidos. Lentamente desabrocha el pijama que lleva puesto, descubriendo su torso, recorriéndolo a besos, dejando una marca en cada uno de ellos, como pequeñas manchas moradas, sus tetillas están duras, al demonio no le importan, las mordisquea, lame y succiona, provocando que la respiración del muchacho, sea cada ve mas agitada. Sigue bajando, hasta el borde del pantalón, el cual, va bajando lentamente, para quedar ante él, la figura desnuda de su ángel. Su hombría es tan tentadora que la lame como si fuera un dulce, provocando así, al muchacho, que sus piernas sedan prácticamente cayendo al suelo. Pero eso nunca sucede, el demonio, lo toma antes en brazos, para colocarlo suavemente en la cama. El también se despoja de sus prendas. Acostándose sobre él, sin dejarlo de besar. Sus manos recorren todo su cuerpo, acaricia lentamente, memorizándose cada parte. Su cuerpo se pega al del ojiazul, provocando el roce de sus miembros, haciéndolos bailar al compás de sus caderas. Mientras se mueve, explora su cuello, lamiéndolo, mordiéndole la oreja, provocando sensaciones, al rubio, que jamás pensó en tener. El demonio bajo lentamente por su cuello, luego por su pecho... hasta llegar a su entrepierna. Tomo con los labios su hombría, lamiendo poco a poco, su punta. Bajando lentamente, recorriendo cada parte erecta de el. EL rubio gemía fuerte, sus manos estaban arraigadas a las sabanas, su cuerpo reaccionaba al toque del demonio. Sin previo aviso, introdujo toda su hombría a su boca, degustando el sabor de la excitación, su vaivén era acompañado con su caderas, lamía, succionaba, mordisqueaba de ves en cuando, toda su boca, excitaba al rubio. Este gemía, se aferraba a las sabanas, su respiración era cortada, sus mejillas sonrojadas. El momento de la excitación estaba cerca. El demonio lo sabía, dejo de tortura un poco su hombría, con su boca, para luego buscar los labios del ojiazul, besándolo, devorando sus labios. Ya en sima de el, tomo la hombría, masajeándola con la mano, al mismo ritmo de sus caderas, ambos estaban excitados, ambos estaban perdidos en el deseo, la pasión, el ritmo de ambos era más rápido, las manos del demonio aumentaron el ritmo en la hombría del rubio, provocando así un gemidos unísono... así cada uno dejando salir su excitación... El demonio quedo a un lado, mientras el muchacho se recuperaba... tapándolos con las mantas... afuera hacia frió pero dentro... era cálido...ahora sabia que no era un sueño el azabache dormía y estaba a su lado…