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Seducción por mnatsukym

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto

Notas del capitulo:

Bueno, espero que les guste...

Denle una oportunidad

Si alguien quire darme consejos, los acepto contenta... jajaja

 

Seducción

 

 

 

Capítulo 1:  Nos volvemos a ver

 

 

Como estará después de todo este tiempo, ha pasado tanto y volvernos a encontrar, en verdad hace que me alegre... desde  hace años que no nos vemos, se acordará de mí.-se preguntaba un hombre de unos 28 años, de cabello rubio, ojos azules, bastante varonil, alto y atlético; parado frente a una gran ventana del piso 20 de un gran edifico.

 

Era un ejecutivo de alto rango en una empresa bastante grande y reconocida, estaba contento por ello, y lo mejor de todo es que le gustaba su trabajo, era algo que en verdad lo hacía sentir tranquilo y orgullo cada vez que lograba algún trato importante para su empresa o cuando conseguía que se lograran las metas propuestas para el mes, el día a día en su trabajo le gustaba en demasía.

 

La empresa en la que trabajaba era una multinacional petrolera, él trabajaba en el ámbito de administración de los recursos de la empresa, en pocas palabras se encargaba de que el capital que la empresa poseía, ya sea humano, emitido, financiero, riesgo social, suscrito y todos y cada uno estuvieran siendo bien utilizados, además de realizar los tratos con las otras empresas, pero por ser joven estaba bajo la supervisión de un hombre algo mayor de cabello blanco por lo canoso y bastante alegre, pero serio en lo que respectaba al trabajo, él tenía que aprender todo lo que pudiera de Jiraiya, que era como se llamaba el señor, realmente era algo de lo que estaba agradecido.

 

Desde que se había interesado en la industria petrolera, comenzó a investigar del tema y sobre varias empresas, y después de bastantes meses, llegó a una conclusión, él quería trabajar en Kasser, le parecía una empresa asombrosa, como había empezado, sus políticas, además de muchas otras cosas.

 

Pero entrar en este empresa no había sida para nada fácil, fueron años de estudio, de casi no dormir, y a veces hasta no comer, pero en realidad lo había valido, cada esfuerzo que había hecho valía, porque se sentía sumamente orgulloso, de estar donde estaba, pero aún le faltaba un poco, no le importaba, se seguiría esforzando hasta ser el mejor en ese campo.

 

Justo ahora se iba a encargar de realizar un trato, por primera vez él solo iba a cerrar un trato, si bien es cierto que el participaba comentando y analizando, además de que siempre le pedían su opinión, aún no había cerrado un trato él mismo, porque siempre que iba a ese tipo de reuniones, la última palabra la tenía Jiraiya, pero no, esta vez solo lo haría él, no habría nadie que le objetara algo, él lo haría. Esto era algo que le emocionaba en demasía, cerraría su primer trato y mierda, eso era algo muy importante en una empresa tan grande como aquélla, quería lograr un buen trato, no tanto por quedar bien con la empresa, más que todo era por que representaría algo bueno para la empresa y además quería mostrarle al "pervertido", que era como le llamaba a Jiraiya, y es que después de todos esos años, en verdad lo había llegado a apreciar y habían desarrollado cierto tipo de amistad, en la cual ambos se tenían confianza, hasta tal punto que aquél hombre, en verdad llegaba a meterle en problemas con mujeres muy a menudo, que había aprendido bastante estando a su lado.

 

Jiraiya era un hombre de unos 52 años aproximadamente, pero en verdad lucía bastante menor con respecto a su edad, quizás fuera porque iba al gimnasio o quién sabe. El hombre era de un carácter extremadamente pervertido, pero alegre, amable con quienes deseaba, exactamente; pero lo que más admiraba en este señor era que tener una conversación con él en verdad era agradable, claro está, quitando aquellas en las cuales participaban mujeres, sabía de todo un poco, era una persona bastante culta y por demás conocedora en su campo, además de ser una buena persona. También sabía por propia boca de aquél hombre, que no tenía familia, quizás el hecho de que gustara de todas las mujeres hermosas no le hubiera facilitado formar una familia, pero no creía que eso fuera todo tras aquello, tampoco había tenido la suficiente desfachatez para preguntar más, porque eso a pesar de haberlo hablado muy animadamente cuando iban a una cita con mujeres, a la cual no había podido negarse, argumentándole el peliblanco de que debía estar con él hasta el día en que le dijera que ya había aprendido todo o que se le pudiera enseñar y que era lo suficientemente bueno, debía de aprender todo de él, y aunque era absurdo, pues eso nada tenía que ver con la empresa, no había podido argumentarle nada que le facilitara el poder irse a descansar a su preciado apartamento.

 

 

Según entendía Jiraiya trabajaba en esa empresa unos 20 años aproximadamente, había ascendido poco a poco, con mucho esfuerzo, pero ahora se encontraba en una muy buena posición, por encima de él, solo se encontraba la presidente de la empresa, Tsunade, quién era la accionista mayoritaria.

 

Esta empresa por muy extraño que pareciera, no tenía un vicepresidente, y en el caso de que hubiera, ese sería Jiraiya, los demás accionistas también participaban directamente en la empresa, sobretodo dificultándole las decisiones a Tsunade, se intentaban oponer a ella cada vez que tuvieran la más mínima oportunidad, pero al ser Tsunade una muy buena directora, les dejaba callados , cuando presentaba tan buenos argumentos que serían capaces de convencer a un señor de que era una caricatura de Bugs Bunny, en realidad era muy buena en lo que hacía, otra de las grandes virtudes de esta persona, si es que no le funcionaban los argumentos era espantar a los demás con sus miradas, era perturbadora.

 

 Al principio el "pervertido" no le había puesto las cosas fáciles, lo mandaba a hacer cosas que en realidad nada tenían que ver con el motivo de su presencia en esa empresa, más parecía una secretaria que un gerente al cual le habían encargado debía entrenar, pues eso era lo que hacía en esa empresa, debía de estar un tiempo, en algo así como un entrenamiento hasta que se le considerara haya aprendido lo suficiente, para poder un puesto al igual que Jiraiya. Pero con el tiempo se fue ganado méritos, con sus intervenciones en casos, sus opiniones en los tratos y demás, por lo que en ese momento cada vez que tomaban una decisión o se realizaba un trato se le preguntaba su opinión.

 

Además de aquéllos motivos para su excitación, también estaba el hecho de que después de tanto tiempo volvería ver a aquél personaje, que representaba bastante en su vida, había sido su mejor amigo en el colegio, tanto en primaria como secundaria, eran años que no le veía. Exactamente desde que terminaran el colegio, no lo había vuelto a ver, ni siquiera hablado por celular, nada de caratas, absolutamente ningún tipo de comunicación con él. No es que no le apreciara, es que se habían hecho una promesa, que aún retumbaba en su cabeza como si estuviera siendo pronunciada en ese mismo momento.

 

Seguía en sus cavilaciones, cuando escuchó el sonido de la puerta al abrirse, era el pervertido, que venía con una sonrisa algo pervertida.

 

-Naruto, no sabes de lo que te has perdido por no bajar cuando te llamé, la nueva recepcionista es bastante flexible, puede hacer unas cosas impresionantes para.- pero se calló al ver un libro acercarse hasta él.

 

-No necesito saber eso, suficiente tengo con los lugares a los que me obligas a ir.-dijo el rubio, soltando un suspiro de paciencia.

 

-Eso dices ahora, pero no se te veía muy molesto el día sábado en la noche.- dijo el peliblanco bastante sonriente y con una mueca lasciva.- Esa mujer tenía un 10 en delantera.

 

Bueno, no tenía mucho que decirle en esta ocasión, ayer después de hacer sido obligado a salir a uno de los tantos lugares que frecuentaban, había estado bastante aburrido así que para quitarse el aburrimiento decidió beber un poco, después de unas cuantas copas de wisky, que realmente ni recordaba haberse tomado, se les acercaron dos mujeres, claramente coqueteando, pues contorneaban sus cuerpos que parecían haber sido esculpidos por artistas, una se le pegó a Jiraiya y la otra que era una joven castaña, de cabello rizado y bastante hermosa, se le acercó muy despacio y sentándose a su costado, después de decirle algo que no recordaba para nada, había comenzado a besarle el cuello y a apretujarse contra él, como si estuviera en celo; después de aquello, solo recuerda cosas como un taxi, un hotel, una habitación y mucho sexo. Al día siguiente se levantó, se bañó, se vistió y antes e irse saludó despreocupadamente a la joven que se encontraba de pie como Dios la trajo al mundo que con la misma despreocupación le devolvió el saludo sin importarle su desnudez, y es que ambos sabían que eso era cosa de una noche y nada más, él no buscaba nada serio y seguro ella tampoco.

 

-Ya has revisado el trato que vamos a realizar hoy día.- preguntó cambiando el rostro a uno más serio y acercándose a la puerta, puso la mano encima de la manija.- Y es hora, vamos, nos espera la limosina abajo.

 

Cambiando su rostro radicalmente a uno más serio, como si fuera a una batalla, pero con su inconfundible sonrisa, siguió por donde el peliblanco salió, cogiendo antes un maletín de color negro al igual que su terno.

 

Ya en la limosina, a lo único que se dedico fue a revisar por venteaba vez lo que iba a hacer y hacer de los puntos de cómo convencería a los la otra empresa. El trato era de sistemas informáticos, y es que al ser una empresa tan importante, habían varios intentos de acceder a ella, justo hace unos días habían logrado acceder a una de las computadoras, claro, no había sido una de las principales, era una cuya importancia casi era nula, pero aún así lo habían logrado y eso representaba un gran problema, siempre había escuchado a Jiraiya decirle que cuando puede tiene posibilidades de fallar, iba a fallar y eso era algo que no tenían permitido que ocurriera.

 

Según se había enterado hace poco, esa empresa con la que iban a hacer el trato era la mejor en su rubro, justo hace unos días habían sido premiados, debido al descubrimiento de uno de sus empleados de un software de protección, además de un nuevo sistema de manejo de información. En sí, el trato consistía en que vendan el producto a la empresa y que fuera exclusivamente para ésta, ninguna otra compañía podía ser acreedora a ese software, ni tampoco al sistema, y en verdad era una gran a puesta, pero si querían estar seguros de que aquello no saliera de la empresa y no pudieran acceder a él eso era lo mejor, además de tener al inventor del producto como jefe en sistemas de la empresa, quizás lo último era exagerar, pues como una empresa iba a dar a su mejor trabajador, pero aún así, debía lograr lo que más se le pareciera a lo que se deseaba.

 

Llegaron al lugar, era un gran edificio, entraron por la puerta y la recepcionista los llevó hacia el lugar donde se cerraría el trato. Cuando iban entrando, lo vio, estaba bastante serio como siempre lo recordaba, con los ojos entrecerrados  y con el mentón apoyado en sus manos, que se encontraban a la altura de su cara por estar apoyando sus codos en la mesa, parecía bastante concentrado y ensimismado, a su costado estaban dos señores más.

 

La recepcionista golpeó ligeramente la puerta.

 

-Aquí están los de Kassier.

 

El de cabello negro levantó la vista hacia los recién llegados y miró directamente a los ojos del rubio, se vieron por unos momentos, mas ninguno hizo ademán de hablar, solo se observaron por un momento y con ello se transmitieron un saludo mudo.

Notas finales:

Por favor dejen comentarios, haganme saber que tal lo he hecho... jaja, además de que me pondría contenta...

Además si me quiren decir algún consejo, cualquier cosa...

 


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