Recostado en su silla pensaba en como tener una noche más de placer, como llegar a un orgasmo continuo, disfrutar de aquel cuerpo recostado bajo el suyo. Por su conciencia podía sentir aquellas embestidas que le entregaba a su cachorro… sí a su cachorro pues ya era suyo, desde aquel día, el día en que lo hizo suyo.
Y desde entonces no ha dejado de llevarlo a la cama, hacerlo suyo como siempre, disfrutar de una noche más de sexo antes de dormir, escuchar los cortos gemidos que expulsaba el rubio de sus rojos y delicados labios, también todos suyos.
Su apretado miembro no dejaba de palpitar, ya empezaba a doler, necesitaba una vez más a ese cuerpo.
¿Pero cómo? ¿Cómo lo haría suyo el día de hoy?
Había muchas opciones en su cabeza, pero necesitaba pensar muy bien en saber cual sería la más excitante para esa noche.
Así que comenzó:
A) ¿Y qué tal si lo hacía suyo en la escuela? En el baño de hombres.
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-¡Suéltame, Kaiba!-decía Joey tratando de safarse del agarre de Kaiba, quien instintamente lo tomó por las caderas.
-No, no, no mi cachorro, ahora estás en mi poder-dijo y comenzó a desabotonar el uniforme de su víctima
-¡Te dije que me soltaras!-zafarse fue inútil, de hecho nunca funcionó- ¡¿Qué es lo que quieres de mi?!
-La pregunta ofende, precioso. Te quiero a ti. Tú…hoy serás mío-dicho esto le quitó los pantalones de un solo jalón, llevándose también la ropa interior, dejando ver al buen amigo de Joey.
-¡Ni creas que dejare que me convier…aaaaaaaaaaaah!-la queja de Joey fue callada al sentir la lengua de Kaiba envolver su miembro quien pronto crecía por esa inesperada atención.- aah…bas-ta…Kaiba…aah…no.
Al parecer Kaiba era un as en esto. La lamía tan rico que no podía evitar gemir de placer o de dolor. Le gustaba.
Joey eliminó su poca resistencia y se dispuso a recibir más caricias por parte de Kaiba.
Joey había caído en sus redes, lo haría suyo tan fácilmente que no gozaría lo suficiente…en su opinión.
Volteó a Joey y lo recargó en uno de los lavamanos y abrió sus piernas, teniendo una vista perfecta de su entrada.
-Eres delicioso, Joey. Y todo mío.
Se hincó para tener mejor disfrute al penetrar la entrada de Joey con su lengua, de nuevo esa sensación cálida y sensual.
Un mejor gozo para Joey, lo sentía tan bien, más rico que lo anterior, pero quería más, más profundo y más salvaje. Comenzó a mover sus caderas, dándole a entender a Kaiba
Que se moviera junto con él. Sí, parecidas a penetraciones.
- Más, métela más-decía un excitado rubio
Ahora las penetraciones eran más profundas, Kaiba sacaba y metía, hacia delante hacia atrás, de izquierda a derecha, suave y agresiva, más, más, mucho más.
-aaaaaaaaaaaah! ¡Me corro!- grito Joey y con esto Kaiba terminó su primera fase-¿Por qué te detienes? ¿Acaso ya no quieres seguir?-preguntó
-Oh claro que sí cachorro, es sólo que ahora me estoy preparando para lo mejor-respondió y tiró sus pantalones al suelo, como igual su ropa interior.
Tomó las caderas del rubio y metió su miembro en esa bella entrada, una embestida salvaje y feroz, lo suficiente como para hacer gemir dolorosamente a su Uke.
De ahí comenzaron las embestidas, cada vez más fuertes, más exquisitas, más profundas. Oh sí, sin duda esa sería su mejor noche… ¿noche?
¡NO, SI SERÍA EN LA ESCUELA TENDRÍA QUE SER EN LA MAÑANA, ES DECIR AL DÍA SIGUIENTE…Y ASÍ ROMPERÍA SU CADENA DE HACER SUYO AL CACHORRO CADA NOCHE!
Bueno aunque podía ser válida también esa idea. Pero en otro momento.
Entonces:
B) ¿Y qué tal si lo invitaba a su mansión, le daba unas cuantas copas y cuando estuviera totalmente ebrio lo haría suyo?
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-No siento mis piernas, me duele mi cabeza- decía un mareado Joey en los brazos de Kaiba
-Tranquilo Cachorro, te recostaré en mi cama para que descanses…y no la pasemos extremadamente bien esta noche-dijo el ojiazul al depositar al rubio en la cama
-¿Qué?¿ A qué te ff…-no pudo continuar, ya que los labios de Kaiba sellaron los suyos.
Su lengua (la de kaiba) vagaba por toda su boca, tocaba su paladar, su lengua y delineaba sus dientes; podía sentir la saliva de Kaiba mezclarse con la suya. Todo en un apantallante beso.
Dejó los labios de Joey y comenzó a desvestirlo, Joey no podía negarlo puesto que su cuerpo ya no le respondía.
-Basta Kaiba, no se lo que quieres pero por favor detente-decía un aturdido rubio moviéndose en la cama.
Seto empezó a morder las tetillas del rubio, una a una, no dejaba de atender a esas delicias. Después continuó con juguetear con su ombligo, metiendo su lengua en ella y succionando ese pedacito de carne. Bajó hasta sus piernas, a quienes empezó a besar levemente, besando cada parte y proclamándolas como suyas. Y más gozaría al penetrar la entrada del cachorro la cual ya lo llamaba.
Empezó a lamer el exterior y poco después lo dejó para dedicarse a lamer el largo miembro del rubio el cual ya estaba exquisitamente erecto, listo para saborearse como un dulce.
-¡Ya basta! ¡aaaaaaaaaaaah! Para…por-por…favor.
Pero Seto no obedeció, seguía lamiendo ese delicioso pene hasta llevarlo al clímax.
Joey se corrió, más pronto de lo que imaginó Kaiba. Ahora el bello cachorrito se encontraba exhausto, débil y sensible.
-Vamos Cachorro, aún no es hora de dormir, la fiesta apenas comienza-confesó el castaño al bajarse los pantalones y mostrar su miembro sumamente grande y erecto- sí mi cachorro, hoy te haré mío.
Con sólo una embestida, Kaiba logró entrar en el cuerpo que siempre deseo, que tanto espero y ahora era suyo y suyo por siempre…
¡NO, ESA OPCIÓN TALVES NO FUNCIONARIA PUESTO QUE JOEY JAMÁS ACEPTARÍA UNA INVITACIÓN ASÍ, ADEMÁS ERA MUY CURSI Y ESTÚPIDA.
PERO IGUAL ESA IDEA LE AGRADÓ, LA GUARDARÍA PARA DESPUÉS…
C) ¿Y qué tal si sólo lo hacía masturbarse? Bueno jugaría un rato con él para después hacerlo suyo, sí, deseaba domar, apoderarse, controlar a ese rebelde rubio.
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-Algún día me las pagarás, Kaiba-dijo Joey al estar desnudo, acostado y amarrado en la cama del empresario más rico del país. La cama de Seto Kaiba
-Deja tus amenazas para después, Wheeler, y ahora aproxímate a gemir-contestó el castaño, teniendo en sus manos un pequeño vibrador que sería colocado dentro del cuerpo de Joey. Pero antes, Kaiba comenzó a lamer la entrada de Joey, profanando esa pequeña abertura.
-¡aaaaaaaaaaaaaah nooo!
Comenzó a sentir profundas penetraciones por parte de Kaiba, al parecer su lengua era larga como una de lagarto, la sentía muy adentro, tan adentro que…se sentía rico, muy rico y placentero. Empezó a mover sus caderas al ritmo del castaño, relajando un poco su cuerpo y dejándose hacer como “propiedad Kaiba”.
Sintió la calidez de Joey, por lo que sacó su lengua, prendió el vibrador y lo metió en el cuerpo de su niño, recibiendo a cambio quejidos de incomodidad que pronto se hicieron gemidos de placer, de deseo de más, más, más. Aumentó la velocidad del vibrador, observando como el cuerpo de Joey se movía a la misma velocidad y el volumen de su voz aumentaba, las gotas de sudor ya caían sobre su cuerpo. Oh, todo ya era tan excitante.
Sacó el vibrador de ese bello cuerpo y sin aviso metió su ya erecto miembro para embestir fugazmente, tan rápido que la cama parecía que estaba por romperse y ellos por explotar de placer. Liberó a Joey de las agarraderas que tenía y puso sus manos en sus hombros para que Joey se acomodara distintamente y así penetrar más delicioso, tan adentro hasta tocar su próstata repetidas veces, escuchar los gemidos de Joey cerca de sus oídos, sentir su respiración agitada en su cuello, juntos uniéndose en esa noche y llegar a un exquisito orgasmo.
SÍ, LE GUSTABA ESA IDEA, PERO DESCARTARÍA LO DEL VIBRADOR PUESTO QUE NADA ENTRA EN EL CUERPO DE JOEY MAS QUE SU MIEMBRO CALIENTE.
SI DESEABA ESO ENTONCES TENÍA QUE PLANEAR ALGO MÁS DURADERO, TENÍA QUE SER ESA NOCHE UNA DE LAS MÁS LARGAS.
PONDRÍA MÁS:
*poses……… sí
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-Joey ponte en cuatro.
El cachorro obedeció y siguió con sus embestidas, sólo que ahora le gustaba más, podía disfrutar más de ese cuerpo, entraba y salía, entraba y salía, todo era tan maravilloso, era como decir “entrar al paraíso”
Sí, una pose más para continuar….
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-Joey ven aquí y siéntate en mi miembro-ordenó el castaño al estar sentado en su silla de cuero como pleno negociador.
El cachorro obedeció y se sentó en las caderas del castaño, para sentir de nuevo el miembro de Kaiba entrar en su cuerpo y continuar con las embestidas, sólo que ahora él era el que ponía el ritmo; suave al principio y salvaje con el paso del tiempo.
En los ojos de Kaiba había placer, deseo, cariño; de su garganta se escuchaban leves gemidos y agitada respiración.
Le gustaba verlo así y a su merced por una noche.
La habitación era la única testigo que contemplaba esta noche de sexo, entrega de dos cuerpos y dos almas.
Sí, esa pose también estaba aprobada.
Sólo necesitaba una más para cerrar la noche con broche de oro.
¿Pero cuál sería?
Realmente ya no le importaba, después se le ocurriría cuando estuvieran en el acto, al fin y al cabo ya sabía como terminaría esa noche.
NO, JAMÁS TERMINARÍA.
Ahora planearía como evitar llegar a un orgasmo.
-Cachorro hoy serás mío de nuevo, mío por siempre…