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Vida y Amores de un Vampiro por Mitsuki_neko_huchiha

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Notas del fanfic:

Etto...quiero subir este fanfic desde hace meses, pero por alguna razon la pagina no accedia y cuando accedia al momento de actualizar o lago por el estilo me salia un mensaje de error.

Pues el titulo no me gusta mucho asi que probablemente lo voy a cambiar.

El fanfic se me ocurrio por leer Dracula y posterirormente ver Crupusculo y otros animes con vampiros, asi que espero que les guste.

Notas del capitulo: Espero que les guste.
La noche era obscura, muy obscura, solamente iluminaba por la enorme y blanca luna, creando sombras casi terroríficas entre los arboles de aquel parque, el viento soplo fuerte, los columpios y algunos otros juegos que ahí se encontraban se movieron, creando un chirrido por la falta de cuidados, una figura apareció entre las sombras, buscaba algo, alguien, su vista quedo clavada en una de las ventanas del edificio que se levantaba frente a el. Sus ojos verdes brillaron casi con malicia y una sonrisa se formo en su rostro más o menos pálido, pronto, muy pronto.
Continúo caminando, alejándose lentamente y desapareciendo con cada paso que daba en dirección a la ciudad, dejando atrás el edificio.
Dentro, un pequeño, o eso daba a ver, un joven de cabellos blancos se movía entre sueños, pesadillas, muchas pesadillas. Sueños llenos de imágenes terroríficas, con miedos que nadie sabia que tenia, o por lo menos hasta ahora, pesadillas envueltas en sangre, dulce, deliciosa sangre carmesí. Abrió sus ojos grisáceos de golpe, la luz blanca se escabullía por las ventanas, se levanto y cerro las cortinas, tenia sed, mucha sed, pero no una sed normal, no importaba cuanta agua tomara, esta solo desaparecería si…un dolor punzante apareció en su cuello.
Miedo, sentía miedo, no podía…no podía, tenia que tratar de controlarse. Todo eso le ocurría a el…y todo por su culpa, ese hombre, no podía olvidarlo, sabia que el lo miraba, aunque se había ido hace ya hace tres años, desde entonces no sabia nada de el, pero lo observaba desde la obscuridad de la noche pues sabia que tarde o temprano volvería.



Ya era tarde, casi media noche, no tenia la mas mínima idea de por que tenia esas ganas de salir y mucho menos por que a esa hora tan peligrosa, levaba puesta una camisa blanca, larga y bastante holgada, quizás unas cuantas tallas mas grande que la que era realmente y unos jeans. Caminaba en dirección a los columpios del parque que se encontraba frente a su departamento, miro a alguien, llevaba un abrigo, no podía ver su rostro debido a que estaba girado, la poca luz que daba la luna hacia que sus cabellos rubios brillaran.
Sintió un impulso que lo obligo a acercarse mas a el, mientras que el otro se giraba para mirarlo. Vestía completamente de negro, su atuendo comprendía de un chaleco, unos pantalones de cuero y unas botas, sin contar el rosario color escarlata que llevaba en el cuello refulgiendo con la luz.

- Te estaba esperado – Escucho decir.

Su cuerpo se seguía moviendo solo, no pudo evitar seguir caminando, cada vez mas cerca. El desconocido era un mas alto que el joven albino pues le llegaba a la altura del pecho mas sin embargo parecía ser dos o tres años mas grande que el.
El joven de cabellos rubios que le llegaban mas o menos a la altura de la barbilla tomo el rostro del otro entre sus manos, acariciando la suave piel haciendo que el mas bajo cerrara los ojos, estaba un poco tibio, casi frio, pero no se sentía mal. Todo pareció desaparecer a su alrededor, los labios del mas grande se movían pero a sus oídos jamás llego una sola palabra.

- ¿Puedo acompañarte? – Esa pregunta le llego como si de un susurro se tratase, no supo la razón pero asintió, el joven rubio sonrió, el albino tomo su mano y comenzó a dirigirlo al edificio, no quería, pero su cuerpo, su cuerpo seguía moviéndose solo.

Aquel edifico no era muy grande, cuatro pisos y un pequeño cuarto en la parte mas alta, tenia un estilo antiguo, por así decirlo, barroco o quizás colonial, pero eso solo era la fachada, pues el edificio había sido remodelado varias veces interiormente. El vivía en el tercer piso, el subir y bajar escaleras no era ningún problema apara el. Era la costumbre del día a día.
Subieron las escaleras, una mirada macabra adornaba el rostro de aquel joven rubio, un paso a otro, sonrió de medio lado, una combinación entre victoria y lujuria. Ese joven de cabellos le había interesado tanto desde que lo vio, le atraía, mucho, sus facciones aniñadas y esa inocencia que le rodeaba gran parte del tiempo despertaban un deseo en el, el deseo de poseerlo y corromper todo eso, hacerlo suyo, solo suyo, por que eso iba a hacer.
Lo volvió a mirar, aun bajo su encantamiento, caminaba sin desearlo, o por lo menos en momentos eso parecía, pues aplicaba cierta fuerza sobre su poder, pero era imposible que alguien rompiera el hechizo y mucho menos alguien como el, un simple mortal. Se mordió el labio inferior, se había detenido, ¿Podría ser que lo haiga logrado? El albino se giro para poder mirarlo, si, comenzaba a librarse del hechizo.

- ¿Cuál es tu nombre? – Le interrogo
- Llámame Mello –
- ¿Mello? –
- Si, Mello – Comenzaba a recobrar el control sobre el. - ¿Algún problema? –
- El mío es Nate – Dijo comenzando a caminar nuevamente.

El joven que respondía al nombre de Mello lo arrincono contra la pared, faltando solo algunos metros para llegar a la puerta que correspondía al hogar de Nate, comenzando a besarlo de manera demandante, acariciando su cintura con su mano izquierda mientras que con la derecha trataba de abrir un poco la boca del otro para introducir su lengua.
El albino solo seguía los movimientos del mayor, beso a beso, cerró sus ojos con fuerza, no debía, no sabía más que su nombre y no estaba seguro de que fuera su verdadero nombre, el mismo se lo dijo, aunque implícitamente, se lo dijo. Al abrir sus ojos se dio cuenta de que ya estaban en la sala de su departamento. Near se hallaba recostado en el sillón bajo el rubio que había comenzado a besar y a lamer su cuello, sin contar los suaves mordiscos que daba sobre su piel, sintiendo un poco mas de presión en dos partes pequeñas. Un suspiro de placer salió de sus labios, trato de empujar a Mello, pero ahora le era imposible pues le había sujetado con fuerza por las muñecas. No le gustaba el color que empezaban a tomar las cosas. Un segundo gemido de placer apareció al sentir una de las piernas del mayor entre las suyas haciendo una leve presión, volvió a cerrar sus ojos con fuerza, no, no quería.
Abrió lentamente los ojos al dejar de sentir los rudos movimientos del otro, se encontró con sus ojos verdes, se dio cuenta de que estaba un tanto sonrojado, igual que el. Ahora que lo veía nuevamente a los ojos, volvía asentir esa extraña sensación de que todo desaparecía a si alrededor, guardo silencio y su cuerpo dejo de moverse, aunque su cerebro se lo ordenara. Mello comenzó a desabrochar la camisa blanca, dejando al descubierto su torso.

- ¿Dónde es tu habitación? –

Lo jalo para que se levantara y este solo lo guio a una de las puertas que había en la sala.
Al entrara se encontraron con una cama grande en medio de la habitación, había un espejo en uno de los rincones de la habitación, un pequeño escritorio con ordenador y las cortinas semi-traslucidas cerradas. El ambiente era un poco tenso, el rubio seguía pasando sus labios por el cuello del albino, con deseos de morder con fuerza sin embargo sabia que no era el momento.
Se recostaron en la cama, uno encima del otro, Nate aun deseaba poder tomar el control de su cuerpo, mas este no respondía, Mello lo tomo de los hombros para levantarlo para que así quedara sentado sobre el. Su camisa fue retirada lentamente, dejándola caer por sus hombros para posteriormente deslizarse por sus brazos, el ojiverde lo volvió a recostar suavemente. Lambiendo desde el vientre hasta su pecho, donde comenzó a masajear sus pezones logrando sacarle más de un gemido, los dedos pálidos comenzaron a enredarse lentamente entre sus hebras doradas. Le obligo a darse la vuelta mientras el se quitaba el chaleco negro que traía puesto, rozando su piel con la otra.
Sus manos se dirigieron a los jeans del albino, comenzando a desabrochar el botón y después se dispuso a bajar la cremallera. Comenzó a deshacerse de las prendas que le quedaban al otro, dejándolo completamente desnudo.

- Basta...por favor – Nate de nuevo trato de cobrar el control, mas su cuerpo seguía sin obedecerle.

Mello ignoro la suplica y continuo con lo que hacia, rozando la estrecha entrada del albino con uno de sus dedos para comenzar a introducirlo lentamente, el dolor se hizo presente rápidamente y el de ojos grises no podo evitar dejar salir un quejido un poco mas alto a los anteriores. Comenzó a moverlo en su interior, encargándose de dilatar la entrada del menor, hacia movimientos circulares, lo introdujo un poco mas adentro, otro gemido por la incomodidad de dicha intromisión, después de un tiempo introdujo un segundo dedo comenzando a moverlo en su interior, abriéndolos, logrando sacarle más de un gemido de placer. Rápidamente introdujo un tercer dedo en su entrada, comenzando a hacer lo mismo de la vez anterior. Poco a poco la estrecha entrada se fue dilatando y ahora metía y sacaba sus dedos con rudeza, causándole una sensación entre dolor y placer al otro. Al sentir que ya estaba preparado saco sus dedos, y comenzó a desabrocharse el cinturón del pantalón para después sacárselos con todo y bóxers y posicionándose para comenzar a penetrar al albino.

- Basta…Detente, due…duele – Se quejo, se introducía lentamente y de manera dolorosa, el mayor comenzó a acariciar su miembro con el propósito de disminuir un poco el dolor pero al mismo tiempo con el deseo de torturarlo con esa mezcla de sensaciones. Dio un fuerte envestida para introducirse por completo haciendo que unas finas lágrimas cayeran de los ojos de Nate quien apretaba con fuerza una almohada entre sus manos suplicando un poco de alivio el cual tardo en llegar pues el dolor no desaparecía, escuchando los gemidos del que se encontraba sobre el. Unos hilillos de sangre cayeron por sus muslos.

- No sabia que…nghh… fueras virgen –
- Yo… ¡haa!…yo – No supo que contestar a su comentario, solo cerró sus ojos, rogando que todo fuera un mal sueño.

Cada envestida era dada cada vez mas fuerte, ciertamente sentía cierto placer, pero después, al darse cuenta de que lo estaban obligando, no sabia como, pero lo obligaban pues no podía controlar los movimientos de su cuerpo una sensación de impotencia lo invadía, solo podía observar y sentir las caricias y los besos sobre su piel. Sintió el aliento casi cálido en su cuello y escucho unos cuantos susurros que no lograba comprender.

- Te había deseado desde hace mucho… - Llego a escuchar decir en un gemido. - …Deseaba tanto hacerte completamente mío…haa…Desde que te vi – acerco sus labios a su cuello, rozando esa parte con ellos. – Te are completamente de mi propiedad –

Nate no logro entender nada, pero si logro sentir un dolor punzante en su cuello, vislumbró un par de hilos de sangre cayendo por sus hombros, miro un poco mas arriba para encontrarse con la imagen de ese rubio mordiendo su cuello, manchando sus labios con el líquido carmesí que salía de su cuerpo.
Se sintió mareado y sin fuerzas para siquiera dejar salir un suspiro de asombro o miedo de su boca, pero aun lograba sentir las estocadas aumentando su profundidad y rapidez, el joven separo su boca del cuello para poder susurrar al oído del que estaba casi desfalleciente, mientras hacia un ultimo intento de pedirle que se detuviera

- Po…por favor… ¡haa!…Detente - Suplico.
- Tranquilo…haa…ya casi acabo – Dijo lambiendo algunos rastros rojos de su cuello. - Tu sangre es tan deliciosa –

No dijo mas, una ultima fuerte envestida logro que terminara sacando de su garganta un gran gemido al punto de casi quedarse afónico. Callo rendido, dándose cuenta de que por fin tenía el control de su cuerpo, pero estaba tan cansado que no tenia ganas de moverse.
Las envestidas llegaron a su fin después de un fuerte gemido por parte de Mello, quien se dejo caer sobre el cuerpo del menor.

- haa…Por si aun te interesa…mi nombre es Mihael – Saco su miembro lentamente, tratando de no hacerle mas daño del que ya le había hecho. Lo último que vio Nate antes de dormirse fue una sonrisa por parte del otro, quien a los pocos minutos también se quedo dormido.


---


Despertó, las cortinas seguían cerradas por lo cual era poca la luz del sol que entraba por las ventanas. Se hallaba boca a bajo, sintió el peso extra en su espalda, miro a un lado, una pequeña mancha opaca se hallaba en las sabanas, bajando por su hombro y su cuello, se sentía mareado, miro hacia atrás, el aun durmiendo sobre el, por lo poco que podía recordar, nada bueno le esperaba de ese momento en adelante.
Un movimiento brusco, un par de ojos verdes abriéndose lentamente y que le observaban detenidamente. El se levanto un poco, ahora recostándose a su lado y lambiendo la sangre seca hasta llegar a un par de pequeños puntos que se hallaban localizados en su cuello, blancos en las horillas. Near se quedo quieto, sin hacer ningún movimiento, no se sentía con la fuerza para hacerlo. Volvió a ver como aquella sonrisa de superioridad y burlona se mostraba ante el.

- Ahora me perteneces – Acaricio su mejilla, seguía tibio, frio, Nate miro sus manos, estaba pálido, mas pálido de lo normal. Sintió como se levantaba, vistiéndose. – Me quedare un rato mas…por lo menos hasta que no haiga tanto sol –
- No te pertenezco – Aclaro de repente. – Ni a ti ni a nadie – Lo miro.
- Claro que si, esas marcas en tu cuello lo demuestran – Se le acerco, haciendo una fuerte presión en la herida logrando que un quejido saliera de la boca del menor.
- ¿Realmente Mihael es tu nombre? –Le pregunto apartando su mano, aun con dolor en su voz.

El rubio solo asintió, sin articular palabra, dejando al otro solo, pensando. – “¿De verdad le pertenezco?” – Comenzó a vestirse lentamente, le dolía todo el cuerpo, sin contar lo desganado que estaba. Al salir de la habitación se encontró con Mihael sentado en el sillón, mirándolo.

- ¿Qué eres? – Pregunto al fin. - ¿Por qué me buscaste a mi?
- No lo se…solo te quería –
- ¿Pero por que? –
- No lo se, ya no preguntes –
- Pero… -

Una mirada lo hizo callar, bajando la mirada retrocedió un poco, Mello daba miedo, o por lo menos esa mirada si inspiraba temor.

- Y con respecto a lo que soy… - Nate levanto la cabeza. - …Digamos que no soy normal –
- Me he dado cuenta de eso… ¿Pero que? –
- Los humanos nos llaman vampiros…supongo –

El de ojos grises sintió deseos de reírse a carcajadas, pero la manera seria en la que el rubio le había contestado no le permitió dicha acción, solo lo miro y trago saliva lentamente.

- …Y tu también lo eres… - Comenzó a acercársele. - …Eres el sirviente de un vampiro –
- No lo soy –
- Ya lo entenderás y aprenderás a servirme –

Le revolvió el cabello suavemente, bajando por sus mejillas y levantándole un poco el rostro para poder observarlo mejor, miro sus ojos, eran enormes y no se resistió a besar sus labios lentamente, sin esperar ser correspondido, eso ya era demasiado pedir.

- ¿Por qué? –
- Te dije que ya no preguntaras –
- Por favor –
- No lo se, te quería, te deseaba, quería que fueras solo para mi… - Lo tomo fuertemente de los hombros. - … ¿No lo puedes entender? – El albino solo negó con la cabeza, el rubio suspiro frustrado.
- Mihael… -
- ¡Mello!…mi nombre es Mello –
- Pero tu… -
- Ese era mi antiguo nombre, cuando aun era humano –
- ¿Cuántos años haz vivido? – Le dijo curioso.
- He vivido mucho tiempo…mas de quinientos años –

Nate abrió los ojos sorprendido, era muchísimo tiempo, se le acerco a Mello y con un dedo toco su mejilla, como si de un niño que ve algo por primera vez fuera, poco a poco extendió su mano acariciando la piel. El ojiverde cerró sus ojos por el contacto de la piel cálida que poco a poco iba abajando de temperatura.

- ¿Cómo puedo creerte? –Dijo dudoso.
- Eso no depende de mi…es tu decisión creerme o no-

Aparto lentamente su mano, dejando una sensación cálida en Mello. Se miraron por un largo momento, Nate aun dudoso de todo lo que le había dicho, por mucho tiempo el había creído que los vampiros solo existían en la imaginación de los escritores de novelas o guiones de películas de terror, pero que mas prueba necesitaba que el saber que la noche anterior, mas halla de que un joven prácticamente abuso sexualmente de el, había sido mordido y convertido en un vampiro. Suspiro, tratando de entender todo lo que estaba ocurriendo.
Mientras el pensaba Mello se había puesto su abrigo y posteriormente el gorro de la misma y se dispuesto a salir por la puerta.

- Volveré en la noche – Se detuvo en el marco de la puerta después de abrirla. – Tengo muchas cosas que enseñarte…te recomiendo no salir en el día o podrías quemarte – Le advirtió antes de salir.

La puerta se cerró dejando a un Near confundido. Se dirigió a la habitación y cambio las sabanas manchadas, miro la ventana, una curiosidad le invadió… ¿Qué pasaría si…?
Camino hacía la ventana abriendo un poco la cortina y por el pequeño haz de luz que se adentraba por la abertura coloco su mano y cerro sus ojos esperando alguna clase de dolor como el que Mello le había mencionado pero sintió absolutamente nada. Abrió sus ojos y acerco su mano a su rostro, para examinarla. No, no había heridas ni quemaduras. ¿Podría ser que Mello le había mentido solamente para que no saliera? No quiso descartar esa posibilidad de su mente. Abrió completamente medianamente las cortinas.
Se dirigió a la sala, se sentó en el sillón y encendió la televisión. Rogando algo que le distrajera de todo lo que había ocurrido.




Near se levanto de la cama, su nombre ahora era Near, después de todo lo que le había ocurrido había decidido dejar gran parte de su vida atrás, pero siempre había algo que le recordaba todo. ¿Por qué tenia que regresar ahora que tenia una vida mas o menos normal? Y decía eso porque no tenia nada parecido a una vida normal, aunque siempre supo que algún día se iba a rencontrar con el por el oficio que llevaba desde hace un año.
Suspiro y se sentó en el borde de aquella ventana mirando la enorme luna que había en el cielo. Tenía hambre, pero no de comida normal, se levanto. Esa noche pensaba quedarse en casa y descansar de la rutina, pero al parecer no iba poder continuar con sus planes. Se cambio de ropa, una camisa de manga larga gris y unos jeans, se coloco su chaqueta negra larga, tomo sus armas que eran sus valiosos instrumentos de trabajo y salió de su casa.
Era la hora perfecta para salir a casar vampiros.

Notas finales: No me maten, creo que es la primera vez que escribo una violacion, asi que estan en todo el derecho de criticarme.

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