Resoplas una y otra vez mientras miras tu reloj con evidente molestia. De todos los días ¡De todos los días que podías llegar tarde a casa tenia que ser precisamente ese! Miras el tráfico con aprensión y vuelves a mirar tu reloj.
¡Casi las 8 de la noche!
- “Genial, genial” - No podías casi creer tu suerte. Solo a ti estas cosas te pasaban y es que de no haber olvidado entregar los documentos completos a tu jefe, él no habría tenido que ir casi a la hora de tu salida a pedirte 'de la manera mas atenta' que revisaras lo que le habías entregado -
Y como si eso no fuera suficiente, el día anterior olvidaste recargar tu celular y ahora este yacía muerto en el asiento de al lado del carro que venias manejando.
- "Si me hubiera tomado unos minutos..." - Gruñes pensando en que ya le habrías llamado a tu pareja para decirle del 'por que' de tan mas que evidente retardo pero ¡Tampoco podías hacer eso!
Y aunque en honor a la verdad, el por que tu celular estaba sin batería se debía a una MUY buena razón con un par de manos juguetonas... que te tomaron por la cintura justo cuando estabas dirigiéndote al cargador que estaba conectado en tu habitación y de manera muy convincente te llevaron hasta su cama, volviéndote loco de placer cuando se deslizaron debajo de tu camisa, las cuales no pararon sino hasta bien entrada la madrugada...
Sin pensarlo mucho una sonrisa tonta ya adorna tu rostro y estas seguro que siempre te pones así cada vez que piensas en él, muchos minutos más pasan y suspiras aliviado cuando llegas a tu destino, una cómoda casa en los suburbios de la ciudad, sales con cuidado y vez la hora otra vez.
- "Ocho treinta..." - Te llevas una mano al cuello, en teoría debías de estar ahí a las seis de la tarde, era mas que seguro que él te mataría. Y motivos no le faltaban, por que justamente ese día era su aniversario, donde un día como ese pero de hacia cuatro años los dos se habían jurado amor eterno frente a un altar, sin mayores testigos que ustedes mismos y tal vez algún despistado que por ahí rondara -
Y tu, como buen conocedor de los deseos de tu amor-cito, planeaste con un mes de anticipación el como salir aquel día de tu trabajo mas temprano para llevarlo al mismo altar, aunque fuera de noche y pedirle una vez mas si quería pasar el resto de sus vidas juntos.
¡Pero ese jefe tuyo! -
- "¡Arg!" - Te revolviste el cabello con fuerza y no podías sentirte menos frustrado, tomaste tu saco del asiento trasero y cerraste la puerta del coche con fuerza, mejor entrabas a la casa y pedías perdón, seguro que debía estar enojado más por que él también debió pedir permiso para salir temprano y tu sin celular para llamarle y avisarle del cambio imprevisto de planes...
¿Es que de verdad creíste que en una ciudad sobre poblada podrías llegar a tiempo?
Ni volando.
Si, él tenia razón cuando te decía con ese característico sonsonete suyo: Ingenuo
Te detuviste un segundo y miraste tu casa, las luces estaban apagadas y eso no te gustó, metiste la llave en la perilla y la giraste lentamente, entraste y cerraste, no escuchabas ni un solo ruido y con un gran temor empezaste a buscar por todos los cuartos de la planta baja, como si tu corazón se fuera a salir de tu pecho subiste con toda prisa a su habitación y abriste la puerta asustado... solo para respirar aliviado.
Ahí tendido boca arriba tu pareja yacía dormido cómodamente con su brazo izquierdo como almohada, un libro reposaba a su lado y solamente una pequeña lámpara iluminaba la casi oscura habitación.
Te acercaste con mucho cuidado la luz de la lámpara le daba a tu amante un semblante muy exótico, dirigiste tu mirada hacia el libro que descansaba sobre la cama, no necesitaste ser un adivino para deducir que supuso a leer mientras te esperaba y se quedó dormido.
Cautelosamente te sentaste a su lado, su respiración era tranquila y delicadamente retiraste uno de sus mechones de cabello para observarlo mejor y delinear cada una de sus facciones.
Tu corazón latió y tu pecho te dolió cuando reflexionaste que no sabias que era lo que habías hecho para merecer semejante regalo, pero agradecías cada día el despertar entre sus brazos. Y es que él era la única persona que te comprendía sin tener si quiera que hablar, que con una mirada podía leer en tu corazón todos tus mas grandes temores y alegrías, él era alguien con quien podías reír por horas o llorar por minutos... él era tu alma gemela, la mitad que no sabias que te faltaba... sino hasta que lo encontraste.
Y la vida que ahora llevabas con él... no podías encontrar la palabra, era simplemente como vivir soñando y jurabas que no querías nunca despertar. …l era tan encantador, cuando gruñía por cualquier cosa, cuando su sentido del humor un tanto negro salia a relucir, su manera tan elegante de vestir, ese porte y esos ojos... …l era tan...
- "Mhm..." - Tu compañero apretó los ojos y bostezó, se giró un poco en cama, acomodándose de mejor manera. Tu sonreíste cuando se llevó su mano derecha a sus ojos para desperezarse y enfocar mejor - "¿A... Aioros?" - Preguntó aun embriagado por el sopor del sueño y pestañeó curioso al observarte tan embelesado - "¿A que hora llegaste?" - Preguntó mirando por la venta - "¿Que hora es?" - Volteó hacia ti y se te quedó mirando unos segundos para después cambiar su tono de voz - "¿Todo esta bien?" -
Tu por toda respuesta le sonreíste, apagaste la luz de la mesita y te acostaste a su lado, lo abrazaste con fuerza, sintiendo todo su cuerpo reaccionar a tus caricias... como siempre sucedía, como siempre sucedería... Una lágrima de emoción subió a tus ojos, te despegaste unos centímetros de él y le dejaste un suave beso en sus labios y asentiste.
- “Si Saga... todo esta... perfecto” -