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Single Lady por YukaKyo

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Single Lady

 

Debes de saber que,  Fullmetal Alchemist, El alquimista de Acero, Hagane no Renkinjutsushi (鋼の錬金術師) o también Hagaren (ハガレン),  es © de Hiromu Arakawa, Square Enix, MBS, ANX, Bones.

Y que yo soy YukaKyo la creadora de este escrito y el © es de mi Propia Autoría. Y este fic por el momento es Exclusivo para Amor Yaoi

Con la pareja Roy x Ed.  Oh! Y por si no se habían dado cuenta en el sumary, habrá, male pregnancy, ósea chico embarazado, ash!

También que No pretendo obtener nada a cambio, solamente unos pocos comentarios gentiles de los lectores que me sigan. Así que mucho menos espero retribución alguna de la  LIE (Ley de Intercambios Equivalentes)

Y como ultimo, que este fic esta basado en la grandiosa historia La Nueva Alianza de la fantástica Midhiel, y es su humilde adaptación.

 

 oo-o-oo-o-oo-o-o-o-oo-o-oo

 

"Únicamente para ti... con todo mi desprecio"

 

oo-o-oo-o-oo-o-o-o-oo-o-oo

 

Como mención especial:

MEGUMI MINAMI ¡Feliz cumpleaños!

 

9.- En las noches

 

El ambiente en el comedor era pesado y muy denso. Tanto que los deliciosos y dulces aromas del desayuno no podían aminorar la incomodidad que se sentía con tan solo entrar en la habitación. Todo envuelto en un asfixiante silencio que solo era roto ocasionalmente por el tintineo de los cubiertos sobre los platos.

 

Ed cortó un trozo del huevo en su plato y llevó a sus labios, masticándolo excesivamente despacio, levantando la vista a veces a donde el rey estaba, comiendo su desayuno taciturno y ausente. Llevaba dos días sin hablarle mas que para lo necesario y se estaba volviendo una costumbre comer los dos juntos en aquel comedor sin dirigirse la mas minima palabra desde que entraban al mismo.

 

¡Ed No entendía porque hacia eso!

 

Por medio de Maes Hunges le había comunicado que tomarían sus alimentos juntos en aquella habitación y él no se había negado aunque había podido hacerlo. Más ahora que veía como el rey, disfrutaba de todo menos el estar ahí en aquella habitación junto al rubio, creía sin lugar a dudas había sido una mala idea.

 

Roy seguramente era el autor de aquella idea. Pues basándose en su condición física y evidentemente inconforme de los cuidados de Rose, que al parecer de Roy, habían sido escasamente adecuados. Ahora el pelinegro le vigilaba hasta que se terminaba las porciones de alimento que se le habían puesto en el plato.

 

Si Roy terminaba antes de Edward, se quedaba ahí tan solo observándole hasta que se acabara el plato. Mismo que Ed varias veces tuvo que obligarse a dejarlo vacío aun y cuando no quería probar bocado alguno, pues si lo dejaba ahí. Roy no se movía de su silla hasta que lo obligaba a volver, para terminarlo, aunque en varias ocasiones, concienzudamente Edward se había tardado hasta horas para hacerlo, tan solo para fastidiar al rey.

 

Más en ninguna ocasión Roy se había quejado.

 

Pero el rubio de sobra sabía que el mal humor de Roy no se debía a aquello, mas bien tenía que ver con la visita de cierto pelinegro a quien a Roy, no le agradaba en lo absoluto volver a ver y que el rubio continuaba empeñado en recibirlo de la mejor manera posible.

 

Tres toques en la puerta y uno de los sirvientes, fue a abrirle a quien llamaba a la misma. No era mas que Shezka, tan sonriente como siempre y ajetreada que camino con rapidez adentrándose al comedor, con algunas carpetas de fina piel bajo el brazo.

 

- Con su permiso majestades - les murmuró a ambos y se giró entonces a donde estaba el príncipe Edward, cuidando sus modales sin darle la espalda al rey - Príncipe Edward, la mayoría de los preparativos de la visita del Príncipe de Xing están casi listos -

 

Instintivamente Ed giró sus ojos al rey, pero este continuó silencioso rebanando con el cuchillo y el tenedor, algo de fruta en un pocillo cercano. Edward casi suspiró de alivio, Roy no había soltado alguno de sus comentarios torcidos y mucho menos había clavado su mirada sobre la castaña de la forma más cruel e intimidante que poseía, su clásica manera sutil para correrla y que en ocasiones pasadas había funcionado. Eso siempre y cuando mezclara en algunas de las conversaciones al heredero de las extensas tierras de Xing.

 

Y si aquella platica lo molestaba, al parecer empezaba a manejarlo con un poco mas de cabeza.

 

El rubio asintió de forma agradecida a Shezka y esta como mera respuesta sujeto la carpeta de piel, abriéndola y dándole lectura a todo lo realizado hasta el momento. Edward la escuchaba en silencio, aun pendiente a la expectativa de cualquier movimiento del rey. Más no hubo ninguna señal proveniente del mismo. Estaba más que indiferente a lo que Shezka decía.

 

- ¡Oh es verdad se me estaba olvidando! - Murmuró la chica cerrando el cartapacio - También quedan pendientes habilitar las habitaciones que usaran el príncipe y sus demás acompañantes -

 

Para Ed era simple algo como aquello, podrían utilizar las mismas habitaciones que habían usado el día que habían venido a presenciar su enlace con el rey de Amestris. Tenían todo lo necesario y además estaban ubicadas en el mejor flanco del castillo. Y si le preguntaba a Roy su opinión sobre aquello, seguramente estaría de acuerdo. Después de todo, la primera ocasión había sido Roy quien había habilitado aquellas habitaciones para los invitados de la Alianza.

 

Mas una vez mas la castaña volvió a expresar sus comentarios.

 

- Estaba pensando que podríamos acomodarlos en la misma ala de sus habitaciones príncipe - Sin pedir permiso siquiera, la jovencita tomó asiento en una silla, saltándose todo el protocolo y no fue conciente de las miradas desaprobatorias de los demás sirvientes alrededor de la habitación - Así quedaran cerca de la suya y no tendría problemas en llegar cuanto antes a alguna de sus habitaciones, si alguno de ellos lo llegase a necesitar -

 

El rubio meditó un poco las palabras dichas por la que ahora, parecía ser su futura secretaria, tanto en asuntos reales como militares. Eso siempre y cuando Hunges se la cediera o bien Bradley la asignara a su equipo. Pero más importante ahora era cavilar sobre aquello. Estaba muy bien atinada la idea. Mas cuando tenia que estar cerca de Izumi Curtis para vigilarla, eso si deseaba que esta no le arrancara de un tajo la cabeza a su rey.

 

Después de todo, era bien sabido por todos que el alto complejo de Mama Gallina de Izumi, le había impedido asistir a la boda. Edward había escogido a alguien que ella no aprobaba y que ciertamente, nunca lo haría. Puesto que nadie, como había dicho la misma Izumi, era lo suficientemente digno para ser el consorte de Edward.

 

A Ling por el contrario no había que vigilarlo y mas aun sabia que el príncipe de Xing, preferiría incluso dormir en el mismo jardín si a si él se lo pidiera o bien si le daba la gana hacerlo, no sin antes vaciar por completo la cocina real, tan solo con lo que para el seria una ligera cena.

 

- Me parece perfecta la idea - convino Ed con la castaña sonriendo complacido y la vio aplaudir emocionada con aquello.

 

- ¡Que bien! Ahora solo debemos ir al pueblo por algu... -

 

Shezka dejo de hablar de inmediato al escuchar el fuerte estruendo que causaron los cubiertos, al ser arrojados por Roy en su plato aun atiborrado de comida. El pelinegro arrastró la silla sin piedad cuando se levantó de golpe y avanzó por el comedor dirigiéndose a la salida del mismo sin mediar palabra alguna con alguien.

 

Edward clavó su mirada en el plato casi intacto de Roy.

 

Era evidente que nada de aquello en absoluto le había agradado.

 

- Es mi imaginación o el rey no esta de acuerdo con todo esto -

 

- No, no te lo estas imaginando. No le causa nada de gracia el que Ling vuelva a aquí - soltó Edward echándose contra el respaldo de su silla y cerrando los ojos en el proceso. 

 

Las cosas no iban a mejorar absolutamente en nada con todo aquello. Ed llevó una de sus manos a los ojos y masajeo sus parpados de forma cansada. Tal vez las cosas entre ambos jamás mejorarían.

 

- ¿Enserio? Entonces estaba en lo correcto -

 

- ¿Correcto? - Ed abrió los ojos mirando extrañado a la joven.

 

- Sí, Ed es algo evidente. El rey esta celoso - Shezka sonrió enormemente después de decir aquello.

 

El rubio solo pudo hacer una cosa en esos momentos. Parpadear varias veces incrédulo.

 

¿Celos?

 

Ed soltó una risa cansada.

 

Los celos únicamente se sentían por la persona amada y celos era lo ultimo que el rey de Amestris sentía por él.

 

- ¿Donde dijiste que tendremos que buscar lo que falta? - preguntó Ed, tratando de cambiar el tema.

† "•" †

 

- Ha pasado excesivo tiempo desde la última vez, tanto, que parece extraño que ahora vuelvas a hacerlo - Musitó Maes cerca de Roy mientras avanzaban por las calles poco transitadas de Amestris.

 

- ¿Patrullar el pueblo? - Maes asintió a las palabras dichas por su rey, Roy solo se encogió de hombros, mientras afianzaba sus manos a las riendas de su caballo - Si deje de hacerlo, sabes muy bien que se debió a los escasos momentos que tenía una vez que fui subido al trono -

 

Aquello no era para nada una mentira. Volver a levantar a una cuidad casi en ruinas después de una guerra encarnizada no era tarea fácil. Mucho menos cuando se tenía el objetivo de convertir a Amestris en una nación prospera y pacifica. Con miras de estancarla en una época dorada que por lo menos durara el tiempo suficiente. 

 

Así que no había tiempo para patrullar el pueblo como solía hacerlo cuando era un coronel de la milicia. Pero en ese día, en que su presencia no era requerida ni en el ejército o en el castillo, había salido a galopar un rato, eso si, acompañado por su inseparable escolta y su solicito general de brigada y mas aun, mejor amigo.

 

Roy giró levemente el rostro cuando el caballo de Maes, terminó más cerca de él.

 

- Di la verdad, no estamos aquí por el mero interés de patrullar el pueblo - Después de decir aquello Hunges se le quedo viendo esperando una respuesta. Más él no estaba dispuesto a detallar lo que sentía.

 

Simple y sencillamente lo negó sin agregar nada más.

 

- No -

 

Hasta momentos antes había permanecido en el castillo en la quietud de su oficina, relajado en su sillón de cuero viendo distraídamente por la ventana. No había ni papeleo pendiente ni asunto alguno por discutir, así que podía pasarse el resto de las horas disfrutando de un merecido descanso.

 

O eso había creído, hasta que escucho el alboroto en el castillo, mismo que rompió el silencio en los pasillos, cerca y a su alrededor. Pero ni las voces ni los pasos yendo y viniendo lo habían desesperado más que el solo escuchar la risa complacida de Edward resonado en el castillo.

 

Tan jovial y despreocupado.

 

Estaba más que dichoso, solo porque ese estúpido pelinegro iba a visitarle.

 

- ¿Esto es por el príncipe de Xing? -

 

Roy volvió sus ojos hacia el general completamente molesto. El que solo se lo mencionaran revolvía el estomago de rabia. Tenso su mandíbula y crujieron sus dientes con fuerza. Maes miró aquello y opto por regresar sus ojos miel claros una vez mas al camino.

 

- Interpretare eso como un, si -

 

Hacer enojar mas a Mustang, no era una muy buena idea ni para él, ni para nadie que estuviese cerca.

 

A menos claro que alguno de ellos deseara ser prácticamente rostizado.

 

Pues por alguna razón que tan solo el rey sabia. Llevaba en esos momentos, las manos enfundadas en sus clásicos e inconfundibles guantes blancos de tela de ignición. Donde solamente se resaltaban por el rojizo bordado, el círculo alquímico y la salamandra que dentro del mismo avanzaba.

 

Tal vez y aparte del patrullaje, decidiría salir a las afueras del pueblo y practicar un poco su alquimia.

 

Detonando unas cuantas y llamativas explosiones de fuego.

 

Y eso era lo que justamente tenía en mente el rey. Después de todo, nunca nada le había parecido tan gratificante y liberador de sus tensiones, como el destruir una que otra roca y creando algún cráter en el suelo, solo necesitaba una chispa creada al chasquear sus dedos y alterar con su circulo la densidad del oxigeno en el aire y después lo único que tenia que hacer era dirigir a punto deseado la explosión de sus llamas.

 

Lo único que habría seria el polvo y piedras saltando por todos lados y al final no le quedaría más que limpiar todo el destre que ocasionaría y era sabido por todos que para algo como aquello, era demasiado flojo.

 

Giró el caballo hacia la izquierda y Maes supo que sus sospechas habían dado en el clavo. Hacia aquella dirección se encontraba la salida mas cercana del pueblo y unos cuantos kilómetros mas delante, los esperaban extensas tierras rusticas, desérticas y deshabitadas que no pondrían pero alguno en ser destruidas.

 

Pero el caballo del rey se detuvo, justo cuando habían dado unos cuantos metros mas adelante.

 

Maes se acerco hasta el mismo y noto que el rey tenia clavada la mirada en un punto específico del horizonte. Aun con sus gafas le fue un poco difícil enfocarles a primera vista. Pero cuando a sus ojos, los colores y las marcas de aquel estandarte lograron ser vistos, supo el porque de que el rey detuviese su andar.

 

Era el gallardete de la alianza, atravesado sin ninguna duda por el distintivo emblema del reino de Xing.

 

- Parece que llegaron antes de tiempo - secamente soltó aquello Maes.

 

- Regresemos al castillo - el rostro frío e inmutable de Roy no lo tomo por sorpresa, de hecho se lo esperaba ya.

 

Aunque lo que si lo tomaba por sorpresa era el que suspendiera un patrullaje. Cosa que nunca y por ningún motivo hacia.

 

- Pero aun nos falta la mitad del pueblo por... -

 

- Regresemos al castillo - Roy lo interrumpió con un tono que denotaba no ser replicado y jalando las riendas le ordeno a su caballo dar la vuelta.

 

† "•" †

Las carrozas y demás caballos habían sido dispuestos de forma ordenada y pulcra frente al castillo. Tal vez uno o dos sirvientes corrían de forma apresurada aun, tratando de acomodarse en su lado indicado del personal, para presentar sus respetos a el monarca y su comitiva extranjera. E incluso su propio príncipe no se encontraba vestido con la etiqueta correcta para una situación como aquella. Habiendo sido tomado por sorpresa cuando aun se encontraba de visita por su pueblo haciendo los últimos ajustes para la futura visita.

 

Pero contrario a lo que los oriundos de Amestris pensaban, encontrarse al príncipe Edward en una situación similar, era algo cotidiano para el príncipe de Xing, que prefería verlo ataviado con sus clásicas ropas oscuras y su inseparable sobretodo rojo sobre la espalda, mientras les regalaba una de sus mejores sonrisas exclusivas para ellos.

 

Y de igual manera él mismo Ling no se había esmerado en un arreglo digno de reyes como acostumbraría hacerlo en una visita a otro país. La ropa diaria y casi corriente era notoria y llamativa en su persona. Aunque era un poco más escandaloso para los sirvientes del castillo, notar la chaquetilla abierta que portaba, bajo la cual únicamente su torso bien trabajado se apreciaba falto de prenda o interior alguno.

 

Al rubio aquello le recordaba justamente cuando llegaba sin anuncio alguno al castillo en Rizenbull. Solo faltaba que Lan Fan y su abuelo, cayeran a cada lado de Ling a penas y pusiera uno de sus pies invadiendo su espacio personal por unos cuantos milímetros. Hizo la prueba y tal como imagino sucedió. Tal solo les falto algunas bombas de humo y el clásico "pop" escuchado cuando alguien se aparecía como por arte de magia. Edward sonrío un poco mas acercándose finalmente hacia ellos.

 

- No esperaba que llegasen tan pronto - soltó el príncipe jovial correspondiendo silenciosamente a la leve inclinación de cabeza de Lan Fan, el bufido del abuelo y la enorme sonrisa de Ling que mostraba su blanca y perfecta dentadura y casi vio como un brillito de luz era irradiado por la misma.

 

- Apenas y me dieron tiempo de preparar sus habitaciones -

 

Edward no tuvo tiempo de quejarse, pues apenas y había dicho aquello, cuando el fuerte jalón de la mano de Ling lo había empujado hasta él, echándolo contra su pecho mientras sus manos se estrechaban posesivamente entre su nuca y su cintura.

 

- A mi también me da mucho gusto verte y en cuanto a las habitaciones, bien que por mi no hay problema alguno, dormiría en cualquier lado - susurró el pelinegro apresando un poco mas al rubio contra él. La calida piel de su pecho, a tibio los dedos del rubio al momento que coloco sus manos sobre el mismo para alejarse. Pero se quedo de piedra cuando el calido aliento de Ling rozo concienzudamente una de sus orejas - De hecho hubiese preferido dormir en tu la tuya -

 

Aquella frase tan solo hizo enrojecer a Edward hasta los cabellos. En todo ese tiempo que conocía a Ling. Nunca antes le había llegado a decir algo fuerte y directo como aquello. Cuando el pelinegro había tenido en mente el plan de cortejarlo. Sus actitudes habían sido meramente platónicas, de excesivo respeto y recato. Una frase tan llena de significado como esa, jamás la hubiese pensado nunca.

 

- No creo le hubiese gustado dormir entre los dos. Príncipe Yao -

 

La fuerte y sobretodo demandante voz de Roy resonó tras la espalda del rubio. Aun en el abrazo de Ling y que por cierto, lo había hecho mas apretado al notar al pelinegro acercándoles, se negó por todos los medios a soltar al rubio. Pero de alguna manera Edward logro sacársele y muy al contrario de lo que todos habían pensado, no tomo su lugar al lado del rey y mucho menos al lado del príncipe.

 

Solo se quedo en medio de ambos, a una distancia prudente lejos de ellos.

 

Ling lo notó y tal vez fue el único. Sabia de la intensa mirada del rey sobre su persona y Edward por otra parte les observaba a ambos expectante. Por un breve momento Ed pudo notar los oscuros ojos del príncipe de Xing a todo su esplendor, antes de que el mismo volviese a reducir sus parpados, dejando su mirada excesivamente rasgada. No sin antes brindarle tanto al príncipe como al rey, una de sus mas despreocupadas sonrisas.

 

- Rey Mustang -  la mano fuerte y firme de Ling le fue brindada al monarca, en un usual saludo que el máximo regente de Amestris no dudo en estrechar su mano contra la del extranjero - Ciertamente no me agradaría -

 

- También me da gusto que este ya aquí, príncipe -

 

Ed paseo su vista de Roy, que había sido el ultimo en hablar a Ling que empezaba a abrir la boca. Claramente podía ver como el apretón de manos que había empezado suave y gentil, ahora era apretujado y sus dedos denotaban la fuerza aplicada al mismo tiñéndose de blancos.

 

- El placer es compartido, alteza -

 

Edward suspiró calladamente, ninguno de los dos se alegraban de verse las caras. Pues a simple vista, si sus ojos fuesen cuchillos, desde hacia ya mucho que estarían tirados y muertos en el suelo.

 

Y el apretón de manos cesó, dejando solo unidas una mirada zafiro y otra obsidiana que no tenían intención alguna de apartar de entre ellos. Como una pequeña batalla real entre ellos, que acabaría cuando uno de los mismos retirara sus ojos del mismo aceptando la derrota inminente.

 

Con las cejas arrugadas Edward paso su vista de Ling a Roy y fue entonces que el rubio notó como iba vestido. Un pantalón de vestir negro y mocasines a juego terminando enfundado en una camisa de seda en un color vino sobrio y su cabello que siempre llevaba peinado pulcramente hacia atrás despejando su frente, ahora le cubría casi la mitad de la cara en mechones peinados escasamente, casi como por descuido.

 

Ed no pudo más que quedársele viendo con la respiración detenida. El conjunto le quedaba como anillo al dedo. Era cierto que sus ropajes de rey, lo hacían notarse soberbio y poderoso. Cuando vestía de Fluher denotaba gallardía y dominio superioridad. Pero aquellas ropas Roy vestido de aquella forma se veía más que arrobador.

 

Un poco más sencillo, inerme y sobre todo humano.

 

El rubio notó, que en uno de los bolsillos de su pantalón, sobresalía un retazo de tela blanca. Tal vez y de algunos guantes que el monarca había optado por no usar. Era una lastima, pues tal vez y con aquello le diera un toque mas fatuo a su atuendo, pero que había decidió por tal o cual motivo omitir en su vestimenta.

 

Edward estaba tan concentrado observando a su rey, que no notó cuando ambos habían vuelto a la plática, retomando una vez más el tema de la habitación compartida. La voz de ambos era acida y era mas que claro que esperaban que uno o el otro bajara la guardia para asestar el primer golpe.

 

- Además no me gustaría despertar todo babeado por el ena...-

 

¡Hey que eso si que lo escucho!

 

No se había fastidiado por sugerir que babeaba. Sino porque Ling había tocado un tema tabú sobre su persona y justamente lo había dicho para picarlo. El botoncito escarlata en su cabeza que rezaba este-fue-el-ultimo-día-de-tu-vida se ilumino de rojo y activo sus locos impulsos haciéndolo echarse contra el pelinegro de Xing a golpes y patadas..

 

- ¿A quien le estas diciendo bicho enano diminuto? - Gritó Edward a todo pulmón, haciendo gala de sus numerosas técnicas de combate cuerpo a cuerpo que a Ling, no impresionaban y sobretodo mostrando su explosivo temperamento que muchos en Rizenbul y ciudades aliadas temían.

 

- ¡No has cambiado para nada! ENANO - una ronda mas volátil y peligrosa de golpes le fue atestada al heredero de la nación oriental que fácilmente, pudo contener con solo mover uno de sus brazos, según el brazo o la pierna que le golpeara.

 

- ¡Maldito príncipe de idiota! - los berridos de Edward fueron mas estridentes

 

Alrededor de ellos, todos empezaron a reír ante las ocurrencias de los príncipes, aunque hubo una que otra cara desencajada al no entender nada de aquello. Roy era uno de ellos, pues nunca, en toda la estancia del príncipe en el castillo, el mismo jamás había hecho una rabieta como aquella o al menos no frente a su presencia.

 

Roy se les quedo viendo y subió sus brazos hasta cruzarlos en su pecho. Había aun excesivas cosas que no sabia de Edward y que el mismo, no estaba dispuesto a dejarle saber, de buena manera.

 

Casi al instante de escuchar las risas el rubio se contuvo y solo se quedo ahí riendo tontamente mientras uno de sus dedos rascaba nerviosamente una de sus mejillas. ¡Diablos! Durante muchísimo tiempo había podido controlar esos locos impulsos que le brotaban por su complejo de estatura. Pero Ling lograba sacarlo de sus casillas, tan fácil y rápido que contenerse era más que imposible.

 

Esperaba poder contenerse en la siguiente que pasara, pues si terminaba asestándole un buen puñetazo al príncipe Ling, más bien valía que este se aguantara por provocarle. Ed volvió su rostro al xianganes y advirtió como este volvía a levantar una de sus manos llevándola a su persona, pero antes de que pudiera siquiera tocarlo. El rey Mustang lo había sujetado con un brazo de sus hombros y lo había acercado hasta él. Dejándolo a un lado suyo, justo en el lugar que el príncipe consorte de Amestris debió de haber tomado, apenas y notara su arribo.

 

Ling no había podido evitar mirar de mala gana al rey de Amestris y silenciosamente devolvió su brazo a un lado de su costado.

 

- Y ahora si estas de acuerdo, me gustaría presentarte formalmente a todos los integrantes y huéspedes del castillo - musito escuetamente Roy, levantando una de sus manos y haciéndole una seña para que los siguiera hacia donde los demás les esperaban.

 

Aunque el príncipe Ling no pudo dar mas que dos pasos antes de que una de las puertas de las carrozas fuera arrojada rudamente contra su persona. El abuelo y Lan Fan habían actuado rápidamente y habían detenido la puerta antes de que esta golpeara al heredero del reino de Xing y Ling solo pudo soltar una carcajada. 

 

- Ling ¿Se puede saber hasta cuando me iban a sacar de ahí adentro? - pregunto una voz femenina mas que molesta dentro de la carroza y todos la miraron esperando que alguna amazona superdesarrollada saliera de la misma. Pero solamente una mujer de estatura promedio y que parecía una simple ama de casa, malhumorada por cierto, salio de la misma.

 

Roy se relajó, bajando su mano enfundada en el guante especial de ignición. Había estado preparado para quemar la carroza al primer movimiento peligroso que esta diera, pero después de ver a aquella mujer, no creyó necesario hacerlo.

 

Edward no pudo hacer nada más que sonrojarse, había querido protestar en un principio cuando Roy lo había tomado sorpresivamente del brazo y lo había dejado tras de él, pero al entender las intenciones de rey de Amestris no pudo hacer más que dejar que sus mejillas se tiñeran de rojo mientras contemplaba su ancha espalda que lo cubría.

 

- ¡Tú! - un dedo acusador señalo al pelinegro que cubría al pequeño rubio - Eres el rey de Amestris ¿No? -

 

- Efectivamente My Lady - concedió Roy acercándose a ella e iba a tomarla de la mano para besarla cortésmente como acostumbraba, mas fue detenido de golpe por una de las manos de la mujer que le marco el alto.

 

- Nada de My Lady. Soy Izumi Curtis - con el mismo dedo que lo señalo a él se señalo a si misma llevándolo hacia la redonda unión de sus generosos pechos y que dejaban a la vista por el escote de la blusa sin mangas que la mujer portaba- Presidenta de una Nación, Alquimista reconocida, Maestra del mocoso que tienes tras de ti y mas aun, su casi madre adoptiva -

 

- Así que va siendo hora de que me des explicaciones - Roy asintió levantando una de sus cejas.

 

Ni siquiera el rey de Rizenbull les había vuelto a visitar o había mandado algún sirviente preocupado por la estancia del príncipe Edward en el castillo de Amestris y ahora esa mujer que incluso se proclamaba la madre adoptiva le pedía explicaciones. Al parecer era la única que al menos no siendo su familiar directa, lo quería como si fuese su propio hijo.

 

- Maestra... vera - Ed se dejó ver por fin y fue fulminado por una mirada rápida de Izumi de los pies a la cabeza.

 

- ¡Cállate mocoso! - le gritó y en el acto el jovencito se quedo con el pico cerrado y con los pelos de punta.

 

Y pobre de él si replicaba algo.

 

- Espero que estés tratando bien a este chico - siseó molesta y cuando Roy apenas estaba abriendo la boca, lo sujetó del cuello de la camisa acercando su rostro al de ella.

 

- Aunque también quiero saber algo- Roy volvió a abrir la boca para preguntar ¿Qué era ese algo? Pero Izumi le volvió a interrumpir.

 

- ¿Cómo puede ser posible que te casaras con Edward? - Roy iba a hablar cuando... otra vez le interrumpió.

 

- Es un enano, psicópata, llorón, temperamental, mal hablado y visceral ¿Qué fue lo que le viste? -

 

Roy se lo pensó mejor ahora, arqueando la otra delgada ceja de su rostro. Tal vez hubiese sido mejor quemar la carroza y después ver que tenia adentro. Cualquier cosa había sido mejor que soportar a esa mujer neurótica.

 

Edward casi se había dejado caer al suelo derrotado y con una nubita que le llovía sobre la cabeza. Su maestra había venido para ¿Ayudar o a empeorar las cosas? Ed dejó todo aquello de lado cuando escuchó las risas divertidas ahora si, de todos incluso la del mismo Roy Mustang.

 

No había podido ver como la mujer soltaba una palmada amistosa contra el hombro del rey y le de decía que todo aquello no era mas que una broma. Pero en cambio si pudo sentir como Izumi lo apresaba en un calido abrazo.

 

- Solo espero que hayas tomado la decisión correcta - oyó que le susurró al oído confidencialmente.

 

Edward suspiró apretándola un poco más en el abrazo. Él también esperaba que lo hubiese hecho. Aquel abrazo para su gusto duro demasiado poco, pero no tuvo más tiempo para pensarlo cuando una de sus manos fue apresada calidamente por la de Roy. Cuando sus ojos dorados se encontraron con los azules, notó  entonces la sonrisa que este le brindaba. Una seca y que por su puesto no tenía calor alguno, pero que era lo suficientemente creíble y se hacía pasar por cariñosa.

 

¡Ah! Ahora lo entendía.

 

Roy iba a fingir otra vez, justo de la misma manera en que lo había hecho cuando los integrantes de la Alianza habían estado en Amestris el día de su boda. Debió de haberse dado cuenta desde el principio que así seria y así debía de ser.

 

Edward sacudió la cabeza, mientras apresuraba sus pasos evitando ser casi arrastrado por Mustang. No tenia que sentirse decepcionado. No había razón. Era de suponerse que algo así sucedería. Tan solo tenía que hacerse a la idea y fingir tan bien como lo había hecho en aquella ocasión.

 

Roy era un perfecto actor, en cuanto a fingir su amor por él se trataba. Ed no podía quedarse atrás y tenia que hacerlo mucho mejor. Pues aparte de fingirles a los demás, tendría que convencerse a si mismo que, las dulces sonrisas y las miradas cariñosas que le mandaría a su rey, eran completamente distintas a los verdaderos sentimientos que guardaba.

 

Porque mostrarle a Roy un poquito de sus verdaderos sentimientos, seria en vano. Lo rechazaría como ya lo había hecho en demasiadas ocasiones y su corazón no estaba dispuesto a soportarlo una vez más.

 

Nunca más.

† "•" †

 

Edward suspiro cansado al momento que la ultima puerta de sus invitados se cerró. Había acompañado a todos y cada uno de ellos dejándolos en sus respectivas habitaciones y deseándoles una buena noche. Roy continuaba a un lado suyo y había participado de vez en vez, dejándole a él encargarse de los personajes más íntimos que conocía.

 

Y por lo menos ese día ya había terminado.

 

Se soltó de su brazo y llevó sus manos al rostro y las restregó por el mismo tratando de relajarse un poco y sus dedos terminaron el trayecto deslizándose por sus flequillos dorados. Era hora también de que él se retirara a su habitación y por supuesto Roy a la propia.

 

- Me retiro a mi habitación - soltó sin ganas girándose encarando al rey de Amestris quien cerró los ojos y asintió. Empezó a caminar, sabia que pasaría por un lado del rey y que este a su vez tomaría la dirección contraria. Justo la que lo llevaba a su pieza ubicada en el ala contraria del castillo, en la que estaban.

 

Tuvo que detenerse en seco, cuando una de las fuertes manos de Roy lo asió del brazo impidiéndole continuar con su camino. Giró el rostro para verlo, simplemente soltarle y avanzar los pasos que había dado el rubio hasta quedar a un lado suyo.

 

- Vamos entonces - susurró despacio y empezó a avanzar sabiendo que Ed le seguiría.

 

El rubio tan solo pudo mirar su espalda confundido siguiéndole dos pasos detrás.

 

¿Lo iba a acompañar hasta su habitación?

 

¡Oh! Era verdad, alguno de sus invitados podría ver que tomaban direcciones contrarias y aquello solo les haría saber que dormían en camas separadas. Algo inusual para una pareja de recién casados. Pero nada imposible para ellos. Aunque de aquello nadie debía de enterarse.

 

Edward se detuvo, frente a sus ojos la puerta de sus habitaciones se encontraba. Adentro, tan solo le esperaban la soledad de su pieza y la enorme cama suave y cómoda que no compartía con nadie. Algo de todos los días, pero que en esa ocasión le hizo girar el rostro al lado contrario donde se encontraba el rey, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa triste.

 

- Buenas no..-

 

Ed no terminó de despedirse de Roy, pues antes de que siquiera pudiese dar un paso hacia delante y sujetar el pomo de la puerta. El rey se le había adelantado y el mismo le había abierto, no sin haberse auto invitado a entrar antes. Edward solo atino a hacer algo. Quedársele viento extrañado y mas aun cuando Roy le hacia movimientos con la cabeza ordenándole entrar.

 

- Entra de una vez - 

 

Tal vez, harto de todo aquello, el rey lo sujetó una vez mas del brazo y lo obligo a entrar, cerrando con el impulso de su cuerpo la puerta, una vez que dejo al rubio dentro de la pieza.

 

El rubio se soltó de la mano de Roy y  negó suavemente con la cabeza, lo que ahora necesitaba era descansar unas cuantas horas, nada mas. Pero por lo visto él rey tenia pensado otra cosa. Avanzó unos pasos quedando alejado del rey. Posiblemente, le informaría que iba a querer a cambio por haber aceptado a todos aquellos invitados del rubio en su castillo o lo censuraría por haberlo arrastrado a él también como anfitrión de todo aquello.  El príncipe bufó cansado. Lo que fuera que el rey quisiera, tendría que ser rápido. Necesitaba descansar y cuanto antes mejor.

 

Además nadie le había pedido a Roy y mucho menos rogado, que los honrara con su presencia cuando Ling y los demás habían llegado al castillo. Abrió la boca para decirle aquello y no solo pensarlo, mas cuando la primer silaba iba a abandonar sus labios el rey lo interrumpió.

 

- Aquí dormiré - soltó como si nada Roy, ignorando olímpicamente la mirada llena de desaprobación que el rubio le lanzo al girar su rostro viéndolo - Hace unos momentos mientras tomábamos la cena, hice que me trajeran todo lo necesario para dormir en tu habitación. Solo serán por los días que ellos estén aquí, despreocúpate que no tengo pensado quedarme para siempre. -

 

¿Qué podía hacer Edward? El rey podía hacer lo que quisiese y dormir donde quisiese.

 

Bien, que se quedara ahí si quería, mas que luego no se quejara si terminaba tirandolo de la cama,  mientras se encontraba dormido.

 

- Menos mal que solo es por unos días - siseo Edward hastiado y no dijo nada más y Roy tampoco replico comentario alguno.

 

El rubio tan solo sintió la mirada  azul oscura de su rey, mientras andaba por la habitación y se introducía al cambiador. Una fresca y cómoda pijama reemplazo sus ropas del día. Ed echo un vistazo rápido a su enorme guardarropa. Había numerosos cambios para Roy: camisas, pantalones y sus uniformes, de Fluher como los ropajes más finos para el rey. Pero debía de aceptar que había preferido verlo vestir de aquella forma casual y despreocupada que había llevado todo el día.

 

Suspiró volviendo a su alcoba y se encontró con Roy sentado en uno de los lados de la cama colocándose la camisa del pijama. Discretamente busco las ropas que momentos antes aun vestía y no las encontró en ningún lugar. Seguramente las había guardado dentro de la cómoda que se encontraba a un lado suyo y cerca de la cama.

 

Camino despacio hasta la ventana y aunque sabia que no iba a poder ver nada del exterior por la oscuridad de los jardines, aparento estar interesado en algo que nadie más que él veía tras los vidrios. Roy lo sabía, mas se abstuvo de soltar alguno de sus comentarios sarcásticos.

 

Se quedó contemplando la menuda espalda del rubio por lo que le parecieron interminables minutos y sin saber porque, termino preguntando algo que, no pensó jamás, haberlo hecho ni en sus sueños.

 

- ¿No piensas venir a la cama? -

 

Parecía que su pregunta había tomado por sorpresa al rubio pues casi había saltado de susto por la ventana. Giró su rostro hacia él tardándose una eternidad en hacerlo. Lo vio asentir con una mueca cansada surcándole el rostro, aunque se rehúso por el momento a abandonar el lugar en el que estaba.

 

Tanto como él, el príncipe Edward se encontraba fatigado. El día había sido increíblemente largo y laborioso. Aún y cuando la mayoría de los preparativos había sido planeado con días de anticipación, los pequeños imprevistos los habían tomado por sorpresa en mas de una ocasión y ciertamente los huéspedes de Edward, a comparación de los que habían venido a ver su boda.  Eran mas excéntricos y exigentes de lo jamás nadie había sido.

 

Empezando por esa maestra loca que el rubio tenía. Y aunque habían sido ayudados por los sirvientes y voluntarios allegados, el rey de Amestris se sentía hecho trizas después de un descomunal día. Recorridos por el palacio, el pueblo, los cuarteles y casi una maratónica estancia por los interminables jardines durante horas, lo habían pulverizado. Roy soltó un suspiro y cerró los ojos lasos.

 

Aquello atrajo la atención del príncipe que volvió a mirarlo y sonrío suavemente mientras en sus mejillas un suave color rosado iluminaba las mismas. Pobre Roy, si estaba tan cansado debería de dormirse inmediatamente y no esperarlo.

 

Y entonces fue que el rubio se permitió darse un segundo de debilidad.

 

- Quiero... quiero darte las gracias - Roy abrió los ojos al escuchar las palabras del rubio y con un poco de pereza los guío hacia donde estaba - Por haber recibido a mis visitas de la forma tan amable en la que lo hiciste -

 

Fue algo leve pero Roy pudo percibir un brillo de añoranza y algo mas que no llego a descifrar en los ojos dorados del rubio. Ya que giró el rostro y adorno el mismo con una mueca burlona en su rostro.

 

- Vamos incluso trataste cordialmente a Ling - musitó el rubio con un tono mas que divertido - Y eso que no lo tragas -

 

- No podía hacer lo contrario - siseó suavemente Roy subiéndose a la cama, flexionando su piernas y colocando uno de sus brazos sobre la rodilla aun mirando al rubio - Era mi obligación tratar de forma cortes a todos tus invitados -

 

Ed asintió y levanto sus manos llevándolas tras de su espalda sujetando la larga trenza en la que estaba preso su cabello rubio. La deshizo rápidamente y soltó su cabello moviendo la cabeza para que cayera libremente tras su espalda. Roy observó aquella cascada de oro y hasta su nariz llego el dulzón aroma de sus cabellos dorados. Era una mezcla deliciosa de rosas, cerezas y fresas, toda una exótica combinación.

 

Que por cierto, se estaba volviendo en su favorita.

 

Y cuando Edward se acerco a la cama, la exótica fragancia le inundo por completo los sentidos, haciéndole cerrar los ojos concentrándose en solo disfrutar de la misma. Las mantas a su lado fueron retiradas y el colchón crujió cuando el rubio termino recostado en su lado de la cama, dándole concienzudamente la espalda. Edward sujetó las mantas entre sus manos y espero a que el rey terminara recostado también. Casi al instante Roy lo hizo, no sin antes apagar la tenue luz de la lámpara colocada en la cómoda.

 

No hubo palabras de buenas noches para ninguno de los dos, después de todo era obvio que resultaba incomodo para ambos dormir en la misma cama.

 

Edward se mordió un labio pues minutos atrás, había estado apunto de agradecerle incluso también, el que lo hubiese tratado tan amorosamente aquel día. Pudo componerse a tiempo para no comentar esa tontería. Si hubiese llegado a decir algo de aquello, el rey tan solo tomaría sus palabras como un intento inútil por agradarle y se mofaría de las mismas con crueldad y soberbia. Después de todo ya lo había hecho justo al principio de su llegada a Amestris.

 

Aquella seria sin duda una larga noche para el rubio. No podría conciliar el sueño tan fácilmente, mucho menos teniendo el cuerpo de Roy cerca del suyo. Edward cerró los ojos con fuerza y se echo más contra las almohadas. Pero contrario a lo que Edward pensó, se quedo completamente dormido apenas su cabeza toco la almohada.

 

† "•" †

 

No había sido su intención en un principio, pasar la noche y las subsecuentes que vendrían en la habitación del rubio. De hecho hubiese preferido dormir en su propio cuarto. Pero no había podido sacar de su cabeza en todo el día la frase que había dicho el príncipe Ling, en cuanto se había reunido una vez más con el príncipe Edward.

 

Yo hubiese preferido dormir en tu habitación

 

Aquellas palabras lo habían fastidiado y eso si le añadía el rostro completamente rojo del príncipe Edward después de que el Xianganes hubiese dicho aquello, no había logrado más que exasperarlo. Por decisión propia se había quedado acompañándolos todo el día, para evitar cualquier acercamiento entre ambos jóvenes.

 

Y si acaso lo tenían en mente, también por todos los medios evitaría una reunión nocturna.

 

Después de todo Edward hacia una muy buena alquimia y su especialidad mas conocida en ese castillo era la de hacer puertas donde no las hubiese y mas aun cuando no quisiera que nadie lo viera y estando su habitación a un lado de la de ese pelinegro de ojos rasgados. No le quedaba más que quedarse ahí y vigilar.

 

Un punto a favor de aquello era que la cama era tremendamente cómoda y que quien lo acompañaba... se había quedado ya completamente dormido, casi de inmediato, nada mas pegando su cabeza a la almohada.

 

Despacio y con cuidado al moverse el rey se dio vuelta hacia donde estaba el príncipe. Notando que su cuerpo apenas y se dibujaba bajo las pesadas mantas que los cubrían. El cabello rubio tendido sobre la almohada daba la impresión de ser una preciosa seda de oro ahí tendida y nuevamente el aroma del príncipe le lleno los sentidos.

 

Era suave, tenue pero muy llamativo. El grato aroma de sus cabellos que parecía también, estar tatuado por todo su cuerpo.

 

Sus manos que habían estado relajadas en el colchón, habían viajado por el mismo,  probando suerte y subiendo por las delicadas curvas del cuerpo del rubio. Fue una caricia que se enrosco en el fino talle del príncipe y lo arrastró por las sabanas hasta dejarlo contra su cuerpo.

 

Roy suspiró casi embriagado cuando el tibio calor del rubio subió por todo su cuerpo y lo hizo enroscar su cuerpo contra Edward y enterrar su rostro en la nuca del pequeño príncipe. Se negaría rotundamente a soltarlo, si es que en esos momentos Edward despertaba y lo sintiera abrazándolo de aquella manera tan intima.

 

Aquello era simplemente maravilloso.

 

Edward era suyo, únicamente suyo y nadie jamás se lo quitaría y así seria hasta que él quisiera.

 

Entre sus brazos el príncipe se movió y Roy le permitió hacerlo, hasta que el rubio se giró por completo, yendo a acurrucarse de inmediato en la calidez de su pecho.

 

Y tal vez, solo tal vez, se quedaría con él así.

 

Teniéndole entre sus brazos

 

Para siempre.

† "•" †

 

 

"I wondered what might happen if I left this all behind"

 

 

N de la Y: Antes que nada! Espero que hayan tenido muy buenas fiestas y un inicio de año nuevo genial!.

 

Y mas que nada me da mucho gusto que les haya gustado mucho el capitulo anterior, que fue como un pequeño regalito navideño. Sus buenos deseos y comentarios, fueron un muy bonito regalo para mi también!.   

 

Aquí les traigo el siguiente capitulo, discúlpenme si me tarde dos días mas en publicarlo, lo importante es que ya esta aquí y si han llegado hasta acá, significa que ya lo leyeron xD. No tengo nada mas que decir! Solo espero que hayan disfrutado leyéndolo como yo escribiéndolo para ustedes.

 

Y si me dejan un comentario platicándome, que les pareció! Les amare un poco más xD...

 

Así que si les gusto, no solo me lo insinúen... díganmelo!

 

14 Reviews! Que lindas! :3

 

Byeeee

 



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