Ya estaba harto, estaba harto de huir de la persona que amaba, harto de que no pudieran establecer una conversación que no terminara en la cama o en alguna parte donde lo único que se escucharían eran respiraciones entrecortadas y gemidos, pero sobre todo estaba harto de no poder sentarse e incluso ya empezaba a afectar su trabajo ya que no podía inclinarse o arrodillarse para realizar ciertas tomas, estaba cansado y necesitaba un respiro; pues ya que su pareja no estaba entrenando por cuidar a su abuelo y sumado a esto la preocupación que había sentido por él, se desquitaba y descarga su energía sobrante con él. No era que el sexo fuera malo, por Kami al contrario, le encantaba pero hasta el necesitaba de un descanso para recuperarse; así que mientras estaba en su estudio preparando el montaje para una campaña de moda, reviso cierto programa de su computadora.
-Ya sabía yo que ponerle un localizador a Mitsu me iba a servir –dijo Fuji observando que el puntito que era Tezuka se alejaba de la casa de sus padres.
Dejo abruptamente lo que estaba haciendo ante la mirada de confusión de su asistente, pero el pobre no sabía que decir ya que el fotógrafo era impredecible y no era nada bueno llevarle la contra, Fuji tomo sus cosas pero se detuvo antes de salir.
-Termina con lo que falte, confió en ti y además ya esta lo bastante adelantado como para que lo arruines –dijo Fuji cruzando la puerta.
El pobre Taro se dejo caer en su silla y bufo con frustración, el fotógrafo en verdad le daba miedo pero no había nadie mejor para aprender. Fuji se subió a su auto y puso en el asiento del copiloto su lap-top, que seguía mostrando en la pantalla el puntito que señalaba hacia donde se dirigía Tezuka, así que con toda la destreza que poseía frente al volante en pocos minutos ya estaba cerca de la residencia Tezuka, el tensai se fijo una vez más en su lap-top para asegurarse que el chico de lentes si se encontraba lejos de la casa de sus padres, luego de esto bajo la pantalla y salió del auto para dirigirse a la puerta principal; justo cuando iba a tocar la puerta esta se abrió y se encontró de cara con la madre del tenista que iba a salir a hacer unas compras, pero se alegro mucho de ver al joven fotógrafo.
-Fuji-kun, que gusto verte –saludo Ayana cortésmente.
-Igualmente, ¿puedo pasar? –pregunto Fuji con educación.
-Claro, pero lamento decirte que Kunimitsu no está, salió por un encargo –dijo Ayana apenada.
-De hecho he venido a visitar a Kunikazu-sama –respondió Fuji que ya sabía que el chico de lentes no estaba.
-Le alegrara mucho verte, ya sabes que te quiere mucho –dijo Ayana dejándolo pasar.
La madre del tenista se despidió de Fuji y le indico que Kunikazu se encontraba en su habitación, cuando Ayana hubo cerrado la puerta el tensai se dirigió a las escaleras y comenzó a subir repasando en su mente lo que le diría al abuelo de Tezuka, aunque era muy probable que a la hora de la verdad se le olvidara el discurso que tenía preparado y le pidiera ayuda desesperadamente, llego finalmente a la puerta de la habitación del mayor de los Tezuka y toco un par de veces a la espera de que lo dejaran pasar.
-Adelante –dijeron desde adentro –¿ya me trajiste lo que te pedí?, Kunimitsu.
-Lo siento pero no soy Kunimitsu –dijo Fuji abriendo la puerta.
-Syu-chan, que gusto verte, ya me tenias abandonado –saludo Kunikazu desde su cama.
-Demasiado trabajo, pero vine hace tres días con su nieto –se defendió Fuji recargándose en la pared frente a la cama.
-Bueno el perezoso de mi nieto salió a buscar una película –dijo Kunikazu riendo un poco.
-Lo manda a hacer todo lo que le pase por la cabeza –comento Fuji sonriendo con cierta complicidad –aunque no lo necesite, ¿cierto?
-Es entretenido, ya que estoy postrado en esta cama –dijo Kunikazu como excusa.
-Pero su nieto para nada es perezoso –murmuro Fuji tras un suspiro –ojala lo fuera.
-¿No te quieres sentar? –dijo Kunikazu señalando el sillón que estaba a un lado del castaño.
-En verdad que sí, pero no puedo –contesto Fuji en voz baja.
-¿Qué te pasa Syu-chan? –pregunto Kunikazu preocupado.
-¡Necesito un descanso de Kunimitsu! –exclamo Fuji sin resistir mas.
-Sé que mi nieto puede llegar a ser un tanto odioso –dijo Kunikazu sorprendido –pero debes darle otra oportunidad.
-Es que ya no lo soporto más –continuo Fuji desesperado empezando a caminar por la habitación.
-Syu-chan debes tomar las cosas con calma, no te precipites –dijo Kunikazu tratando de calmar al fotógrafo.
-No me estoy precipitando, desde que salió del hospital… lo entendería si se deprimiera incluso si llorara pero esto no es manejar el dolor –se desahogo Fuji pasándose la mano por el cabello –dobla mis piernas hacia el otro lado, ya no puedo ni sentarme, ¡necesito sanar!
-Ya me perdí, ¿vas a dejar a mi nieto sí o no? –pregunto Kunikazu confundido.
-¿Dejarlo?, claro que no –dijo Fuji sorprendido.
-¿Entonces de que me hablas?
-¡Kunimitsu se ha convertido en una maquina sexual! –soltó Fuji sin reprimirse.
El mayor de los Tezuka se quedo sorprendido ante semejante declaración, ya que lo que menos esperaba es que la pareja de su nieto le fuera a contar semejantes cosas, mientras que el castaño también se quedo sorprendido ante las palabras que salieron de su boca, y le quedo claro lo que había pensado anteriormente ya que aquella conversación no iba para nada como él la había ensayado.
-Debe hacer algo –rogo Fuji.
-¿Y yo por qué?
-Usted fue el que sufrió un infarto y lo convirtió en una maquina de sexo –dijo Fuji señalándolo acusadoramente –necesito que me ayude con esto.
-El sexo perpetuo no es una de las etapas de dolor –opino Kunikazu tratando de no reírse.
-Pero la negación si y por favor no se ría, en verdad necesito descansar.
Kunikazu iba a decir algo sobre aquella situación que le parecía tan divertida, pues la cara del castaño dejaba ver su desesperación pero justo en ese momento la puerta se abrió y entro por ella justamente el chico de lentes del que habían estado hablando, estaba revisando la bolsa donde traía unas películas.
-Creo que conseguí las que querías, de cualquier modo te traje otras –dijo Tezuka alzando la vista –Suke, ¿qué haces aquí?
-Le hago una visita rápida a Kuni-sama –contesto Fuji nerviosamente.
-Syusuke, que bueno que vienes te necesitaba para algo –dijo Tezuka dirigiéndose al fotógrafo.
-Ya me voy, deje a Taro preparando un montaje y debo asegurarme que no lo arruine, me dio mucho gusto verlo más recuperado –se despidió Fuji rápidamente.
Fuji se despidió de él mayor de los Tezuka y le dio un rápido y corto beso en los labios al chico de lentes, antes de salir huyendo de ahí; el abuelo de Tezuka estaba que se moría de la risa por dentro mientras el tenista miraba un tanto confundido la puerta por la que había salido el fotógrafo.
-¿Me está evitando? –pregunto Tezuka volteando a ver a su abuelo.
-Quizás, no lo sé –contesto Kunikazu tratando de no reírse y luego se puso serio –pero podemos hablar si quieres, estas triste.
-¿Triste?, no estoy triste –dijo Tezuka a la defensiva.
-Como digas, déjame ver las películas –pidió Kunikazu haciendo una seña para que su nieto se acercara.
El chico de lentes se acerco a la cama del mayor para darle las películas que habían ido a rentar, le paso los DVD’s para que su abuelo los revisara y le dijera cual quería ver, pero cuando su abuelo recibió las películas las dejo a un lado y le hizo otra vez una seña para que se acercara, él como buen chico que era obedeció a su abuelo y se acerco un poco más, tal vez esperaba que le dijera algo seguramente algún desquiciado favor, pero lo que nunca se espero es que cuando estuvo a su alcance le diera tremendo zape en la cabeza que casi hace que sus lentes salieran volando.
-¿Por qué hiciste eso? –pregunto Tezuka molesto y arreglándose los lentes.
-Estas triste y debes afrontarlo –contesto Kunikazu con voz grave.
-No quiero hablar de eso –dijo Tezuka sobándose la cabeza.
-Soy tu abuelo y la causa por la que estés así y por la que Syu-chan este desesperado.
-¿Por qué te involucras en esto?, es cosa de nosotros –dijo Tezuka defendiéndose.
-Ustedes, sobre todo tu me involucraste en esto –explico Kunikazu con paciencia –quiero hablar sobre tu extrema necesidad de sexo, que hace que tu novio te huya y ya no pueda ni sentarse.
-Exageras –opino Tezuka dándole la espalda a su abuelo.
-No me des la espalda, soy tu abuelo, te conozco muy bien y ya te había notado extraño y ahora Syu-chan viene desesperado porque ya no aguanta más –dijo Kunikazu tratando de hacerlo entender –lamento el susto que te cause, se que eres fuerte pero puedes tener un momento de debilidad.
-¿Qué tiene de malo tener mucho sexo si me hace sentir mejor? –pregunto Tezuka bajando la guardia.
-¿Te sientes mejor? –cuestiono Kunikazu.
-Me reconforta estar con Syusuke –contesto Tezuka sencillamente.
-Kunimitsu…
-Abuelo, no puedes ayudarme, se que quieres pero no puedes –dijo Tezuka quitándose los lentes y masajeando el puente de su nariz.
-La vida es corta, Kunimitsu, corta y muchas veces horrible… si estar con Syusuke te hace feliz, ve con el… pero también comparte tus sentimientos –dijo Kunikazu en tono comprensivo.
Fuji se encontraba en su casa descansando un poco antes de que Tezuka llegara, todas sus esperanzas estaban puestas en que Kunikazu le haría entender al tenista que necesitaba un descanso y que hiciera frente a sus emociones; se dio un baño para relajarse ya que esperaba que el chico de lentes todavía tardara un poco más, lo amaba y mucho pero quería ayudarlo de otra manera, quería escucharlo y reconfortarlo, quería que Tezuka le tuviera la suficiente confianza para que pudiera bajar la guardia delante de él y pudiera conocer sus temores. Salió del baño y se puso un pijama azul, tenía mucho sueño y tal vez podría dormir un rato, se estaba secando el cabello y estaba dispuesto a bajar por un jugo cuando la puerta de la habitación se abrió y por ella entro justamente el chico que era causa de sus preocupaciones.
-No quiero perder otro minuto más –dijo Tezuka avanzando con paso firme.
-No, es suficiente, no puedo tener sexo otra vez –se negó Fuji retrocediendo sobre sus pasos y dejando caer la toalla –no puedo, solo… basta de sexo.
Fuji jamás pensó que esas palabras saldrían de su boca, y creyó que nadie que lo conociera se creería tales palabras, pero es que en verdad ya no soportaba mas; por su parte el chico de lentes detuvo su andar pero quedo a escasa distancia frente al fotógrafo y solo se le quedo viendo, hubo un silencio algo incomodo el cual Tezuka se decidió a romper.
-Desde que ocurrió lo de mi abuelo, siento que alguien me desgarro el estomago y lleno el agujero con asfalto –dijo Tezuka mirando el suelo –no puedo creer que fue real.
-Mitsu…
-Pero cada vez que te miro, me siento mejor –continuo Tezuka viendo a los ojos a Fuji –me conmociona.
-Mitsu yo…
-Déjame terminar… el mirarte me saca el aire, lo juro es verdad –dijo Tezuka acercándose más al tensai –no tengo que tener sexo contigo, me alegro con mirarte aunque sea desde el otro lado de la habitación, solo eso, cualquier cosa, cualquier mirada tuya o pedazo de ti, ojala fuera todo tu ser eso sería lo mejor… porque te amo.
-Kunimitsu, también te amo –dijo Fuji besando al chico de lentes –quiero ser tu apoyo, y con quien compartas tu sentir.
-Quiero estar contigo siempre –dijo Tezuka acariciando el cabello del más bajo.
-¿Me acompañas a dormir? –pregunto Fuji con una amable sonrisa.
-Por supuesto –respondió Tezuka besando el cuello del fotógrafo.
-¡Solo dormir! –enfatizo Fuji separándose del tenista.
-Solo dormir –dijo Tezuka con una pequeña sonrisa.
Tezuka acompaño a Fuji a la cama y se acomodaron bajo las sabanas, en pocos minutos el fotógrafo se quedo profundamente dormido mientras era abrazado por el chico de lentes, quien acaricio y beso su cabello al ver lo lindo y tierno que se veía el tensai, que por fin tendría una noche tranquila; en pocos minutos el tenista también se quedo dormido mientras sujetaba un mechón del cabello de Fuji entre sus dedos.
Fuji despertó a mitad de la noche y se dio cuenta de que Tezuka lo abrazaba por la espalda, se dio la vuelta para quedar de frente al tenista que no se había quitado los lentes, el tensai se los quito con cuidado y los dejo en el buro que estaba al lado de la cama, Tezuka se movió un poco inquieto pero Fuji se acomodo rápidamente entre sus brazos, lo volvió a abrazar e inconscientemente paso un mechón del cabello de Fuji entre sus dedos, el fotógrafo sonrió ante esto, el también era feliz con solo ver a Tezuka, también se le quitaba el aliento al verlo pero sobretodo estaba contento de que Tezuka hubiera sido honesto con él y ya empezara a sanar sus heridas, beso tiernamente los labios de su amante antes de quedarse dormido fuertemente abrazado al hombre que mas amaba.
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