Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Gravedad por Kastiyana

[Reviews - 44]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Siempre me dije que Light Yagami y yo tenemos muchas cosas en común, aparte de la cercanía de nuestros nacimientos =P así que basándome en lo que leí en el manga y un poco en mi manera de pensar es que narraré esto desde su punto de vista.

Traté de apegarme lo más posible a la trama original, al menos al principio, lo que puede ser algo aburrido. Pero luego las cosas se iran desenvolviendo más o menos naturalmente.

Notas del capitulo: Eh bueno....
este es el capi más largo de toda la historia
Tengo más o menos terminado el fic así que no hay tanto riesgo de que me tarde mucho o lo deje a medias

Si estaban siguiendo "Twist of fate" ya colgué el bonus chapter y mientras estoy con este poryecto tratare de buscar otro fic que valga la pea traducir, pero ahora leerán algo mío =P
1. Presentación de Light Yagami

Antes de encontrar el cuaderno que cambiaría mi destino para siempre, mi manera de pensar no era muy distinta a la de ahora, es cierto, si miran al Light Yagami de antes y al de ahora, en realidad encontraran significativas diferencias en cuando a la manera de actuar; pero la esencia siempre fue la misma.

Mi rutina consistía diariamente en una monotonía insoportable. Me levantaba temprano, porque estaba inscrito en mis más profundos códigos el estar siempre a tiempo, bañarme ceremoniosamente, arreglarme, tomar el desayuno balanceado, vestirme de manera impecable sin ninguna arruga en la camisa y un nudo de corbata perfecto, luego llegar temprano, a veces antes que los profesores, sentarme en la tranquilidad del salón vacío y revisar por enésima vez mis apuntes, sabiendo que no necesitaba hacerlo, eso no haría la diferencia, igual sacaría la mejor nota.

Entonces entraba un profesor y yo, desempeñando el único papel que se me había asignado en este teatrito, sonreía y entonces el adulto decía: “Miren quien está acá… Yagami-kun, como siempre repasando sus estudios… no me extraña que sea el mejor estudiante del país… con esa actitud va a llegar usted muy lejos” Entonces yo ponía una modesta sonrisa encantadora y respondía cosas como “Ya será menos…” “Solo cumplo con mi deber”…. Mi deber, porque soy un estudiante ¿no? Y eso es lo que debo hacer, estudiar, ser buen hijo… eso es lo que debemos hacer a nuestra edad. Entonces ¿por qué a la gente le parece tan extraño que alguien haga lo que se supone que debe hacer? “Porque nadie hace lo que debe….” Me dijo una voz interior… y si, era verdad, yo parecía destacarme demasiado al hacer lo que se espera de mí en un mundo tan mediocre y tan simple.

Me daban nauseas.

Respondía todas las preguntas en clases, cumplía los retos para nada desafiantes que se me presentaban, recibía palabras y gestos de admiración de mis compañeros, halagos y felicitaciones de mis profesores, luego al final de la clase rechazaba invitaciones para ir a los jueguitos. Es increíble que con semejantes notas encima se aventuren a perder el tiempo de esa manera. Las personas son tan hedonistas… siempre buscando la propia satisfacción de forma egoísta en vez de tratar de hacer lo que deben y encontrar satisfacción en ello, en la realización.

Por esa manera de pensar en particular es que nunca tuve amigos, ni novia, ni nadie que me interesara más de la cuenta. Para mi esas cosas estaban muy lejos de interesarme, porque en realidad no ayudarían en nada a cumplir mis objetivos profesionales y si en realidad aún no se esperaba de mí que tuviera novia, entonces ¿para qué?. Llegaba a casa y saludaba a mi madre con cariñosa cortesía, mi hermana me pedía ayuda en los deberes haciendo morritos y yo, enternecido por su simple infantilismo, terminaba accediendo. A veces creo que como papá siempre estaba ocupado me tome la tarea de ser el padre de Sayu. Luego estudiaba un montón, y cuando me aburría de leer inyectando conocimiento extra a mi cerebro me acostaba temprano, consciente de que unas horas de sueño eran vitales para mantenerme lúcido al día siguiente.

Entonces un día mirando por la ventana del insípido salón de clases vi caer algo del cielo, que robó mi atención por unos segundos. Pensé “Seguro los críos de primero.. además de andar gritando por los pasillos contaminan el patio” A la salida del colegio fue una casualidad pasar por allí, vi un cuaderno tirado y como presa del deber civil de devolver a alguien lo que es suyo, me acerqué a ver de quién era. Entonces en la portada leí “Death Note” Vaya nombrecito para un cuaderno, seguro es de uno de esos bichos góticos del instituto. Lo abrí para buscar más información, entonces leí la primera regla “La persona cuyo nombre sea escrito en este cuaderno morirá” Tuve a reprimir las ganas de reír, por dios… quien sería tan estúpido y tan ocioso como para andar con un jueguito tan burdo como este. Lo dejé tirado donde mismo porque, a decir verdad, si se trataba solo de un tonto juguete, mi sentido del deber de devolverlo al dueño ya había desaparecido.

Pero no pude, preso de una extraña atracción lo cogí de nuevo echándolo a mi mochila. Después de cenar los seguí revisando leí las reglas, cada una me parecía más absurda y fantasiosa. “La persona que hizo esto tiene mucha imaginación… seguro se haría famoso escribiendo novelitas si canalizara esto de una forma productiva y no haciendo estúpidos juguetes”. Prendí la televisión para ver las noticias entonces vi las noticias de ese secuestro en vivo, siempre me entraba una rabiosa impotencia ante cosas así.

Encima que hay gente que no cumple su deber en este mundo, hay otra aún peor que rompe la reglas, lastima a otras personas y se atreve a hacer actos tan viles y tan en contra de la racional y virtuosa naturaleza humana.

Me dan nauseas.

Tomé el cuaderno y me dije “Bueno, solo para probar este chisme… si muere un delincuente así a nadie le importará” solté una risa al ver lo que estaba pensando “¿En serio espero que esto funcione?” Sin más lo escribí y entonces me volví a ordenar mi escritorio cuando anunciaron que el tipo había muerto de un ataque al corazón. Pero mi racionalismo tan bien asentado me dijo que era solo una coincidencia y que no debía alterarme con una pequeñez como esa.

Al otro día al volver del curso preuniversitario fui testigo de cómo acosaban a una chica, sin pensarlo escribí el nombre del degenerado en la Death Note indicando las circunstancias de la muerte, solo para estar más seguro. Entonces vi cumplirse mi designio y al principio caí presa del pánico y la conciencia me pesaba como un plomo, pensé que si la muerte de dos hombres ya hacía mella en mí ¿Qué pasaría si seguía usando ese cuaderno maldito?... pero entonces entendí que no era casualidad que el cuaderno hubiera sido encontrado por mí. Yo siempre había tenido la perspectiva suficiente para ver que este mundo estaba mal, que habían personas que no deberían estar pudriéndolo más aun. Y ¿Quién más que yo tiene la rectitud suficiente para poder tomar las decisiones de a quien juzgar?


Si bien mi vida seguía siendo rutinaria ahora había algo más, algo más fuerte y noble que me impulsaba a aprovechar mi tiempo día a día. Tenía una noble causa por cumplir y no me detuve ante nada, juzgué y juzgué incesantemente en mis tiempos libres a los que más pude. Luego llegó el día en que el shinigami dueño de este cuaderno se presentó ante mí y no puedo negar que me causo una gran impresión, porque no todos los días un monstruo que supera los dos metros de altura se presenta en tu casa con expresión terrorífica diciéndote que es un dios de la muerte. Yo esperé sinceramente que me pidiera algo a cambio, pero dijo que no, que todo era gratuito que simplemente tendría que soportar su presencia fisgoneando en todo lo que hago, porque “Estaba aburrido”. No me quejé, a decir verdad no estaba acostumbrado a estar acompañado, siempre fui algo ermitaño, pero cuando tu compañía es un dios de la muerte no puedes sino sentirte algo especial. Creo que en ese entonces no le tomé importancia tampoco al precio que debía pagar por el cuaderno. No le tenía miedo a la muerte.

Y entonces se abrió la puerta al primer desafío de toda mi vida… el más grande.

Cuando vi que L el famoso detective me estaba desafiando públicamente, llamándome asesino, a mí, que estaba limpiando al mundo de la escoria; No pude sino sentir el primer temblor de la adrenalina fluir por mis venas. Pero en ese entonces yo aún era demasiado joven y demasiado confiado de mi mismo como para tomarlo en serio, y ante la primera provocación sucumbí a aquel atentado a mi orgullo. Si el decía que podía atraparme y tenía el arrojo de mostrarse así a cara descubierta y dando su nombre entonces debía enfrentarse a la ira de Kira, su verdugo. Lo que no me esperé ciertamente era que él hubiese sido tan listo como para predecir mi reacción. Todo había sido un montaje para hacerme caer, y caí, no solo le di el gusto de haberme ganado la partida sino que además me había puesto en evidencia, mostrando mi ubicación ante millones de personas, no pude sino explotar en cólera, porque nunca en mis diecisiete años alguien había sido capaz de desafiarme, nunca nadie había estado cerca de alcanzarme siquiera y venía este tipo y me demostraba, que yo no era más que otro pez gordo en un mar donde probablemente habían más peces gordos. Pero no me importó… porque a decir verdad pese a lo peligrosa que se estaba tornando la situación, el vértigo que me producía tener un oponente, un verdadero oponente, era abrumador… nunca me había sentido tan vivo.


Luego de eso comenzó el asedio de las cámaras, pero pude notarlo, me sentí satisfecho de mi mismo, ignoré olímpicamente a Ryuk que rebotaba por la habitación sintiendo los síntomas de su abstinencia, finalmente le propuse el trato, si quería manzanas tendría que ganárselas, luego de que me revelase la ubicación de las cámaras no fue difícil idear un plan para aparentar inocencia. Así mientras parecía que estudiaba veía televisión desde el paquete de papas fritas y juzgaba criminales. Seguro ese L se estaría preguntando que diablos pasaba y eso bastaría para limpiar mi imagen. Si bien la pesadilla de las cámaras desapareció tuve que seguir preocupándome por alguien que me seguía. Luego de un intrincado plan pude averiguar que quien me seguía era del FBI, si L había llegado tan lejos debía demostrarme que yo aún era más listo que él. Me las arreglé para matar a Raye Penbar y a los otros agentes y luego a su novia que intento hacerse la lista. Para ese entonces… el concepto de persona malvada que manejaba en mi cabeza era tan amplio, que simplemente bastaba estar en mi contra para considerarse vil.

Cuando por fin entré a la universidad, orgulloso de mis logros y de haber podido eludir a L hasta ahora, me dirigí a la ceremonia con mis mejores ropas. Vi como un bicho raro, despeinado, andrajoso y mal vestido llamaba la atención, precisamente por eso. Me molestaba profundamente la gente como él. Porque si las normas de etiqueta se habían inventado para poder respetar la solemnidad de actos como estos. ¿Qué les costaba respetar por un día dicha solemnidad y a sus asistentes y vestirse como correspondía? Para desgracia mía el chico ese sentó al lado mío y para más INRI me enteré que era el otro mejor ingresado, dimos un discurso, ambos. Me fijé que no solo se paraba encorvado sino que además tenía una peculiar manera de coger los objetos, con la punta de los dedos como si le diera asco. “Vaya asco de tipo…” pensé divertido.

Cuando nos íbamos bajando del escenario me pregunta si soy Yagami Light hijo del jefe de la policía de Tokio. Me sorprendí aún más, preguntándome quién diablos era él, cómo sabía eso y más importante aún, por qué mierda me estaba hablando. Con el aplomo que me caracteriza le dije que si, se sentó al lado mío en una posición extrañísima. Con sus pies sobre la silla y las rodillas encogidas sobre su pecho, como un chiquillo malcriado al que nadie se preocupó de enseñar modales. Me dijo había oído que yo por mi parte había estado investigando el caso Kira, y que tenía información del caso que le gustaría compartir conmigo. ¿A qué diablos está jugando? ¿Quién es? Tenía muchas preguntas en mi cabeza en ese momento, pero guardando compostura y con actitud serena le dije: “Bien, puedes decirme lo que quieras, soy todo oídos” Entonces mirándome fijamente me dijo “Yo soy L”.

Tuve que quedarme quieto y obligarme a acompasar mi respiración que parecía querer acelerarse en cualquier momento, no creí en sus palabras del todo, pero, aún así, si fuera cierto no podía dejar que me viera descontrolarme, no podía perder mi apreciado autocontrol ahora. “Pues si tu eres L, entonces tienes todo mi apoyo y admiración”
Luego nos dirigimos al patio, seguimos conversando , me preguntó cuáles era mis motivaciones para estudiar criminalística. Le dije que es algo que me había prometido a mi mismo para seguir los pasos de mi padre.

-Ya veo – dijo mirándome con sus ojos examinadores – eso significa que tienes un agudo sentido de la justicia
- Claro que si – le dije con un tono de obviedad – al igual que tu, me imagino si es que realmente eres quien dices ser… Ryuga
-Pues si, la justicia es un bien mayor… un noble objetivo por el que vale la pena luchar, sin embargo, hay que saber hasta cuando uno puede intervenir para ayudarla a cumplirse – me dijo dirigiendo una aguda mirada que sostuve aún sintiéndome algo incómodo por su tono de voz insinuante – hay una gran diferencia entre ser un servidor de la justicia y entre tomarse la justicia por las propias manos.
-Pues si , tienes razón, pero creo que eso es algo que personas como nosotros deberíamos tener claro – le dije con el tono más sincero que pude encontrar. Porque en el fondo pensaba así, porque nunca creí que lo que estaba haciendo fuera tomarme la justicia en mis manos.

Seguimos caminando por el campus, cuando vimos las canchas deportivas lo vi volverse a mí con una expresión vivaz e infantil: Qué tal un partido de tenis, Yagami-kun. Sonreí socarronamente ante la oferta.
-Ryuga… quiero que sepas que tengo bastante experiencia en ese deporte
-No te preocupes – dijo devolviéndome el tono desafiante que había utilizado yo anteriormente al darle mi arrogante advertencia – yo también fui un campeón nacional de liga junior
-Vaya, que bien informado estás, no se podía esperar menos de ti… Ryuga – dije marcando intencionadamente su alias.
En menos de 10 minutos ya estaba todo predispuesto para nuestro encuentro, incluso teníamos espectadores.

El primer saque lo hizo él, entonces al ver la potencia de su tiro supe que no estaba jugando, que no era un rival del que debía descuidarme. Y me lo siguió confirmando en lo que duró el partido. Porque bien me estaba haciendo el peso, sentí que me estaba enfrentando a un digno oponente, nuestro partido fue cansador e interesante y aunque pensé seriamente en perder a posta, al notar que todo este jueguito amistoso no era más que una treta suya para examinar mi comportamiento, me dije: Si pierdo no le estaré demostrando mi inocencia, de la misma manera que si gano, no estaré otorgándole pruebas de mi culpabilidad, por lo cual no debo relajarme… es más, le ganaré.

Al ganar nos dimos un apretón de manos, podríamos habernos despedido allí, pero tenía curiosidad de seguir hablando con este chico tan extraño e interesante. Lo invité a una cafetería, él aceptó, so pena de haber perdido, diciendo que al haber ganado yo, tenía derecho a pedirle cualquier cosa. Debo decir, que su respuesta me causó gracia. ¿Si le hubiera preguntado su verdadero nombre, me lo habría tenido que decir? Pensé que podría proponerle unirme al quipo de investigación, y que me dejara visitar el cuartel donde investigan para así con los otros policías confirmar si él era L o no. Entonces de la nada mientras caminábamos me suelta “¿Sabes?, creo que eres Kira…” Mi respiración se contuvo unos instantes. ¡Será cabrón! Aunque me haya dicho que su sospecha era del 3% ya era suficiente para que no pudiera llevarme al cuartel general con él. Había sido otro movimiento brillante por su parte, y ya tanto despliegue de inteligencia y lucidez estaba empezando a cabrearme,

La cuarta rareza que descubrí de él (siendo la primera la ropa su pelo y ojeras, la segunda su postura al estar de pie y sentarse y la tercera su modo de coger los objetos) fue su afición a los dulces. Cuando llegamos a la cafetería, mientras yo pedía un café amargo y un sándwich él me sorprendió pidiendo un capuchino cremoso – al que agregó incontables cubos de azúcar - y un gran trozo de tarta de fresa “Tiene gustos de chica” pensé divertido mientras lo vi con sus ojos brillantes comer su tarta con una adoración que pensé exagerada y bastante graciosa.

Entonces comenzó a mostrarme evidencias del caso Kira, me mostró las notas que yo había hecho escribir a unos prisioneros antes de morir yo interpreté los mensajes como se esperaba, entonces me dice que eso hubiera estado bien si no fuera por la cuarta nota…evidentemente me estaba mostrando evidencia falsa apropósito. Pero yo debía actuar con naturalidad ya que seguro él esperaba que yo cayera ante su truco, entonces le dije: “Bueno haberlo dicho antes, ahora cambia completamente el asunto” Y me dijo con sus ojos abiertos y mirada aguda: - Es que asumiste que eran solo tres notas ¿verdad?
-Es eso lo que me habías mostrado y yo confiaba en lo que me estabas diciendo. Aunque claro, obviamente este interrogatorio no ha sido más que una trampa que me has puesto para ver si caía y me acusaba a mi mismo como Kira, pero no me molesta, entiendo que es necesario para la investigación y te ayudaré aunque sea de esta manera.

Esbozó una amplia sonrisa, luciendo complacido ante mi respuesta. –Eres muy perspicaz, Yagami-kun


Entonces nos llamaron por teléfono, mi padre había sufrido un infarto, presa del miedo y la preocupación nos dirigimos inmediatamente. Me alegré al ver que estaba bien, mi padre me confirmó que Ryuga era L y entonces él me dijo que para el equipo de investigación su nombre era Ryuuzaki. Estuvimos un rato discutiendo y conversando hasta que me despedí de él afuera del hospital.

Cuando llegué a casa no pude sino tener mi segunda expresión colérica. Este tipo me estaba sacando de quicio, quería decir que había hecho una jugada perfecta, porque obviamente yo nunca me hubiera esperado que el mismo llegara a mí revelando su identidad, aún así, conociendo su cara no podía matarlo, una porque no sabía su nombre, y otra porque se había investido de cierta inmunidad al venir a mostrarse, estaba diciéndome “Ahora que sabes que yo soy L, si muero, entonces se probará que tu eres Kira”

Sin, embargo, por otra parte. Sentía que la vida por fin me estaba mostrando un desafío digno e interesante.

Notas finales: Les gustó?
vamos digan que si... a mi me gustó escribirlo =3
saludos!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).