Ya la noche se había adentrado en las primeras horas de la madrugada… el lugar estaba casi vació, salvo por algunas parejas bailando frente al escenario y unos cuantos en la barra peleando por un último trago más…
En mi mano derecha moría a cada inhalación la agonizante colilla de un cigarro, y colgando de mi hombro, mí amada guitarra se balanceaba de un lado a otro victima de mi desesperación por abandonar de una vez aquel ambiente sofocante al que llamaba: Mi oficio.
Contemplaba la idea de tomar un taxi, el método más rápido para llegar a casa… sería difícil encontrar uno…considerando la hora…
Con las palmas de mis manos comprobé al golpear los bolsillos de mi pantalón, mí gran temor…al encontrarlos claramente, vacíos… - esbocé una sonrisa hacia mi creciente miseria- ¡viajar en cualquier transporte público era ahora una opción nula!...
Miré hacia atrás ahogado en mis cavilaciones, me despedí de mis amigos aún tocando sobre la pequeña tarima con una seña y un intento de sonrisa; me dirigí a la pequeña casilla detrás del “solo personal autorizado” donde, se suponía debía reposar mi “acaudalado” sueldo o más bien, la propina de ese día…y sí… con lo vista comprobé una vez mas: -mi condición de pobre no cambiaria pronto…-
La paga de ese día había sido menos de lo esperado, 5 dólares y unas cuantas monedas más la caridad de algún idiota… ¡¿un tiquete del metro?!...dios… ¡¿Qué acaso no podía ser más tacaña la gente?!... en fin, al menos el problema del transporte se había solucionado sólo… una preocupación menos para mí, mas seguían envolviéndome las inquietudes que más adelantes representarían mas desvelos para mi persona.
No sabía exactamente como equilibrarme entre tantos pagos y deudas que me embargaban, sabía que no ganaría mucho dinero allí, pero…. ¿Qué podría esperar de un trabajo de medio tiempo?, era todo lo que mi curriculum podría conseguir… la vida es dura, y aún mas cuando tu salario depende del criterio de un público mayoritariamente...ebrio.
Parte de mi odiaba todo aquello… ¡no estaría toda mi vida en un bar haciendo “covers” de Elton John!... pero…estaba agradecido, era el mismo lugar al que odiaba y su gente, la que me ayudaría mas adelante a salir de mi situación…
Sacudí un poco la cabeza, intentado recuperar la concentración, temí el hecho de que otra vez me hubiera quedado en blanco en medio salón nadando en algún rincón de mi “clarividencia”… Así que, literalmente desahuciado y pobre, a casi 20 kilómetros lejos de mi hogar y sólo, trazé en mi mente el rumbo que seguiría desde las pocas calles entre el Bar hasta la estación del metro en busca de Kiyoshi, un minúsculo barrio bajo, pobre y algo olvidado por la civilización a las afueras de Tokio, donde se puede decir…tenía mi hogar.
Traté de prepararme a mi y mi yo interior para la odisea que estaba apunto de recorrer… si bien disfrutaba del frió, no sería del todo agradable caminar por allí en la madrugada bajo el azote constante del viento helado y unos casi hipotérmicos 8 grados, sin alguna prenda que pudiera de algún modo, brindarme calor… y para colmo… el cielo anunciaba los comienzos de una tormenta eléctrica… justo lo que necesitaba… tampoco traía conmigo una sombrilla…
Después de algunos suspiros de resignación, salté a las calles de pleno Tokio dando ya en mi reloj…las tres de la madrugada –había tardado demasiado hablando solo, debía corregir eso- intenté concentrarme y recordar algún atajo que me llevará a la estación más rápidamente… mas nunca la encontré. Avanzaba por allí maldiciendo el cielo y encogiéndome ante la luz estridente del relámpago antes del estruendo del trueno -jamás admitiría nada en público, pero me aterraban…- me abracé a mi mismo dándome ánimos, los cuatro paneles de piedra que sostenían el techo sobre las gradas apenas iluminadas por una luz parpadeante bajando hacia el subterráneo transporte, se alzaba ante mis ojos a cada paso… unas cuantas estaciones y llegaría a mi hogar.
El lugar estaba casi vacío, tan solo unos cuantos hombres de mediana edad, facciones fuertes y algo desgastadas de aspecto empresarial, algo sospechosos concentrados en la pantalla centelleante de sus celulares y una mujer de largas piernas y vestiduras entalladas a sus curvas, de lacio cabello castaño con reflejos mas claros…no pude enfocar su rostro…no había suficiente iluminación, un poco del brillo carmesí en sus labios se reflejó contra la luz, me dejó embobado. Un poco avergonzado por los no tan puros pensamientos que cruzaban mi mente me alejé buscando abstenerme de aquel “objeto de distracción” ahora clavado en mi mente… desvié la mirada al frente, contemple aburrido como disminuía la velocidad frente a mi el vagón al cual debía ingresar.
Vacilé un poco antes de entrar, con el rabillo del ojo miré con discreción si aquella “señorita” había entrado ya, pasó justo a mi lado, cerré los ojos al captar la esencia dulce en sus cabellos, miré desde afuera como cruzaba las piernas al sentarse en la fila de asientos de la izquierda – había olvidado que yo también debía entrar- me asusté un poco cuando se empezó a mover vagón de la plataforma, de un salto entre algo agitado.
Cuando hube recuperado el latido normal de mi corazón me senté despreocupado en el primer asiento que divisé -“ella” estaba allí- casi frente a mí, mirando por la ventanilla cómo las paredes del túnel desaparecían producto del ahora rápido movimiento del transporte por los rieles.
Al fin pude vislumbrar su rostro con más detalle -gracias a la mejor luminiscencia de los fluorescentes en el techo- estaba sería, tenía un perfil hermoso y delicado, sus ojos oscuros eran suavemente matizados por sus largas pestañas, su piel era casi irreal; semejante a una pintura, mientras posaba su barbilla en la palma de su mano y unos mechones de pelo caían sobre sus pronunciados pómulos.
Seguí bajando… su cuello era largo, la piel en su pecho y hombros se descubría un poco por el cuello en “v” de su blusa color moca, lo suficiente como para apreciar la fineza de sus clavículas. No tenía senos exuberantes -de echo no lo eran para nada- era delgada y esbelta, seguí con recelo los cada pliegue de su pantalón de jeans oscuro ajustado a sus muslos torneados con perfección, era casi una diosa… sin quererlo dibujaba en mi mente cada línea de su cuerpo con mis ojos…
“Hermosa…hermosa…” repetía en mi mente, el sonido de el metal sobre el riel me hizo reaccionar…ella me miraba con algo de sorpresa en sus ojos, pero pronto suavizó sus facciones, tal vez al notar que moría de vergüenza, pareció examinarme con la mirada… me sonrió y volvió a la neutralidad de su rostro parpadeando hacia su reflejo en el vidrio en el ventanilla…
Traté de recuperar la movilidad y algo de mi orgullo masculino, me sentía algo tonto por haberme dejado seducir tan fácilmente –aún cuando estaba seguro. No había sido su intención hacerlo- traté de fingir indiferencia durante el resto del camino…
El metro se detuvo en la primera estación… aguardé ocultamente atento. Ella no bajó. Mas, ahora estábamos solos…aquellos hombres de traje había desabordado. Una presión se acumulaba en mi pecho, me sentí patético al pensar que, probablemente, ella ni siquiera se recordara de mi presencia allí… ¿cual sería el motivo entonces de mi tormento interno? ¡No tendría motivos!...que idiota.
Las puertas se cerraron y el metro dio indicios de movimiento una vez más, el aparato prosiguió con su trayecto con un movimiento brusco y algo violento…
Sufrí al ver como –producto de la momentánea pérdida de equilibrio- en un estruendo de cuerdas y madera contra el suelo, la guitarra se deslizó por el piso hasta los pies de la dama.
La miró y la tomó en sus manos, se puso en pie en un movimiento casi musical y se sentó a mi lado… mi corazón quiso salir de su lugar, tenerla cerca solo podría descontrolar mis hormonas, mis manos se volvieron frías, fleché mi mirada al piso
-luché por seguir conciente-.
Pareció notar mi nerviosismo y paraplejía, si me hubiera sido posible, hubiera preferido aventarme fuera del tren hacia una muerte menos lenta y dolorosa que esa. Hizo un movimiento. Puso la guitarra sobre mis regazos, en mi mente se había formulado la palabra “Gracias”, intentaba hallar la forma de sacarla de allí y traducirlo en palabras.
Perfecto!
¿¡Había olvidado como hablar acaso!?.... lo único que pude hacer: una pequeña reverencia con la mirada en señal de agradecimiento.
Una vez más me sonrió y se devolvió a su asiento… en este punto, ¡no podía ser más estúpido! Si alguna vez tuve alguna oportunidad con ella… la había perdido. No pude volver a mirarla, estaba dispuesto a mantener algo de mi dignidad en pié y pasar ese tipo de situaciones vergonzosas no me ayudaría en nada!...
Ya algo resignado a perder la chica de mis sueños… ocupé la fila de asientos vertical a mi, para quedar acostado cerrando mis ojos por momentos, empezaba a sentir sueño… el trayecto a casa nunca me había parecido tan largo y desgastante.
Miré por tercera vez el reloj en mi muñeca, ¡las 3:45 a.m! ¡Estaba exhausto! La hora era mi boleto gratis hacia unas grandes y prominentes ojeras... en fin, entre algunos lamentos, reproches y uno que otro poema improvisado, inspirado claramente en la inalcanzable belleza frente a mí, quedé total y profundamente dormido, acurrucado en la almohada experimental que creé con el estuche de la guitarra….
Podía asegurar que, aún si la ola gigante de un tsunami arrasador inundará todo a mí alrededor y el holocausto del mundo se diera acabo, seguiría dormido sin duda alguna.
Fue un sueño pesado, bochornoso y doloroso por la incómoda posición de mi cabeza; abrí mis ojos a causa de una corriente fría que entró en mis ropajes helando mis costillas al abrirse la puerta del metro probablemente, creyendo firmemente estar a unas dos estaciones antes de llegar a mi destino… para mi sorpresa, ¡Ni siquiera estaba dentro del metro!...Me impulsé quedando sentado totalmente asustado y desubicado… buscando con la mirada un punto que me ayudara a reconocer mi paradero: Calle…Edificios… más calles… - entré en shock- ella estaba sentada escondiendo su cabeza entre sus rodillas… alzó la mirada hacia mi y trató de calmarme con un gesto…
Abrí mis labios tratando de entonar con cautela…
- Q-que…- tomé una pausa para aclarar la garganta- que pasó?! Por qué tu..?
Se encogió de hombros… ¡Iba a hablarme!
Estaba listo para escuchar su melodiosa voz…
- Oh…te dormiste a medio camino… no sabía en cual estación bajarías… - su tono de voz amable y calmado mas algo mas en ella me heló la sangre- supongo que no pude dejarte allí, sólo. Así que te traje aquí y e estado esperando a que despertaras…
No fue precisamente lo que quise escuchar, de aquella fina figura salió una voz casi susurrante y suave…mas el tono agudo que mi mente esperó escuchar, quedó como una simple expectativa, su voz era masculina del tipo de hombre sedantes, un hombre…. simplemente mi cuerpo no reaccionaba debatía entre un coctel de sorpresa, desilusión y repulsión… ¿Qué debía hacer? Luchaba contra mi impulso a vomitar o correr… o simplemente morir allí mismo mientras perdía cualquier rastro de dignidad y masculinidad que pudiera quedar en mi cuerpo…
- oh…que descortés soy… llámame Kouyou… - dijo extendiendo su mano sonriendo hacia mi, para estrecharla….
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español