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Zoofilia por quezorallado

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Notas del capitulo: algo d yaoi no justificado, pero me moría d ganas d poner esa escena
como dije, lo congelare despues del cap 6

disclaimer:
DN no es mío
El chiste de la c*ncha de su madre es d bebaah
 

Zoofilia

 

Capítulo 5 > La cicatriz que las burbujas de jabón le mostraron.

 

-¡No! ¡Nooooo! ¡Suéltame!- Chilló un inquieto pelirrojo natural, apresado en los brazos de su dueño.

- ¿Que no? ¡Deja de resistirte, xumare...!

Peleó el uno con el otro, hasta caer al piso; Mello de culo al suelo y Matt amortiguando su caída sobre el rubio.

- ¡Peeeroo...!- Se quejó en un puchero, volteando a mirarle a los ojos.

- Vamos, Matt, no nos llevará mucho. Te lo prometo.- Le tranquilizó acariciando su rojiza y natural cabellera.- Y no dolerá.- Agregó con tono de cansancio.

-¡No quiero, no quiero, no quiero!- Forcejeó pataleando un poco más, dándole de lleno en la cara a Mr. Keehl.

El ojiazúl aguantó las patadas e inmovilizó al canino; con una mano retuvo sus muñecas, elevándolas por encima de su cabeza y con la otra le desabotonó el pantalón.

- ¡Pervertido!- Dramatizó llevándose las manos a la entrepierna.

El rubio lo agarró por el borde inferior de la polera y tiró de ésta, encerrando dentro a Matt, quedando inmóvil nuevamente. Mello, conteniendo la risa, le quitó completamente la polera rayada, haciendo que el canino chocara con la pared. El pelirrojo natural aprovechó ese momento para intentar escapar mientras el ojiazúl se tambaleaba al lado opuesto, y cuando se disponía a cruzar el umbral de la puerta del baño, su dueño se lanzó contra su tobillo, evitando que avanzara.- Te tengo.- Susurró ejerciendo la fuerza suficiente para bajar el pantalón del ojiverde, aún desabrochado, y seguidamente haciéndole caer.

- ¡IYAAA!- Gritó escandalizado, aferrándose y rasgando el piso mientras Mello lo arrastraba al interior del baño.

Finalmente, luego de un arduo trabajo, el rubio pudo quitarle completamente el pantalón. A su vez Matt, sonrojado y prácticamente humillado, se aferró con fuerza a la taza de baño con ambas extremidades. Entre tanto y para evitar cualquier otro tipo de escape, el rubio cerró con llave, no con el simple pestillo, sino con Lemonie, su querida llave maestra, dueña del interior de cada habitación de esa posada, proporcionada por supuesto por la perra Halle.

El pelirrojo natural y nacional sudó en frío. Sin mayor esfuerzo, el rubio le agarró la cola.

Sereno y totalmente dócil, el canino fue levantado y empujado dentro de la tina de baño, pero no sin antes agarrarse a lo que pudiera, o sea, en este caso, Mello. Ambos cayeron dentro de la tina llena de agua y cubierta por espuma y burbujas, rebalsando el nivel; el rubio calló de espaldas en una intrépida maniobra para evitar golpearse la cabeza, mientras que el pelirrojo simplemente calló sentado, con su dueño sobre sus piernas.-Jo, ahógate y ya.- Siseó el pelirrojo natural.- ¿Ya ves lo que conseguiste?

- Esto no te va a salvar del baño semanal- Amenazó cansado, sumergiendo al canino bajo el agua cubierta por coloridas burbujas y blanquecina y suave espuma.

Un montón de burbujas comenzaron a ascender del fondo, siendo señal de sacar a su apreciada y querida mascota, quién salió tosiendo y con los mocos colgando, saltándole unas cuantas lágrimas.- ¡Bien! ¡Ya me bañé! ¡Déjame en paz!

Y cuando nuestro pelirrojo comenzaba a sacar un pié, fue arrastrado dentro por la mano que sostenía firmemente su cola.

- ¿A dónde crees que vas?- Intentando sonar lo más calmado, el rubio permaneció sentado en la tina.

Mojado, enojado y... Más mojado, se quitó la camisa y los zapatos, a lo que Matt se sentaba frente a él en el lado contrario de la tina.- Oh, que pena, la camisa combinaba con tus ojos.- Bromeó el ojiverde, recibiendo como respuesta la aterradora mirada de su dueño.

- Dame tu mano.- Murmuró Mello.

- ¡Ay de mí! ¡Estoy muy joven para casarme!- Sollozó Matt obedeciendo.

- ¿"Ay"? "Ay" de quien se le ocurra.- Se dijo para sí mismo mientras ponía jabón en una esponja.

- ¡Hmph! Ahora dices eso- Afirmó seguro y con aire de superioridad.- Pero acabarás amándome después de todo.- Terminó la oración en un tono relajado y juguetón, sintiendo leves y muy suaves cosquillas en su mano y antebrazo, pues el ojiazul había comenzado con la tarea de limpiarlo.

Aún sintiendo las cosquillas, comenzó un pequeño relato que parecía saber de memoria.

- Los malditos que me recogen lo hacen porque sienten compasión y se les ocurre la original idea de llevarme a su casa. Me alimentan, convencidos de que es sólo por esa vez y obviamente sienten deseos de violarme. Lo sé, lo sé, soy un encanto. Me ponen un nombre y sin más ni más se adueñan de mí. Aunque por mí está bien, sino como subsisto.- Hizo una pausa para apoyar su codo en el borde de la tina y su rostro sobre su mano.- Los idiotas se encariñan con migo, y me cuidan mucho hasta el punto de parecer como si fuera el centro del universo, se aburren, me echan y una preocupación estresante menos.- Tosió prácticamente molesto con nada.

- Dame tu otra mano.- Ordenó aparentemente ignorando lo que decía Matt.

Sin importarle esto último, complació a su dueño y continuó quejándose.

Rió un poco cerrando los ojos y al abrirlos se enfocó en el ojiazúl.

- Maldito chocofílico- Dijo acercándose al rostro del rubio con una sonrisa pícara en sus delgados labios.- seguramente crees que me estoy desahogando ¿No?

- Para nada.- Respondió con naturalidad, terminando de tallar el brazo izquierdo del ojiverde.- No te oí hablar.- Explicó, ahora sí mirándolo a los ojos e indicándole que se volteara para lavar su espalda.- Ah, es cierto.- Recordó de repente, dándole algo de espacio al canino para que se diera la vuelta.- De la nada comencé a llamarte "Matt", porque... nada.- Se encogió de hombros.- Simplemente tienes cara de Matt. ¿Pero tienes uno propio siquiera...?

- Bueno...- Vaciló sobre su hombro entrecerrando un ojo, recordando vagamente.- Ciertamente he tenido.- Se explayó extendiendo la mano izquierda, cerrando los ojos al tiempo que encorvaba la espalda, sintiendo nuevamente los cosquilleos de la esponja, el jabón y las manos de Mello.- Creo recordar algo como Jeevas... También, tengo la leve impresión de... Aaah...- Gimió alzando el rostro.

Arriba y abajo, una esponjosidad dirigida por calidas y suaves manos, exquisitamente suavizadas con el néctar de su felicidad.

- Que no te excites.- Susurró a propósito el ojiazúl en su oído, erizando al pelirrojo natural, quién evadió el hecho volviendo al tema, como si no hubiera pasado.

- Tengo la impresión de que alguien alguna vez me dijo Mail, pero mi memoria no es muy buena así que, aún así quedamos donde mismo.- Concluyó sonrojado, ocultando su rostro del perspicaz dueño que tenía. Estaba seguro que le atormentaría con miles de sarcasmos si se daba cuenta que había acertado, pero ¡Qué culpa tenía él de que se sintiera así de relajante! Tanto para hacerle gemir...

- Como sea, Mail, Jeevas, ninguno te queda.- Se burló el rubio acercándose un poco al cuerpo del canino.- Voltéate otra vez.

Cumpliéndose la voluntad del amo, giró en la misma posición y dejó a cargo de su torso a la esponja de Mello.

- ¿Es mi idea o somos expertos en quedar en posiciones comprometedoras?- Suspiró con cansancio.

- Quién sabe, Matt. Quizás realmente te deseo.- Dijo secamente e inexpresivo.

- Si, tienes razón, me deseas.

Ambos se miraron. El rubio molesto. El pelirrojo victorioso. Esta vez, su perro le había ganado en el juego de sarcasmos.

Solo como método de venganza y buscando el pudor tan placentero del canino, bajó ambas manos sobre la esponja hasta el vientre del pelirrojo, alcanzando a meter la punta de los dedos bajo el slip, antes de que éste se pusiera de pié instintivamente, avergonzado, HU-MI-LLA-DO, (N/A: le salen las letritas como a winner-kun) maldiciéndose y a Mello por ser tan competitivo y no aguantar una pequeñita vez que él ganara.- Oye, que yo puedo lavarme ahí solo.

El ojiazúl rió malicioso, disfrutando completamente la cara que tenía su perro.

- Uy, que mono, Matt, y qué miedo.

El rubio se levantó, cayendo un montón de agua contenida en su pantalón. Salió de la tina y cerró con suavidad la puertecilla corrediza, para después abrirla unos cuantos centímetros y susurrar "Me avisas cuando termines, cachorrito". Acentuó la última parte, burlándose de la hombría de su mascota.

¡Pero que carajo! ¡Si no eran homos! Ciertamente eran dueño-perro, pero aún así ambos eran hombres, bueno, machos...

Aquel monólogo interno ya llevaba 2 segundos, así que el rubio se apresuró en cerrar la puertecilla, haciendo enfurecer aún más al cachorrito.

- Qué coraje, ¿No, Matt?- le gritó desde el exterior.

Luego de unos momentos, el ojiverde terminó con su baño (N/A: por fin ¬¬!) y se dispuso a salir de la tina, encontrándose con la imagen de su dueño desnudo, bañándose en la regadera. De primeras se paralizó, aunque el rubio no había notado su presencia, no por alguna estupidez homosexual, ni algo como "OH! is TOO hot!". Sino porque, exceptuando algunos roces con la vista, era la primera vez que podía verla completamente; recorría su hombro y su cuello, subiendo con fervor por su mejilla y perdiéndose entre sus mechones dorados. En cierta forma- una enferma- era bastante hermosa e hipnotizante. El can se llegó a preguntar desde cuándo estaba allí, cuánto le habría dolido, ¿le molestaba? ¿la odiaba? ¿le gustaba? ¿tenía eso que ver con su personalidad tan indiferente y enferma?

El rubio se distrajo un instante y pudo notar a su cachorro allí, esbozó internamente una sonrisa y se mostró amistoso.

-Uhh...

El ojiazúl reparó en la duda de su cachorro, suspiró y lo miró de reojo.

- Hace mucho tiempo, fui a un circo y el tarado de los aros en llama estaba ebrio.- Cerró la llave del agua y se volteó para enrollar una toalla en su cintura, luego le alcanzó una al pelirrojo y, conservando la misma expresión seria, dijo- ¿Quieres... que te lave el cabello?

Con esto, se pudo notar a un perrito pelirrojo natural sentado en el piso después de un gran porrazo. (N/A: xD plop!)

- ¿Quieres o no?- Le repitió molesto.

 

Sentado en el borde de la tina, lavando la cabeza del pelirrojo en el piso, pudo notar cierto aire de felicidad incontenible y aparentemente inexplicable en su cachorro.- Matt.- Le llamó agarrándole por ambas orejas con las manos.- Qué se supone que es tan divertido.- Preguntó con una venita asomándose en su frente.

-Oh, nada, amo Mello.- Tomó algo de shampoo para lavar su cola.- Es sólo que ya sé tu secreto.

El rubio alzó una ceja.

- Pues... Mi dueño es... UN BURRO (N/A: xD)

-Tonto.

El ojiazúl golpeó a su cachorro con el reverso de su palma, causando la ira avergonzante en éste.

-Tonto tú- Se defendió el canino.

- No, tonto más tú- Atacó el rubio.

-No, tú más tonto.

-Tú más.

-¡No, tú más!

- ¡No, tonto, tonto, toooonto!

-¡Tú tonto!

-¡Tú tonto al cuadrado!

-¡Y tú tonto elevado al cubo!

-¡Y tú tonto elevado al infinito!

-¡AAAHG!- Rugió el pelirrojo natural abalanzándose contra su dueño.

 

Después de una pelea, unos cuantos sarcasmos y un lavado de cabello gratis, ambos salieron del baño y Mello se dirigió a la cajonera. Sacó dos pantalones de tela y una ramera de franjas verdes y anaranjadas.

- Toma, es lo único a rayas que tenía.

- ¿Y mi ropa?- Inquirió frunciendo el ceño

- ¿Qué? ¿Piensas ponerte eso de nuevo?

- Es la única ropa que tengo.- Replicó ofendido.

- Ya sé, por eso te pasé esa.

El rubio entró en el cuarto de baño y allí se vistió, tardó un poco en... bueno... necesidades básicas. Y cuando salió, Matt yacía durmiendo en el sillón.- ¿Ya ves como haces problema por nada? Al final igual te la pusiste...- De pronto se dio cuenta de algo importante.- Tengo que quitarme esta manía de hablar solo.

También notó algo mucho menos importante y sin importancia: Matt tenía la frazada enrollada en el piso.- Pelirrojo natural tenía que ser...

Se agachó hasta ponerse en cuclillas y observó el rostro de su cachorro, luego suspiró.- Ya, si no eres tan mal perro.- Levantó su mano derecha y la dirigió delicadamente hasta la frente del ojiverde, comenzando a acariciarle suave y melosamente entre las orejas.- Hasta me caes bien.

Continuó acariciando su cabello. Se quedó mirando el rostro del canino mientras dormía, la respiración lenta y suave, los ojos cerrados completamente y los labios entreabiertos. Deslizó su palma hasta la mejilla, con cuidado de no despertarlo, y deslizó el reverso de su palma por su blanca piel. Continuó acariciándole la parte de atrás de las orejas y notó inconscientemente que movía la cola. "Perros" pensó vagamente.

De pronto, dejándose llevar, prosiguió por el borde de sus labios, contorneándolos con el pulgar; y, bajando por su cuello hasta el hombro descubierto que dejaba la ramera, recorrió el pecho y el estómago, adentrándose en el vientre, tocando, acariciando mientras se dejaba caer en un palpitante éxtasis. Parecía estar en un trance, hipnotizado por lo prohibido que, por ende, se volvía tentador. Entrecerró los ojos mientras escuchaba la agitada respiración que ambos llevaban, meciéndose en el placer inconciente. Se desesperó por un poco más de tacto; subió la ramera hasta la altura del estómago y sintió la calidez de su cuerpo meterse por su palma. De éste mismo modo llegó hasta el borde del pantalón y, excitándose con los suspiros de su cachorro, introdujo lenta y levemente su mano.

Notas finales: Matt: >///>
Mello: ¿Qué? ¬¬
Matt: ¿Y porqué a MÍ me tienen que violar? DX Mello y la c*nchetumare.
Mello: ¡Oye! o_ó ¡¿Qué te pasa con la c*ncha de mi mamá?!
Matt: Tú ni siquiera conoces a tu madre, mucho menos a su c*ncha.
Mello: Ay, Matt, perdón; se me olvida que TÚ tienes c*ncha.
Matt: ¡Tú eres el que tiene c*ncha! ¡Marica!
Mello: ¡Marica tú y tu c*ncha, perro de mierda! ¡Tú, tu c*ncha y la c*ncha de tu madre!
Matt: Ah, no, Mello ¡Con la c*ncha de mi madre no!
Mello: ¡Ándate a la c*ncha de tu madre, Matt! ¡De seguro ella tiene arena en la c*ncha, igual que tú!
Matt: ¡Y tú en la tuya! ¡Tu artificial c*ncha de cambio de sexo!
Mello: ¡No más que tú en tu c*ncha natural! Y ¿Sabes qué? ¡Me aburrí! ¡Quédate tú solo jugando con tu gran y arenosa c*ncha!
Matt: ¡...Bueno igual me querías violar! >o

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