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Rest In Peace, Earl por Ainu

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Notas del capitulo: Fic nuevo! Un Oneshot, de Under-chan y Ciel-chan, para variar xD

Esto salió de estar hasta las tantas, después de haber visto la serie de nuevo y estar escuchando Graveyard Picnic, de Voltaire.

Vuestro!
-Tarde o temprano pasaría esto…Neh, predecible…
-¿De qué hablas?
-Hakushaku ha muerto, Grell.
Grell, sentado en uno de los ataúdes esparcidos sin orden ni concierto por toda la tienda, alzó la vista tristemente interesado hacia el recién abierto féretro, donde descansaba el cuerpo sin vida de Ciel, mostrando un relajado semblante con las manos cruzadas sobre el pecho. Undertaker estaba de pié, ligeramente encorvado hacia delante con una bota apoyada al borde del ataúd y, por una vez en su no-vida, sin una sonrisa. Sacudió levemente la cabeza en negación y se agachó para recoger la tapadera.
-Neh, yo le avisé…Podría haber tratado de alargar un poco más su…
-¿Vida? Chotto, Ciel-chan moriría tarde o temprano por el Contrato. Aiss, tocará archivar su Cinematic Record y tacharle de la lis…
-No le vas a tachar.-dijo Undertaker entre dientes y aún con la tapadera en mano. La dejó de nuevo a un lado y se agachó a la altura del féretro. Como si fuese una fina muñeca de porcelana, el shinigami apartó cuidadosamente un par de mechones de la frente del niño. Ya no volvería a darle un manotazo ni a gritarle nada que le hiciese reír como si le hubiesen contado un buen chiste. Agrandando su triste sonrisa, se incorporó y se giró hacia el pelirrojo, que le observaba sin mostrar ninguna emoción.
-¿Qué vas a hacer?
-…Supongo que habrá que oficiar el funeral tarde o temprano…
-¿Papeleo?
-Ya me encargaré yo de borrarle y archivar el Registro.-dijo por lo bajo y volviendo a situarse al lado del ataúd y agachándose nuevamente. Grell hizo una mueca, consternado, y se encogió se hombros antes de tomar su correspondiente probeta de té rojo.

El sepulturero, arrodillado al lado del abierto féretro, miraba con infinita tristeza el frío cuerpo de Ciel Phantomhive. ¿Para quién buscaría información útil para resolver casos encargados al “Perro de la Reina” por la, para él tan odiada, Reina Victoria? Odiada no sin motivo, si no por encargar todo el trabajo sucio y peligroso a un niño de doce o trece años, no lo sabía en ese momento y no le importaba. ¿A quién “acosaría” pidiendo una compensación por el trabajo realizado, por el cual nunca recibía felicitaciones?
Ciel Phantomhive, el único humano por el cual había hecho esas nimiedades y por el cual haría esas y cuantas fueran necesarias, estaba muerto.
Muerto por un Contrato con un demonio.
Por cobrarse una venganza dirigida a un ángel.
Sumido en sus cavilaciones, Undertaker miraba seriamente y hundido en algo llamado “tristeza” el sereno rostro del niño. Ajedrez, el burdo juego de estrategia que parecía haber…regido la vida del Conde. Mientras todo el mundo jugaba con piezas inertes, él lo hacía con personas. Piezas que le servían fielmente, que le traicionaban, que avanzaban por su cuenta y que gustosas daban la vida por él. Habrían dado, se recriminó ensortijando un par de mechones azulados entre sus dedos. El juego no acababa hasta que el Rey caía, y ya había caído.
Incorporándose, acarició levemente los labios de Ciel y le dio un pequeño beso en la frente, sonriendo al imaginar la reacción que, de estar vivo, habría tenido contra su persona.

-Ehm…Undertaker…¿Avisaremos a Elizabeth Middleford?
-Grell...Aún hay que hacer los preparativos del funeral...El homenaje final en la vida de cualquier humano.-dijo mientras colocaba la tapadera con un cuidado que prácticamente rayaba la más absoluta devoción.-Vete informándola, si quieres…


-S-Señorita Elizabeth.
-¿Sí, Paula?-preguntó la niña levantando la vista de un libro que tenía en el regazo. Sus verdes ojos se iluminaron esperanzados al ver un sobre grisáceo en manos de la doncella, pero se apagaron al ver el extraño lacre adornado con sendas flores de lis y una calavera. Tomando un pequeño abrecartas de una mesilla cercana, lo deslizó lentamente escuchando los ecos del papel mientras se le iba formando un nudo en la garganta. Aquel lacre, y la estilizada caligrafía del sepulturero del que Ciel había hablado en ocasiones, no auguraban nada precisamente bueno.
Semanas sin saber de Ciel, una carta sin remitente oficial y con tan extraño lacre… Ahogó un grito y, llevándose una mano a los labios, dejó caer la carta, el sobre y el abrecartas, que cayeron lentamente y uno repiqueteó sordamente en el suelo mientras sendas lágrimas rodaban por el rostro de la consternada niña. Paula, con serio y triste semblante, la rodeó por los hombros abrazándola con cariño.
Notas finales: Espero que no os haya decepcionado -.-U

Se aceptan tomates, tartas, rosas, criticas constructivas, reviews, sugerencias, ETC ETC ETC

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