La lluvia no cesa.
Sin embargo tampoco me gustaría que se esfumase.
Los sonidos diminutos golpean en la ventana y yo solo puedo dedicarme a observarlas alucinado, me aproximo a lo invisible y trato de alcanzarlas, pero es inútil, el sonido se pierde antes que mis dedos logren atraparlas. Una mueca triste se inicia en mi boca hasta perderse en mi oído, el brillo de la mañana pareciera que buscara adentrarse por el recóndito de mis ojos, apoyo mi cara en la ventana y siento el temblor del agua escurriéndose, ¿acaso no existe algo más hermoso que esto?, alzo los ojos hacia lo blanco y espumoso del cielo, evito una carcajada... Me siento un tonto descubridor importante... desde hace algunos meses la lluvia me parece lo más hermoso que existe incluso este pensamiento es algo tan común en estos días, no obstante, estoy seguro, esa noción en el pasado me parecería una verdadera estupidez, pero no... Hoy y los anteriores hoy de hace meses son este tipo de ideas sin sentido las más claras y constantes en mi mente, ¡vaya crueldad!, siento que estoy olvidando al yo del pasado del cual estuve tan seguro, el verme ahora tan vacilante es realmente...
Me alejo de la ventana gris y la contemplo a cierta distancia... tiene un aspecto fantasmal... casi etéreo... casi como tú.
Sonrío...
Sí... justo como tú.
Aquellos resbalosos caminos me recuerdan a tus movimientos constantes, el devenir de tu cabello por las mañanas, la silueta de tu cuerpo paseándose por las paredes, son tantas combinaciones que podría quedarme para siempre aquí y no terminaría de compararte con esa imagen, incluso aquel mutismo solo sirve para atraerme más y más... no puedo evitarlo, por más que busqué no pensar en ti, no lo conseguí, así que he decidido dejarme hacer... sí, dejarme hacer con tu recuerdo pues es lo único que poseo de ti. Para risa de muchos, si es que lo supieran, es justo ahora que al parecer no tengo más esperanza cuando no puedo dejar de pensar en ti. Así que sabiendo esto he decidido por lo menos mantenerme al margen por un tiempo, aunque tengo que admitirlo, me es tan difícil...
Parece una verdadera pesadilla. Hasta hace unos años solo pensaba en ti cuando tenía que componer, y los sentimientos que me generaban no eran los más tranquilos del mundo, al contrario sentía tanto asco porque existieras que muchas veces deseé que te apartaras de la banda, aún así... parecía que este pensamiento solo hacía más fuerte tu apego a mí, ¿sería como una especie de imán?, tal vez... Siempre revoloteando alrededor de mío, o incluso tu mirada dando círculos viciosos entorno a mi cuerpo, el fuego quemando mi nuca, la vista directa a mi espalda, todo... solo hacía que me sintiera tan incómodo y fastidiado que quise que murieras...
Recuerdo que te trataba mal cuando llegaba al límite del hastío, en otros casos solo bastaba con ignorarte y fingir que todo iba de las mil maravillas, claro pero sin pensar o hablarte... simular frente a los flash escenas que hacían delirar a las miles de fans que ya teníamos, un acercamiento, tenía náuseas; una mirada, deseaba correr para no evitar golpearte; un asentimiento y... odié cuando el manager dijo que necesitábamos estar un poco más juntos en las entrevistas porque unos paparazzis tenían unas escenas que no harían quedar bien a la banda, “podrían pensar que los miembros de Gazette no se llevan bien y eso no es verdad ¿no es cierto chicos?”, así que contra mi voluntad tuve que dejar que te me pegarás todo por la imagen de la banda, pasaron algunas semanas y todo quedo en meras palabras, yo volvía a ser el mismo de siempre, irritable e indiferente contigo; el enano me lo reprochó, pero se quedó callado cuando le recordé lo que tú me habías hecho, aquel atentado no se olvidaba y al parecer era una llaga sin sanar que todos los miembros llevábamos... una marca que acentuaba nuestra supuesta unión y desunión, la ambivalencia en la que vivíamos... todo iba bien en mí, los días y las noches eran normales para mí, componer, salir con alguna pareja eventual, tener sexo hasta el hartazgo, beber con los chicos después de un día cansado, llegar a mi departamento y sentirme feliz de tener una banda que ganaba fama día a día, grabar, viajar... hasta que algo cambió, algo insignificante al principio, no le tomé importancia, al contrario respiré tranquilo, pero aquel agujerito negro empezó a extenderse hasta el hecho de no solo sentirlo yo, sino los otros tres... algo había cambiado... ese pequeño algo era tu comportamiento: tú habías cambiado.
De la nada dejaste de revolotear a mi lado.
De la nada dejé de sentir aquella mirada dando círculos viciosos entorno mío.
De la nada aquel fuego que se paseaba por mi nuca se extinguió... mi espalda dejó de sentir tu presencia, dejó de sentirse observada. Y entonces yo, entonces yo... me sentí solo.
No obstante ¡era yo!, jamás dejaría que se notase aquella intriga que nacía en mí, por lo que fingí no darme cuenta de nada, los ensayos transcurrían con normalidad, las risas de los tres me distraían la angustia sin nombre que me carcomía. ¡Era yo!, no habría problema, no me eras indispensable, en lo absoluto, podía vivir así, era mucho mejor, sí, porque yo era un hombre a fin de cuentas, un hombre y no tenía ni tendría ninguna intención contigo, puesto que estaba totalmente seguro de mi sexualidad... hasta que llegó ese día... un día de ensayos, un día ajustado: entrevistas a las doce y media; una sesión de fotos a las tres y quince y una entrevista en vivo en televisión a las cinco y media... una parranda a las once en el local de siempre... hasta que el manager entró corriendo a nuestra cabina, estaba pálido y angustiado, se acercó a ti, tú jugueteabas con el enano en tus piernas y te lo dijo sin vacilar... “tu madre está grave en el hospital, tienes que viajar, la noticia ya se filtro en la prensa, pero no te preocupes no saben en dónde se encuentra” tu rostro perdió color, tus manos cayeron inmóviles a los costados, Takanori se levantó y te zarandeó los hombros... todo el mundo estaba detrás de ti y yo solo podía imaginar a millones de años luz ese sentimiento que te embargaba, nuestro líder responsable se ofreció a acompañarte... todo el mundo quería acompañarte y así fue... todo el mundo menos yo... se cancelaron los ensayos, la sesión, la entrevista en vivo...
Solo pude irme a casa y fingir que todo iba bien, pero tal vez no sea así... hace un momento me ha llamado Takanori, dice que se quedaran una semana más contigo, supongo que ellos te cuidarán bien, ¿verdad? Así que solo puedo quedarme aquí y ver la lluvia que se parece a ti, verla y pensar en porqué... en porqué tuve que fijarme en ti, la persona a la que más odiaba en todo el mundo... tan contradictorio y alarmante, mientras que nadie se entere seré feliz, porque tal vez solo se trate de un capricho extraño de mi parte, ya que es normal fijarnos en los de atrás cuando no tenemos más su atención... ¿no es verdad?
Continuará...