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CountDown por LeeGaa

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Notas del fanfic:

Mi primer fanfic de DEATH NOTE!
Estoy tan feliz, sobretodo porque jamás me había atrevido a usar a estos personajes sagrados, perdónenme si salió OoC, trataré de arreglarlo si es así.
Death Note no me pertenece.
Como he dicho antes, si desean más parejas y personajes solo díganlo.

-La trama no es completamente mía, solamente respondo a un desafio con mis ideas. -

Notas del capitulo: Chic@s, ojala les guste! dejenme reviews onegai, mejorare si asi lo desean, continaure si asi lo desean, y si tambien lo desean, pueden ver mis demás fanfics


Suicide_Love, ¿cumplí o no cumplí con mi palabra? ¿No ves entonces a tu hermoso regazo un fanfic hecha por la persona que se ha dedicado a seguirte uno a uno tus incontables pasos hacía el olvido y la prestación de los pocos servicios psicológicos? Tal vez te sirva de algo para entender como te sientes, lo tuyo es saber cuantos días te faltan para morir, ¿Y que diferencia tiene la muerte con la libertad?
Las dos son dulces, pero su antesala es dolorosa.
Mejor no respondas nada, no te pongas a escribir review solo para responderme esto, mejor lee.
Cállate
No digas nada.
Recuérdalo.


Desde hace días el deseaba verlo bajo su cuerpo, deseaba con todas sus ganas arrancarle cada prenda de vestir que solamente se presentaban ante él como un obstáculo más, una dificultad fácil de derribar si se obstaban de los movimientos adecuados y precisos.

Lo que más anhelaba era presenciar como sus lágrimas, redondeadas, brillantes, hermosas, cual perlas únicas; se resbalaran danzantes sobre las mejillas del pelinegro, estaba agotado psicológicamente de intentar encontrar una manera de lograr que sus fantasías fuesen realidad. A veces le incomodaba sus pensamientos pervertidos deslizándose sobre su mente cada oportunidad que veía al detective.

Eso se acababa hoy.
Hoy haría que sus deseos fuesen realidad
Hoy dejaría de ser un subordinado sexual, o un reprimido, o un chico con grandes ganas de sexo.

Todo acaba hoy.

Hoy es un día como cualquier otro, allí estaba L, con su semblante indiferente, como siempre, esta vez estaba solo ellos dos, tal vez debería empezar a desconfiar del castaño, tal vez debería salir corriendo, probablemente debió haber impedido que los demás detectives se fuesen.

Light, en cambio, intentaba no apresurarse, hoy había hecho que todo saliera estructuradamente ordenado, de manera que ningún contratiempo se presentase, todo estaba en su lugar, las cartas a su favor.

-Estoy cansado de esto. – Dijo el pelinegro, con unas ojeras descomunales, aún más grandes de lo normal, y es que ya había caído en la redundante desesperación, y ahora buscaba como terminar de una vez por todas con el caso Kira.
No se acostumbraba a la idea de pasar tanto tiempo en un mismo caso, el cual de por si, ya debería estar cerrado.

-También yo, Ryuuzaki. – Respondió monótonamente, escondiendo su sonrisa triunfante, después de tantos días sin dormir, sin poder descansar, L estaba a su merced.

-Deberías dormir, ¿hace cuanto no duermes? ¿Dos, tres, cuatro, tal vez cinco días? No se, pero en verdad no te ves del todo bien. – Continuó diciendo el castaño, con una monumental sonrisa de preocupación, tan falsa, tan inadecuada para su estado de ánimo, aún estaba ansioso, quería que todo pasase de una vez.

-No tienes que dar una falsa señal de que te preocupa mi salud. –Respondió el moreno, revisando por quinta (¿o era sexta?) vez algunos papeles.

-Ryuu, todos queremos acabar con esto. – Espetó el castaño con un tono más serio, acercándose peligrosamente a él, sentía su aliento sobre sí, también el frenético y desbordado nerviosismo oculto en una gran cadena de apatía.

-Naturalmente…- Respondió casi de manera automática, como si supiera lo que seguía e intentará una manera irrefutable de evitarlo.

-¿Quieres hacer que esto sea más fácil? – Preguntó de manera divertida, sarcástica y sádica a la vez.

-Sí, tal vez es deplorable que te responda de manera tan simple, pero ya mis palabras comienzan a agotarse. – Replicó un poco cansado, había desviado la vista de los informes y la concentraba en su principal sospechoso.

-Entonces, hagámoslo. – Dijo Light, y L se perdió en esos comentarios.

-¿Disculpa? – Murmuró un poco aturdido el pelinegro, se imaginaba al castaño como una persona peligrosa y mentirosa, un Chico del cual no debería dejarse engañar, pero por primera vez, se sintió inseguro de que eso fuese cierto, tal vez, el no fuese Kira, hasta era probable que solo fuese un gran malentendido.

-Mira, vamos a hacer un trato. Será como un pequeño juego, hasta saldrás ganando tú. –Decía el castaño, esa mirada de idolatría a si mismo enfermaba al detective, pero no dijo nada.

-La cosa va así : Tú harás todo lo que yo diga durante 1 semana, y luego te diré quién es Kira; pero, si haces alguna cosa que te ordene de manera incorrecta, entonces te aumentare 3 días. Por ende, podríamos nunca terminar si no me haces caso. – Una sonrisa se esbozó por su boca, sabía que, lo único que debía hacer era que L desobedeciese cada una de sus ordenes, por lo menos las veces suficientes para acumular suficiente tiempo de placer, y si por alguna razón lograba hacerlas al pie de la letra, Rem optaría por matar al detective apenas supiese quién era el segundo Kira.

-Parece fácil, ¿Cómo se que no mientes? Si lo haces, diré que eres Kira. – Rugió el detective después de analizar la propuesta.

-Pues me parece perfecto. – Light lo sabía L era tan infantil que siempre iba a terminar metido en situaciones como esta, y de cierta manera eso lo alegro bastante.

-Una semana, no es tan difícil como tú quieres representarlo. – Comentó el pelinegro, pensando inocentemente que lo que el castaño le ordenaría iban a ser cosas como limpiar su cuarto, o dejar que Misa tuviera sexo sin que las cámaras ocultas los molestasen, para L, Light era un completo heterosexual.

-Nos vemos mañana en esta dirección, mi primera orden para ti es, no le digas a nadie de esto, ni mucho menos a donde fuiste.- Le ordeno con un tono completamente imperativo, después se largó de allí, triunfante, más que nunca.

Al día siguiente

L lloraba, tal como el castaño había deseado que pasase, y es que solo habían pasado 5 horas desde que había llegado a esa habitación, pero se le hacía una eternidad.

Light no había hablado con él, solamente le ordenó que se quedara en esa habitación por bastante rato, y fue hasta hace apenas 30 minutos que había llegado el universitario con una gigantesca sonrisa.

Lo recordaba, le dolía pensar en eso:

-¿Te estas volviendo loco? –Preguntó el castaño al abrir la puerta, L seguía con su tono apático y peculiar.

-Para nada, solo espero a que ordenes algo.- Respondió sin mucho interés.

-Entonces, desvístete. – Espetó Light de forma autoritaria.

-¿Qué? –Preguntó L atónito ante la orden, y es que le parecía imposible que lo que había escuchado fuese verdad, sintió un golpe en su cara.

-Hazlo!- Empezaba a perder la poca paciencia que le quedaba, le encantaba ver a ese pelinegro consumido por el miedo, y aunque fuese cruel idear tantas maneras para lograr que una persona se sienta mal, esta vez no le importó ver al detective en ese estado fuera de seguridad.

Y fue cuando el moreno supo que todo era una trama, se acercó a la salida con una cara pedante.

-¿A dónde vas? – Pregunto curioso el castaño.

-Me voy de aquí, el juego se acabó. –Dijo el pelinegro, pero sintió entonces como el castaño rodeaba su boca con un paño mojado con alguna droga, lo suficientemente potente como para haberlo hecho quedar inconciente.


Ahora, recordó él, estaba atado a una cama, pensó en lo peculiar de la situación, tal vez eran MILES las personas que desearías tener a alguien amarrado e inmovilizado frente a una cama, Pero, ¿porque Light?, eso le preocupó, le hizo ver que en realidad todo lo que pasaba era acto de una perversión, y que fue el quién la permitió.

Llevaba treinta minutos exactos pensando en una manera de escapar, todavía estaba vestido, aún estaba completo, sentía que aún poseía su virginidad, estaba seguro.
Ahora recorrió el lugar con la mirada, la misma habitación de antes, con las paredes desnudas al igual que la pequeña bombilla de luz, una cama, y nada más, nada menos.

Entró el castaño en la habitación, L volvía a sentirse inseguro, perdido, y con miedo, esos sentimientos consumían poco a poco su esperanza, y entonces veía que en verdad no habían posibilidades de escape.

-Ahora podremos platicar más a gusto. – Repuso el castaño, y el moreno pensaba en lo desagradable que era sentirse sodomizado por un niñato, por lo menos alguien menor que él.

-Quiero irme, no jugaré. – Replicó el pelinegro, pero en seguida vio como el universitario le arrancaba sus desgastados jeans y los dejaba tirados sin cuidado alguno sobre el suelo.

-Te ordeno que me obedezcas: No puedes salir del juego!. –Le gritó, y acarició con sumo cuidado la entre pierna del pelinegro, su piel era tan nívea, suave, tan excitante.

-Déjame- Le dijo apenas sintió ese roce tan sensual, odiaba que lo provocaran para tener sexo.

-No hables como si pudieras mandar. Solo yo puedo hacerlo. Solamente yo. ¿Entiendes? – Le propinó una bofetada, tan fuerte, que hizo que la sangre se escurriese por los labios del pelinegro, estos se escocían ante el contacto del líquido carmesí, y las lágrimas también amenazaban por salir

-No es gracioso Light, déjame, vete, por favor, suéltame- Pidió intentando evitar que el castaño reaccionase con violencia, pero no fue así, porque luego recibió dos bofetadas más.

-Cállate, harás lo que te diga, cuando te lo diga. –Comenzó a acariciar el miembro del moreno, y este gimió, pidiendo con todas sus fuerzas y orgullo que le quedaba que parase, recibió más bofetadas, sus mejillas se tiñeron de rojo.

-Ya basta! Déjame! – Decía temiendo que se corriese en frente de él, sino se detenía el pelinegro comenzaría a sollozar, y lo que menos deseaba era dar índole de debilidad.

Light se detuvo, se calló y busco en una bolsa plástica un objeto, el moreno no sabía que podría ser, tal vez era una nueva droga, o algún objeto que venden en las tiendas de sexo…Pero lo que salió de ella fue algo mucho peor.

El pelinegro sintió el frío metal y el agujero del aparato rozar su entrepierna, se sonrojó por completo ante aquella caricia, intentaba no apartarle la vista al arma.

-Si no dejas de quejarte, observa lo que haré. – Presiono la pistola de calibre 38 sobre el miembro del detective, y este intento moverse con todas sus fuerzas, pero las cadenas lo impedían.


-Bien.- Rugió L consumido por el miedo.
-Entonces, creo que no habrá necesidad de amarrarte, ¿cierto? -El pelinegro negó con la cabeza, mordiéndose el labio inferior para no soltar ningún sollozo o replica. –Muy bien, vas aprendiendo. –
Una vez liberado de las cadenas, el moreno pensó en la idea de salir corriendo de allí, y la descartó en seguida, de seguro llevaba mucho tiempo planeando esto, era un maldito, pensó para sus adentros.
Light le ordenó que lamiese su miembro, y L, asqueado ante el olor y el sabor del mismo comenzaba marearse, se sentía derrotado, indefenso, perturbado, podía jurar que iba a desmayarse, o a vomitar por lo menos.
Cada vez más el pene se hacía más y más grande, y el moreno, con su poca experiencia, comenzaba a atragantarse, cada vez que eso sucedía, el castaño le propinaba un golpe, por lo cual hacía más larga y tortuosa aquella orden. Cuando por fin se corrió en su boca, Light rió sonoramente al ver al detective haciendo esfuerzos por no deglutir su desayuno al intentar tragar el semen del castaño.

Entonces lo encerró con llave, y se fue. El pelinegro notó que no había baño, no había nada de comer, solamente se veía la soledad y la desilusión, y pensó “Una semana podrá extenderse hasta por un año, y yo seré el culpable…”
Se odió internamente, y comenzó a llorar.
Obstruido por el sucio y asqueroso olor a fracaso y sexo forzado, intento ponerse de nuevo sus prendas, recordando con miedo cuando el castaño había amenazado con dispararle.

Saldré de esta, estoy seguro…Pero,¿ cuando?

Era la primera vez que tenía tantas ganas de saber que día era, cuanto tiempo faltaba, pensaba que sería una eternidad, lloró inconcientemente, pensando en que de seguro ya le habrían aumentado una semana, entonces pensó en lo que había pasado a ser su vida, y el resto de ella :

Ahora todo depende, de una cuenta regresiva.








Notas finales: ¿Algún comentario, o crítica? Tal vez un tomatazo, cualquier opinión me sirve.

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