Esperando al metro, bajo una tormenta, a las 5 de la madrugada, mirando el móvil, con cara de pocos amigos, y solo, cualquiera que lo mirara pensaría diferentes causas, pero solo había una causa,
Darren era un chico problemático, siempre se metía en peleas de las que empiezas a golpetazos limpios y acabas con navajazos.
Suelen decir que un chico que se mete en peleas suele ser maltratado anteriormente, o quizás sus padres no le muestran demasiada atención. ¿Cuál será la causa?
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-¡Aun no llaman! ¡Maldita sea!
Se levanto de donde estaba sentado, y empezó a correr bajo la lluvia hacia la plaza Cataluña en Barcelona. Al llegar tuvo que ir mirando hacia su espalda, el único motivo de su visita a la plaza de Cataluña era la de ayudar a sus –amigos no— no había forma de catalogarlos, pues todos y cada uno de ellos se acercaban al sol que mas calienta, y no dudarían ni un segundo en traicionarlo si les interesara, pero tenía que ayudarlos ya que ahora mismo el sol que mas calentaba era él. Era el de más relevancia en el Paseo de Gracia hasta que unos malnacido decidieron “ocuparla”, debían proteger su “terreno”.
-¡Por fin te encuentro Darren!
Dijo un hombre de unos 30 años, fatigado de tanto correr.
-¡Joder Niles! ¿Qué coño haces aquí?
Miro alrededor vigilando que ninguno de sus enemigos o aliados lo vieran.
-Tu abuelo exige tu presencia.
Con una reverencia con la que mostraba su respeto.
-Ahora estoy ocupado, además no tengo nada que ver con los González, por si ese viejo senil no lo recuerda me tacho de hijo bastardo.
Sin esperar respuesta del mayordomo de su abuelo salió corriendo hacia donde oía unos ruidos.
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Al cabo de una hora la pelea había llegado a su fin con la presencia de diez policías, parte de los aliados y enemigos fueron arrestados y la otra parte huyo despavorida.
Para desgracia de Darren él había sido uno de los arrestados porque uno de sus aliados había optado traicionarlo. La perfecta prueba de que la amistad o alianza es pura farsa.
-¿Cuál es tu nombre chico?
Pregunto el policía rechoncho, clavo y bajito, Darren puso cara de asco al recibir varias gotas de saliva de ese cerdo.
-Tsk, a ti qué coño te importa.
Dijo con rabia, sabía perfectamente que con eso podría ganarse unos cuantos días en prisión, pero mejor eso a estar frente al viejo González.
-Un mocoso con aires de grandeza, mira chaval o me dices tu nombre para que pueda llamar a tus padres o pasas la noche en la peor celda, ¿sabes? Hay una celda que puedes compartir.
-No me importa compartir celda, estoy dispuesto a dormir en una celda.
Dijo con una sonrisa que saco de quicio al policía, que se levanto con un fuerte golpe en la mesa y agarro del brazo al menor para llevarlo directamente a una celda pero en ese instante tres hombres vestidos de negro entraron.
-Señor, este joven pasa a ser de nuestra jurisdicción, suéltele las esposas.
Darren los fulmino con la mirada, sabía perfectamente que era cosa del viejo, seguramente Niles le dijo que se estaba metiendo en problemas.
El rechoncho policía soltó a Darren a regañadientes.
Fuera había un Suzuki Santana negro, y con cristales tintados, claro está modificado, así que no parecía en nada lo dicho anterior. Lo hicieron subir y se dirigieron a la empresa de los González, la más prestigiosa y de más rica que había en Barcelona.
Finalmente llegaron a un edificio de 30 plantas más azotea. Con unas letras grandes letras en dorado y en vertical que ponía González.
Cuando estuvo en frente de la puerta que daba al despacho del dueño de la empresa empezó a sentir pánico, por primera vez en hace mucho tiempo. Trago saliva y toco la puerta con suaves golpes, espero respuesta y al recibir un “adelante” giro el pomo y entro.
-Bienvenido Darren, tenemos algo que discutir, pero antes te presento al señor Velázquez.
En frente de la mesa donde se encontraba el viejo había un hombre de unos 27 años, de buen cuerpo, espalda ancha, cabello castaño, ojos verdes, y con un traje negro con corbata también negra.
-Encantado.
Dijo alargando el brazo para que lo estrechara, pero Darren hizo caso omiso.
-¿Para me has llamado viejo?
Dijo sin moverse tan siquiera don milímetros, le repugnaba la presencia de aquel hombre que lo tacho de bastardo.
-Pero que modales, el señor Velázquez no se merece esta falta de respeto. Además. ¿Qué es esa apariencia?
Darren no contesto, se había decolorado el pelo dejándolo plateado y se ponía ropa negra, necesitabas una apariencia que dejara claro quién eras, y con el cabello casi blanco ¿quién no lo reconocería?
-Si no quieres nada, me vuelvo a donde el gordo para que me encierre en la celda.
Se giro y cuando iba a girar el pomo para marcharse de aquel despacho que tanto lo horrorizaba, el viejo lo llamo y se detuvo.
-Escucha mi proposición, te desherede cuando tu madre confeso de que no eras hijo de un González, y me arrepiento de ello, porque tu madre y mi hijo están muertos, y no tengo más herederos que tu.
Las palabras que decía eran hirientes y ponzoñosas, Darren se moría de ganas de darle una paliza a ese viejo, pero con ello solo conseguiría que los dos grandotes de la puerta le dieran otra a él.
-¡No he venido aquí a escuchar tus insultos puto vejestorio!
-Hmm, a lo que iba, te volveré mi heredero y te encargaras de esta empresa, y a cambio, te pagare todo lo que desees, cualquier cosa te será concedida claro esta si no repercute en la empresa ni el apellido.
-¡Que te hace creer que me hare cargo de esta puta empresa! ¡No me hace nada más feliz que ver como esta maldita empresa y el asqueroso apellido cae en la mierda y tú con ella!
-Lo ve señor Velázquez, le dije que no aceptaría tal cosa, y ahora que le queda claro, pueden irse usted y él. Que tengan un buen día.
-Señor González, déjeme hablar con él, deme tiempo y convenceré al joven.
-Haga lo que le plazca es tan cabeza hueca como su madre.
Darren se mordió el labio para no abalanzarse contra él. Sin más se giro y salió del despacho a toda prisa, y cuando había llegado al ascensor e iba a entrar alguien le agarro del brazo y tiro de él, Haciendo que Darren se estampara en el pecho del individuo.
-¡Pero qué coño!
Se aparto rápidamente y miro al hombre que lo mantenía agarrado del brazo, era el mismo que estaba en el despacho.
-¡Suéltame!
-Permíteme que te invite a desayunar para poder hablar de algo importante.
Debería gritarle, ignorarle, pero ya estaban sentados en un restaurante normal y corriente.
-No sé porque demonios he aceptado venir, maldita sea.
-Bueno, me presentare, soy Daniel Velázquez, pero llámame Daniel. Creo que lo que te voy a decir el algo que te gustara.
-Ya que estoy aquí te escucho, pero ya puede ser algo interesante porque si no golpeare tu linda cara.
Para desgracia de Darren la palabra “lindo” fue más importante que la palabra “golpear”
-Bien, yo era amigo de tu madre y de tu verdadero padre, del que no sabes nada. Pero te aseguro que aun sigue vivo y que sigue deseando conocerte.
-Mi padre… ¿Quiere conocerme?...
El semblante del joven pasó de ser de indiferencia a la de un niño que le acaban de dar un regalo, sus ojos brillaban por las lágrimas. Pero no dejo que ninguna lágrima cayera.
-¿Quieres conocerlo, Darren? Si quieres conocerlo te llevare ante el sin dudarlo.
-¿De verdad querrá conocerme?
-Cuando te vea se va a poner realmente feliz.
Después de terminar el desayuno, Daniel llevo a Darren hasta unos apartamentos, ya cuando estaban frente a la puerta Darren empezó a ponerse nervioso.
-¿Que va a pensar de mi cuando me vea con estas pintas? Me echara a patadas.
La puerta se abrió, tras ella había un hombre de unos 45 años, de cabello azabache y ojos miel, era idéntico a Darren si no fuera porque ahora tenía el pelo plateado. El hombre vestía unos vaqueros y una sudadera gris, tenía el pelo alborotado y unas gafas descansaban en su recta nariz.
-¡Oh! Cuanto tiempo sin verte Dan.
-Lo mismo digo Marc.
Los mayores se dieron la mano, el llamado Marc, poso su mirada en el joven peliplateado, le parecía conocido, pero si lo conociera lo recordaría.
-Perdonad el desorden del apartamento, pero pasad, estaba haciendo un trabajo sobre “objeto quasiestelar”.
-Tú y la astronomía Marcus.
Después de pasar los hizo sentar en un sofá para dos y enseguida les sirvió cafés con unas pocas galletas.
-Bien, y a que viene tú visita Daniel.
-Vengo a presentarte a este joven. Estoy seguro de que ya sientes gran curiosidad por él.
Marcus no dijo nada, y Darren ya estaba demasiado nervioso como para coger la taza de café.
-Bien, este es tu hijo Marc, el hijo de Marisa. Darren.
Darren cerró los ojos con fuerza, no quería ver la cara de desilusión en su padre, pero lejos de lo que pensaba, a Marcus se le cayó la taza al suelo pero antes de que se hiciera añicos lo estaba abrazando con fuerza.
-Por fin, por fin puedo estrecharte en mis brazos, me he perdido tus 17 años, pero ya no me perderé mas.
-Marc, déjale respirar.
Dejo de abrazarlo pero seguía frente a él de rodillas. Darren no pudo ocultar más sus lágrimas y ya cruzaban sus mejillas.
-Lo-lo siento… no puedo….
Decía entre sollozos, y finalmente abrazo a su padre y siguió llorando.
-Sera mejor que os deje para que habléis de vuestros recuerdos, pero Darren mañana pasare a recogerte así que estate aquí, aun no hemos hablado de lo que íbamos a hablar.
-Dan muchas gracias de verdad, no sé cómo agradecerte que fueras a buscarlo.
-No me lo agradezcas, ¿para qué están los amigos?
Darren finalmente soltó a su padre y se dirigió a Daniel, que para su sorpresa el menor lo abrazo con fuerza.
-Gracias, muchas gracias, gracias, gracias.
-Vamos, no es para tanto.
Le devolvió el abrazo, y luego le alzo el rostro agarrándolo de la barbilla, le sonrió, después le seco las lágrimas, se soltó del abrazo y después de despedirse se fue por la puerta.
-Es demasiado guapo, por suerte he podido resistirme a besarlo, pero he decidido que será mío, conseguiré que se enamore de mi.
***continuara***
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