Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Y si cae aquí? por Paz

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Para algunas de vosotras este titulo os resultara conocido. Es el slogan publicitario de la lotería de Navidad de este año, preguntándonos ¿y si cae aquí? Al verlo surgió este fic.

Notas del capitulo:  

Para algunas de vosotras este titulo os resultara conocido. Es el slogan publicitario de la lotería de Navidad de este año, preguntándonos ¿y si cae aquí? Al verlo surgió este fic.

 

¿Y si cae aquí?

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

-¿Y si cae aquí? -se preguntaba un joven adolescente mientras escuchaba al locutor hablar de la última reunión de los ocho grandes-. Justo ahora que había conseguido hacer tanto, aunque no tanto como quisiera, se que soy un buen basquetbolista, ya no soy un novato que todos conocieron, algunos se rieron intolerantes pero supe mostrarles mi valía, durante el primer año fue mi prueba de fuego, tuve que aprender todo desde el principio, tengo que reconocer que cometí muchos fallos y mi fuerza de voluntad era tanta que no me doblegué, nunca me di por vencido, por eso conseguí llegar tan lejos, solo lamente no poder haber estado en la final, bueno, tampoco pudieron ellos, yo salí lesionado y mis compañeros estaban tan agotados que perdieron el siguiente partido, pero este año hemos ganado, somos campeones y debería sentirme contento. Bueno, en realidad estoy muy satisfecho con mis logros, además tengo leales amigos que me sostienen cuando me siento deprimido, excepto... -el mismo dudo en expresar lo que sentía, como una opresión en el pecho que le impedía respirar, ese dolor comenzó de un modo lento,  ni el mismo fue consciente de él hasta que fue demasiado tarde, cuando un nuevo sentimiento arraigó en su corazón y ya no pudo sacarlo de ahí- ¿Y si cae aquí? -Volvió a preguntarse una vez más- Si él desaparece se que me moriré de angustia, pero y si soy yo..., no quiero morir sin haber conocido el amor, desaparecer de la faz de la tierra sin la satisfacción de saber que alguien me ama realmente. He visto sus miradas, creo que siente algo por mí, pero otras veces da la impresión de seguir odiándome. ¿Y si cae aquí?  -la pregunta martilleaba en su mente y sus pensamientos tomaron otro rumbo- Fui un tonto al obcecarme una vez más, creí amar a una chica, ella colmaba todas mis aspiraciones, convencido que mi amor iba a ser correspondido. Craso error, estaba enamorado de otro, persistí en mi error convencido que finalmente se fijaría en mi, vería que yo existía como hombre, me declaré cuando creí que ya lo había olvidado por el escaso caso que le hacia su enamorado, para él ni siquiera era una mota de polvo, no existía. Esa certidumbre me llevó a expresarle lo que sentía, su rechazo me dolió, ahora soy un buen amigo, al menos conservó su amistad. ¿Y si cae aquí? -Se repitió regresando al conflicto que esa pregunta generaba en su mente- ¿Y él? ¿Qué le retiene aquí? Tuvo la oportunidad de marchar, de cumplir su dorado sueño y lo rechazó. ¿Por qué se quedo? ¿Qué o quién fue capaz de retenerlo aquí? En el fondo de mi corazón sentí mucha alegría y cuando le ví en la universidad mi corazón latía acelerado, es como si nos hubiéramos puesto de acuerdo para cursar los mismos estudios, y también nos volvimos a reencontrar, si se puede decir así, formando parte del mismo equipo profesional, pero ahora... ¿Y si cae aquí? Si esta parte del mundo se acaba no me importa morir, siempre y cuando no puedo dejar escapar esta oportunidad para declararme. No puedo seguir callando, le diré lo que siento por él.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Fueron los astrónomos los que dieron la voz de alarma, a través del Hubble se había detectado la presencia de un meteorito, con unas dimensiones mayores que la luna y que seguía una orbita cercana a la Tierra, tanto era así que según los cálculos de los expertos el choque era previsible.

Una noticia así no se podía acallar y pronto a nivel mundial se supo que el impacto podría ser tan brutal que la corteza terrestre podía partirse tan fácilmente como el cuchillo pasa por la mantequilla.

Por otro lado, físicos y estudiosos comenzaron a seguir con interés todo lo relativo al avance del meteorito, según sus estudios y teniendo en cuenta la rotación de la Tierra, comentaba que solo afectaría al Polo Sur, si así fuera desaparecería toda la Antártida.

A nivel mundial ninguno de ellos se ponían de acuerdo, unos decían que no iban a sufrir su impacto, otros que si, las conjeturas se hicieron presentes.

Y entonces se dejaron oír las voces de los agoreros, de los alarmistas, que con sus cabalas alarmaban a la población con sus declaraciones en las que anunciaban el fin del mundo.

Durante semanas todos los periódicos se hacían eco del avance del meteorito, su cercanía era base para todas las conversaciones, era el tema obligado en tertulias y sobremesas.

Al punto que el temor se apoderaba de los corazones y las voces de todos se dejaron oir para que se hiciera algo para evitar el choque.

Hubo detractores y sus voces cada vez se oían más fuertes, nadie deseaba tenerles en cuenta, sin embargo, en el fondo de sus corazones el temor anidaba en ellos.

Los gobiernos de los ocho grandes, tomaron la iniciativa de reunirse para debatir ese asunto y buscar una solución al problema que se les avecinaba. Eran pocos, pero mal avenidos, durante la primera reunión ninguno de ellos se puso de acuerdo, sus soluciones eran descabelladas y sin sentido, finalmente propusieron reunirse al día siguiente, en el transcurso de esa semana hubo discusiones variadas que eran trasmitidas a nivel internacional, ya fuera vía satélite o en periódicos.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

-¿Cuánto más tiempo seguiré callando? ¿Cuanto más tiempo seguiré negándome a admitir que le amo? ¿Cuánto más tiempo seguiré ocultándome tras mi máscara de indiferencia? ¿Cuánto más tiempo seguiré guardando mis sentimientos? ¿Cuánto más tiempo tendré? ¿Y si cae aquí? ¿Cuánto más tiempo seguiré siendo un cobarde? ¿Cuánto más tiempo me estaré diciendo puedo seguir esperando? ¿Cuánto más tiempo me seguiré diciendo que él esta con esa chiquilla? ¿Cuánto más tiempo me seguiré engañando? ¿Cuánto más tiempo me seguiré diciendo hay tiempo? ¿Y si cae aquí? El tiempo es relativo, infinito. Ahora se que mi tiempo aquí puede desvanecerse como el humo, desaparecer sin dejar rastro. Ya no puedo pensar que tengo tiempo, tengo que decidirme, armarme de valor y enfrentarme a él, deciserlo  y quitarme de encima esta incertidumbre que me agobia, tengo que sacarme del corazón -llevó su mano al pecho- este dolor que siente cada vez que lo veo y no puedo acercarme a él como quisiera. Por él renuncie a mis sueños, sin embargo, no puedo decir que me arrepentí, a su lado, como compañeros de juegos hemos alcanzado las metas que nos propusimos. Ganamos el Campeonato Nacional, durante dos años mantuvimos el titulo de ser los mejores, luego pasamos el relevo a nuestros compañeros más jóvenes que supieron seguir manteniendo el mismo nivel, nosotros entramos a formar parte del equipo universitario, me enteré que estudios pensaba seguir y curse los mismos, por ese motivo sigo cerca de él, a veces veo sus miradas y creo interpretar que siente algo por mi, pero otras veces, nuestras peleas de antaño se reanudan con igual virulencia destrozando mis esperanzas. Durante tres años debido a nuestro juego, nos complementamos muy bien, fuimos declarados como los mejores jugadores, seguimos siendo la Dupla de Oro, de ahí pasamos al juego profesional y nuestras metas parecen ser las mismas, sin embargo, hay una que todavía no he conseguido alcanzar: su amor. Y la suya, ¿Cuál es su meta? Esa que durante esta última semana parece preocuparle. He visto la tristeza de su mirada, la inquietud que parece carcomerle por dentro, como si algo le faltara. Quisiera poder estar a su lado para consolarle, decirle que todo estará bien, que cualquier cosa que le preocupe, puede solucionarse si la habla con alguien. ¡¡Shimatta!! Menudo consejero estoy hecho si no soy capaz de aplicarme a mi mismo ese consejo. ¡¡Hablar con él!! El tiempo es relativo, no puedo seguir esperando. ¿Y si cae aquí? Todo acabara -se respondió a si mismo- Moriré sin haber conocido el amor, sin saber lo que es sentirse amado o en su caso, seguro que es eso, sentir su rechazo, puedo asumirlo, aún siendo eso quiero acabar con la incertidumbre de no saber.  No quiero seguir asustado por su reacción. ¿Y si estoy equivocado? ¿Y si me ama? ¿y si he estado perdiendo años de felicidad por temor al rechazo? Quiero amar y ser amado. Quiero despertar por las mañanas y ver junto a mi otra persona, quiero que sea él, no deseo despertar abrazado a una almohada. Decididamente, lo haré, hablaré con él, le diré lo que siento. No puedo seguir callando, le diré lo que siento por él. -decidió sin saber que en ese mismo instante la persona que ocupaba sus pensamientos estaba tomando la misma resolución.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Iba a retirarse a su dormitorio cuando la insistencia en la llamada le hizo preguntarse quien podía llamar a esas horas de la noche, en la que la mayoría de la gente las dedicaba al descanso, unas risas sofocadas le hizo cambiar su anterior aseveración, al parecer sus padres eran de la misma opinión que el impertinente que seguía pegado al timbre.

Solo entonces pensó que podía tratarse de alguna urgencia médica, su padre aunque era cirujano en un importante hospital a veces solía atender llamadas a cualquier hora de la noche, porque decía que si algún vecino llamaba tarde era porque realmente le necesitaba.

Se apresuró a acudir a la llamada.

Al abrir se vió delante de un rostro muy conocido, sin embargo, en ese instante estaba tan demudado, tan pálido que creyó estar ante un fantasma.

-¿Qué...? -no tuvo tiempo de seguir hablando, vió como se desplomaba ante él, atinó a recogerlo antes que llegará a golpearse con el duro suelo.

-Te amo... -murmuraron sus labios.

Faltó poco para que lo dejará caer  al oírle, sin embargo, algo más le inquieto más que su declaración, sentir en su mano algo resbaladizo, al mirarse la vió cubierta de sangre, se fijo en la mancha que crecía en su espalda.

Aterrado lo levantó en sus brazos y comenzó a gritar mientras le llevaba apresuradamente al interior del a vivienda.

-¡¡¡¡HARUKI!!!! ¡¡¡¡HARUKI!!!! ¡¡¡APRESURATE!!!! ¡¡¡VENID PRONTO.... SE VA A MORIR.... SE VA A MORIR!!!! -gritaba desesperado, su cuerpo se estremecía entre sus brazos, con escalofríos y sudores fríos, su rostro congestionado por el dolor se veía cubierto de una suave película de mador. Creía que iba a morir en sus brazos sin poder hacer nada por él, por ello llamaba desesperado a su padre, solo él podía salvarlo.

 

 

-Ya estamos aquí... tranquilízate -dijo Yuu ayudándole a posarle sobre la mesa que despejo tirando todo de un barrido de su mano, mientras Haruki disponía todo lo necesario para examinarle.

-Por favor, papá, no dejes que muera.... -pidió mirando la palidez de su rostro.

Haruki le miró con cierta sorpresa, después que su madre les abandonó él dejo de llamarle así.

-Tranquilízate... -ya estaba cortando con unas tijeras la ropa para ver la herida. Se puso una inyección en prevención- Yuu llama al hospital, intentaré contener la hemorragia mientras llega la ambulancia. Apártate, Kaede. -le pidió con suavidad, le parecía que iba a desmayarse de un momento a otro- Tranquilo, no le dejaré morir.

Kaede asintió, confiaba en su padre, aunque la faz de Hanamichi no le auguraba un futuro porvenir.

-Ya están en camino -dijo Yuu, se acerco a Kaede que se había retirado a un rincón de la sala para no importunar a su padre en su tarea- Tranquilo, Kaede-kun, tu padre es el mejor cirujano, no va a permitir que muera el chico que amas.

Kaede le miró, la confianza que veía en su rostro, era la misma que sentía él. Su papá haría todo lo que estuviera en sus manos para salvar la vida de Hanamichi.

Cinco minutos después se escuchaba la sirena de la ambulancia, los camilleros y un médico se apersonaron en el interior de la casa.

En segundos, su padre puso en antecedentes al medico sobre el estado del joven y en pocos minutos Hanamichi estaba preparado para ser trasportado sin peligro de su vida hacia el hospital, donde Rukawa-sensei llevaría a cabo la operación para salvar su vida.

-Vamos, Kaede-kun, iremos en mi coche -dijo Yuu.

Asintió. Impactado todavía por la rapidez con que entubaron a Hanamichi conectándole a un aparato de ventilación mecánica como supo más tarde, el diagnostico precoz de su padre le salvó porque tenía una hemorragia intraalveolar y que más tarde se vió en una radiografía que se le efectuó minutos antes de entrar en el quirófano.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Permaneció a su lado desde que lo subieron de la UCI. Estaba como medio adormilado por los efectos de la medicación que le administraban mediante una vía de tres entradas, también estaban alimentándole en vena, pendiente del menor de sus movimientos, sin embargo, permanecía inmóvil, no dando signos de reaccionar, sabía que estaba bien porque el monitor a la cabecera de su cama no mostraba señales de alarma.

Tomó su mano en la suya y apoyó su mejilla en ella estaba quedándose adormilado cuando un leve movimiento le espabiló por completo, encontrándose con los ojos abiertos de Hanamichi que le contemplaban como sorprendido de verle allí.

-No te muevas, estas conectado a varios monitores, además pueden abrirse los puntos -le avisó al ver su mano detenida en el aire.

-Solo quería cerciorarme que eras tú... -musitó apoyando su mano sobre la cama, dándose cuenta que ese brazo estaba conectado a un cable de plástico que alcanzaba una botella de suero, a su lado otra más pequeña también llegaba hasta su brazo, aunque no alcazaba a verla supuso que le estaban inyectando en vena el contenido de las botellas.

-Es suero y un calmante. -le explicó Kaede- ¿Sabes que te paso?

-No estoy seguro..., solo recuerdo un golpe en la espalda.

-Te apuñalaron.

Abrió mucho los ojos.

-¿Quién querría hacerme daño? No tengo enemigos, por lo menos que yo sepa.

-La policía se hace la misma pregunta. Están ahí afuera esperando que puedas hacerles una declaración. Iré a hablar con la enfermera, le avisaré que estas despierto.

Al quedar solo su rostro mostró la angustia que sentía, no podía hacerse a la idea que alguien pudiera hacerle daño, llevaba mucho tiempo apartado de matones y alborotadores, por lo que no entendía quien pudo atacarle.

La enfermera que entro seguida de Kaede le tomó el pulso, comprobó su temperatura corporal, su frecuencia respiratoria y la presión arterial, sus ondas cerebrales aparecían con normalidad en el monitor.

-Te desconectaremos apenas Rukawa-sensei lo autorice. -dijo disponiéndose a salir- Si no estas con animó puedo decirle a la policía que vuelva otro día.

-No importa, si es ahora o mañana, les diré lo mismo.

-Te dejaré solo con ellos -dijo Kaede siguiendo los pasos de la enfermera fuera del cuarto.

Asintió. Tras la salida de ambos, no tardó en abrirse nuevamente la puerta y  entrar dos hombres vestidos de civil.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Regresó al interior de la habitación apenas salieron los policías, encontró a Hanamichi con los ojos cerrados. Tampoco lo hizo cuando volvió a ocupar la silla junto a su cama y tomó su mano, supo que estaba despierto por la leve presión que sus dedos ejercían en los suyos, como pidiéndole que no se fuera.

-Duerme, necesitas descansar. Ya hablaremos cuando tengas ánimos.

-Te dije algo indebido

Al parecer no podía dormir sin dilucidar esa cuestión.

-No... -supo a que momento se refería.

-No recuerdo haberme encontrado contigo.

-Llegaste malherido, estabas muy mal, la perdida de sangre era tanta que te derrumbaste en mis brazos, me dijiste dos palabras y no volviste a hablar hasta hace un momento cuando despertaste. La sangre empapaba tus ropas, me asuste muchísimo, creo recordar que comencé a llamar a mis padres a los gritos.

-¿Te asustaste?

-Más que eso -se levantó para inclinarse sobre su rostro, poso sus labios suavemente en los suyos -vió como Hanamichi abrió sus ojos y le miraba con sorpresa, fue entonces cuando se lo dijo, mirándole con ternura- Te amo, Hanamichi.

-Yo también te amo, Kaede.

-Lo sé, ahora descansa.

-Si.

Minutos después dormía apacible, con una expresión feliz en su rostro. Acarició sus mejillas con ternura, reacomodando sus cabellos que lucía despeinados, escuchó que se abría la puerta y se volvió a mirar.

Yuu asomó la cabeza por la abertura que abrió.

-¿Cómo esta hoy?

-Ha despertado..., no recuerda exactamente que le sucedió. Ahora duerme, la policía estuvo interrogándole más de media hora, se le veía cansado. -susurró.

-Tú también deberías dormir, llevas dos noches sin hacerlo.

-No tengo sueño.

-Eso no te lo crees ni tú..., hazme caso. Acuéstate en la cama de al lado, no estarás tan lejos de él, me quedaré pendiente de él, le cuidaré por ti... -al ver que iba a protestar añadió- No es solamente el consejo de tu médico, me inquieta pensar que por una tozudez tengamos que atenderte a ti también. Recuerda lo que ocurrió la última vez.

Soltó la mano de Hanamichi y fue a tumbarse en la cama vacía. Se recostó de costado para quedarse mirándole, atento al menor de sus gestos, poco a poco sus ojos se fueron cerrando hasta dormirse.

Yuu sonrió al fijarse que el sueño acabo venciéndole. Kaede se estaba exigiendo demasiado a si mismo, sabía que necesitaba dormir, por ese motivo se puso serio recordándole la última crisis que padeció por esforzar demasiado su cuerpo.

Llevaba un par de horas allí cuando vió moverse al joven, al tiempo que pronunciaba un nombre.

-¿Kaede...? -su tono de voz sonó tenso.

Se incorporó para detener su movimiento apoyando su mano en su pecho e impedirle incorporarse.

-Tranquilo... está ahí... -miró hacia la cama donde dormía el joven- tuve que obligarle a acostarse porque llevaba dos noches sin separarse de tu lado. -habló bajo para no despertarle.

-¿Eres su padre? -pensó que se le veía muy joven.

-Si..., me llamó Rukawa Yuu -aquel no era el momento adecuado para explicaciones. Era más sencilla su afirmación.

-Soy...

-Se quien eres -le interrumpió para impedir que se cansara hablando- Llevo seis años oyendo hablar de ti a Kaede-kun.

-Yo... yo... -no tenía palabras para expresar que nunca fueron amigos. Seguro que no decía cosas buenas de él.

-No necesitas disculparte, su padre y yo comprendíamos más de lo que él expresaba. Ahora descansa tú también, si seguimos hablando le despertaremos -y miró hacia Kaede al mencionarle.

Cerró los ojos accediendo a su pedido, el suero que estaba recibiendo en vena debía contener un calmante, porque no sentía dolor, solo la opresión del vendaje. Al mismo tiempo se sentía aturdido, tenía la sensación que había escuchado algo que le pareció paradójico, pero no conseguía acordarse de que llamó su atención. Pensó que cuando estuviera más despejado recordaría que era.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Eran las seis de un nuevo día cuando la puerta se abrió y entró un hombre, llevaba bata del hospital y una placa con su nombre que le identificaba como Rukawa Haruki, cirujano.

-¿Duerme aún? -preguntó bajito para no despertar a los jóvenes.

-Despertó un rato durante la madrugada. Aún se encuentra bajo los efectos de los sedantes.

Se acercó a los monitores y observó las distintas pantallas, satisfecho con lo que veía se volvió hacia la cama donde Kaede dormía.

-Kaede estaba agotado, supe que no me haría caso, así que no le pedí que se acostará. Veo que tú si conseguiste que durmiera.

-Eso es porque me puse serio con él, todavía no me tiene confianza como para negarse a hacerlo.

-Eso es una gran tontería -le abrazo sin pensar que no estaban solos, si bien, tanto Kaede como su pacientes estaban dormidos.- Kaede te aceptó desde el primer día, te respeta y te quiere por eso te obedece

Ninguno de los dos se fijo que Hanamichi había despertado.

Al principio el murmullo de las voces le pareció algo lejano, finalmente como no parecía cesar se decidió a abrir los ojos porque cada vez escuchaba las voces más próximas. La penumbra del cuarto le provoco un sentimiento de perdida, preguntándose donde estaba, luego cuando abrió los ojos y vió delante suyo a dos hombres besándose recordó que uno de ellos era el padre de Kaede, el otro vestía bata y le identificó como médico, si bien no le conocía, se le hacia vagamente familiar.

Su respingo fue tan audible que Yuu se apartó sofocado, en cambio, Haruki se volvió hacia el joven sin turbarse.

-Me alegro verte despierto, nos diste a todos un buen susto, me costo decidir quien estaba más pálido si tú o mi hijo, y si no fuera por tu herida hubiera atendido primero a mi hijo -comentó con una agradable sonrisa mientras se acercaba para tomarle el pulso- Hummm, estas un poco acelerado.

-¡¡Su hijo!!? -entonces supo que intentaba recordar. Eso era. Ese hombre se parecía a Kaede- ¿Eres mi médico? -su presencia allí en bata no tenía otra explicación o al menos en ese instante él no la encontró.

-Puede decirse que si. Soy cirujano, te trajimos al hospital y te metimos de urgencia al quirófano, quien te hirió alcanzó a perforarte el pulmón -dijo, su sonrisa se había borrado de su rostro- Me llamo Rukawa Haruki y también soy el padre de Kaede.

-Pero... él me dijo... -miró hacia Yuu sin ocultar la sorpresa.

-Son mis padres... -dijo una voz desde el otro extremo del cuarto, acercándose luego a Hanamichi y tomando con cuidado su mano porque era donde tenía conectado las vías de acceso al suero y la medicación.

-Oh... -solo pudo decir, eso explicaba muchas cosas.

-Os dejamos solos... -dijo Yuu, llevándose con él a Haruki.

-Yuu-san también es médico? -preguntó cuando quedaron solos.

-Es pediatra, fue mi medico hasta... bueno, puede decirse que sigue siéndolo. Se preocupa siempre por mí, debido a mi enfermedad.

-Pero que dices, nunca he visto una persona más sana que tú...

-Hasta los trece años siempre fui un chico enfermizo, luego todo cambio, excepto cuando exijo demasiado a mi cuerpo y me excedo, entonces suelo tener recaídas. La última vez fue -hizo una corta pausa como si intentará recordar- Hace cinco años, Yuu llevaba un año viviendo con nosotros y reconoció enseguida los síntomas. -comentó sentado en el borde de la cama para mirarle de frente.

Hanamichi levantó su mano libre y acarició su mejilla, Kaede apoyó la suya en ella e inclinó el rostro como si reposara en la palma de su mano.

-Me preguntaba que te impulsaba a estudiar en Keio, ahora lo sé. -ese pensamiento le fortaleció- Llegue a pensar que cursabas medicina era por estar cerca de Kogure.

-¡¡Que tontería!! -Exclamó- Nunca me fije en los hombres en general, excepto en cierto pelirrojo que alteró mi tranquila existencia, ¿le conoces? -preguntó con una sonrisa en sus labios.

-Tengo una vaga idea..., creo que formaba parte de tu equipo en Shohoku... -dijo con expresión divertida.

-Ese mismo. -reconoció.

La llegada de la enfermera interrumpió el idílico momento.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Tres días más tarde Hanamichi se sentía completamente recuperado y ansiaba dejar esa habitación donde pasaba casi las veinticuatro horas del día.

Le habían permitido caminar por el pasillo y lo hacia agarrado al brazo de Kaede, arrastrando tras él la percha donde todavía le administraban algunos medicamentos, si bien, el suero le fue retirado y ya podía comer, si se podía llamar comida a lo que solían llevarle.

Fue en una de esas ocasiones, en los que recorrían el pasillo de un extremo a otro cuando Hanamichi expresó sus sentimientos.

-Sabes? Aquella tarde, toda mi preocupación era preguntarme, ¿y si cae aquí?

-¿Tú también? -era sorprendente que tuvieran pensamientos afines.

-¿Cómo que yo? ¿Acaso tú?

-Si..., pensaba en eso mismo... era mi intención que no transcurriera ni un día más.

-Yo también..., decidí que si teníamos que desaparecer, lo haría después de expresar lo que sentía mi corazón por ti. Te amo.

-Esa noche, esas fueron tus únicas palabras.

-Es irónico, yo preocupado por si un asteroide impactaba contra la Tierra y un lunático me elige como su victima.

-¿Por qué no esperaste al día siguiente?

-Me costó encontrar quien pudiera conocer tu dirección, cuando la conseguí ya era muy tarde, por temor a arrepentirme, y como estaba cerca pensé que podía aprovechar esa circunstancia y acercarme un momento. Recuerdo que estaba cruzando una calle cuando escuche pasos tras de mi, ensimismado en nuestro próximo encuentro no hice mucho caso, fui imprudente, quien fuera pudo aproximarse tanto como para apuñalarme. Sentí un fuerte pinchazo, di un grito volviéndome hacia el bromista, al principio pensé que lo era, una broma excesivamente pesada, enseguida sentí la humedad de la sangre, di unos pasos tambaleándome, creo recordar que caí. Ni siquiera recuerdo como pude levantarme y ponerme a caminar, lo que si puedo decirte es que todo mi afán fue llegar hasta a ti, para decirte que te amaba, porque sabía que iba a morir y no quería hacerlo solo como un perro tirado en la calle.

-Al principio, pensé que no eran horas para llamar con tanta insistencia, enseguida recordé que en ocasiones algún vecino llaman cuando les surge una urgencia. Me quede alelado cuando abrí y te ví, no quisiera verme nunca más en una situación así, tú solo me dijiste dos palabras. "Te amo" y te derrumbaste, pude recogerte antes que llegarás al suelo y fue entonces cuando supe que estabas herido y de gravedad. Me sentí aterrado.

-No deseaba morir sin decírtelo.

-Y yo no podía dejar de pensar que no te fueras de mi lado sin decirte lo mucho que te amo. -dijo acariciando el rostro que tenía frente al suyo y sintiendo la caricia de Hanamichi.

Se miraron a los ojos sin dejar de acariciarse, las palabras comenzaron a sobrar, habían olvidado donde estaban y sus rostros se acercaban inexorables cuando palabras entusiastas de animo y sonoros aplausos les sacaron de su ensoñación.

Avergonzados se apartaron viendo que todos aquellos enfermos que podían moverse o familiares estaban acompañándoles, se encontraban en el pasillo mirándoles sin ningún rubor, lo que no podía decirse de ambos porque sus mejillas tomaron una tonalidad rojiza que competía con el cabello rojo de Hanamichi.

Aunque hubieran querido salir corriendo les fue imposible, Hanamichi agarró con la mano la percha, su otra mano se apoyó en su hombro y muy dignamente dieron los pasos necesarios para dirigirse a su habitación.

Antes de entrar, como puestos de acuerdo, hicieron una leve inclinación hacia sus expectantes espectadores que volvieron a aplaudir risueños.

-Solo deseo una cosa... -ante su mirada interrogante continuo- que no caiga aquí, mejor aún que pase tan lejos que todos pensemos que fue un mal sueño su proximidad.

-Y yo que estemos siempre juntos.

-Lo estaremos.

Y lo ratificaron con su primer beso, un verdadero beso, no un simple roce de sus labios.

Fin

8 de septiembre de 2009

Paz

Notas finales:  

Espero que hayáis disfrutado leyéndolo... me inspiré hace unas semanas y no quise dejarlo, no fuera que mi inspiración se fuera de vacaciones. No creías que tengo olvidado Haz realidad... estoy escribiendo el lemon y estoy un poco trabada..., como me demoré más, seguro que os lo dejo a vuestra imaginación.... Un saludo. Paz


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).