Epílogo
Yo humano... él vampiro... Un simple mortal y un excepcional inmortal… ¿quién lo diría?, ¿quién pensaría que podrían relacionarse tan bien?, ¿quién dice que un inmortal no puede amar, sólo por tener la maldición de ver como todos mueren a su alrededor? … morir… moriré yo, antes que él… me verá envejecer mas no yo a él… me entristece tener que enfrentarme a la realidad de nuestra situación, lo quiero, lo deseo, lo amo y quiero estar con él hasta la eternidad… por siempre… dejaría todo con tal de vivir junto a él hasta el fin de los tiempos…
- Kamijo, – lo llamo estando acurrucado entre sus brazos mientras estamos recostados en mi cama, nuevamente tuvimos una hermosa noche de intimidad – quiero pedirte algo – me levanto poniéndome sobre su pecho mirándole serio.
- ¿Pasa algo? – me mira con algo de desconcierto.
- Quiero… quiero ser como tú…
- Hizaki… - me mira algo sorprendido – yo… - me abraza – no puedo – susurra, lo miro y puedo ver pequeñas lágrimas en sus ojos celestes – no puedo, no quiero arrebatarte todo lo que tienes, tu oportunidad de poder ver lo que yo no, cosas que ni siquiera puedo recordar, como un hermoso amanecer o el atardecer, lo único que me queda son las estrellas y la luna. Maravillosos paisajes que de noche, no son iguales… así como los alimentos que tanto te gustan, ya no podrás tenerlos, sólo podrás alimentarte de sangre humana… de verdad, no puedo.
- Pero… - me besa acallándome.
- No, Hizaki, entiéndeme… si llegas a ser como yo, no quiero que me odies por privarte de las cosas tan cotidianas para ti y tan ajenas a mí… te amo y haría cualquier cosa por ti… excepto esto.
- ¡No me importa! ¡Nunca podría odiarte! – le espeto – te amo demasiado como para hacerlo, por favor Kamijo, sólo quiero estar a tu lado siempre, por toda la eternidad… por favor – comienzo a sollozar mientras él con sus gélidas manos, a las cuales ya me he acostumbrado, me acaricia el rostro, evitando que las traviesas lágrimas corran por mis mejillas.
- Hizaki… - lo miro con decisión, de verdad quiero hacerlo, no importa lo que me cueste… sólo deseo pasar toda mi vida junto a él.
- Por favor – susurro – déjame quedarme a tu lado, no me interesa el resto, sé que no quieres quedarte solo ni yo quiero dejarte. Estando contigo me basta y sobra...
- Está bien… - dice en la resignación – hablaré con Mana chan para que te contrate y no te quedes sin empleo.
La noche llega a su fin y con ello nuestro encuentro, él se va como todas las noches dejándome solo viendo el amanecer por mi ventana. El día transcurre lento mientras pienso en que ya no seré un humano para mañana, hoy será mi último día como mortal…
- ¿Hizaki kun?
- ¿Sí? – salgo de mi ensimismamiento gracias a la voz de Teru, mi fiel amigo – dime.
- ¿Estás bien? Te ves muy distraído hoy – me mira con algo de preocupación tomando un sorbo de su café.
- Estoy bien, tranquilo – rio nerviosamente, tratando de beber un poco del té frente a mí – no es nada.
- ¿Cómo va todo con Kamijo san?
- ¿Eh? Amhm… todo va bien – le sonrío ampliamente, de verdad que soy feliz con él – Teru, debo decirte algo… - su rostro denota mayor preocupación al escuchar mi tono serio.
- Hizaki kun, me asustas – deja su taza en la mesa del restaurante en el que estamos - ¿qué pasa?
- Me uniré al Gothic & Lolita Bible.
- ¿Enserio? – su cara cambia a un gesto de felicidad pero al notar mi silencio vuelve a preocuparse – Hizaki kun, ¿no es eso bueno? Es lo que siempre habías querido, ¿qué tiene de malo? ¿Por qué no te ves feliz?
- Lo estoy, de verdad que lo estoy – tomo una de sus manos, notando la calidez de esta, perdiéndome un momento en su tacto, lo tibia que está y pensar que ya no produciré ésa calidez como lo hace él – amhm… estoy feliz, pero… ya no podré trabajar en ningún otro lugar, más que nada por el horario.
- ¿Cómo? – acaricia mis manos ligeramente - ¿a qué te refieres?
- Teru, ya no podré verte de día… - me quedo cabizbajo mientras me doy cuenta que me mira con extrañeza – no volveré a ver el día, porque… Kamijo es… - me acerco a su oído para susurrarle – un vampiro – sus ojos sobresalen de sus órbitas… me cree, sabe que nunca le mentiría, que nunca jugaría con cosas así.
- Pero… tú… - suspira resignado – sólo espero que seas feliz – me dedica una sonrisa melancólica mientras su voz se escucha algo entrecortada – pero… te seguiré viendo… ¿no es… así? – limpia las lágrimas que comienzan a salir de sus ojos.
- Espero que sí – trato de mostrarle una sonrisa que pueda calmar un poco su preocupación – sólo no durante el día… - él apenas y asiente tratando de sonreír un poco feliz, pero sé que le duele.
El resto del día fue torturante, el tic-tac del reloj me fastidió tanto que terminé aventando el aparato contra la pared, viendo como se hacía añicos. Di miles de vueltas por toda mi casa, esperando a que anocheciera, Teru me hizo compañía hasta ya iniciando el atardecer, se despidió de mi como mortal y quedó en que me visitaría por la noche de mañana, para conocerme como inmortal… algo tonto tal vez, pero para él era importante y yo no iba a negárselo. Salgo al patio, sentándome en el pasto, recibiendo la fría brisa, el cielo apenas tornándose oscuro y las estrellas comenzando a hacer acto de presencia. Veo el cielo en diferentes matices, desde naranjas a lilas mezclándose con armonía... mientras las nubes se bañan en esos colores, demasiado hermoso y pensar... que será la última vez que vea algo así... Me recuesto adormeciéndome con el dulce sonido del viento pasando por las copas de los árboles, una hermosa melodía, tan tranquilizante y fascinante…
- Hizaki... – un susurro me hace despertar, es él, mi amado Kamijo, mi extraordinario vampiro… el de la sonrisa peligrosa...
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