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Mi Dulce Puercoespín por chi

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Notas del capitulo: Bueno aquí les traigo este fic, es un solo capi lleno de mucho dolor y sufrimiento, espero que de verdad lo lean y me digan si les gustó o no.
Esto está dedicado especialmente a mi amiga Woolita y a una pareja super cute n.n
A mi dulce Paúl:

¿Cómo comenzar esta carta?, ¿Cómo comenzar a decirte en palabras aquello que jamás me animé a confesarte?, si no te has dado cuenta es por tu inigualable inocencia.
Recuerdas aquella vez que te conocí, tu pasaste por la avenida principal caminando como si nada con uno de tus amigos, yo lo recuerdo bien, me acuerdo de aquella puntada que sintió mi corazón, recuerdo la conmoción de tu sola y primera presencia. También recuerdo que aquel día fui el joven más feliz de mi vida, como no serlo cuando, yo buscándote desesperadamente por aquel aglomerado centro no podía encontrarte, aún recuerdo esas palabras:

-Discúlpame, ¿Cómo te llamas?

Una niña de adorable apariencia me paro para inundarme de preguntas que nunca pude contestar, pues al ver que tú te encontrabas junto con ella y otros jóvenes más no pude evitar quedar en un completo trauma. Hacía ya tres horas que daba vueltas buscándote a ti y no podía encontrarte, y tú bienes a mí como un ángel de la guarda para poder guiar mi camino, mi dulce compañero de juegos.
Luego de eso me invitaron a unirme a su grupo, accedí como una esperanza de poder estar cerca tuyo, en ese momento creí que era admiración, pues mi hermano mayor se vestía muy parecido a ti, pantalones camuflados, una remara de alguna banda de metal y un pañuelo en la cabeza. Esa tarde caminaba en silencio en su grupo, no podía prestar atención a ninguna de las diversas charlas que se generaban a mi alrededor, pues mi atención estaba en tu espalda que se dibujaba adelante mío, era el boceto de aquella magnificencia que todos alguna vez queremos encontrar, de pronto te diste vuelta y me miraste, mi única reacción fue agachar la cabeza, ¿Cómo mirarte si me recuerdas a mi hermano?, aquel que se fue para nunca regresar, ese que me prometió cosas que no iba a cumplir, traidor, malvado, adorado hermano a que nunca podré olvidar.

-Mi nombre es Paúl, ¿Cómo era que te llamabas?, jaja perdón me olvide tu nombre.

-Jo…Jona.

Un canto de sirenas, un coro de ángeles, tu vos era algo celestial, de aquellas cosas que no tiene comparación con nada. Empezaste a hablarme como si fuera lo más normal del mundo, no notaste en ese momento el sonrojo de mis mejillas que por suerte logré ocultar debajo de mis mechones de cabello, luego de un tiempo de conversación logré calmar mi nerviosismo y seguir con la charla.

-Sal con nosotros esta noche, ¿Qué te parece?

Me invitaste como si me conocieras desde toda la vida, y me tratabas como a un de tus mejores amigos, ojala en ese momento lo hubiera sido, ojala que no.
Al día siguiente me llamaste para ir un rato a tu casa, desde allí todos los días nos íbamos viendo y haciendo mejores amigos, meses pasaron así, con el correr de ese tiempo, creí que aquella emoción de conocerte se había esfumado, ya que tu no eras nada parecido con mi hermano, pero sin darme cuenta muy dentro mío algo crecía.

-¿Por qué me miras así, tengo algo en el pelo?

Esa fue la pregunta que me hiciste un día muy naturalmente, no me había dado cuenta de que pasaba tiempo observándote, fue algo penoso que tú me lo hicieras dar cuenta, sin saber el motivo por el cual lo hacía, un motivo que en ese momento no sabía que significaba.

-¡Hey, jona!, un día me gritaste por la calle, mira mi nuevo peinado, ¿Te gusta?.

No pude evitar soltar una tremenda carcajada, te veías adorable con ese peinado de púas, mucho jabón en el pelo para que te quedara el sobre nombre puercoespín, bastante apropiado para describir que parecían espinas, en ves de mechones de pelo en tu cabeza.
Así el tiempo siguió y, podría decirse que éramos los mejores amigos que se pudieran encontrar, ya que íbamos a todas partes juntos.
De golpe apareció en medio de nuestra amistad, una mujer, ella te empezó a alejar de mi, y los celos me carcomían de apoco, no soportaba la idea de que ella estuviera cerca de ti y yo no. Sin darme cuenta me encontré sumamente enojado sin entender las razones de mis celos, sin entender porque mis ojos empezaban a llover, no podía dejar de temblar, la situación se me hacía incontrolable. Las ganas de comer ya no aparecían, mis sueño no podía venir a mi ya que cada vez que serraba mis ojos ella aprecia para hacer que me enojara a un punto extremo, cansado y angustiado pasaron días sin que saliera de mi casa, sin que pisase el colegio, nada era divertido ya, solo quería dormir y olvidarme del terrible dolor que me causaba el saber que ya no tenias tiempo para ser mi amigo.
Un día decidiste llamarme al celular, ¿Cómo atenderte si lloraría cuando escuchase tu vos?, decidí apagar el celular, ya no quería sentir, no quería vivir, no quería darme cuenta de que me había enamorado de mi mejor amigo, y tu tenías una novia que de seguro te hacia feliz, tenias el corazón lleno de amor y alegría que no podías para de contagiar a todos aquellos que se acercaban a ti.
Pasaron 20 días cuando decidí volver al colegio, mis padres me presionaban para que les contara la raíz de mi soledad, de mi sufrimiento. Jamás nadie entendería por lo que yo estaba pasando, por aquel terrible karma que sufría día tras día.
Al la salida del colegio tu me esperabas en la puerta, habías ido a mi casa y te contaron que volví a ir al colegio, no me dijiste nada, solo un ‘caminemos’ y te seguí quería saber que me ibas a decir, a la vez, tenia miedo de oír que ya no quisieras ser mas mi amigo, pero fue todo lo contrario, en un callejón camino a mi casa me introdujiste en él y me abrasaste muy fuerte, no aguantaste más y comenzaste a llorar. Era difícil entender esa situación.

-Me hiciste falta, ella me engaño y se fue, te estuve llamando pero no me contestabas, amigo, te necesito.

Esa declaración fue el golpe final para mi existencia, ‘amigo’ eso era yo, tu amigo que en ese momento te abrazaba para darte su apoyo incondicional, que lloraba a tu ritmo, que mal amigo era yo, tu llorabas por ella y yo no podía acompañarte en ese sentimiento, lloraba por tu forma de ver por saber que siempre sería tu amigo, ese que estaba a tu lado para compartir alegrías y acompañarte en tus penares del alma. Sabía que eso era a lo único que podía pretender llegar, pues tú adorabas a las mujeres, hablabas de ella como seres divinos y sabía que allí residía tu talón de Aquiles.
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en mese y los meses en un año, todo iba bien y me conformaba con tu amistad todos los días, a cada segundo me aferraba a la idea de que en algún momento este amor pasaría, pero eso nunca pasó, nunca se fue, se hacía más y más grande conforme el tiempo pasaba.
Y lo decidí hace un semana, ya tengo la edad suficiente, me voy a Mar del Plata, allí estudiaré en la academia de música, dejo nuestra banda, dejo mi pasado, dejo mi niñez, dejo aquí en esta ciudad mi corazón, aquí se queda, jamás regresaré, todo aquí es dolor de mi amor, dolor de mi pena, de mi corazón, ¡Basta de sufrir Jona!, me lo repito constantemente mientras escribo esta carta, ¡Basta de llorar! Mientras te declaro todos mis sentimientos, ¡Basta de sufrir!, aquí muero, en otra cuidad renaceré para ser feliz y comenzar una nueva vida.
Para cuando termines de leer esto yo ya estaré en la estación de ómnibus, ya me abre ido y nunca nos volveremos ver, GRACIAS, por todos estos años de felicidad que me brindaste, se que jamás volveré a amar a alguien como a ti te he amado, pero intentare ser fuerte por tu recuerdo, porque si hay algo que me enseñaste fue a ser fuerte, a combatir contra todo para conseguir lo que uno quiere, pero esto no, no puedo confesarte mis sentimientos como nada, no puedo decirte a la cara TE AMO PAUL, jamás te obligaría a sufrir una humillación así, recuerdo que una vez dijiste que odiabas a los geis, lamento que en este momento me odies, y llores, porque se que lloraras, te conozco, dentro de esa cabeza picuda y ese cuerpo flaco hay un alma pura y caritativa, por eso mi amigo hasta siempre.
Jona.


Las hojas cayeron de sus manos sin fuerza, lo entendía todo, cada cosa, y le dolía, dolía demasiado su corazón… estaba llorando, y como no llorar si su amado… ¿Amado?, sí, su amado Jona se iba y nunca jamás lo volvería a ver, no, eso no podía ser, él no podía permitir que eso terminase así…

_______


-¡5minutos!- gritaba el chofer de colectivo para que la gente se acercase a depositar su equipaje.

Sin bacilar, pero pareciendo un extraño en el mundo, aun con toda su familia y amigos que habían venido a despedirlo, Jona dio su equipaje y espero a que abrieran las puertas del transporte para poder no volver a pisar ese suelo que le quemaba poco a poco su cuerpo. Empezaron a tomar los boletos…

-¡Jona!, ¡no!- una pequeña figura se divisaba que venia corriendo a toda velocidad.

Era Paúl, cuando se acerco lo suficiente no pudo frenar, así que se llevó puesto a Jona y ambos cayeron al suelo, no dijo nada solo lo miró a los ojos y lo besó, sí, lo beso muy profundamente, se besaron, se abrasaron, lloraron. No les importó que la estación estuviese llena de gente, que estuviesen sus amigos, todo lo que importaba es que Paúl, por fin comprendía porque las mujeres de pronto habían dejado de atraerlo, porque deseaba pasar tiempo con Jona y aun así parecía nunca ser suficiente, por fin se dio cuenta de que ese sentimiento que confundía con amistad, era aquel al que denominaban Amor.

-Te amo, Jona, no me dejes- dijo esto y lo abrazó, pues ya no que quería separar de él jamás.

-Gracias, Mi dulce Puercoespín.

Fin.
Notas finales: Eso es todo, espero que les alla ustado, y nos vemos en otro fic, gracias por leer de verdad...
Nos vemos!!!
Chi.

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