No lo entiendo, llevábamos tiempo en nuestra relación, todos nos apoyan, pero pareciera que ya te hubieses aburrido de esto.
Llegas tarde, dices que estás trabajando, pero… me has hecho caer en la duda. Te llamé por teléfono y el ruido de fondo no parecía el de una oficina.
-¿K-Kai?, ¿dónde estás?, no te oigo bien.
-Estoy ocupado Ruki, después te llamo, ¡adiós!
¿Es que acaso la rutina está matando nuestra relación?, o es que ¿ya murió hace mucho?
Me siento algo culpable, cuando me sumerjo en mi mundo escribiendo, te alejo de mí, no tengo mente para otra cosa, ahora tú lo estás haciendo y comprendo lo que tú sentiste. Tu dolor, desesperación y amargura, por saber que quien amas se está alejando de ti y no sabes que hacer.
Decidí dormirme, de todos modos no saco nada esperándote de pie, ya lo hecho muchas noches y por más que intento armar una conversación contigo, te alejas de mí diciendo que estas muy cansado.
¿Cuántas veces te esperé con la cena lista?, o ¿cuántas veces quise ver contigo una de esas películas que sé que amas?
Muchas, ya no llevo la cuenta, acaso ¿dejaste de amarme?… ¿no sería más simple sólo decirme que ya no me amas y pedirme que acabemos todo?
Me duele más tu indiferencia.
Siento que abres la puerta de nuestro cuarto intentando no hacer ruido, dejarás tu bolso en el sofá, tu chaqueta en el respaldo de la misma, iras al baño a lavar tus manos, conozco todos y cada una de tus rutinas, sé que te gusta la comida con mayonesa, que odias las papas desde que tu abuela te obligaba a comerlas todos los días, sé que al levantarte temprano lo primero que harás será mirar por la ventana para ver como sale el sol.
Finjo que duermo, no quiero hablar, no quiero que me ignores más.
Saliste del baño y te acercaste a mí, te acercaste y acariciaste mi rostro, ¿hace cuanto que no tocabas de este modo?, transmitiéndome lo que sientes por mí con sólo una caricia.
En el último tiempo ni siquiera te has acercado a mí para hacerme el amor, porque estoy seguro que lo que hacemos no es el amor, caricias rápidas por tu parte, unos cuantos besos, penetrarme y llegar al orgasmo, sin decirme una palabra de amor, darme la espalda y dormirte.
Han pasado más semanas y la situación es ahora más insostenible, ya casi no llegas a casa, no lo soporto más.
He decidido hacer lo que sé debía haber hecho hace mucho.
Ruki arregló sus maletas, tomó todas y cada unas de las cosas que fuesen suyas, tomó por último uno de los retratos de ambos, ambos sonreían felices, era de la época cuando recién habían comenzado. Kai sonriente tomabas su mano mostrándola a la cámara. Sonrió amargamente, que distintas eran las cosas ahora.
Lo guardó rápido, no quería llorar, sólo quería irse rápido, acabar con todo luego, pero algo pasó. Kai llegó antes de lo que tenía previsto y lo vio en frente de la puerta con la maleta en la mano dispuesto a salir. Cerró la puerta con suavidad, mientras lo miraba, dejó las llaves en el mueble y el maletín en el piso.
-¿Qué haces?
-Acabo con esto, me marcho.
Kai no articulaba palabras, sólo lo miraba incrédulo.
-¿Estás bromeando?, ¿por qué te vas?
-No puedo creer que seas tú quien me lo pregunte, acabaste con esta relación poco a poco y ya no lo soporto - dijo el vocalista, dando algunos pasos más hacia la puerta.
-¿Estás dejando esta relación sin siquiera dar la pelea?
-La di hace mucho Kai y durante mucho tiempo, pero jamás lo notaste… ya no puedo más con esto, me duele ver cómo me ignoras, co-
-¿Y cómo crees que me siento yo cada vez que me alejabas de tí, cuando te ibas con Aoi a componer dejándome por semanas y diciendo que volverías un día, pero no lo hacías?
Ruki no decía nada, estaba perplejo, ¿es que aquello se había convertido en una especie de venganza?
-No puedo creer que hagas esto como venganza… yo en verdad te amo, pero comienzo a dudar de querer estar contigo.
Kai no dijo nada mas, solo lo miraba fijamente, NO, NO,NO!, quería gritarle que aquello no se trataba de aquello.
Ante la impasividad de Kai, Ruki sólo le dirigió una mirada triste y tomó su maleta caminando a la puerta.
-de verdad te deseo lo mejor Kai.
No podía articular palabras, no pretendía que se fuese, ni que lo dejase, sólo quería que Ruki se diese cuenta de lo que él sentía cuando el otro se iva por semanas dejándolo solo.
Las palabras no salieron por más que la angustia lo inundaba y sentía que su corazón se apretaba. Sus labios no se movieron, no salió ruido alguno, sólo se limitó a observarlo en silencio mientras Ruki se iva, mas cuando este cerró la puerta y escuchó el sonido del silencio inundándolo todo, cayó de rodillas al suelo y comenzó a golpearlo con las manos.
¿Qué había hecho?, con sus desplantes y supuesto buen plan había alejado a quien más amaba en su vida.
Lloró como no lo hacía hace años, no supo cuanto tiempo estuvo allí, ni cuando se durmió, sólo notó que estaba en el suelo cuando al día siguiente se despertó con las piernas acalambradas y con frio.
Miró a su alrededor y lo extraño, extraño su risa contagiosa, su beso para despertarlo, su vocecita suave y melodiosa cuando le pedía algo especial para el desayuno. Miró a su alrededor y sintió aquello que había querido revertir con su supuesto buen plan, pero que por su propia culpa había logrado acrecentar: SOLEDAD.
Mientras en otro lugar Ruki también abría los ojos en una cama que no era la suya, rodeado de paredes que conocía bien.
Se sentía extraño, a pesar de que en el último tiempo casi no amanecía acompañado aun así extrañaba al otro, ¿cómo estaría él?
-¡Te despertaste! - exclamó alguien desde la puerta del cuarto.
-Hubiera preferido no hacerlo – respondió el vocalista.
-¡Vamos!, ¡vamos!, ¡arriba!, no puedes sumirte en la pena eso sólo te hará sentir peor.
-Lo sé, lo sé, no tienes que repetírmelo Uru – respondió comenzando a levantarse y mirando por una ventana que quedaba frente a él. Era un lindo día soleado, brillante, todo lo contrario a su estado de ánimo.
-Bien, te espero para desayunar, ¡apúrate! – desapareció por la puerta rumbo a la cocina.
Caminó a la maleta y sacó algo de ropa, la dejó sobre la cama y a paso lento se dirigió al baño, ese día había ensayo y lo vería…. no sabía como enfrentarlo.
Llegó al estudio, sólo estaba Aoi que practicaba con la guitarra.
-Uff, Kai, ¡qué carita!, ¿te viste al espejo?
-No estoy para bromas – dijo cortante Kai, pero la verdad era que ni siquiera llegar a tocar la batería le animaba. Lo vería, pero no podría acercarse, ni abrazarle, ni probar esos labios que tanto necesitaba sentir en esos momentos.
Estaba en eso cuando Ruki entró por la puerta, se notaba pálido, eso fue lo único que vio de su estado, no pudo observar sus ojos ni las enormes ojeras que los rodeaban por que llevaba anteojos.
El ensayo fue catastrófico, Kai no seguía el ritmo, Ruki olvidaba las letras, Kai se equivocaba de tema, Ruki entraba tarde. Los otros tres estaban sorprendidos, ellos eran los más profesionales de los cinco y si estaban así implicaba que algo grave había ocurrido entre ellos.
Cuando el ensayo terminó Ruki huyó, no quería estar más allí, sentía que se ahogaba. Había notado las miradas de Kai, parecía suplicarle que hablasen, pero no estaba preparado, la actitud que había tomado Kai realmente le había lastimado.
Pasaron los días y las semanas, de forma lenta y horriblemente tediosas, el tiempo pasaba y el sentimiento de culpa dentro de Kai aumentaba cada vez más, mientras que la soledad de Ruki se estaba volviendo insoportable.
La situación de ambos era horrible, no solo emocionalmente, sino también físicamente, ambos se notaban más delgados de que eran, la palidez de Ruki era extrema y mejor no hablar del tamaño de las ojeras de Kai.
Si hubieran seguido juntos, si nada hubiera pasado, esa semana habría sido su aniversario, cumplirían el primer año juntos, pero nada de lo que había soñado para aquella fecha tan especial se haría realidad. Estaban separados y la felicidad que se suponía debían sentir ninguno de los dos la sentía.
¿Acaso era masoquista?, o ¿era que prefería recordar sólo los buenos momentos?, la verdad era que aun lo amaba, es más diría incluso que con todo el tiempo que llevaban separados se había enamorado aun mas.
Caminaba lentamente hacia el lugar donde todo había comenzado. Un jardín, un simple jardín dentro de la reserva natural de la ciudad.
Aun recordaba divertido lo nervioso que estaba Kai, aquel día lo había invitado a un café y después había sugerido caminar un rato, para visitar aquel lugar.
Llegó y se sentó en la misma banca en donde le había pedido ser novios, aún recordaba lo idiota que se había sentido al no notar que Ruki en broma le había dicho no cuando se lo había pedido, mas después cuando rodeó su cuello con sus brazos, mientras reía y le había dicho un suave sí, la alegría que lo había inundado había sido inmensa.
Cuando llego vio que el lugar al que iva estaba ocupado, un sujeto con un polerón y con un gorro en la cabeza estaba sentado en el mismo lugar en donde Kai un año atrás le había pedido ser novios.
Maldijo internamente, mas siguió caminando, quería sentarse en esa banca, pero vio otra muy cercana y emprendió camino a ella, pasando junto al sujeto… se detuvo. ¡No puede ser!, ¡no!, pensó Ruki, quien trataba de visualizar el rostro de aquella persona para asegurarse de quien era, pero ese perfume era inconfundible, hubiese sido capaz de reconocerlo a metros. Era Kai.
Estaba mirando el piso con la cabeza agachada cuando sintió a alguien junto a él. No quería a alguien extraño en ese momento que dentro de todo era muy especial para él. Pensó en irse, pero vio los zapatos de quien invadió su espacio.
-¡¡Kai cómpramelos!!... por favor ¿si?
-Ruki, ¡ya basta!, ya has comprado muchas cosas.
-no, pero… ¡pero es que lo ame!...por favor Kai!
-¡ok!,¡ ok!, no puedo contra ti, al final siempre termino haciendo lo que quieres.
-¡¡waaa!!, ¡¡gracias!!
-de nada, es sólo que amo verte feliz.
Levantó la mirada y lo vio con su mirada fija en él.
-Ruki - susurró.
Lo vio levantar la mirada, escuchó que susurraba su nombre y sin pensarlo se sentó junto a él.
Se mantuvieron algunos minutos en silencio, Kai había vuelto a bajar la mirada, Ruki intentaba buscar un tema de conversación en su cabeza.
-Kai/Ruki – dijeron los dos a la vez.
-lo siento, habla tú primero – le dijo Ruki.
-no, no, tu primero – respondió Kai.
Ruki lo miró.
-amh, sólo quería saber que fue lo que dijo el manager sobre…
Kai no lograba oír lo que decía Ruki, estaba absorto mirándolo, su rostro, sus labios, como se movían, no lograba pensar coherentemente, sabía que si seguía así no podría controlarse. Ya muchas veces le había pasado… lo observaba de modo tal que en lo único en lo que podía pensar era en besarlo y hacerlo suyo.
No lo pensó, sólo actuó y cuando se dio cuenta ya estaba besando con devoción los labios de Ruki, quien le correspondía.
Les falto aire, pero lograron respirar dentro del beso, las ansias de seguir con aquello eran demasiadas como para detenerse, necesitaban sentirse y el torbellino de emociones que experimentaban les impedía pensar en cualquier otra cosa.
Estuvieron así por varios minutos, mas fue Kai quien rompió el beso, pero se mantuvo cerca de un obnubilado Ruki que aún se mantenía con los ojos cerrados, respirando agitadamente el mismo aire que Kai. Estaba sonrojado y sus labios se veían rojos y mojados con saliva.
Se le antojó seguir besándolo, pero sabía que había algo más importante que aquello: lograr el perdón de Ruki.
-perdóname –susurró.
Aquello fue lo último que Ruki espero escuchar. Abrió los ojos lentamente mirando a Kai con rostro de interrogación.
-perdóname por todo el daño que te hice – sus manos tocaban las mejillas de Ruki con cariño – mi intención sólo era que supieras como me sentía.
-¡shh!, lo entiendo – respondió serenamente – sé a que te refieres.
-perdóname por favor – siguió suplicando el más alto.
-no tengo nada que perdonarte, también tengo cierto de grado de culpabilidad en esto… también debería pedir perdón.
-pero…
-shhh – puso su dedo en los labios del otro – no digas nada mas, empatamos, ¿ok?
No dijeron nada más, sólo se miraban y Kai seguía acariciando las mejillas del más bajo, que aún estaba sonrojado y lo miraba fijamente a los ojos.
Kai tomó la iniciativa y pescó la mano de Ruki mientras se ponía de pie, instando así también al otro.
Salieron del lugar y caminaron lentamente en silencio por varios minutos, no eran necesarias las palabras, solo con sentir la presencia del otro se sentían completos.