-Esto definitivamente no me convence
-Parecía totalmente convencido hace una semana cuando le informé que usted sería mi esclavo
-Si, lo sé… Pero… ¿Por qué tengo que vestirme así?
-Se ve más lindo… O mejor dicho… Linda
Sebastián se había dado el lujo de disfrazar a Ciel de chica una vez más, le parecía cómico, en nada más podría complacerlo, ya que Ciel seguía siendo el mismo niño de siempre, no podía servir a un demonio, de todos modos su trabajo tampoco era servirlo, sino que complacerlo y acompañarlo en su viaje para recuperar su energía
-¿Qué debemos hacer? – Pregunta Ciel con un particular tono de vergüenza, mientras Sebastián se deleitaba con esas ropas
-Me dijeron por ahí que en Norteamérica hay más suciedad de la que te puedas imaginar – Habló Sebastián – Aquí no será difícil encontrar a muchas personas que caigan en tentación y me den sus almas
-Pero no tienes contrato con ninguno de ellos
-Lo sé, puedo conseguir el alma que yo quiera cuando yo quiera, ya si quieres más poder, tendrás que hacer un contrato legal, pero hay que esperar, por ejemplo, con usted me demoré tres años en poder casi devorar su alma… Es eso lo que la hace tan valiosa
-Comprendo… Ahora… ¿Qué debo hacer yo?
Las calles de Norteamérica comenzaban a oscurecerse, en un barrio bajo y vulgar se hallaba Ciel vestido de chica con un traje muy provocativo para cualquier mortal y simple humano, Sebastián se encontraba oculto entre las calles, observando como Ciel desempeñaba su rol de damisela en peligro, sonreía cuando lo veía caminar de esa manera tan cómica y delicada, sabía que Ciel lo odiaba, eso era lo que lo hacía aún más divertido
-Hey ¿Qué te pasa? ¿Por qué tan sola vestida así y en un barrio como este? – Apareció un tipo medio pasado de copas, Ciel sonrió, el primero mordió la carnada
-Necesito ayuda… - Respondió en el tono más inocente y tierno que pudo
-¿Ayuda para qué? ¿Acaso quieres que te haga un trabajito? Por mi no hay problema
“Maldita sea, en los líos que Sebastián me mete”
-¿En serio? Bueno entonces… Sígame, aquí, muy cerca se encuentra mi cabaña – Toma de la mano entrelazando sus dedos con los del borracho, Sebastián sonreía con cierta envidia y cuando se hallaban casi en lo más profundo del callejón, Sebastián le quitó la vida al hombre
-Que alma más débil… Si sigo tomando este tipo de almas, jamás terminaré de regenerarme… - Su brazo se alargó no mas de 2 mm, era realmente poco
-Parezco prostituta con este traje, quiero quitármelo ya
-Pero si recién llevamos uno, tenemos que buscar más
-¿Más? Pero… Estoy cansado ya
-¿Cansado de qué? No ha hecho nada aún…
Así transcurrió toda la noche, Ciel ya estaba harto y decidió volver a su estancia con Sebastián, en cuartos separados, aunque la cama de Sebastián era más cómoda que la de Ciel, claro, el ahora era el amo
-Estoy cansado… Aparte… No entiendo el por qué de que tu aún sigas haciendo los trabajos de antes… - Comentaba Ciel a Sebastián mientras este le ponía su pijama después de ducharlo
-Supongo que me acostumbré a su desnudez, y usted se acostumbró a que mis manos lo desnudaran
-Puede ser cierto… - Susurró – No me gusta Norteamérica… Tampoco me gusta usar corsé… ¿Por qué no inventas otro plan? Alguna otra forma de cazar almas que no sea disfrazándome de chica…
-No lo hago sólo para cazar almas… - Sonríe pícaro – También porque me gusta verlo vestido así, se ve mucho más tierno
-¿Tierno? - Preguntó sonrojado, sin duda le incomodaba que Sebastián le hablara así, era su obligación ahora mantenerse junto a el, pero no era obligación de Sebastián el seguir atendiendo al niño como su aún fuera su “Bocchan”
-Buenas noches….
Susurró… Sería la última frase que escucharía en el día, cuando Sebastián abandona la habitación y Ciel se ve plagado en un insomnio del que no se podía liberar… Algo le inquietaba… Hace una semana se habían ido de Londres para que Sebastián se regenerara y poder dejar que este finalmente se adueñara de su alma… Su alma… Tanto deseó morir como el alma que el deseaba… En verdad… No entendía el por qué le era tan importante aferrarse a Sebastián hasta en los últimos instantes de su vida…
La mañana había comenzado, aquellas tan suaves y conocidas manos vestían a Ciel
-Enserio, aún no entiendo por qué continúas con esto… - Susurra Ciel – Bueno… ¿Qué haremos hoy? – Sebastián da una pequeña risilla
-Ponerse el corsé
-¡¿Qué?! ¡¿Otra vez?! ¡¡Es el tercer día consecutivo en que me obligas a disfrazarme de mujer!!
-Es su trabajo, usted lo sabe
-No me gusta este trabajo – Dice finalmente cruzándose de brazos, mirando hacia la ventana con un puchero, Sebastián ríe y procede al acto.
Al rato después…
-Tú brazo no ha crecido en lo absoluto, jamás lograrás regenerarte… Permaneceremos así durante toda una eternidad… Sería aburrido…
-Ese fuck ángel que me cortó el brazo, no sabe cuánto disfruté matándolo… - Responde en tono cómico, Ciel comienza a reír fascinado
-¡En verdad estos Norteamericanos hasta sus groserías te contagiaron! – Ciel se veía tan diferente, tan niño… Seguía involucrado en trágicos casos, como asesinatos, ayudante y cómplice de un demonio, pero su mirada era mucho más infantil, como siempre debió ser, olvidó los rencores y las venganzas, su orgullo seguía alto, como siempre, pero sólo por Sebastián era capaz de hacer el ridículo de aquella forma
-Deberíamos también matar a mujeres
-¿Mujeres?
-Atraes hombres disfrazándote de mujer, pero y… ¿No sería mala idea hacerte atraer chicas como un niño normal?
-¿Niño normal? ¿Tú crees que alguna mujer se fijaría en mí? Tengo trece años…
-Es cierto, sólo atraería hombres pervertidos
-¡¿Hombres?! – Se sorprende, no había nada que le pareciera más asqueroso que un hombre con otro hombre – Estas loco, si es así, prefiero disfrazarme de mujer
-He oído de algunos colegas que el alma de un hombre pervertido bisexual es más valiosa que la de un heterosexual
-Estas loco… ¿Y si después me juzgan de que yo también soy…?
-Eso no pasará… - Lo interrumpe Sebastián guiñándole un ojo
Era nuevamente de noche en Texas, Ciel estaba con sus tan acostumbrados pantaloncillos, eran muy cortos, así como los que tuvo que usar en el convento como “El coro del cielo” Una rosa en el cuello y su ojo tapado, como siempre, caminaba por la plaza central, mientras Sebastián lo observaba desde un árbol con mucha ironía
-Al parecer aquí la gente es más normal… Ningún hombre ni una mujer se ha fijado en lo sexy que se ve Ciel vestido así – Piensa Sebastián mientras analizaba la situación – Todos siguen de largo… Al parecer me daría más almas el tener a Ciel de mujer…
-Hola – Dice un tipo acercándose a Ciel - ¿No tienes hogar donde ir? – Pregunta el primero
-Ehmm… No… Y además… Tengo… M… M… Mucho… Frío… - Tenía mucha dificultad para pronunciar, le causaban terribles escalofríos el notar como ese hombre se lo comía con la mirada – Al parecer mis pantalones son muy cortos para una noche como esta… Pero… No tengo más ropa
-Ah, pero eso no es problema, de igual manera puedo quitártela aquí mismo – Toma a Ciel de los hombros acorralándolo en un callejón oscuro
-Sebastián, ven – Susurra Ciel mirando los techos por si veía a Sebastián, pero este no llegaba – Maldita sea… ¿Cómo me quito a este pervertido de encima? – Pensaba mientras este tocaba con desesperación sus piernas e intentaba bajar sus pantaloncillos - ¡Sebastián! – Grita cuando este mete su mano por dentro de la ropa íntima de Ciel, pero Sebastián no apareció
-Hace rato parecías tentarme y ahora pides ayuda a un tal “Sebastián” – Susurra el hombre a su oído, este se estremeció cuando escuchó la voz de Sebastián
-Se ve muy lindo apunto de ser violado – Dice este, lanzándole en la cabeza un pedazo de espejo roto – Pero lástima que ese acto no podrá concretarse
-¿“Pero lástima”? – Pregunta enojado mientras subía su cremallera - ¿Por qué no apareciste apenas me acorraló? ¿Acaso eres voyerista?
-¿Realmente desea que responda?
-No… Mejor no… - Baja la mirada mientras acomodaba algo ruborizado sus ropas, el brazo de Sebastián se extendió al menos 3 mm – Lástima que tú brazo sea tan largo, si fuera más corto demoraríamos menos en recuperar el sello
Volvieron a su cabaña de estancia mientras Sebastián desvestía a Ciel, este leía el periódico del día anterior
-“Extraña serie de asesinatos se han llevado a cabo en diferentes zonas de Texas, todos son realizados de la misma manera, una dama pide ayuda, lo lleva a cierto lugar donde la víctima es asesinada…”
-Antes una dama… Ahora es un varón con rostro de dama
-Maldito…
-Buenas noches… - Se despide cerrando la puerta, Ciel nuevamente no pudo dormir… Sentía esas sucias manos, sintió rabia que Sebastián permitiera que eso llegara tan lejos… ¿Acaso no le daban celos? Un momento… ¿Por qué tendrían que darle celos? Que estúpido…
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