Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recostado en tu espalda por cutebeast64

[Reviews - 53]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bien, naruto es de misashi kishimoto, yo vine al mundo con la específca tarea de hacer fanfiction trágicos y bueno, aquí me tienen... Aumentanto el sasunaru en el mundo!!!!!!!!!

Notas del capitulo: Ohayo!!!!! Cometí un ligerísimo error con la máquina esta, espero perdonen... Si se preguntan que es lo decubrirán al fin del fanfic!!!
Recostado en tu espalda

Llovía, y el agua reflejaba los rostros de la gente que se arremolinaba impaciente, tratando de observar que era lo que había sucedido. Corrió, golpeó a toda la gente que había rodeado ese cuerpo frágil y delgado, y se arrodilló a su lado, mirándole con fijeza
- ¿estás bien?- Preguntó tomándole en brazos
- Claro que sí- mintió con una sonrisa tratando de ocultar el dolor que sentía en todo el cuerpo…
- Mientes. ¿Por qué lo hiciste? Es ridículo, hubiera sido mejor que yo fuera-
- No. Yo no hubiera permitido que te sucediera a ti-

“Después de toda una vida siendo tratado como si fuera inferior, solo por aquellas características que los demás no entendían, apartado de todos por los prototipos en los que jamás encajé, que tuve la oportunidad de ser feliz.

Desde siempre fui discriminado y apartado. En mis infantiles días escolares, los padres apartaban a sus hijos de mi lado y les ordenaban no hablarme. Pasé todas las tardes, sentado en el borde de la azotea mirando al cielo, sin importar si hacía sol o se auguraba una tormenta, deseando ser libre para poder viajar por aquel cielo, envidiando a las aves que lo hacían con tanta tranquilidad, cuando yo hubiera dado mi vida por hacerlo, aunque fuera por unos segundos… y fue allí donde mi corazón se heló y perdí toda confianza en la humanidad. Fue allí donde me volví arisco, perdí todo rastro de sensibilidad, y deseé alejarme para siempre de la humanidad.

Mi vida solo empeoraba, cada vez un poco más; cada vez me parecía más ridículo seguir viviendo… Si lo que yo tenía, podía llegar a llamarse vida… En el último grado me enamoré de un chico de clase alta, completamente fuera de mi alcance, que solía coquetear con todos, chicos o chicas, y que era considerado el segundo hombre más codiciado de toda la Preparatoria; Gaara no Sabaku era su nombre.

Cuando me confesé, armándome de valor, al entregarle una carta de amor, me humilló. Leyó la carta frente a todos, luego me dijo que “Jamás podría amar a alguien tan ridículo como yo”, me golpeó en el estómago, se río y luego dijo “No sirves ni para jugar contigo”. Todos se rieron de mí, todos me atacaron… Todos me golpearon, y mis lágrimas sellaron mi corazón, para que nadie jamás pudiese volver a lastimarme.

Cuando salí de la escuela, abandoné mi casa, decidido a vivir por mi cuenta mientras estudiaba con una beca en la Universidad. Solo tomé mis cosas, las empaqué y deserté de aquella vida vacía en la que cada tarde era igual; una mentira en la que todos trataban de hacerme sentir incluido, una mentira que siempre era rota por mi prima Ino, que sentada a la mesa, con su actitud de chica fatal, escuchando música de su IPod, me recordaba con una de sus ridículas expresiones que yo a nadie le importaba… Que si muriera un día nadie se acordaría de mí, de lo que fui o quise ser…

Ino fue la única que me vio salir. Me preguntó de manera sarcástica y despreciable si acaso iba a casa de un compañero, sabiendo lo que me había sucedido con Gaara, se rió de su propia broma, y luego, feliz se haber logrado lastimarme, dado su trabajo por hecho, volvió a su habitación…

El dinero que tomé, me sirvió para unas pocas semanas, antes de que me diera cuenta, ya no tenía ni para comer, mi ropa ya estaba gastada y debía meses de arriendo. Intenté volver y pedir ayuda en casa, pero, desde la ventana, como se trata a un desposeído, me dijeron que ya no querían volver a tener nada que ver conmigo, que yo ya no pertenecía a esa familia… y que era mi culpa por haber huido.

Me echaron del apartamento, en el que había estado viviendo, y mis notas en la Universidad bajaron hasta un punto tal que amenazaron con expulsarme definitivamente. Tuve por muchas noches que dormir en refugios, usando la poca luz de la luna para hacer mis deberes, lo que me llevaba a desvelarme. Las noches y los días se hacían cada vez más cortos, me volví muy delgado, no podía ni arreglarme la ropa y me trataron de vagabundo, me dormía en las clases, y tomaba cualquier alimento como si fuera el más preciado tesoro.

Finalmente, llegó el día en que toda mi vida se tambaleó por última vez. Tenía que presentar una importante tesis para el día siguiente, o perdería nuevamente el semestre y sería expulsado, llegué tarde al refugio, por lo que ya estaba lleno, y me robaron los papeles con todos mis apuntes creyéndolo dinero, o quizás, algo valioso.

Ya no tenía a donde ir, y no podía pensar en nada lo suficientemente bueno para el día siguiente. Había perdido todas mis esperanzas, había perdido mi vida, mis dueños… Mi existencia. Y entonces apareciste en la distancia.

- ¿Naruto? ¿Qué haces aquí?- preguntaste acercándote a mí. Ni siquiera sabía de dónde parecías conocerme, pero traté de acercarme a ti. Caminé directo hacia ti, y luego, simplemente, perdí la conciencia. Todo se oscureció, sentí un vacío en mi estómago, escuché tu voz y caí al suelo.

De ahí no recuerdo nada, hasta estar sobre tu espalda, oliendo tu colonia de mentas, disfrutando del rebelde movimiento de tu cabello haciéndome cosquillas en la frente, por esa extraña manera en la que te lo peinas. Me sentía tan seguro ahí, recostado en tu espalda; tu sujetándome las piernas y yo rodeándote el cuello con mis brazos.

Me dijiste que me conocías de la universidad, y solo entonces noté que eras de la clase de diseño. Aquel chico que a todos trataba como basura, que evitaba a todas las chicas que se le acercaban, y que se jactaba de la importancia de su clan, eras tú… Sasuke Uchiha.

Me llevaste a tu casa, me dejaste bañarme, me prestaste de tu ropa y me diste de comer, luego hiciste todo mi trabajo, y me dejaste dormir en tu cama, mientras tú descansabas en el sofá. Nunca supe por qué eras tan amable conmigo, permaneciendo tu frialdad con todos los demás, pero ni así bajé la guardia.

Era arisco y terco, no admitía lo mucho que me gustabas, por que te creía igual a todos lo que ya me habían humillado, y jamás pensé en besarte, por que para mí era ridículo… Creía que me alejarías de tu vida tarde o temprano, por lo que traté de huir de tu casa, y conseguirme las cosas por mí mismo, pero siempre me encontrabas y me obligabas a volver.

Me ayudaste con todos los trabajos, me enseñaste todo lo que sabías y hasta estudiaste algunas cosas de más por mí. Te dedicaste por completo a mí, dispuesto a ayudarme en lo que pudieras, y como yo no quise ser tu “dama mantenida” me conseguiste trabajo.

Nunca te vi dormir, porque cuando ya no aguantaba más el sueño, y caía ante Morfeo, impaciente por soñar con una vida mejor, tú aún estabas en la computadora, haciendo algún trabajo para mí o para ti, y cuando me despertaba, ya estabas arreglándote para salir.

Siempre tuviste tiempo para mí, y cuando te necesité siempre supiste tenderme una mano para sacarme de problemas. Fuiste la primera persona que me defendió de una golpiza, y la única que, como un hermano mayor, o un novio celoso, amenazaba a todos, para que no me lastimaran.

Desde que me di cuenta de que eras sincero, quise hacer algo por ti, sin saber qué, pues parecías tenerlo todo, parecías no necesitar nada de lo que pudiera darte. Si quería darte algo monetario, tenías más dinero que yo, si planeaba algún detalle manual, lo podías hacer mejor, e incluso cuando planeaba ayudarte, lo único que hacía era estorbarte.

Me sentí inútil, al darme cuenta de que no había razón alguna para que estuvieras conmigo… podías abandonarme cuando quisieras, lo que yo no podía hacer contigo…

Entonces tuve una de mis peores ideas. Sabía que no te molestaba estar conmigo en público, y nunca te habías enojado porque dijeran que éramos novios o algo por el estilo, así que decidí llevarte algo a la escuela; el almuerzo que habías olvidado.

Tú lo tomaste bien, me revolviste el cabello y sonreíste de lado, agradeciéndome el haber hecho que su descuido fuera un momento tan agradable… pero hubo quienes no lo tomaron nada bien.

A penas salí de la institución me encontré con ella; la chica que era tu novia. Me atacó, me dijo que no me acercara a ti, que dejara tu casa o que lo pagaría caro… y tuve que pagarlo caro.

Por primera vez, llegaste tarde. Viniste tan pronto te dijeron de la pelea, dejando tu examen final incompleto, pero aún así, no llegaste a tiempo. Me encontraste lastimado, en el suelo sin poder moverme, con sangre en los labios, y el rostro magullado. No era que ella fuera tan buena en una pelea como para ganarme… es solo que no creí que ella se atreviera a jugar sucio, lo que me hizo bajar la guardia y no ver el cuchillo que había ocultado.

No era grave, pero aún así me dolía demasiado. Me alzaste en brazos, y por segunda vez me cargaste en tu espalda, diciéndome que no debía de meterme en esa clase de problemas. Te dije que no quería que perdieras ese importante examen… te dije que no quería ser una carga… Te confesé sin darme cuenta de lo que hacia que te amaba…

No dijiste nada. Me llevaste a tu casa y me desvestiste para curar mis heridas. Yo tenía mi rostro sonrojado y, ya esperaba que me dijeras que me fuera; que ya no era bienvenido a su casa. Pero seguías en silencio, sin decirme nada… Estaba tan desesperado por una respuesta, aunque fuera desagradable, que te grité:

- ¡Sasuke! ¿Ya me odias? ¿Se te hace tan difícil decirme algo? No me importa, sácame de tu casa. Ni siquiera esperaba nada de ti… -

Me sujetaste el rostro, me acercaste a ti y me plantaste un beso. Luego me abrazaste y me dijiste que no había nadie a quien quisieras más en el mundo. Y por una vez, pude seguir viviendo felizmente, sin que todo se me derrumbara sobre la cabeza.

Recuerdo que me recostaste en la cama, me cubriste de besos, acariciaste mi cuerpo y me repetiste ese suave “te amo”, tantas veces como te lo pedí. Recuerdo que olías a menta, que eras cálido, y que eras delicado. Cada vaivén de tu cuerpo en el mío era delicioso, era perfecto… Y parecía fundirnos en un solo ser.

A tu lado perdí todos mis miedos, a tu lado, pude ser feliz, incluso aunque fuera al final de mis días. Realmente, nadie me amó más que tú, y yo nunca amé a nadie más de lo que te amé a ti.

Rompiste con Sakura, la sacaste de tu vida, para darme espacio, y desde ese día, pude abrazarme a ti de noche, incluso cuando no durmieras, para poder perder mis pesadillas en el cálido abrazo del amor. Pude besarte cuando sentía que la vida no tenía sentido, y pude hacer el amor contigo para ser libre…

Por eso no me importó lanzarme hacia la muerte por ti. Vi como el auto se acercaba sin control en la vía, y te vi a ti, caminando como si nada, desconocedor de la suerte que te podría llevar ante las puertas abiertas del paraíso o él infierno.

El golpe fue duro. Tú caíste a un lado, y yo recibí todo el impacto, cayendo al suelo, donde rodé varios metros hasta frenar contra uno de los semáforos. Pude perder mi vida, pero estaba seguro de que estabas bien, y para mí eso bastaba. Tú me diste la vida, cuando yo ya no tenía esperanzas, ¿no fue acaso lo mismo que yo hice? ¿Por qué tus ojos se llenan de lágrimas por mí? ¿Por qué pides a Dios que me dé la vida, a cambio de la tuya?

Entendí lo que era vivir al verte siempre a mi lado…
Obtuve un a razón para existir recostado en tu espalda…
Aprendí a amar, acunado en tus brazos…
Y volví a ser inocente, con tus besos…
¿Cómo podría preferir mi vida a la tuya, si tú eres mi única razón para estar en este mundo?”

- Por que tú eres la única razón por la que yo estoy en este mundo-. Respondió el moreno al terminar de hablar el rubio- por que el que nos conociéramos no fue un accidente. Yo estudié contigo en la preparatoria, y yo… Me enamoré de ti… Traté de suicidarme al perder a mi familia, pero entonces te conocí, y toda mi vida, cobró el sentido de estar contigo… Por eso, tu no puedes morirte ahora-

Una vez más, voy sobre tu espalda, entre la lluvia que sigue cayendo sobre los dos. Me pregunto si habré muerto y estaré en el paraíso, por que solo a tu lado, podría estar feliz… por que solo contigo hallé el significado del amor, y entendí lo que era la sinceridad… Aunque quisiera que así fuera, no sé si llegaremos a tiempo… No se si viviré lo suficiente como para seguir contigo, o si hoy mismo mi faz se perderá de la tierra. Pero si puedo estar, sólo un poco más recostado en tu espalda, ya sea unos minutos, o el resto de mi vida, ya ni la muerte podría opacar mi felicidad… Por que realmente te amo…
Notas finales: Bien. cometí un error y salió muerte de un personaje... No sé creo que estoy demasiado acostumbrada... Adios a todos

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).