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Chapero por Paz

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Notas del capitulo: Lemon...
 

Chapero

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

Miró alrededor para cerciorarse que estaba solo, tenía una extraña sensación, como si estuviera siendo observado desde las sombras. Era de noche y la luna se había ocultados tras densas nubes que amenazaban tormenta. Llevaba allí poco más de media hora y su contacto no daba señales de presentarse. Decidió darle unos diez minutos más de espera, luego si no había llegado se iría.

Echó una ojeada a su reloj luminoso para controlar el tiempo y para hacer más entretenida la espera comenzó a contar los segundos mentalmente, había transcurrido cinco minutos cuando una voz próxima a él comentó.

-Has elegido un mal lugar, aquí no vas a recoger clientes.

Se volvió hacia donde venía el sonido de la voz. Su sexto sentido no había fallado,  no estaba solo, esa voz lo confirmaba y por el tiempo que duraba su sensación, debía estar ahí desde el principio, porque si se había acercado mientras estaba ahí, lo había echo con tanto sigilo como un felino al acecho de su comida. Un descuido como ese podía costarle la vida y esta era algo que apreciaba mucho poseer.

-¿Quién...? -escudriño las sombras sin ver al autor de esa voz.

-Si miras más abajo me veras -le informó con tono divertido.

Esta vez la voz le guió hacia el lugar exacto de donde provenía, se fijo en el brillo de sus pupilas. Estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en el tronco de un sakura.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí? -le constaba que no le escuchó acercarse.

-El suficiente para saber que te estas impacientando.

-¿Eres un chapero? -preguntó insultante, le molestaba sobremanera haber sido sorprendido tan descuidadamente.

-¿Por qué? ¿Acaso quieres un servicio?

-¿Me lo darías? -preguntó a su vez, intentando ver su rostro.

-Si pagas bien.

-¿Qué entiendes por bien?

-Cinco mil yenes.... -dijo sin que su voz denotara duda.

-Tendrás que ser bueno... -se trataba de una cantidad excesiva.

Su interlocutor se mantuvo callado.

Se acercó hasta donde estaba sentado, quedando ubicado frente a él

-Enséñame lo que sabes -dijo apoyando una mano sobre el tronco por encima de su cabeza.

-¿Y el dinero? -reclamó.

Llevó la mano al bolsillo interior de su chaqueta y sacó su billetero, -contó los billetes y los puso en la palma abierta que se cerró sobre ellos. Se demoró un rato y supuso que estaba guardándolos, sin embargo le advirtió.

-No intentes engañarme porque lo lamentaras -y su tonó de voz fue acerado.

-No tengo esa intención. -acercó sus manos al cinturón de su pantalón y comenzó a soltarlo, mientras lo hacia escuchó como ese tipo hizo una llamada a través de su móvil.

-Tu hombre no se ha presentado, tu deuda se ha incrementado..., no... no quiero excusas, cinco mil más o seguirá aumentando si mañana antes de las diez no cumples.

Le sintió guardar el móvil cuando él sacaba un trozo de carne cálida y palpitante que quedaba a la altura de su rostro, lo contempló unos segundos mientras sus dedos se movían a lo largo y ancho de ese descomunal falo excitado y erguido que no dejaba de crecer a su contacto.

Lo acercó a su boca, nunca antes había hecho algo así, si conseguía su propósito de satisfacerle, tal vez ese tipo le tome bajo su protección. Ese pensamiento hizo aflorar una divertida sonrisa en sus labios. Por su manera de expresarse, no cabía duda que era un cobrador de la mafia y él iba a  necesitar un lugar donde cobijarse, por lo menos durante los siguientes días, su padre no iba a estar muy satisfecho después que su encargo le había costado tan caro. Confraternizar con sus rivales no entraba en sus planes, sin embargo... él... era diferente. Podía ser hasta divertido.

-Hasta ahora no has hecho nada que justifique lo que has recibido.

-¿Qué te parece esto? -sopló suavemente en la punta antes de darle una rápida lamida.

-Un poco mejor... ¡aahhgg! -no evitó el gemido cuando su boca lo engulló, su lengua fue deslizándose, rasposa y cálida a lo largo de él. Espero conteniendo el deseo de hacerle saber que le agradaba lo que hacia.

Se lo sacó de la boca dejándolo ensalivado, lo lamía a lo largo y ancho, como si de un rico helado se trataba, volvió a engullirlo abriendo al máximo su garganta, se deslizó hasta sentir los pelillos de su pubis cosquilleando su nariz, lo extrajo una vez más dejándolo deslizarse sobre su lengua, sus dientes le rozaban con suavidad, movió la cabeza hundiéndolo una vez más hasta lo más profundo de él, sus manos se posaron en sus caderas como si pretendiera mantener el ajuste perfecto, la unión deseada, no fue así, antes que su supuesto cliente pudiera reaccionar en contra, le quitó pantalón y slip dejando caer ambos alrededor de sus tobillos, magreó sus glúteos, sintiéndoles duros, de carne prieta, la dureza de sus músculos parecía indicar que practicaba algún deporte o que cuidaba en exceso su cuerpo.

En todo momento, desde que le vió acercarse, fue una sombra entre las sombras, por ello no pudo ver su rostro, y aunque estuvo observándole mientras se mantuvo ahí no sabía si era joven o viejo, pero lo que si tenía claro es que estaba disfrutando, aunque no quisiera expresarlo, porque de no ser así ya se hubiera largado, exigiéndole la devolución del dinero. Siguió masajeando y presionando sus nalgas  dejando que su boca fuera el contenedor de ese miembro duro como el acero en un mete y saca por el vaivén de sus caderas. Su cliente estaba tomando parte activa, al tiempo que separaba sus piernas dejándole su acceso libre, al sentir como las puntas de sus dedos se aproximaban a su estrecha hendidura entre sus nalgas.

Alzó su mano hasta la altura de su rostro, al momento sus cuatro dedos fueron ensalivados, mientras su otra mano se entretenía sobando sus testículos y deslizando un dedo por su perineo en dirección inequívoca.

Al sentir que se estremecía supo que había encontrado su punto más erógeno y sus dedos se acercaron hasta allí, comenzó a ser más patente  su respuesta, sus nalgas se estremecían y sus piernas temblequeaban a su contacto.

Empezó a mover un dedo en círculos, despacio, aumentando la sensibilidad de su piel, su postura comenzaba a ser insuficiente para un mayor acceso, por ello se apartó.

-Date la vuelta, apoya las manos en el suelo.... -dijo con la seguridad de que no iba a negarse- Retrocede un poco y alza las caderas.

Al instante, sus nalgas quedaron a la altura de su cara, él continuaba sentado, separó sus glúteos dejando expuesto su apretada hendidura, su rostro se hundió y su lengua comenzó a lamer alrededor, buscando en la oscuridad ese punto tan sensible, la tirantez de su piel se fue disolviendo bajo el húmedo trabajo que estaba llevando a cabo, su cliente gemía bajo, como si no quiera hacerle saber que estaba consiguiendo excitarle, se apartó y no ocultó su sonrisa cuando el gemido que escuchó fue de queja.

-¿Te gusta? -preguntó al oír que cada vez sus gemidos eran más audibles, y consiguiendo que la punta de su lengua hiciera un amago de penetración,  moviéndola en su sensible cavidad.

De su garganta escapó inevitablemente un chillido de placer, que fue sofocado al meter su puño en su boca, mordiéndose los nudillos, aquello era más de lo que esperaba sentir. Si aquella deliciosa tortura continuaba, nada ni nadie iba a poder evitar que sus gemidos fueran advertidos por cualquiera que pasara cerca del parque, porque estaban próximos al enrejado que los separaba de la céntrica travesía. Le estaba llevando a alcanzar unas sensaciones plenas. La cálida humedad de su lengua le estaba arrebatando el sentido y cuando sus dedos le penetraron estaba tan dilatado que fue consciente que necesitaba algo más consistente que le llenara por completo.

Sus dedos aún húmedos fueron buscando un hueco dentro de él, que los recibió gozoso. Uno tras otro sus dedos se vieron acompañados de un cuarto, todos se movieron al unísono dentro de sus entrañas.

Su otra mano no tenía olvidado su miembro, fue consciente que estaba alcanzando su punto álgido cuando su espalda se curvó y todo su cuerpo se estremeció, al momento su mano recogió con profusión el contenido de sus testículos.

-¿Puedo metértelo? -preguntó inclinándose sobre su espalda, sin dejar de mover sus dedos dentro de él.

-Si... hazlo... -respondió roncamente, tuvo un sentimiento de vacío cuando sus manos se apartaron de su cuerpo. Escuchó el chasquido de la cremallera al descender.

Se embadurnó su miembro con el semen que había recogido, dejándolo suave para deslizarlo dentro de él.

Le agarró por las caderas para afianzarlo.

Se quedo quieto, acercando la punta de su miembro a sus nalgas, como si supiera lo que esperaba él mismo las separó. Al momento, de una embestida fue empitonado, por una tranca que le quitó el aliento y le dejo tembloroso, golpeando las rodillas sobre la hierba húmeda de las finas gotas de lluvia que empezaban a caer.

-¡¡Shimata!! Eso due..., aahhg... -sus embestidas cobraban mayor ritmo, llevándole a callar para ahorrar aliento. Lo que le hacia sentir era mucho más que el dolor, todo su cuerpo respondía a ese fuego abrasador que llenaba sus entrañas y que le estremecía con sus potentes embestidas, nunca antes había dejado que le penetraran, más ese desconocido tenía un no se que, instándole a desearle, a sentirle dentro suyo, a que le tomara como lo hacia para darle a conocer un placer tan inesperado como increíble.

Su mano se movía alrededor de su pene, sobando también sus testículos, apretándole suavemente entre sus dedos para luego volver a deslizarse con suavidad por su miembro, consiguiendo con los leves movimientos de sus dedos que no pudiera evitar gemir. Por entre sus labios entreabiertos, escapaba unos sonidos entrecortados, sus nudillos lacerados ya no le eran de utilidad, todo su cuerpo temblaba, agitado por las extraordinarias sensaciones que le provocaba.

Ellos estaban concentrados en lo que sentían y aparte de ambos, el mundo exterior no parecía existir, no escuchaban el sonido de los claxon, ni el murmullo apagado de las conversaciones que llegaban del exterior del parque, solo eran conscientes de sus respiraciones aceleradas, del placer que experimentaban, de las sensaciones que provocaban su unión, ni siquiera eran conscientes del airecillo que se había levantado y que refrescaba sus cuerpos ardientes, ni la lluvia que caía fina pero persistente.

En ese instante solo eran dos en uno. La unión perfecta de sus cuerpos.

-¡¡Me vengo...., hazlo dentro de mi! -exclamó y gimió estremecido cuando una de sus embestidas alcanzó su próstata, consiguiendo que su grito sobresaltara a los que lo escucharon, fue como el lamento de un animal herido de muerte- ¡¡¡¡Aaaaggghhhh!! -su espalda se arqueó abrió la boca como su buscara el aire que necesitaba para respirar. Su cuerpo alcanzó el clímax una vez más y se derramó con profusión, al mismo tiempo que sentía como un tibio calorcillo invadía sus entrañas.

Se derrumbó exhausto, su cuerpo libre de sujeción se desmadejo, sintió el frío agradable de la hierba sobre su pecho, lo agradeció, cerró los ojos, sentía como se derrumbaba a su lado su eventual ¿amante? Esos momentos pasados a su lado era mucho más que un simple revolcón con un chapero y su cliente. Al principio fue consciente de su inexperiencia, sin embargo, fue ganando confianza alcanzando un grado de perfección que le llevó hasta alcanzar el delirio erótico.

Agotado se adormeció, no supo cuanto tiempo había transcurrido cuando abrió los ojos y se encontró solo. Había cesado de llover. Quedo sentado unos segundos, mirando a su alrededor y deseando verle, no fue así. Con un bufido de exasperación se incorporó, sujetando su ropa para poder acomodársela, tras asegurarse que estaba solo, salió de entre los setos y se marchó, sus pasos delataban que se sentía molesto, un dolor lacerante le martirizaba con cada paso que daba.

No vió su rostro, pero su voz la recordaría en cualquier circunstancia si volvía a escucharla y estaba decidido a encontrarle como diera lugar.

Al otro lado del camino, una sombra se movió entre dos troncos cercanos, le vió marchar sin llegar a ver la expresión de determinación de su rostro.

-Volveremos a vernos, y ten por seguro que no te dejaré marchar, te he marcado como mío, aunque no lo sabes me perteneces -dijo como si él estuviera escuchándole.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Otra noche más en el mismo lugar.

Eran las diez de la noche y volvía a detenerse junto al árbol donde había estado apoyado la noche anterior. Escudriñó las sombras, se mantenía atento al menor sonido. La tranquilidad de la noche no fue rota por nada. Aquel parque era el lugar idóneo para encuentros furtivos o citas clandestinas, ya fueran de negocios o sexuales pensó al recordar los gratos momentos que había pasado allí.

Esa vez, ni siquiera el ruido del trafico llegaba hasta allí, entonces recordó que esa noche había un concentración popular en el otro extremo de la ciudad, unas idols iban a dar un espectáculo con sus habilidades y donde una multitud de adolescentes iban a ir a aclamarlas.

Esta vez no iba a dejarse sorprender, apoyó la espalda en el tronco del árbol más próximo para proteger su retaguardia. Sus ojos y oídos estaban pendientes del menor movimiento o sonido a su alrededor.

Antes que comenzara a impacientarse, un singular silbido le hizo saber que su contacto se acercaba por el camino, vió la oscura figura que indecisa se detuvo a menos de tres metros de él. Siseó para que supiera de su presencia y le ubicara.

Solo entonces reanudó sus pasos y se detuvo a menos de un metro de él.

-¿Akai? -preguntó queriendo cerciorarse que era la persona que debía encontrar.

No le molestó que utilizara el nombre que solían darle.

-Si. ¿Traes el paquete? -inquirió.

-Este lugar es tétrico... -se fijó en su mirada y se apresuró a decir- Si..., en el bolsillo de la chaqueta -era bien sabido que si se sentía amenazado era capaz de matarte sin pestañear.

-Sácalo despacio... -no le quitaba la mirada de encima, en tanto, sus oídos estaban alertas a cualquier otro sonido inusual.

Con su mano derecha bien visible procedió a sacar el abultado paquete del bolsillo, se lo tendió en silencio. …l lo agarró con la izquierda sopesando su contenido, luego lo guardó sin molestarse en contarlo.

-Dentro de un mes en este mismo lugar -avisó- Lo habitual, el sesenta por ciento.

El hombre asintió y dándose vuelta se apresuró a marcharte, tan rápido que le dejó de ver en segundos.

 -¿Es siempre así? -preguntó una voz desde las sombras a su derecha.

-¡¡Shimata!! -exclamó al tiempo que su mano derecha se movía ajena a su voluntad, era algo instintivo en él el defenderse si se sentía amenazado, se inmovilizó al reconocer el sonido de su voz- ¿Quién eres?

-Soy lo que tú quieras que sea.

-¿Cuánto tiempo llevas ahí? -estaba convencido que esta vez estaba solo.

-Me atrajeron vuestros silbidos.

-Deberías avisar de tu presencia...

-¿Para qué? Es más divertido sorprenderte.

-Podrías salir lastimado -le advirtió.

Su risa le hizo comprender la incongruencia de lo que decía. Se movía tan sigiloso que su presencia pasaba desapercibida- ¿Qué quieres de mí? -no dudaba que iba tras él. Encontrarle dos veces seguidas era un mal presagio. Por eso solo tenía una respuesta a su pregunta. …l era la presa. Empezaba a lamentar no haber traído con él a sus propios guardaespaldas. Se sentía tan seguro que había cometido un error.

-A ti, por supuesto, pero no temas no es tu vida lo que busco, no soy un sicario. -le aclaró para tranquilizarle.

-Entonces... ¿Qué eres? -Volvió a preguntar- Ayer no fue casualidad, ¿acaso...?

-Ayer, no, hoy tampoco..., llegué antes de lo acordado. -reconoció.

-¿Eras mi contacto...? -lo comprendió enseguida.

-Aha...

-¿Por qué me hiciste creer que eras...? -no concluyó la frase.

-Por diversión..., además sentía curiosidad, tu nombre es reconocido en todos los ambientes por los que te mueves y sentí curiosidad.

-No me gusta ser motivo de juerga para nadie. -dijo molesto- ¿Por qué has venido?

-Te he probado... no quiero que nadie más tome lo que es mío.

-¿Te has detenido a pensar si estoy conforme contigo? -preguntó sintiendo un calorcillo recorrerle y detenerse en un lugar especifico de su cuerpo.

-Tu mente puede negarse a aceptarme, pero tu cuerpo responde al mío, me perteneces... -y al decirlo salió de las sombras y mostró su rostro.

Dejo escapar una exclamación de sorpresa al reconocer a su interlocutor.

-¡¡¡Tú!!! No puedes ser... -gimió- Dime que no eres tú...

-Lo soy.... -y una risilla burbujeó en su garganta.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

El tiempo le dio la razón, se pertenecían.

Fin

4 de noviembre de 2009

Paz

Notas finales:  

Nota autora: Al parecer hay una mano misteriosa que se dedica a quitar fics de Slam Dunk en exclusiva, de 386 ha bajado a 374, es la categoría menos importante y sin embargo es la que siempre sufre recortes de fics. Por ese motivo voy a dedicarme a subir mientras pueda oneshots. Me preguntó porque no echan mano a los que no se actualizan desde el año 2005, y si esas son las normas, pues que se cumplan para todos, tampoco puedo dar nombres, no sería ético, aunque lo comentó por si llega a los oídos adecuados, tampoco voy a ir con quejas a la administradora, supongo que mantener la Web da bastante trabajo y consume tiempo.

Referente a esta historia tengo bastante claro quien es cada uno de los personajes, vosotras darle un rostro al que mejor se adapta a vuestros gustos. Además he dejado una clara pista de la identidad de uno de ellos. Aún me queda una semana de tiempo para actualizar mi fic Ni mío, ni tuyo. Un saludo a todas/os. Paz


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