Reina.
King, así era como se conocía a Tamaki en el host, o mas bien así era como le gustaba que lo llamasen (cabe aclarar que nunca lo hacían). Desde sus inicios se autoproclamó el rey, ya que él fue quien llegó a revolucionar sus vidas, él rompió su cotianeidad tratando de conseguir algo que en ese momento parecía imposible; en definitiva, él junto a los miembros fundando el host club y debido a eso se merecía ser llamado rey.
Otou-san, mismo apodo dado y puesto por Tamaki; un mote cariñoso queriendo formar con los miembros del club la familia que nunca tuvo, dando a conocer lo unidos que estaban y los lazos invisibles irrompibles que los unían, pero aun más, demostrando la jerarquía familiar, el pilar de esa familia compuesta por gente herida, queriendo dar una solidez divina a lo que era su creación.
Tamaki, el otou-san King del host club, el ser que puso la primera piedra, sin embargo, Tamaki no era nada sin él… Kyouya.
A pesar de que otou-san haya sido el primero en querer formar la “familia” (como conoceremos al host club) solo se hacía cargo de lo estético, mientras oka-san (también conocido como el demonio de sangre fría o el rey de las sombras), Kyouya, era el encargado de llevar la administración y de velar por el cuidado de los niños (y padre), cuando estos hacían algo indebido y se portaban mal (lo que era, generalmente, el pan de cada día) o simplemente por actuar egoístamente y no tomar en cuenta su opinión (Tamaki).
Por suerte tenía dos hijos consientes de su “gran” sufrimiento, quienes lo “apoyaban” y le ayudaban a velar por el bienestar del resto, aunque también de ves en cuando le sacaban sus canas verdes; Haruhi, su hija menor (16), la que llegó a sus brazos tras un trágico accidente (no debido a un embarazo no deseado, sino algo que incluía un hermoso jarrón de varios millones de yenes), el niño que no era niño o la que no se creía niña o a la que no le importaba ser niña, etc (algo bizarra la mocosa pero la quería igual). Ella se encargaba de vigilar a los gemelos, Hikaru y Kaoru, los hijos que nadie quisiera tener, pero que ellos por ser un grupo de frikis reprimidos y precisamente él por ser la madre responsable, debían tener; de la misma edad que Haruhi, eran los que más problemas le causaban, su hobbie era molestar a otou-san y al que se les pasara por delante (pero el primero con mayor frecuencia ya que lo veían casi todo el día) y cuando estaban trabajando, hacer de su “supuesto” amor incestuoso el boom del momento (mamá no era tonto, sabía que cuando estaban a solas prácticamente se comían con la boca y la prueba de ello eran unos labios hinchados y rojos que aparecían en la boca de Kaoru cada vez que él y Hikaru desaparecían por un largo periodo de tiempo y para lo cual inventaban una muy tonta excusa que oka-san, por su brillantez no se creía pero el resto por ser idiotas, sí); y Takashi, su segundo hijo, el más callado de todos y quien menos problemas le causaba, él se encargaba de velar por el bienestar de Mitsukuni (o como mayoritariamente le llamaban, Honey), su hijo mayor, lolichota por naturaleza, de estatura baja (muy baja) para un niño de su edad; el pequeño no le producía un mayor desgaste emocional (como lo hacían el par de monstruos gemelos), pero a cambio, cada vez que veía y se le ocurría comer un pastel su bolsillo temblaba (casi juraba que podía ver a la caja fuerte con una carita pidiendo piedad, compasión, lo que fuera con tal de que no le quitaran su contenido y la tiraran a la basura por ser obsoleta y no haber cumplido su función, cosa que con Honey era una labor titánica), por suerte lo tenían a él como administrador, cada vez que el presupuesto bajaba, él se encargaba de hacer trabajar al host club horas extras con tal de no irse a la quiebra (y ahí es cuando salía mayoritariamente su poder demoniaco), después de todo no por venir de familias ricas quiere decir que ellos dependerán siempre de sus padres. Volviendo al tema de Honey, era otro que tenia un amorío escondido, siendo el culpable el propio Takashi (a quien por cierto le decían Mori, algo que se le olvido acotar debido a lo perturbada que se hallaba su mente), la verdad se estaba planteando seriamente en descubrirlos en su treta y a obligarlos a venderse en el host (demonio de sangre fría mode on) aunque eso tendría que pensarlo un poco mas.
Y a él le tocaba lo más difícil de todo, cuidar y aguantar a Tamaki, el mas sentimental de todos y el mas propenso a hacerse daño (si no era producto de los gemelos era producto de su propia estupidez). A veces se preguntaba si seria capaz de dejar a otou-san e irse lejos, muy lejos con tal de que nadie de esa loca familia fuese capaz de encontrarlo, pero esa idea se iba tan pronto se veía gimiendo bajo el cuerpo de Tamaki o montando ese miembro que le daba un placer inmenso, devorado por esa boca caliente que mordía su cuello, sus pezones, su todo… de tan solo pensar en las cosas que hacían cuando tenían oportunidad su cuerpo se emocionaba y es que otou-san era un dios del sexo, listo y dispuesto para lo que sea…
Eran una familia loca, poco mas y llegarían a parecerse a Los Locos Adams (con unas cuantas variaciones), pero bueno… trataría de mantenerlos como estaban, estables y cuerdos, sanos y unidos, todo con tal de que esa familia que tanto trabajo les costo armar no se disolviera, que durara lo máximo posible y para que el rey no sufriera por una segunda disolución familiar ni por la perdida del cariño de su pueblo (esas locas fanáticas que cada tarde requerían de sus servicios y que pagaban grandes sumas de dinero por obtener algún beneficio de ellos o simplemente por querer pasar una tarde agradable charlando).
Si, definitivamente no dejaría que eso terminara, esa era su vida y lo que habría logrado sacar a cada uno de ellos de la oscuridad. Lo aria, seria una meta mas que se realizaría; no perder el imperio que otou-san había logrado, después de todo cuidar al rey era su trabajo, puesto que él…
Era la Reina
-Fin-
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