Llego la noche y tuve una discusión con Ran por la mayor estupidez del mundo, me arrepiento de haberle hecho esa escena de celos, solamente porque lo vi hablando con un compañero de clase, parecía muy molesto y salio de la habitación yo también me encontraba muy molesto aunque sabia que Ran jamás me engañaría con nadie pero me gano mi orgullo y no me permitió disculparme así que mí querido Ran salio del cuarto, y decidí dejarlo irse sin decirle nada, esperaría hasta que el me pidiera disculpas...
Yoru se enojo conmigo y sin ninguna razón, no me enoje con el por lo que me dijo si no, porque pensé que confiaba en mi, no se como puede pensar que lo engaño con alguien, yo solamente le explicaba un problema de algebra a akira, pero ahora donde pasare la noche, cuando iba caminando hacia la habitación de Matsuri para preguntarle si podía dormir con el una voz llamo mi atención”sunao-sempai” era akira un chico de cabello café y ojos verdes “ahh hola akira-kun” le dije con una fingida sonrisa “que haces afuera a estas horas de la noche” me pregunto con una sonrisa que jamás había visto ya que el era un chico muy serio “bueno es que mi compañero de cuarto me saco e iba camino a la habitación de Matsuri par a quedarme con el” me puse un poco triste al recordar a mi yoru enojado conmigo “si quieres puedes quedarte conmigo tengo una habitación para mi solo y no me molestaría que te quedaras hoy” “gracias pero no quiero ser una molestia” me tomo de la mano y me jalo hacia su habitación estaba bastante alejada de la mía cuando llegamos me aventó hacia adentro y le puso seguro a la puerta, me asuste, e intente escapar pero akira era mas alto que yo, me golpeo dejándome inconsciente no supe que paso; al otro dia me despertaron los rayos del sol, no estaba junto a yoru como todas las mañanas trate de moverme pero sentí un dolor muy fuerte levante las sabanas y vi que estaba desnudo toque mi entrepierna y vi que mi mano estaba cubierta de sangre, supuse lo que había pasado después de que me golpearon y no pude evitar llorar, nunca pensé que akira seria capaz de eso, ahora yoru me odiaría para siempre, lo había traicionado, vi mi reloj y era bastante tarde, me levante con mucho esfuerzo y me vestí, corrí a mi habitación pero no había nadie, me cambie y me dirigí a la escuela, aunque sabia que no faltaba mucho para que salieran de clase, cuando llegue todos los pasillos estaban vacíos me dirigí a la azotea de la escuela, ya había pasado el descanso y sabia que nadie iría ahí, me quede viendo como todos salían y se dirigían a su habitación entre todos ellos estaba akira se veía tan tranquilo, lo odiaba, pero me odiaba mas a mi por haber permitido que me tocara. Me quede algunas horas esperando a que obscureciera, nadie noto que estaba ahí, a nadie le importaba era una persona mas en este mundo que nadie notaria si desaparecía.
Solamente podía pensar en una cosa “Ran”, no había regresado desde que nos peleamos, estaba comenzando a preocuparme, no había ido a la escuela.
Mire mi reloj ya eran las ocho de la noche, ya era hora; baje al gimnasio busque una cuerda, todo estaba listo, me dirigí de nuevo a la azotea amarre un extremo de la cuerda al barandal, me senté en el piso, tome una hoja que llevaba en la bolsa de mi pantalón y una pluma color rosa que era mi favorita, yoru me dijo una vez que a el le encantaba ese color que iba conmigo, se me escapo una sonrisa que duro poco y fue remplazada por lagrimas de dolor, ese dolor de haber traicionado a la única persona que había amado, me puse el otro extremo de la cuerda en mi cuello, el cuello que yoru beso muchas veces pero que ahora le daría asco, no lo pensé dos veces y me arroje, sentí como se me iba el aire pero era demasiado tarde para arrepentirse, poco a poco fui cerrando mis ojos hasta que ya no sentí nada.
Ran, me vino su imagen a la mente tenia un mal presentimiento, decidí irlo a buscar, solamente había un lugar donde creí que estaría, en el instituto, corrí lo mas rápido que pude, pero al llegar vi un cuerpo bastante frágil colgando desde lo mas alto parecía un ángel, no pude evitar llorar, aunque estuviera lejos pude ver que mi Ran, tenia una linda sonrisa dibujada en sus labios, una como las muchas que me regalaba cada mañana al despertar, pero que nunca mas volvería a ver, corrí hasta llegar a donde estaba colgado, vi una carta que estaba tirada y que tenia escrito mi nombre era la hermosa letra de Ran, la levante y comencé a leerla:
Querido yoru no merezco que me vuelvas a ver a la cara, te traicione, deje que alguien mas me tocara, creo que debo de darte asco, se que no merezco tu perdon pero recuerda que ya sea en esta vida o en otra yo te amare por siempre, quisiera escuchar de tus labios que me perdonas, dentro de la bolsa de mi pantalón hay una pastilla, por favor acompáñame en mi muerte se que eres muy bueno y que me perdonaras atentamente: Ran
Tome a Ran en mis brazos, toque su lindo rostro, busque la pastilla, era la hora de mi muerte poco a poco sentí como mis ojos se cerraban, pero, no tenia miedo estaba junto a la persona que me amaba y que yo también amaba pero a veces no se lo supe demostrar, si no hubiera cometido el error de pelear con el, todavía seguiríamos juntos, “lo siento Ran” fueron mis ultimas palabras.