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Un error por suki

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Notas del capitulo: Wow, hace tanto tiempo que no subía un fic...

Ni Naruto ni ninguno de sus personajes me pertenecen son propiedad de Masashi Kishimoto y por más que patalee, lloré y grité es algo que jamás va a cambiar… ¬¬

¡Espero que les guste!
Naruto

Tomó un nuevo sorbo de la botella de cerveza que se encontraba entre sus manos, pero como las cinco anteriores, no pudo mantenerla mucho tiempo, ya que al recordar un par de cosas, volvió a estrellarla contra la pared encima del televisor con rabia, haciendo que el resto del líquido y los pedazos de vidrio cayeran por el aparato o por el piso, justo como todas las demás.

Ahogarse en el alcohol no era una buena idea y bien que lo sabía, no le iba a servir absolutamente de nada, siempre había sido bastante consciente en ese aspecto. En primer lugar, había sido el maldito alcohol lo que había desencadenado todos los problemas que se le vinieron después, aquella primera vez en que lo arruinó todo. Pero esta vez, por tan solo un instante quería olvidar aquella mirada negra que lo miró cargada de decepción y ese maldito sentimiento de vació que había sentido en aquel momento, cuando esos ojos le permitieron ver tanto dolor, cuando por primera vez pudo apreciar verdaderas ganas de llorar en donde siempre vio aparente indiferencia.

¡Quería llorar, maldita sea! ¡Quería llamarlo, saber como estaba! ¡Quería destruir todo el maldito apartamento, por Dios que quería! Pero todo había sido completamente su culpa y no le veía el caso. Cubrió su cara con el antebrazo, recostándose completamente en el sofá en el que llevaba más de cuatro horas sentado, totalmente a solas en la oscuridad que ahora era su departamento, no había querido ni pararse a prender las luces, solo por más cerveza.

Se sentía patético, quería ir y rogarle hasta que sus propias rodillas comenzaran a sangrar, pero aún si lo hiciera, él jamás lo aceptaría de vuelta, jamás le daría otra oportunidad, sabía lo orgulloso que era y sabía lo que le había dolido, estaba completamente seguro de que lo había perdido.

Había arruinado una relación de más de tres años con Sasuke, la persona con más defectos que había encontrado en su vida: orgulloso, prepotente, ególatra, vanidoso e insensible, pero aún así él prácticamente se había enamorado a primera vista de esa persona.





La primera vez que se encontraron fue por mera casualidad. Ese día su automóvil no había querido arrancar y había decidido tomar el autobús a la Universidad en la que estudiaba. Cuando subió al camión vio que estaba completamente lleno, salvo por un asiento. El moreno se había hecho a un lado y le había permitido sentarse junto a él en lo que fueron unos veinte minutos hasta que Sasuke había bajado una parada antes que la suya. Cabe destacar que Sasuke ni siquiera lo había mirado y era probable que ni siquiera recordara aquel encuentro, pero él sí que lo había hecho y se había quedado prendado de lo bueno que estaba y del aura solitaria y misteriosa que desprendía, le había parecido adictivamente interesante, pero no hizo nada más por encontrarlo otra vez. Siempre había creído que todo estaba en manos del destino y precisamente así fue.

La segunda vez que sus vidas chocaron podría llamarse coincidencia. Había sido invitado a la fiesta de cumpleaños número 20 de su mejor amigo Gaara, casi un año después de aquel primer encuentro. Buscaba alguien que le pareciera una buena compañía para pasar el resto de la noche mientras Gaara atendía a sus invitados y fue cuando lo vio en un rincón completamente alejado del resto. Fue la primera vez que sus miradas chocaron. Fue la primera vez que sintió que su corazón daba un vuelco, fue en esa noche cuando supo que aquella atracción que había sentido en el autobús, era un poco más que eso. Había resultado que Sasuke era un viejo amigo de Gaara de la preparatoria y el pelirrojo se había encargado de presentarlos, pero esa noche no intercambiaron más palabras que sus respectivos nombres.

La tercera vez que se cruzaron definitivamente había sido el destino o eso es lo que Naruto siempre había preferido creer. Ese día, unos meses después de la fiesta de Gaara, Naruto iba corriendo por el parque cerca de su casa, haciendo ejercicio como todas las mañanas, escuchando la música de su Ipod y buscando ideas para lo que sería su proyecto final. Un hombre había pasado corriendo a su lado, demasiado apurado, demasiado sospechoso, pero no le había dado importancia, no era asunto suyo. Segundos después, había escuchado un grito “¡Detente!” y después había sentido como alguien chocaba contra su espalda, cayendo irremediablemente los dos al piso. Ese alguien había resultado ser Sasuke quien corría tras un tipo que le había robado su cartera. Aunque el tipo fuera un ladrón, recordaba como le había agradecido a ese hombre porque desde la fiesta de Gaara no había podido sacar esa mirada negra de su cabeza, solo que no había sabido como contactarlo y no había querido preguntarle nada a su pelirrojo amigo, lo que menos quería es que tuviera una razón para fastidiarlo por el resto de su vida.

Después de una escueta disculpa, que le pareció todo menos eso, de que Naruto le prestara algo de dinero para su taxi y de que Sasuke le entregara una tarjeta con la dirección de la empresa de su familia donde podría ir a recoger después el dinero prestado, Naruto decidió que ese hombre sería suyo, así que lo último que hizo Naruto con esa tarjeta fue ir a recoger el dinero.

El primer error de Sasuke había sido darle esa tarjeta, con eso había conseguido no solo dirección y teléfono de la empresa a la que solía ir cuando no tenía clases, también se las había arreglado para conocer su dirección y teléfono personal, lo que inevitablemente llevó a varias semanas de acoso bajo el pretexto de que era el destino quien los quería juntos, en el transcurso de esas semanas Sasuke estuvo a punto de mandarlo a juicio y de hecho paso dos largas noches detenido, pero al final lo había logrado, había conquistado a ese bloque de hielo y por tres años había sido solo suyo.





Pero ahora finalmente se había ido, eran contadas las veces en que habían peleado tan fuerte para que alguno de los dos durmiera fuera del departamento, pero esta vez, él mejor que nadie sabía que Sasuke no regresaría, se había ido para siempre.

No lo culpaba, no lo culpaba de absolutamente nada.






Su vida había comenzado a caer por el precipicio unos siete u ocho meses atrás. Sasuke se había ido a un viaje de negocios con su hermano y Naruto había aprovechado para hacer una fiesta en su departamento como antes de que Sasuke se mudara con él. Todo iba perfecto hasta que el alcohol comenzó a hacer estragos en su cuerpo, eran pocas –por no decir nulas - las veces en los últimos tres años en las que se había puesto de esa manera, ya que Sasuke le tenía terminantemente prohibido tomar hasta el punto de perder la consciencia y por eso, al ver una pequeña oportunidad sin su novio en casa, decidió emborracharse hasta no recordar ni su propio nombre. Primer error.

La mañana siguiente había despertado sin prenda alguna en su cama, con un cuerpo desnudo a su lado, pero no era el de Sasuke, ni siquiera era el de un hombre, era el cuerpo de su amiga de la infancia. En un principio el dolor de cabeza no le hizo razonar bien, y ciertamente no se había dado cuenta de absolutamente nada hasta que después de una ducha fría, un poco de las lagunas mentales que tenía se disiparon, haciéndole recordar de golpe como había llegado con su amiga hasta la cama y como se habían devorado hasta que habían caído rendidos.

En ese momento recordaba haber abierto los ojos a su máxima capacidad, jalando sus cabellos rubios con desesperación y culpabilidad, después de eso, prácticamente había sacado a Sakura a patadas de su casa. Y lloró, lloró toda la tarde de la más pura rabia, enfurecido consigo mismo por haber engañado a la persona más importante en su vida.

Lo peor de todo es que no tenía ni maldita idea de porque había hecho algo como eso, estaba completamente satisfecho con lo que el moreno le daba. El deseo sexual nunca acababa, nunca caía en la monotonía, siempre era diferente, siempre era placentero, ¡siempre se había sentido en el maldito paraíso cuando lo hacía con él!

Nunca le habían faltado tampoco el cariño ni los sentimientos. Era cierto que Sasuke no era muy abierto a la hora de expresar sus sentimientos o de abrirse ante los demás, pero siempre había tenido sus pequeños detalles, como por ejemplo el levantarse más temprano por las mañanas para prepararle el desayuno, aún cuando levantarse temprano era de las cosas que el moreno más odiaba. También, a veces, cuando Sasuke creía que él ya estaba dormido podía escucharlo susurrar aquellos “te amo” que pocas veces le dedicaba despierto y después se acurrucaba en su pecho para dormir él también. Y sobre todas esas cosas estaba el hecho de que cuando Naruto lo abrazaba, cuando le robaba besos, cuando le decía que lo quería, Sasuke siempre sonreía con algo muy parecido a la felicidad, cosa que el moreno parecía no notar y él jamás se lo decía porque si lo hubiera hecho, probablemente no hubiera vuelto a ver esa sonrisa. Eran todas esas pequeñas cosas las que le demostraban lo mucho que Sasuke lo amaba, incluso hasta el punto de entregarse a Naruto una y otra vez muy por encima de su orgullo y él había actuado como si nada de eso le hubiera importado, lo cual estaba muy alejado de la realidad, le importaba más que nada.

Unos días después de aquel incidente, Sasuke había regresado. Naruto no lo miraba a los ojos, lo esquivaba a veces y había cambiado su cama, desde las sábanas hasta la base de madera en la que descansaba el colchón, no quería dormir nuevamente con Sasuke en la cama donde lo había traicionado, no quería recordar, no quería sentir que estaba fallando.

Sin embargo, Sasuke era muy inteligente y no tardó nada en notar que algo estaba mal, le había preguntado que había ocurrido, lo había hecho varias veces y él nunca le había dicho la verdad. Quizás solo quizás, si se lo hubiera dicho aquella primera vez que ocurrió, entonces quizá Sasuke lo hubiera perdonado, quizá aún estaría con él, pero desde un principio tuvo miedo y después ya no pudo salir del círculo vicioso en el que había entrado. Segundo error.

Los meses que siguieron continuó haciendo lo mismo, continúo viendo a Sakura, siempre lo hizo por el miedo de que ella fuera a decirle algo a su pareja, ella realmente nunca le importó, siempre fue pensando en Sasuke, siempre fue sintiéndose el ser más repugnante que hubiera pisado la tierra y siempre llorando en silencio después, pero nunca había hecho verdaderamente algo por detenerlo. La tercera siempre es la vencida, ese fue su último y más grave error.

Poco a poco su relación con Sasuke había ido cambiando, poco a poco había comenzado deshacerse en pedazos su vida junto al moreno, se estaba derrumbando y desde hace algún tiempo había comprendido que tarde o temprano todo terminaría por caer. Porque había aprendido a mentirle a Sasuke, había aprendido a hacer que las sospechas del moreno fueran mínimas, pero sabía perfectamente que Sasuke siempre había sabido algo, la manera en la que lo miraba se lo decía todo, solo le faltaba comprobarlo y ahora ya lo había hecho. Después de todo, solo era cuestión de tiempo.

Y eso había ocurrido dos días antes, finalmente había tocado el fondo del precipicio. Esa mañana del jueves, Sakura lo había citado en la cafetería donde solían encontrarse, haciéndole saber que era urgente. Naruto había aprovechado que Sasuke había ido al trabajo para poder ir con la pelirrosa. Ojalá nunca hubiera ido, ojalá hubiera hecho caso a su instinto y se hubiera llevado a Sasuke muy lejos de todo eso como lo pensó en algún momento. Sakura estaba embarazada, Sakura esperaba un hijo suyo.

Nunca quiso ser una mala persona, nunca quiso lastimar a la chica, pero si había que elegir entre ese niño, que había sido producto de una infidelidad, y la persona que amaba, definitivamente la respuesta sería Sasuke. No quería ese niño, no quería tenerlo, pero antes de que pudiera darle una respuesta a la inquieta y desesperada Sakura toda su vida terminó por derrumbarse.

El destino, el mismo que un día lo había unido a Sasuke, ahora lo traicionaba y le jugaba una muy mala pasada y es que, en la mesa tras ellos, se encontraba sentado Itachi Uchiha, el hermano mayor de Sasuke.

Itachi lo había escuchado todo, se había puesto de pie e importándole muy poco la imagen le había reclamado, le había gritado, incluso le había dejado el ojo izquierdo morado y Naruto no hizo nada por detenerlo, lo dejó, desde hace tiempo había querido que alguien le rompiera la cara por lo que había hecho, pero una vez que el Uchiha mayor se había cansado, le había pedido, le había suplicado, prácticamente se le había arrodillado para que no se lo dijera a Sasuke, pero Itachi le había dejado bien claro que él no pensaba participar en aquella mentira para con su hermano. Sabía lo mucho que Itachi quería a Sasuke, sabía lo sobre protector que siempre había sido con él y fue por eso que desde ese momento supo que ya no podría hacer nada, supo que ya lo había perdido para siempre.

Todo terminó esa noche. …l no había querido ir al departamento en todo el día, pero al final supo que no podía esconderse para siempre y decidió enfrentarlo de una vez. Sasuke lo estaba esperando, sentado en el sillón más cercano a la puerta de entrada, como si no estuviera pasando nada, como si todo fuera perfectamente normal. Por un efímero segundo llegó a creer que Itachi se había apiadado de él y lo había escondido todo, pero en cuanto lo miró, supo lo equivocado que estaban sus pensamientos. Esos ojos negros en los que un día había podido ver amor, no eran más que resentimiento, no eran más que dolor, no eran más que odio. Estaban rojos, pareciera que habían llorado y sí así había sido, él nunca lo sabría, porque Sasuke jamás se permitiría llorar en su presencia.

Su cuerpo temblaba, el de Sasuke también, sus puños se cerraban de manera amenazante y no tardó mucho en comenzar a gritar. Le gritó que él se lo había preguntado, que si le parecía tan estúpido para no darse cuenta nunca, que sabía perfectamente que lo que más odiaba era que le mintieran, que cuantas veces lo había hecho y después de que el moreno consideró que ya había sido suficiente de todo eso, le dio cinco puñetazos que lo tiraron al suelo, pero no hizo nada por defenderse, por intentar explicarle, o por mantenerlo a su lado, solo vio desde el piso como el moreno llegaba a la puerta del departamento.

Fue ahí, cuando lo vio a dos pasos de salir de su vida, cuando entró en pánico y su cara se desfiguró en una mueca desesperada ante la sola idea de perderlo. Si matarse haría que Sasuke lo perdonara, entonces lo haría con mucho gusto y si era capaz de hacer eso, bien era capaz de rogarle para que no lo abandonara, a pesar de que jamás lo había hecho por nadie. Con un brinco que lo dejó algo mareado al levantarse de golpe, salió corriendo tras él, deteniéndolo poco antes de que llegara al elevador, abrazándolo con tanta fuerza que el moreno no había podido zafarse y después lo había besado con tanta dulzura que por unos segundos Sasuke no dudó en corresponderle, segundos en los que ambos creyeron que todo podía estar bien, que podían volver a empezar, pero lastimosamente Sasuke entró en razón dándole un nuevo puñetazo que le volteó la cara, entrando al elevador sin mirar una sola vez atrás, como si esos tres años le hubieran valido menos que nada, como si ya no lo amara, pero Naruto lo conocía tan bien que sabía que simplemente estaba dolido. Eso fue lo último que Naruto pudo ver y lo último que escuchó fue algo parecido a un sollozo y un “No me busques más” que terminó por detenerle el corazón, justo antes de que la puerta del elevador se cerrara y que los ojos negros desaparecieran frente a él. Y ahí se quedó, guardando por última vez el sabor y el aroma del que alguna vez fue su pareja, observando como idiota el elevador, completamente perdido en algún lugar dentro de sus pensamientos.





Así es como había llegado a la situación en la que estaba, el día anterior Sasuke no había puesto un pie en el departamento y ese día por la mañana Naruto se había ido a trabajar para intentar pensar en otra cosa, pero cuando había llegado hace unas horas, se encontró con que la ropa del moreno no estaba, ni nada que le perteneciera, solo había encontrado sobre la mesa de la cocina una pequeña nota escrita en una servilleta con la pulcra caligrafía de Sasuke que simplemente decía “Buena suerte con tu vida Naruto, Sasuke”. No había más reclamos, no había más resentimiento, ni siquiera le había dicho algo como “te perdono” o algo parecido, solo ese buena suerte que sabía que era la manera de decirle que no se verían nunca más, solo un buena suerte que le supo mucho más amargo, que se le clavó mucho más hondo. Tan seco, tan Sasuke.

Tenía sueño, no había dormido en dos días, pero no quería dormir, sabía que si lo hacía solo soñaría con su cara, con sus ojos y con todos esos malditos momentos que lo habían hecho tan feliz y que ahora ya no podría tener, si dormía, soñaría con todas aquellas cosas que se moría por volver a vivir, pero que ahora no podría hacer más que recordar. Pero sabía que estar despierto no era mucho mejor, ver la patética realidad a la que él mismo se había llevado era insoportable, había cavado un agujero bien hondo del que no iba a poder salir en toda su vida. Prefería esta muerto.

Lo extrañaba, lo extrañaba tanto, no habían pasado ni 48 horas y no podía estar sin él, ¿Cuándo fue que se volvió tan indispensable? ¿Desde cuando que no podía vivir sin él? Probablemente desde el mismo día en que lo hizo suyo por primera vez y lo había arruinado todo por un maldito capricho, por una chica que le valía poco más que nada, por un niño que no quería y no pensaba tener, después de todo sabía que Sakura lo daría en adopción apenas naciera. Había perdido lo que más quería por algo que, desde su punto de vista, ni siquiera valía la pena.

Amaba a Sasuke, todos esos momentos en los que podía sentirlo tan diferente a como lo era con el resto de mundo, cuando su muro de frialdad se caía a pedazos, solo frente a él, cuando le robaba un par de besos mientras trabajaba en sus novelas, cuando se quedaba dormido en el sillón y Sasuke lo cobijaba, cuando lo hacía suyo o incluso cuando Sasuke se enojaba tanto con él que lo dejaba sin sexo por varias semanas. Lo amaba tanto y ahora nunca más podría decírselo.

Sasuke no lo perdonaría y de haber estado en su lugar, él tampoco lo habría hecho.

Un error ¡Un maldito error! Había tirado tres años de relación a la basura y todo por ese estúpido miedo de decirle la verdad, por ese error era que ahora ya no tenía a la única persona con la que le hubiera gustado pasar el resto de sus días.

Lo había perdido todo.

Lo había perdido a él.

Sasuke Uchiha había dejado de ser suyo, no hace dos días, sino desde el preciso momento que había decidido meterse con Sakura. Le había costado tanto enamorarlo y tan poco tiempo lastimarlo, le había costado tanto ganar su confianza y tan solo segundos para perderla, ¿Qué más quería?, tenía exactamente lo que se merecía.

Y Naruto lloró, como llevaba haciéndolo por casi ocho meses, lloró en silencio, lloró hasta que ya no pudo más, lloró dentro de aquel oscuro departamento en el que de ahora en adelante estaría completamente solo.

Finalmente Sasuke lo había abandonado.
Notas finales: Bueno, sé que como van las cosas con el manga, más de una odiamos a Sasuke, aunque en realidad yo estoy entre que lo odio y lo sigo amando, pero bueno, el punto es que es un verdadero bastardo… ^.^

Sabemos que siempre es él el malo, el que lo arruina todo y aunque creo que ese papel le queda mejor y es más creíble.

No me malinterpreten por poner a Naru culpable y a Sasuke víctima, amo poner como el bastardo de la historia a Sasuke, es solo que esta vez quería hacer algo diferente, además todos sabemos que no podemos odiar a Naruto, por lo menos yo no puedo… ¡simplemente lo amamos demasiado! con Sasuke es más fácil ….

De verdad espero que les haya gustado...

¡Espero algún review!

¡Ciao!

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