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D.A.E. (Desamores, Amores, Enamores) por Paz

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Notas del capitulo:  

Desamores: me siento incapaz de escribir un resumen sin revelar la identidad del personaje.

 

D.A.E.

(Desamores, Amores, enamores)

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

I parte: Desamores

Sentía una fuerte opresión en el pecho, pasaba de la medianoche y él todavía no había regresado, algunas veces, muy pocas últimamente, llamaba para avisar que se retrasaba, esa noche ni siquiera se molestó en avisarle, la comida se enfrió en la mesa y él esperó inútilmente a que llegará, cuando se convenció que era una de esas noches acabó guardándola en la nevera.

Permaneció a oscuras esperándole, durante más de dos horas, sintiendo no el frío exterior, porque era verano sino el interior, un frío helador que invadió su corazón, atenazándole, sintiendo que le faltaba el aire para respirar, boqueó y se ahogó con el aire que le entró por mal lugar, comenzó a toser y fue entonces que escuchó el pestillo de la puerta.

-Que haces levantado y a oscuras? -hizo ademán de encender.

-No... lo hagas... no necesito luz para decirte lo que quiero.

-Estoy cansado. Hablemos mañana... -hizo intención de cruzar la sala, más él se interpuso en su camino- Apártate. -le pidió harto de sus estallidos de celos, era consciente que tenía razones suficientes para sentirse así, él no era hombre fiel, nunca lo fue, ni siquiera cuando estaba realmente enamorado, necesitaba variedad y la buscaba en cualquier parte, aquella noche había conocido a un autentico fiera y el sexo que tuvo con él fue muy satisfactorio, cuatro horas revolcándose en una cama de un hotel acaban cansando y él había quedado agotado, lo menos que deseaba en ese instante era una discusión.

-No... hablaremos ahora. -dijo con firmeza.

-No estoy de humor..., quiero dormir, mañana tengo que levantarme temprano. -dijo deseando que dejara para otra ocasión ese asunto.

-Qué coincidencia... -murmuró con ironía- a mi me paso lo mismo. Esto se acabó -dijo con determinación.

-Qué quieres decir? -no quería pensar en lo que significaban sus palabras, él era el asidero que necesitaba tener a su lado. Solo necesitaba decir que era un hombre fiel, para que sus acompañantes quisieran demostrarse a sí mismo que eran capaces de llevarle por el camino que ellos creían haber trazado. Si se daba el caso de que no le creían, mostraba una fotografía que llevaba con expresión de "nadie puede conseguir superarlo", les bastaba ver el rostro risueño y feliz de su pareja para que le miraran con otros ojos, ojos de lujuria sin darse cuenta que habían sido cazados apenas iniciaba la cacería.

-¿Por qué me haces esto? -le reclamó.

-Qué quieres decir con esto..., eres tú quien me está impidiendo pasar a nuestro dormitorio.

-Yo que tú pasaba primero por el aseo, apestas a sexo. -atacó.

-No será que eso es lo que estas deseando tener... -contraatacó.

-No... como dije antes, se acabó.

-¿Quieres dejarme? -Se rió de él- ¿Y has necesitado tres años para decidirte?, Te faltan agallas para hacerlo -dijo exaltado- Toda tu fuerza se va por la boca.

La discusión continuó subiendo de tono hasta alcanzar el límite de los reproches mutuos.

-Lo deje todo por ti... -murmuró desalentado, sus palabras estaban más bien dirigidas a sí mismo, más su pareja lo tomó como una acusación.

-No me salgas ahora con esa historia. Me la conozco muy bien -dijo apuntándole con el dedo índice y golpeándole el pecho con él- Si dejaste la universidad fue porque sabías que nunca alcanzarías la meta que te habías propuesto.

-¡¿¿Qué???! ¡¡¡Desgraciado!!! Me rogaste que no me fuera, me suplicaste llorando que no podías vivir sin mí..., esas fueron tus textuales palabras. -en demasiadas ocasiones las había recordado, cada noche en que sus infidelidades le eran imposibles de pasar por alto, porque no podía saber que hacia durante el resto del tiempo que decía estar trabajando.

-¡¡¡Y tú te lo creíste, imbécil!!! Tienes lo que te mereces por ingenuo. Me encapriche contigo -barbotó llevado por la cólera, olvidando que no debía mencionar ese detalle- Eras el único que te resistías a mis encantos. Me propuse conquistarte como fuera. No era mi intención mantener contigo una relación de tres años, sin embargo, te lo agradezco, me has sido muy útil, puedo desahogarme contigo cuando no encuentro quien me acompañe. -Su imprudencia verbal continuó- Solo necesité una noche para saber que podía esperar de ti, nada. ¡¡¡Eres frígido!!! Acostarme con un tronco de madera es más cálido que tú. -le espetó con crueldad.

-¡¡¡Bastardo!!!  -su brazo se movió con celeridad. En la oscuridad no vió el movimiento hasta que su puño cerrado impactó en su barbilla. Se derrumbó sin un quejido, el único sonido contundente que se escuchó fue el que produjo al caer sobre la mesilla y partirla con el peso de su cuerpo, excepto eso, la vivienda quedó en el más absoluto silencio.

Se quedo quieto, unos minutos, intentando recuperar el resuello. Su respiración se había acelerado, cada palabra pronunciada era como una sentencia de muerte. Si esa noche aún le quedan ánimos para seguir resistiendo esa situación, tras el debate verbal comprendió que todo había concluido.

Se volvió dirigiéndose al dormitorio, del fondo del armario sacó un bolso, metiendo dentro sus efectos personales, lo demás se lo haría llevar por un servicio de mudanzas cuando tuviera un lugar donde vivir, estaba seguro que él se tomaría la molestia de empaquetarlo para desembarazarse de todo cuanto le pertenecía. Era una tarea que le evitaba a él.

Aquella relación había terminado. Cuando fue a salir paso por encima de él, sin dirigirle ni una mirada, seguía fuera de combate, cuando reaccionara él ya estaría lejos de ahí.

Sobre la mesa de la cocina dejó su llave, no tenía sentido llevársela.

En la calle, el fresco de la madrugada alivió el sofoco que la discusión había llevado a sus mejillas, aspiró el aire, mirando hacia derecha o izquierda, sin saber qué camino tomar, por ese motivo, al principio caminó sin rumbo fijo, dejándose llevar por sus pies, mascullando insultos hacia su ex pareja que le había engañado vilmente, haciéndole creer que le amaba, solo por eso soportó sus infidelidades porque pensaba que era algo que no podía controlar. Ahora sabía la verdad. Nunca le amó, le utilizó miserablemente.

Llegó el nuevo día y él continuaba caminando, obteniendo miradas sorprendidas porque su aspecto desaliñado y su rostro llamaban la atención, más él caminaba ajeno a todo.

Esa noche le esperó para hablar, estaba cansado de mantener una relación unilateral que solo conseguía devastar su espíritu, ahora tras la violenta discusión ha conseguido su libertad, pero también hacerle sentirse miserable porque había tirado a la basura un tiempo precioso. Tres años perdidos, tres años donde sus sueños quedaron situados en un segundo lugar, tres años donde malvivió convenciéndose a si mismo que era feliz con él y con su trabajo. Ahora sabía que se había engañado a sí mismo, ni uno ni otro le satisfacían.

Agotado se derrumbó junto a un banco al cruzar un parque. Fue entonces cuando advirtió el dolor de sus pies, y el temblor que sacudía todo su cuerpo, se abrazó a su bolso, inclinando la cabeza sobre su pecho, no recordaba cuando fue la última vez que había comido o dormido, ambas cosas le eran imprescindibles, sin embargo, solo podía satisfacer una de ellas, por ello cerró los ojos y se evadió de los sonidos que llegaban hasta él hasta que un carraspeó le obligó a abrir los ojos.

El policía le miró.

-Aquí no puede quedarse... -le advirtió.

-Disculpe... -murmuró levantándose y apresurándose a continuar su deambular- Solo me detuve un instante. -sabía que era una excusa poco creíble.

Tenía que tomar una decisión. Podía presentarse en casa de sus padres, pero que podía decirles después de cómo fue despedido cuando supieron que iba a vivir con un hombre. En esos años había perdido contacto con sus amigos y no se sentía seguro como iba a ser recibido, por ello sacudiendo la cabeza, decidió que podía pasar el resto del día junto al río, podía tumbarse sobre el césped que cubría las orillas y tomar una decisión. Con su marcha apresurada había olvidado su cartera en el piso, por eso no tenía ni documentación ni dinero, si volvía a pararle la policía no serían tan benevolentes.

Necesitaba su cartera, pero no quería volver a ver su rostro, porque entonces dejaría salir la furia que le invadía y sería incapaz de contenerse.

Esa noche durmió bajo un puente, encogido para mantenerse caliente.

******************

Despertó entumecido  por  la posición. Se arrodilló en la orilla para lavarse el rostro que secó con un pañuelo, se enjuagó la boca, como no se veía ningún viandante, se acercó al muró de piedra del puente y descargó su vejiga, se sentía perturbado por lo que hizo pero era la única manera de aliviar su urgencia. Recogió su bolso tras intentar alisar su ropa arrugada para ofrecer mejor aspecto se encaminó hacia las viviendas, con un poco de suerte podía encontrar un bar abierto para ofrecerse a realizar cualquier trabajo a cambio de comida.

Tuvo suerte y el primer lugar que encontró el dueño puso en sus manos los útiles de limpieza. Cuando se abrió el local suelos y mesas relucían, en una de ellas estaba él tomando con excesiva voracidad la comida que habían puesto a su alcance.

Perdió la cuenta de los días que estuvo viviendo en las calles, hasta que un día comprendió que había tocado fondo. Esa situación era insostenible, tenía que buscarle una solución, ese no podía ser él. Su aspecto asustaba a los niños y las personas mayores se apartaban de él como si estuviera apestado. Lo que debía ser cierto, porque su ropa se encontraba desaliñada, no importaba que intentara cambiarse por la que llevaba de repuesto, en general, las dos mudas estaban en iguales condiciones. A veces, en la orilla del rio  intentaba quitar la suciedad de sus ropas restregándolas entre sí, era insuficiente al no disponer de jabón. A veces intentaba lavarla en un sentô (baño público), aprovechando que iba a bañarse él y que solo estuviera él para no sentirse avergonzado. Después marchaba a la orilla del río para extender sobre la hierba la ropa, esperando a que se secara. Todas sus dificultades, su aspecto general y que todavía no había conseguido recuperarse del desamor que tan brutalmente le habían echado a la cara, le incitaba a deambular por las calles, de un lado a otro sin destino fijo, buscando en esa pérdida de sí mismo el consuelo que necesitaba.

Pasaba por una calle poco transitada, se pronto, levantó a mirada del suelo y vió su imagen reflejada en un cristal. Se asustó de sí mismo, siendo consciente del abandonado aspecto que presentaba. Sus cabellos oscuros estaban tan largos que le llegaban a la altura de los hombros, se veían como apelmazados y enmarañados, intentando recordar cuanto tiempo había transcurrido, su barba era una pelambre desaliñada con crenchas más cortas unas de otras, lo que le hizo recordar que había intentado cortársela, el resultado que tenía en el reflejo de sí mismo era prueba suficiente de su ineptitud.

Se formó un nudo en su garganta, sabía que no podía caer más bajo y sus ojos se humedecieron con lágrimas que incontenibles rodaron por sus mejillas y se perdieron en su enmarañada barba. Avergonzado, pasó su brazo por delante para secarlas, miro a su alrededor temeroso de ver miradas sorprendidas, más estaba solo en aquella solitaria calle y llevado por el pesar que sofocaba su corazón se apartó de la calle entrando en un callejón y allí, con el rostro pegado al muro de ladrillo dejo que las lágrimas siguieran cayendo.

Sollozaba, no solo por el amor perdido, sino también porque algo de razón hubo en las duras palabras que se pronunciaron durante su discusión, en el fondo era un cobarde, no había tenido valor para enfrentarse a sus amigos y reconocer ante ellos que se había equivocado. Que la razón estaba de su parte cuando le pidieron que lo pensara bien antes de tomar aquel trascendental paso.

Se inmovilizó cuando sintió el calor de unas manos sobre sus hombros y un cuerpo tibio que le acogía.

Continúa en la II Parte: AMORES

Notas finales:  

Hace tiempo, al principio cuando comencé a escribir fics tenía costumbre de poner las parejas, sabiéndose así quien era el seme y quien el uke, ahora prefiero no desvelar esa circunstancia porque creo que en algunos casos es preferible ignorarlo hasta el desenlace del fic. En este sucederá lo inesperado.

Aprovecho la ocasión para felicitar a Khira. ¡¡¡Feliz cumpleaños, linda!!! Se te extraña en Slam Dunk... si bien tus originales son preciosos. Ehnorabuena, guapa.


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