He llegado a creer que nada tiene sentido, mucho menos valor. Para mi todo carece de importancia, no es más que basura ante mis ojos. No me di cuenta cuando mi existencia se volvió tan triste, cuando todo se tornó oscuro y silencioso, cuando mi alma fue devorada por la desesperación y el dolor, pero incluso dentro de las sombras más negras siempre hay una luz. Un minúsculo rayo de esperanza capaz de llenar todos los vacíos.
Empiezo a creer que me he vuelto loco, creyendo en esperanzas inexistentes, en utopías perfectas, pero desde su llegada puedo sentir como el vacío que dejó mi corazón se llena, como la luz se acerca cada vez más, alejando la oscuridad. Como todo se va tornando blanco, al igual que su sonrisa.
Pero a pesar de todo, la muerte aún mantiene su abrazo, sin dejar de susurrar canciones de cuna junto a mi oído. Congelando mi alma. Me sofoca, sumergiéndome en un mar de dolor, cada vez más profundo. Enterrando su fría mano en lo más recóndito de mi pecho, abriendo la herida que hasta el día de hoy no deja de sangrar. Rasgando mis sueños, convirtiéndolos en pequeños pedazos tan filosos que cortan mis manos al tocarlos. Apretando mi cuello con fuerza, sin dejarme respirar.
Por incontables años mi mente se mantuvo ajena a todo tipo de sentimientos, por más ínfimos que estos fuesen. No me percaté de las grietas que su presencia hizo en mi mascara, hasta que un día comenzó a caerse, pieza por pieza, y fue ahí cuando lo comprendí. Mis ojos son ciegos para cualquier cosa que no sea él.
Desearía poder gritar con fuerza, deshacerme de todo aquello que no necesito, de mi inexistente corazón, el que aún puedo sentir latiendo, hiriéndome por dentro. Destrozando todos mis anhelos, convirtiendo en polvo mis esperanzas, esfumando mis últimas ansias de vivir, haciéndome caer por un abismo sin fondo. Quisiera poder mirar atrás y encontrar una razón para no lanzarme a los brazos del sueño eterno, pero lo único que mis ojos divisan es una niebla espesa que oculta todo aquello que es verdaderamente primordial para mí.
Y puedo sentir como mi ilusorio corazón estalla estrepitosamente dentro de mi pecho. Como la invisible sangre escurre por el agujero bajo mi cuello, recordándome el vacío en mi interior.
Y llega un momento en el que todo se vuelve nada, se reduce a cenizas que se lleva el viento, muy lejos de mí.
Siento como las sombras me consumen lentamente, conservándome despierto para impedir que imagine un futuro mejor, hasta que llega él, trayendo consigo una luz tan intensa como el sol, tan hermosa como los tenues rayos de luna, pero tan rápido como llegan se van. Desaparecen junto con él todas las esperanzas y mi existencia vuelve a la oscuridad, a ese vacío tan profundo.
Mis ojos se humedecen otra vez, dejando caer un sin fin de lágrimas, trazando las líneas verdes que adornan mis mejillas hasta que desaparecen, mezclándose con la lluvia que desciende incesantemente desde el cielo lleno de nubes negras.
Cierro mis ojos con fuerza, tratando de negar el dolor, de olvidar la desesperación que me invade tan raudamente, de recuperar mi fría compostura... aunque sea por un efímero segundo.
-¡Ulquiorra!
Giro mi rostro lentamente hasta que le diviso. Grimmjow se acerca con el ceño fruncido, empapado de pies a cabeza, probablemente esperando una explicación.
Me abraza y yo sólo puedo apoyar mi cabeza en su hombro, para que no pueda ver mi rostro.
Y es ahora cuando me doy cuenta de que todo tiene sentido, de que la oscuridad que me rodea no es más que una cruenta mentira. Por que cada vez que me sonríe, sea de la manera que sea, es suficiente para llenar mi mundo de colores; Por que cada vez que me abraza es suficiente para querer fundirme con él; Porque cada vez que me mira, lo único que deseo es que el tiempo se detenga; Por que una sola palabra suya es capaz de derretir el hielo de mi interior; Porque un simple beso es suficiente para mostrarme lo que significa la felicidad.
La lluvia sigue golpeándonos suavemente, pero no me importa, no mientras esté con esa persona a la que realmente amo.
Son estos los momentos que atesoro, los que guardo con celo en lo más profundo de mi memoria, lo único que realmente tiene relevancia. Porque cada vez que llueve la vida parece cobrar sentido, dejando a su paso la belleza del azul firmamento.
Y desearía que el cielo llorara eternamente para poder permanecer junto a él para siempre bajo la lluvia.