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PiercedEye por Vanuzza

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Notas del fanfic:

Enjoy~

Mordisqueaba con un tanto de impaciencia la punta de su cigarrillo. Su mirada, oculta tras los oscuros lentes espejados, se perda de vez en cuando en el tnel del metro subterrneo. Se acomod nuevamente la guitarra al hombro y su pie tocaba la misma cancin de ambiente del sitio.

Se le haca gracioso el modo en cmo la gente le miraba de lejos, analizndolo de arriba abajo como un espcimen de laboratorio. Con sus pantalones a cuadros rojos atiborrado de cadenas de metal, camisa blanca con la chaqueta adornada con ms estoperoles, y por supuesto, su infaltable peinado mohicana con las puntas rojas. Rod los ojos sin contenerse una sonrisa, era demasiado gracioso. La mentalidad nula de aquellos que juzgaban por el estilo a la persona.

Record a las chicas de su universidad, explotadas de cuerpo, de ropa costosa, accesorios costosos…y una amiba por cerebro. Lo que si no se negaba, era que bajo esas prendas haba algo bueno, sin duda, deba de haberlo. Aunque no. Le volvi a ir a la mente cada camioneta o carro ltimo modelo al que se suban y regresaban hartas de nuevos juguetitos.

Le agradaba eso del sexo casual, pero una mujer usada tantas veces por tanta gente se tornaba realmente repulsiva.

Ms atencin le llamaban las amigas de su primo. Como Carrie Marie, una gtica de cabello ondulado negro y grandes ojos verdes, bordeados de espesas pestaas. Tena una forma de pensar poco comn, y un estilo nico caminando entre la gente, que nuevamente, pecaba de etiquetar por el modo de vestir.

Por supuesto, por ms interesante que fuera aquella Ninfa de Hades, su primo estaba en plan de conquista amorosa con ella, y de ninguna forma le traicionara. Adems que desde que conoci a Carrie en el trimestre anterior, se haba vuelto como su hermana menor. Era impensable, aunque no era molestia, ser soltero se vea prometedor. La palabra sin compromisos sonaba perfecta a sus odos.

El subterrneo arrib finalmente a su estacin. Respir profundo antes de entrar, nadando entre los anchos hombros de ejecutivos, el paso lento de algunos ancianos, algunas embarazadas, y las enormes nalgas de nias prepago. Se sostuvo de uno de los asientos, buscando con la mirada un hueco donde su guitarra y l pudieran descansar.

Encontr algunos, pero siempre acababa ofrecindoselos a alguna de las mujeres de 8 meses a bordo, o una anciana. Por fin, santo remedio, permaneci de pie.

Dulcinea –nombre que haba dado a su guitarra electroacstica- dorma plcidamente dentro de su forro. Senta ganas de despertarle, tal cual un prncipe a su princesa, tocar una sonata y cantar con ella, pero obviamente no era el sitio adecuado para homenajear con su ofrenda al Dios Apolo.

En la siguiente estacin, uno de los ancianos a los que ofreci su puesto le devolva el favor. Le palp el hombro con ternura, diciendo cosas como que le recordaba a su nieto y que esperaba algn da volver a verle. Sin ms la vio perderse entre la multitud que entraba y sala sin orden preciso del tren.

Se desplom sobre el asiento, las piernas le dolan despus de haber esperado 1 hora de pie que sin duda vali la pena, el asiento era muy cmodo. O quizs solo le dio esa impresin por el cansancio. Cerr los ojos, dedicndose a escuchar la msica de ambiente. No era precisamente rock alternativo, pero le agradaba la sensacin de paz.

Esa sensacin que se vera sin duda interrumpida en cuanto llegara a casa de Christopher –su primo- para ensayar sus nuevas composiciones. Le cont que Carrie Marie se uni a ellos, a peticin suya claro est, como tecladista. Segn l, nunca oy a nadie tocar la Appasionatta como ella lo haca.

Nuevamente senta a Dulcinea llamndole desde su mullido forro, deseando ser llenada de caricias como una dama. Como la princesa que era. Le causaba gracia en cierta manera, la idea de una guitarra con personalidad. Reclamndole con voz y gestos que le tena descuidada. No pudo evitar sonrer por un momento.

Volvi a abrirse las puertas en la segunda estacin de su recorrido, seis ms para bajarse. Una fragancia peculiar le sac de sus divagaciones. Ola delicioso como un perfume de mujer, pero sin embargo tena aroma masculino. Ambiguo. Le caus suma curiosidad y por fin abri los ojos, sorprendindose de que el poseedor de aquel incienso hechizante se encontraba justamente a su lado.

Tena la piel sumamente clara, que contrastaba con su pantaln y su camisa negra, ceida a su estrecha cintura, calzaba un par de converse del mismo color y algunas correas de piezas metlicas y estilo ajedrez le abrazaban sus caderas, un collar negro le circundaba el nveo y largo cuello. Que estpida costumbre de verificar el cuerpo primero y luego la cara. Por fin se dedic a detallar su rostro.

Tena un rostro angular, de facciones afiligranadas. Su boca le causaba sinuosas tentaciones. El cabello negro no tan corto, caa liso, hasta su nuca y cubrindole parte del rostro. Algunos mechones rosas se jugaban en su melena suave. Un par de audfonos le alejaban del mundo. Sus ojos cerrados sobre sus pmulos, le daban una apariencia tierna y soadora. Se preguntaba si aquel Emo estara dormido.

Oh, espera, se estaba buceando a un Emo? Es decir, le estaba dando el visto bueno No se supone que los emo y los punk no se llevan bien? Bueno, la cuestin no tendra mucho sentido. Se llevaba perfecto con la gtica Carrie Por qu no con un pequeo emo?

Si, un pequeo emo. Solo uno.
No lucia tan malo despus de todo.

Se vea pacifico. Casi siguiendo los mismos cnones de rasgos impuestos por la sociedad, le observ las muecas con disimulo. No, ninguna seal de automutilacin. Perfecto, no lidiara con un suicida, como el ultimo emo con el que se ri hacia poco.

Cualquiera dira, por bases comunes, que hubiera sido l quien empez la pelea. Pero todo result de una fuerte crtica que hicieron a Carrie Para qu? Para agradar a la gente rosa. Cual testigo de Jehov tras el santo prroco de reglas sin fundamentos. Rodaron rumores terribles, atentando contra ella. Aunque en cuanto descubrieron la fuente –e incluso se confes culpable- Carrie lo moli, literalmente, a golpes.

Aunque aquella escoria era solo una fotocopia sin personalidad propia. De esos que se rigen y dicen ser cualquier cosa solo por moda.

Este muy por el contrario, se vea sublime. Tan concentrado estaba en l que por poco peg un brinco en cuanto abri los ojos. Un par de pupilas esmeraldas que le dejaron sin aliento, le mir por el rabillo del ojo y al hablarle, crey que su corazn se haba detenido.

-Sucede algo, punk?

A pesar de sonar antiptico, lo deca con voz suave, y una pregunta cualquiera. Quizs se haba debatido entre llamarle muchacho pero sonara mayor, o llamarle seor pero soara menor.

-Nada en especial, emo.

Le haca gracia el mote, sin poder contener una sonrisa que le fue devuelta al instante.

-Es que me he dado cuenta que me mira con demasiada atencin –coment- No creo ser espcimen de laboratorio para ser un objeto de tanto inters.

-No eres espcimen de laboratorio, para nada. Pero eres tal cual un mueco de porcelana.

-Curioso, un punk halagando a un emo Estar soando?

-Soando conmigo eh? Debe ser tu da de suerte.

-Es usted un egocntrico. –agreg el emo, quitndose los audfonos y guardando el mp3.

-Y tu un encanto. –Respondi el punk.

El muchacho emo sinti sus mejillas calentarse de rojo. Elev por fin la mirada al rostro de su acompaante. Tena el rostro alargado, algunos piercings figuraban en el cartlago de sus orejas y su ceja. Pero solo fueron sus ojos azul cobalto quienes le capturaron, como una mosca en la tela de araa.

El punk sonri complacido, enarcando una ceja con suspicacia. Escrutaba con detenimiento todo lo que sus ojos pudieran ofrecerle de s mismo, mientras la mitad de la gente sala del tren, y esta vez nadie entro. Restaban cinco estaciones ms para conocerle.

Conocerle. La palabra reson en su cabeza largo rato. De acuerdo, pens, entonces hagmoslo bien. Extendi su mano a modo de presentarse:
-Merlov.

El joven frente a l pareci dudar unos segundos en si deba o no estrechar su mano, finalmente accedi, contestando:

-Eros.

Merlov acerc entonces el dorso de su mano para besarlo, cual damisela: -Me he encontrado con el hijo de Afrodita al parecer.

-Y yo con un casanova –Respondi Eros, disgustndole en cierta forma aquel gesto de antigua formalidad, que en la era moderna era un gesto de conquista. Alej su mano rpidamente, causando en el rostro de Merlov una mueca de diversin-. Qu es tan gracioso?

-Tu rostro. Tienes las mejillas arreboladas, y el que te besara la mano solo hizo disparar una chispa de enojo. Parece que es cierto eso de que ustedes los emos son unos delicados.

Eros buf, rodando los ojos y desviando la mirada, notablemente fastidiado.
-Y ustedes una verdadera ladilla, punk.

Rebusco nuevamente en su bolsillo, colocndose los audfonos, dispuesto a no or una palabra ms, muy por el contrario del nuevo y extrao deseo que calaba dentro de l. Quera escucharle, quera saber ms de Merlov, quera…oh quera cosas impensables para alguien extrao como ese punk. Y ms impensables aun dentro del metro.

No haba nadie cerca de ellos y Merlov senta la necesidad extraa de echrselo al plato, pero mirndolo detenidamente no era adecuado, era demasiado lindo. Como un conejito. Observ con curiosidad la pantalla del mp3 con el ttulo de una cancin de MCR.

Hizo un esfuerzo por no hacer un comentario sarcstico y de mal gusto. Aunque se rega a s mismo por ello. Era un emo, por el bajsimo mr. Pata e’ cabra Por qu, justamente l, el vocalista de PiercedEye senta la estpida necesidad de ser amable y bueno con un emo? Desde cundo un punk era bueno con un emo?

Aunque, desde cundo un punk odiaba a un emo?

Analizndolo mejor era estpido odiar a quien no se conoce. Fred haba sido otro caso por lo que deca de Carrie Marie, obviamente haba una razn. Pero con este tal Eros, adems de la pequea ignorancia de su persona de la que haca gala, no haba razn alguna para detestarle. Muy por el contrario, su cuerpo menudo se le haca atrayente. Una sinuosa tortura para su entrepierna y su cerebro atormentado con esos pensamientos.

Pero definitivamente ms para su entrepierna.

Eros por su lado comenz a darse cuenta de la mirada intensa y minuciosa de su acompaante. Comenzaba a parecerle que entablar conversacin era mejor idea que ignorarle al escuchar la misma cancin una y otra vez. Volvi a quitarse los audfonos.

-Entonces, Merlov, estudias algo?

-Derecho.

-Bromeas no?

-Por qu lo dices?

Eros sonri con diversin- No te parece fuera de rea un abogado con peinado mohicano?

-Bueno, me queda un ao para componerme, mientras tanto un poco de locura no? –Le devolvi la sonrisa mientras Eros asenta, para proseguir- Y t, a qu te dedicas?

-Diseo Grfico…

-Me lo imagine, eso es comn entre ustedes…

Y as comenzaron a hablar, descubriendo sorpresivamente, entre malos chistes y bromas hacia sus estilos, que tenan varias cosas en comn, y opiniones bastante similares. Haban pasado 2 estaciones ms, restaban 3.

Ya no quedaba casi nadie, aun la viejecita a la que le cedi el primer asiento que encontr al comenzar su travesa, una pareja de enamorados al final que pareca entretenerse de manera ertica entre sus abrigos. Un hombre ejecutivo que tecleaba en su laptop sin levantar la vista ni un segundo y al final del vagn dos gemelas fresas que les observaba de vez en cuando y chismeando entre ellas tonteras sobre los dos.

Eros ahog una carcajada al echarles otro vistazo.
-Somos su centro de atraccin de hoy al parecer.

-Sin duda alguna, emo. –Se ri al ver como Eros frunca el entrecejo por el mote.

Una campanilla anunci que otra estacin abra sus puertas, nuevamente nadie entr, solo salieron la pareja de enamorados, y la ancianita a un paso tan tembloroso que Merlov estaba casi seguro de que se caera. Pero el paso de la mujer era firme con su andadera, dio una ltima mirada, despidindose del Punk batiendo una mano antes de que se cerraran las puertas de nuevo y siguiera el recorrido.

Oy los asombrados jadeos de las fresas al ver el gesto dulce de la anciana para con Merlov. Rod los ojos, pensando en algn otro tema de conversacin hasta que Eros apoy la cabeza sobre su hombro. Le oy suspirar profundamente, cansado y no pudo evitar acariciarle el cabello con delicadeza.

Y otra vez las niatas de preparatoria jadearon exasperadas por sus actos!

Las mir severamente, tomando por sorpresa a Eros al abrazarle contra su pecho protectoramente, minti solo para darles algo de qu hablar con lgica:
-Si, nias, es mi novio –enfatiz el “mi”, riendo con sorna- Algn problema? No me molestara para nada arreglarlo afuera.

Crey por un momento ver su piel temblando como si convulsionaran de una repentina epilepsia. Se haban levantado asustadas de un brinco como abatidas por un sismo, y justo en cuanto se abrieron las puertas en la siguiente estacin corretearon como un par de yeguas desbocadas, seguidas por el paso lento del hombre de negocios. Nadie ms entr, nadie ms en el vagn que ellos dos.

Aun lo apretujaba contra su pecho. Eros se embriagaba con su aroma fuerte, masculino. Su odo apoyado sobre su pecho le permita or a la perfeccin su corazn. Sus latidos suaves, tenues, rtmicos como el chirriar del movimiento del metro. Todo era demasiado silencioso para su gusto, exceptuando la msica de ambiente.

-Oye, punk, ya como que me deberas soltar

Merlov ri suavemente, aspirando el aroma de su cabello mientras acariciaba su espalda:
-Por qu, niito emo?

Eros se removi entre sus brazos, visiblemente molesto:
-No soy un niito –se quej, deteniendo sus impulsos por separarse cuando Merlov lo apretuj ms entre sus brazos- Hey, y como que estas medio carioso no?

-Por qu no serlo? –Pregunt mientras una mano descenda por su espalda con parsimonia.

-En primer lugar….-Aquella mano le pona nervioso, pero mantuvo la compostura mientras hablaba- …No nos conocemos, segundo, somos hombres….tercero, eres un punk y yo soy un emo.

-Primero, ya te conozco, un poco pero lo hago. Segundo, eso no tiene importancia, estamos en un pas libre, y tercero, Vez a alguien ms aqu? No verdad? No hay entonces reputacin alguna que daar. Es ms, ni siquiera deberas de pensar en eso, deberamos romper estereotipos –ascendi una mano hasta su mentn, haciendo que le mirara directamente a los ojos-. Aqu, ahora.

Sin decir ms, se acerc a sus labios. Besndole sin premura alguna. Su boca saba extraamente a caramelo, como si hubiera lamido una paleta previamente al contacto. Lo imagin hacindolo, acrecentando as su excitacin.

Acarici el nveo cuello, mientras un par de brazos frgiles se afianzaban a su cuello con delicadeza. No resisti la tentacin y fue recostndolo sobre el largo asiento con sublime lentitud. Apasionados en sus besos llenando de caricias sus cuerpos por sobre la ropa. Era un sueo efmero del cual queran disfrutar. Besos sin ningn compromiso, caricias ajenas de la sombra de una persona extraa.

Merlov descendi a su cuello, trazando largos y hmedos caminos por l. Llenaba as mismo de caricias devotas sus costados por sobre la tela. Deseaba apartarla, arrancarla de su cuerpo, pero no, no por ahora.

Una serie de escalofros recorri la espalda de Eros, quien arque la espalda. Con ese movimiento, Merlov aprovech para atraparle de la cintura nuevamente, pegndolo contra su cuerpo. Sus corazones se batan con fuerza contra sus costillas, como en un intento de escapar y abrazarse del mismo modo que ambos lo hacan.

Acarici sus piernas largas y torneadas por sobre el pantaln que se cea y marcaba la forma hermosa de su contorno delicioso. Entre sus bocas su lengua profundizo el beso como si conquistara hasta su paladar. Danzaban en un suave compas, rozando sus intimidades por sobre la tela de los pantalones vaqueros, haciendo de sus gargantas proliferar una cancin placentera.

Sin embargo lo bueno dura poco, y pronto la voz de los intercomunicadores avisaba la llegada a la estacin Darla V. Con pesar, Merlov se alej del chico, tom a Dulcinea que segua durmiendo en su forro, se levant a punto de despedirse cuando aquel le guio el ojo con picarda.

-Te ver en casa de Christopher.

De acuerdo, pens Merlov, aqu hay gato encerrado.

-Como demonios…?

-A poco en verdad no me conocas? –Pregunt, apoyando ambas manos a su cintura con una sonrisa- No me dirs que Carrie Marie no te mostr mi foto, ella no tard en sacarme todas las que tenia de ti en cuanto me dijo que me aceptaban como nuevo bajista.

Bajista?! Merlov ampli los ojos como si fueran un par de platos Era ese nio emo el nuevo bajista para PiercedEye? Por qu no dijo nada y le dejo hacer a su gusto?

-Me disculparas pero se me hizo tan divertido el asunto de jugar a “No te conozco pero quiero contigo” que me met en el asunto. –Entorn los ojos, felinamente, seductor- Besas bien para ser un punk.

Merlov suspir derrotado, riendo con diversin mientras le revolva el cabello negro.
-No te quedas atrs, para ser un emo. –Le plant un nuevo beso, mordindole los labios y pasndole un brazo por sobre los hombros mientras salan del metro- Creo que este ser el comienzo de una gran relacin.

Sin decir ms, le atrap nuevamente los labios en un beso profundo.
Una gran relacin. Y algo le deca que en verdad, as seria.
Notas finales:

El primer fanfic despues de tanto tiempo....Espero lo disfrutaran n.nU...See you n_n


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