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Hiemalis: La Cúpula de Hielo por Enigmatek

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Notas del capitulo:

 


La llegada a la Base, una odisea que casi les cuesta la vida. Un pelirrojo que le altera los nervios a Heero. La carrera por proteger esta cúpula llena de la más fiera vida. El encuentro con el último de los amigos, que guarda una sorpresa.


 

 

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Acto Segundo:

 

Tormenta y avalancha

 

 

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Final del capitulo anterior:

 

  -¡Siéntense!-ordenó el joven pelirrojo desde la cabina.

 

  El techo del hangar empezaba a abrirse, las ráfagas de tormenta golpearon a la nave y la estremecieron, lo que hizo reaccionar a sus estáticos tripulantes y ocupar sus lugares de inmediato.

 

   Duo tenía la boca abierta con una expresión de "no lo puedo creer" y parecía querer riese pero la impresión no lo dejaba. Trowa estaba muy serio y Quatre muy preocupado. Heero... se ocultaba tras la oscuridad tétrica de sus facciones en donde resplandecían dos rojas luminiscencias de furia mirando fijamente la nuca de cierto piloto.

 

  Las cosas en Rusia, a pesar de lo creíble, están empezando a arder... 

 

 

/././././././././././././././././././././././././././././././

 

(N/a: Inspirado en la canción Just Comunication)

 

 

El viento era terrible, la poderosa nave se estremecía tanto como el avión, la tormenta incrementaba con gran rapidez, sin embargo la nave se elevó del suelo casi de golpe con enorme fuerza, unos doscientos metros aplastando a los tripulantes en sus asientos. Al mismo tiempo el viento empujó la nave, acercándola peligrosamente a la torre de control del aeropuerto; el choque parecía inminente.

 

  -¡Qué demonios estas haciendo, niño! -gritó Heero desde su asiento donde el cinturón no resistiría por mucho tiempo y al instante que terminaba de decirlo, la nave esquivó a la perfección la torre de control y una corriente la elevó de nuevo unos quinientos metros más.

 

  -Buscando una corrriente, señorr Yuy, ahorra si me perrmite, no me moleste y cállese. -Se dirigió a los otros. -Hagan lo que hagan no se separren de los asientos... aunque les kueste trrabajo... -gritó maniobrando desde la cabina. -Llegarremos en una horra... con suerrte. -Pero a Heero la respuesta no le había pasado desapercibida y la tormenta por la que pasaban parecía poco comparada con la que presagiaban sus ojos.

 

  La nave se agitaba de un lado al otro pero mantenía un curso, aun así la presión de algunas sacudidas era terrible y causaba un terrible dolor en los huesos, y como si eso fuera poco, Quatre tenía otro problema... el enojo de Heero era uno de los mayores dolores que sentía en el cuerpo, la cauta preocupación que venía de Trowa no ayudaba, y Duo... ¿Qué pasaría por la mente de Duo para estar tan divertido en una situación así?

 

  El viaje fue truculento, pero extrañamente seguro, a pesar de los azotes del viento, la nave nunca perdió el rumbo. El piloto mostraba habilidad, mucha habilidad. Los ex-pilotos, a pesar de esto, mostraban indicios de preocupación. Varias veces antes habían estado cerca de la muerte y el peligro era algo de regla en sus vidas, pero cuando había que preocuparse, había que preocuparse.

 

  Llegaron al punto en donde era imposible ver, una oscuridad abrumadora empezaba a cubrir el cielo poco a poco... la noche se acercaba.

 

  El radar era la única guía para el piloto. -Base Valkirria, Puerrto Odin, nave de vuelo númerro dos en posición, esperra instrrucciones de aterrizaje. -Dijo, habían llegado, pero no se veía nada.

 

  -...apitán Nelvik im.... sskkshhhsh... os puertos... shrrckks... tormenta muy peligros... -contestaba el puerto, pero la interferencia no permitía oír.

 

  -No me diga -murmuró el piloto, mientras la tormenta iba en aumento y el sentido de alarma de los ex -pilotos se encendió en números rojos cuando la nave hizo un perturbador sonido. Algo se quebraba. El piloto giró de inmediato la cabeza hacia donde los pasajeros, pero su vista traspaso el espacio de los asientos. Una de las compuertas del fondo de la nave estaba quebrándose. Volvió la cabeza. -¡Comandante de puerrto, abra la compuerrta laterral de Fyrn!

 

  -¡sksh... ero que dic...! -contestaron desde el puerto.

 

  -¡HAGALO!- gritó el piloto.

 

  -...e acuerd...sksh...

 

 Entonces el joven piloto giró el timón de la nave decididamente hacia el lado contrario al que soplaba la tormenta. -¡Sujétense! -una gran presión se sintió, el piloto se quitó el cinturón, soltó el timón y saltó de su asiento hacia los de pasajeros.

 

  -¡¿Pero que haces?! -Gritó Duo, y después la nave fue arrastrada con el poderoso impulso del viento...

 

  El piloto se impulsó con el respaldo de los dos primeros asientos, sin tocar el piso, cayó de lleno en el fondo de la cabina y cerró con los pies la compuerta, con el mismo impulso sujetándose de los respaldos volvió al asiento de la cabina y controló la nave de nuevo, todo en menos de dos segundos. La nave dio un tirón a sus tripulantes al recuperar el curso con vertiginosa fuerza.

 

  El piloto sujetaba con fuerza el timón para mantener el curso, este temblaba casi incontrolable y la nave se acercaba peligrosamente a un montículo de nieve tan gigantesco que se divisaba a pesar de la tormenta y la oscuridad.

 

  Todos sentían la inminencia del choque, sobretodo el piloto a quien el timón quería arrancarle los brazos... de repente sintió unas manos junto a las suyas que lo ayudaban a tener el control, volvió la cabeza para ver a su ayudante. Unos profundos ojos violetas fruncían el ceño y lo miraban diciéndole que lo ayudaría, que confiara, que lo lograrían, que saldrían de esa...

 

  -¡Cuando diga, a la derrecha! - gritó Sáker

 

  -¡Bien! -gritó Duo.

 

  El timón tembló amenazador. La nave rozaba la gran montaña junto a la que pasaban vertiginosamente y con mucho peligro.

 

 Fueron unos segundos solamente.

 

  -¡Ahorra! -gritó Saker y ambos pares de manos giraron con el timón. La nave viró en dirección a la montaña, Duo cerró los ojos esperando el impacto... que nunca llegó.

 

  Entonces abrió los ojos lentamente, el timón había dejado de vibrar. Miró el rostro del piloto, este sonreía al parecer muy satisfecho aunque respira agitadamente. -Lo logrramos -dijo.

 

(N/a: Aquí terminaría la canción Just Comunication)

 

  Duo miró al frente por el ventanal de la cabina. Viajaban por un largo túnel lleno de estalactitas que el piloto esquivaba con facilidad, la velocidad había disminuido. -Grracias -oyó decir a un lado de él, volteó.

 

  El piloto le sonreía. ¡pero, Dios, que sonrisa!, era como ver una frío ángel de mármol de esos de iglesias neoclásicas que de un momento a otro había adquirido vida y calor, e irradiaba humanidad. Una sencilla y sincera sonrisa que no podía creer, procediera de aquel chico que minutos antes había desafiado al ser más duro del planeta. Un enfrentamiento entre dos témpanos apunto de chocar, o más bien, cambiar su composición y transformarse en violentos volcanes.

 

  -Ehh... No fue nada -reaccionó Duo y después también le sonrió. -Convertirme en helado no es uno de mis planes. -Rió tontamente.

 

  -No, ni mío. -Con una risa más divertida y segura le contestó el piloto y parecía que la broma de Duo le causaba mucha gracia por que no dejaba de sonreír. -Ejem, ya puede soltarr el timón. -Dijo. Bien, quizá fuera por eso...

 

  Duo quitó las manos de inmediato, sorprendido y avergonzado. -Perdón, no me di cuenta -respondió llevándose una mano a la nuca.

 

  -Me di cuenta -rió sin despejar los labios y después agregó: -Serrá mejorr que vuelva a su lugar.

 

  -Si, tienes razón. -Duo se giró para ir a sentarse a su lugar.

 

  -De nuevo grracias, le debo una -dijo el piloto sin voltear a verlo.

 

  Duo sólo sonrió y se sentó en su lugar. Todos lo miraban, sobre todo Heero que estaba en el asiento del otro lado el pasillo a la misma altura. Duo era el único que había podido levantarse del asiento, pues después de que la nave despegó no tuvo oportunidad de ponerse el cinturón como debía. Heero dejo de verlo y miró hacia la cabina, a la cual dirigía la mirada más asesina de todas, si es que se podía.

 

  -Estás loco, Duo -dijo Trowa detrás de él. Duo volteó, Trowa con su característica expresión -brazos cruzados, ojos entrecerrados y sonriendo- le miraba.

 

  -¿Tú crees, Trowa? -Duo sonrió.

 

  -No lo creo, digo que estas loco.

 

  -Puede que si. -Contestó Duo medio riéndose y se sentó derecho. Quatre nunca se lo hubiera dicho, pero la verdad es que Trowa tenía razón. Aunque era Duo, ¿qué podían esperar?

 

  -Capitán de puerrto, nave de vuelo númerro dos pide perrmiso parra entrar a la base, tripulantes y carga a salvo -se oyó desde la cabina.

 

  -¡Capitán Nevlik! Me alegro de escucharlo -exclamó una voz por el intercomunicador -lo logró de nuevo. Siempre nos sorprende, señor, todos los día prueba que su puesto es el adecuado. Por supuesto, puede pasar, compuerta tres, plataforma A. Lo esperamos, señor -y se cortó la comunicación.

 

  La nave siguió su curso en el largo túnel con estalactitas y paredes de hierro hasta llevar a unas enormes puertas blindadas que acababan de abrirse en ese momento. Detrás de estas un espacio inmenso se veía por las ventanillas, atravesaron las puertas que al instante empezaron a cerrarse sin haberse abierto por completo.

 

 Una increíble visión se les presentó a los ojos.

 

 Una ciudad estaba bajo ellos, una colonia debajo de la tierra. Cubierta completamente por una enorme cúpula de cristal, una cúpula cubierta de nieve. Empotradas a las paredes de esta cúpula estaban las estaciones de control y las pistas de aterrizaje con plataformas en desniveles. Dirigiéndose a una, sobrevolaron la ciudad con rapidez. La visión asombrosa. Una ciudad bajo los hielos.

 

  No había grandes edificios apenas unos cuatro pisos por cada estructura. Se veían casas plazas e incluso un parque abovedado, todo conectado por calles en las que solo se andaba a pie. Pero no había nadie en las calles, todo estaba vacío o al menos lo parecía.

 

  La nave voló hasta una de las plataformas superiores marcada con una A en el costado, al fondo de esta se encontraban unas compuertas. Se acercaron a una compuerta con un tres en amarillo resplandeciente y esta se abrió cuando la nave estuvo frente a ella, dejándola pasar sin ningún contratiempo. Aterrizaron en el espacio destinado con mucha suavidad.

 

Los cinturones, que todavía algunos de los pilotos llevaban puestos (omitiendo a Duo, claro esta), se abrieron automáticamente cuando los motores se apagaron dejando libres a sus ocupantes. -Bienvenidos a Valkirria. Base Oculta Aliada del Polo Norrte -presentó el piloto de pie en la puerta de la cabina con la misma expresión con la que lo habían conocido. -Ahorra pueden bajarr  -al mismo tiempo que lo decía, apretó un botón de los controles y la puerta, por la que habían abordado hace apenas poco más de una hora, se abrió de nuevo.

 

  Sin tiempo para más, el piloto salió por dicha puerta bajando por las escaleras integradas. Los pilotos lo siguieron, siento Duo el primero y Heero el último.- Bienvenido, Capitán Nelvik -saludaba militarmente un uniformado azul al piloto pelirrojo en el pie de la escalera.

 

  -Grracias, Cabo. Desembarrque la nave y rrevísela de inmediato -contestó y ordenó el pelirrojo mientras echaba a andar en dirección a una puerta al fondo del pequeño hangar.

 

  -Si, señor -respondió el soldado mientras hacia una seña a un grupo de sus compañeros que acataron la orden en el acto.

 

  -Avise al Generral que he llegado.

 

  -Lo siento, señor, pero el General no se encuentra.

 

  -¿Qué? ¿Dónde está? -detuvo su paso.

 

  -En el Túnel, señor.

 

  -¿En el Túnel?, ¿desde hace cuánto?, ¿con quien está?

 

  -Hace dos horas que está ahí y va en grupo de cinco, ignoro quienes son, señor, pero creo que el Forastero esta con él.

 

  -¡Yudah!(*1) ¿Quién está a carrgo?

 

  -La Teniente Fhler (*2), señor, está en la Torre General.

 

  -Bien, atienda lo que orrdené, Cabo.

 

  -Si, señor.

 

  El pelirrojo se giró hacia los ex-pilotos, su rostro tenia la fría expresión de tan sólo una hora atrás. -Acompáñenme, porr favorr -y siguió su camino hacia la puerta. Los ex-pilotos lo siguieron con paso veloz para darle alcance. La puerta a la que se dirigían se abrió y mostró un pequeño compartimiento acristalado que en ese momento daba vista a un blanco muro, pero a los lados dejaba ver el complejo en donde se encontraban. Cabían justo cinco o seis personas.

 

Entraron después del pelirrojo, que se colocó con la vista hacia la entrada y con los brazos cruzados. Primero Duo, casi precipitándose a una de las ventanas laterales, mirando asombrado el exterior. Después lo siguió Quatre y Trowa se puso a su lado y ambos miraron por el ventanal contrario al de Duo.

 

  Su expresión fue poco diferente a la de su amigo, lo que veían delante de ellos sorprendería al más experimentado. Los enormes muros del complejo se extendían hasta casi perderse de vista, todos de un metal blanquecino que deslumbraba y en su extensión otras decenas de cubículos como en el que estaban, los recorrían, unos de un lado al otro, otros de arriba a bajo, todos en constante movimiento. Eran móviles, elevadores sin una ruta fija.

 

  Heero, mucho más tieso de lo normal, entró por último y poco le importó la espectacular visión, en su lugar el pelirrojo era el receptor de una mirada que podría hacerlo estallar en llamas en cualquier momento. Sin embargo, este le prestaba poca atención y con mayor interés miraba con sutil mofa a un asombrado trenzado. Heero empezó a sentir una extraña, molesta y desagradable ponzoña en el pecho...

 

  -¡WOAW, increíble! -exclamó Duo alegre.

 

  -Sí, es asombroso -corroboró Quatre, mirando también con asombro.

 

  -Asombrroso, es cierrto -correspondió el pelirrojo con voz parca. -Incrreíble, no tanto. Aunque hace unos años tan sólo erra un sueño -he hizo una media sonrisa a Duo que lo miraba con su graciosa y característica pena.

 

 -Si, supongo que no es tan increíble ahora. -Unos ojos cobalto observaban la escena con todo detalle y el malestar que tenía se hacía peor y unas se acrecentaban las ganas de tener un arma en la mano.

 

  Pitó un timbre en el móvil, el pelirrojo volvió a su fría expresión de manera sorprendente, difícil era pensar que había sonreído como hacia tan sólo unos instantes. -Torre Generral, plataforrma de mando -indicó militarmente y de inmediato las compuertas se cerraron detrás de Heero. El móvil se echo a andar, no hacia arriba o hacia abajo, sino hacia su derecha con bastante velocidad.

 

 Mientras andaban sobre los ligeros rieles, vieron como otros móviles recorrían de la misma forma otros caminos hacia sus destinos, unos hacia los lados, otros hacia arriba o hacia abajo, todos coordinados de manera compleja y precisa pues ninguno pasaba siquiera cerca de otro.

 

 De pronto el móvil en el que iban frenó y de inmediato cambio de dirección, ahora ascendían. Subieron y subieron, iban por la lateral de la torre más alta de la ciudad abovedada. Al llegar a su destino, disminuyó la intrépida velocidad y las puertas se abrieron: una amplia sala de controles se extendía ante ellos, decenas de personas en uniforme atendían parpadeantes monitores en una gran placa de mandos, o iban de un lado al otro. En el centro de la estancia, viendo hacía la descomunal pantalla que se encontraba en la pared de frente, estaba una mujer de espaldas, ataviada con un saco militar azul; un alto oficial. Cabello largo rubio e intenso amarado en cola alta, figura reloj de arena ceñida por el saco, llevaba botas oscuras con un grueso tacón.

 

  El pelirrojo se adelantó y salió del móvil rozando a Heero que también estaba a punto de salir. Heero sintió ese contacto imperceptible como una tacleada. -¡Fhlerr!, ¿cómo esta la situación? -preguntó el pelirrojo sin notar el accidente.

 

  La mujer de uniforme se dio vuelta, unos ojos miel claros como el día los miraban con dura expresión, un rostro serio que parecía levemente conocido.

 

  -Sáker -correspondió sin sorpresa viendo al piloto. -Si la torrmenta continua así alcanzarrá el túnel, y el Generr...

 

  -Sé que el Generral está abajo, quierro saberr que hace ahí sin el equipo necesarrio, Fhlerr, esa es tu rresponsabilidad. -La mujer se quedo callada ante el humillante regaño y sostenía un duelo de miradas con el pelirrojo. -¿Cuál es la situación? -preguntó el pelirrojo rompiendo.

 

  -Perrdimos la señal hace 47 minutos, estaban pasando la Fosa, debemos tenerr contacto de nuevo en unos minutos -contestó rápidamente le mujer ante la pregunta.

 

  -¿Qué?, ¿a qué distancia bajó? -el pelirrojo alzaba la voz.

 

  -A la nueva grruta.

 

  -¿QU…?, ¿Y sin que tú o yo estemos con él?, ¿en qué estás pensando, Fhlerr?

 

  -¡Hago lo que debo, Saker, ya estaba abajo cuando llegue! -respondió la mujer molesta. -Y el Forrasterro está con él, sabe que hacerr. ¡El descubrrió la grruta! -Agregó.

 

  -¡Eso no me interresa, Fhlerr! El Generral está delicado, un errorr lo matarrá.

 

  -¡Teniente! -otra voz intervino, uno de los subordinados en los controles. -Tengo señal, están cerca. -La ardua discusión terminó.

 

  -¡Póngalos en línea, ya! -ordenó el pelirrojo, que al parecer había asumido el mando.

 

  El Control lo hizo. Un ruido de estática invadió la sala, pero luego se oyó una voz:

 

  -...shhshsss... torre, torr...shshshhs... e escuchan?... shsshs

                                                                                                                                                                                                                 

  -¡Le oímos, Generral! -contestó la Teniente.

 

  -...shshs... romenta destruyó el muro poster...shs...repárense para cerrar la puerta principal..shs, el derrumbe produjo avalancha, estamos por salir, todos alert...shshss... -y luego sólo estática.

 

  -¡Generral, Generral! -llamó la Teniente, el Control movía los botones y teclas.

 

  -Se perdió contacto, debe estar en la plataforma -aclaró, la Teniente y el pelirrojo se miraron.

 

  -Si esta en la plataforrma la avalancha alcanzarrá la ciudad -dijo el pelirrojo a la mujer.

 

  -La enerrgía no ha rregrresado del cierre de placas, tenemos que cerrarrla manualmente -contestó la Teniente y como si se leyeran la mente, el pelirrojo subió de nuevo al móvil y cerró la puerta de inmediato. La Teniente movilizaba a sus hombres en la sala de controles, hablando en ruso.

 

  -¿Qué ocurre? -preguntó Heero a la Teniente al ver el movimiento que se generaba.

 

  -La montaña se nos viene encima... -la mujer miró a los confundidos jóvenes. -¿Son los ex-pilotos Gundam?

 

  -Si. Como ayudamos -se apresuró a decir Duo. La mujer los miró con duda, en todos los ojos vio determinación. -Bajen y ayuden a los hombres a cerrar las compuerrtas, imítenlos, sabrrán que hacerr. -Con esto Trowa buscó otra compuerta a sus espaldas y la halló con facilidad siete puertas se abrían detrás suyo.

 

  -"Nivel 8 G, Acceso", los llevarrá en seguida, ¡vayan! -gritó la mujer desde el sub-nivel de la sala de controles, después siguió dando instrucciones. Los pilotos subieron de inmediato a móvil, Quatre repitió la orden al escuchar el pitido del móvil, este cerró y en siete segundos des-gravitación, por la velocidad con que bajaron, llegaron a su destino.

 

  Las puertas se abrieron y una explanada apareció ante ellos, decenas de personas corrían por ella, todas acercándose a las paredes de una gran cavidad, sostenida por una docena de finos pilares en el centro. Al fondo, una gigantesca puerta daba hacía los limites la cuidad acristalada. Del otro lado de esta, la visión era una helada y tétrica cueva, de la que provenía un escalofriante ruido como el gélido viento que entraba por ella. Algo se acercaba.

 

  Al salir miraron alrededor, aunque Heero pareció no necesitarlo. Subía junto a unos soldados por unas escaleras a los desniveles de las paredes. Quatre observó las paredes. Tenían dos desniveles, uno por pared, cada uno con una palanca en ellos. Lo comprendió. Tenían que tirar de las palancas y hacer que los desniveles se despejaran de la pared y hundirse en el piso para cerrar las compuertas a los costados del túnel. Imitaron a Heero, quien estaba en posición junto a unos soldados en el desnivel de la pared derecha, Duo se dirigió a esta misma y Trowa y él a la contraria.

 

  Apenas sabían bien lo que pasaba pero los hombres y mujeres que les rodeaban apreciaban su ayuda y les indicaban con apenas miradas y señas lo que debían hacer. Al estar colocados como debían, oyeron una voz resonando por algún altavoz. -Listos parra el cierre de puerrtas. El Generral está porr entrrar. A la orden, cierren.

 

  Todos miraron hacía la cueva y al poco aparecieron cinco figuras algo borrosas, por la niebla y la oscuridad de la cueva. Estas corrían precipitadas por el fondo, un estremecedor ruido venía detrás de estas.- ¡Atentos,... ahora! -gritó alguien y todos al tiempo jalaron las palancas de los desniveles. Estos comenzaron a moverse y los desniveles empezaron a inclinarse hacia el interior de la explanada, las puertas comenzaron a cerrarse.

 

  Las figuras seguían corriendo, una cayó sin que las demás la notaran. Ahora se alcanzaban a distinguir. Dos hombres y una mujer, otro hombre, vestidos de azul oscuro. Este último se dio la vuelta, gritó algo, un nombre quizá y corrió sobre sus pasos para alcanzar al caído, a su espalda se veía una ola de nieve cerniéndose monstruosamente sobre ellos.

 

  Los soldados apresuraron su tarea y poco a poco fueron colgándose de las palancas de los desniveles para cuando llegasen al piso cayeran de pie, Heero veía todo esto con inusitada rapidez. Como si no fuera suficiente, un cuerpo poco delante de él, resbalo de la palanca y casi sin percibir quien o como era, un instinto alarmante surgió en él al alcanzar a la persona de un brazo y salvarla de cae al piso todavía lejano.

 

  Los dos primeros hombres y la mujer habían llegado, uno de ellos estaba lastimado pues cojeaba levemente. Las otras dos figuras venían detrás, una cargando a la otra y su pasó era lento, la avalancha las alcanzaría y las puertas tampoco lograrían cerrar a tiempo.

 

   Todo fue muy rápido. Decenas de pies cayeron sobre la explanada, Heero vio un par de luminiscencias violetas al final de su brazo. Las puertas se cerraron apenas dejando pasar a las dos personas restantes, pero la avalancha alcanzó a dar su coletazo y estos fueron lanzados con el impulso de la moribunda avalancha, las puertas se cerraron por completo después removiendo pedazos de nieve.

 

  Todo quedó en una tensa calma, la nieve había logrado entrar a la explanada y estaba por todos lados, algunos soldados estaban cubiertos por completo, pero eran ayudados de inmediato, otros intactos corrían a ayudar a los que primero habían salido del túnel, pero había un grupo grande de personas que se agolpaban cerca de uno de los pilares.

 

  Heero miraba esto, pero no estaba de pie, no podía ver ni a Trowa ni a Quatre ni a Du... Estaba sobre alguien a quien había protegido lo mejor posible de su mala caída, por culpa de la nieve, al suelo de la explanada. Bajo él, estaba Duo que lo miraba sorprendido y quizá algo asustado ¿o avergonzado? Heero no pudo descifrar la expresión, no es que fuera muy bueno haciéndolo. Se levantó de inmediato, Duo también se alejó y desvió la vista. -Gracias -dijo.

 

  Alguien pasó cerca de ellos alzando la voz. -¡Generral, Generral! -la Teniente Fhler. Alzaron la vista al grupo de gente que se agolpaban, el joven pelirrojo atendía a alguien tirado en el piso junto al pilar; al parecer este había chocado con el pilar, era uno de los que había llegado junto con la avalancha. -¡Sakerr!, ¿y el Forrasterro?, vi lo que pasó en la cabina. ¿Cómo está el Generral?

 

  -El Forrasterro está bien, sólo tiene una pierrna lastimada, lo llevan al hospital -contestó alguien que venía de atender a los demás heridos, acercándose al grupo. Trowa y Quatre aparecieron en ese momento, Heero y Duo estaban de pie y también observaban al grupo. -Será mejor que se retiren -les dijo alguien que los corría del lugar, algo les decía que ese probable "Forastero" era alguien que conocían.

 

  Entonces un quejido se escuchó -¿... cómo están los hombres, Fhler? -preguntó una adolorida voz que salía detrás del pelirrojo, la voz del General. -Si se encue... encuentran en condición, que sellen todas las puertas, ah, o sufriremos más avalanchas. -Sus ideas de retirarse se esfumaron, se acercaron empujando a casi todos y por encima de la cabeza del pelirrojo se oyeron las voces de Duo y Quatre. -¡WUFEI!

 

  Unos ojos azabache medio les sonrieron por encima de una cabellera roja.

 

Notas finales:

 

 

 

Notas finales:

 

*1: Maldición, rayos, demonios, idiota, en ruso

*2: Se lee Fluer pero se juntan la “u” y la “e”, como en el francés

 

El sistema que describo para cerrar la puerta es un modelo de fortaleza de la época alejandrina. Este se cerraba poniendo el peso de los soldados en las paredes perpendiculares y laterales de las puerta, tenían unos soportes especiales para que los soldados pudieran recargarse en ellas, y de este modo hacían una palanca gigante para cada unas de las puertas que conformaba la entrada. Así cuando se ponía el peso suficiente en las paredes que se postraban hacía el centro de la estructura, la puerta se cerraba al enemigo y era literalmente imposible penetrarla; para abrirla era el mismo procedimiento, solo que el peso se aplicaba en una segunda capa de las paredes laterales la cual se postraban al lado contrario de las primeras.

 Desgraciadamente esta magnifica estructura sólo pudo ser utilizada con éxito, en una sola ocasión, pues cuando se intento de nuevo, en otras batallas, el enemigo identifico su gran punto débil.

  La fortaleza no podía cerrarse, ni volverse a abrir sin la cantidad de hombres suficientes. Por lo mismo, el enemigo vencía acabando con una mínima parte del ejercito, así no era posible cerrar la puerta y podían invadir la fortaleza, o en el caso de que estuviera cerrada, la ciudad quedaba sitiaba por la misma puerta y también vencían.

  El sistema dejo de utilizarse muy pronto y sin pasar por glorias.

  Decidí usarlo por la fuerza que representaba, las puertas de esta ciudad subterránea del Polo Norte, necesitan un gran volumen para contener la presión de la nieve en caso de una avalancha, como ocurre en el capítulo. Podría haberla echo una puerta con sistema eléctrico por completo y el peso que tuviera no importaría, ¿verdad? Si, lo se, pero si se fuera la energía, como rayos abriría o cerraría la puerta… me enfrente a este problema y me vino a la mente este complejo alejandrino, me pareció que podría arreglar el problema y además de ponerle una escena “emocionante” -a mi punto de vista. Tendría un pretexto para un “contacto” entre Heero y Duo.

  Espero que no haya quedado muy complicado después de todo, si fue el caso, bueno, espero que esta explicación haya ayudado, con mucho gusto contestare dudas si las tienen ^ ^, sólo déjenme un mensaje XD

 

 

/././././././././././././././././././././././././././././././

 

 

Listo, ehhh, lo logré XD

 

Ya saben, espero sus tan queridos comentarios. ^ ^

 

Respuestas:

 

Candy, Rina, Travis, Setsuna, Hayame y Ashely (y creo que me falta alguien, pero no lo o la identifico, Gomen)- Les prometo no tardarme tanto y espero sigan leyendo, estoy algo revuelta con los nombres, espero conocerles mejor con el tiempo. / Miss Marina:- Me alegra que te gustara, ya sabrás que sucede con el chico nuevo XD. / Rey- Muchas gracias.

 

Enigmatek

 

 


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