Infinitas dulces mentiras
Por: Shyaoista
Prólogo
Sangre….
Respiraba con dificultad, las lágrimas, impertinentes como siempre, se escapaban de sus azulinas orbes, desafiando su nato optimismo y su supuesta personalidad alegre. Su sangre yacía regada sobre las baldosas de blanco color, mancillando lo que era, antes, su inmaculado color.
- ¿Por qué, Sasuke? –
Se desgarraba la garganta, con las últimas fuerzas que le quedaban, pronunciando su nombre y exigiendo a las cuatro paredes, testigos del acto infame, un por qué a su situación.
Odio…
Se sentía sucio. Era un ser totalmente repugnante por querer escapar de sus problemas de esa manera. Ya se lo habían repetido hasta el cansancio: el suicidio no es la solución. Sin embargo, él optó por no hacer caso; de todas maneras ya nada lo ataba a este ingrato mundo. Y era esa justamente la razón por la cual alegaba, ahora más que nunca, el odiarse con toda su alma. Se desconocía totalmente a lo una buena vez fue.
Lágrimas…
Sollozaba de tal manera que parecía el fin del mundo, como si el más despiadado de los dolores se apoderada de cada célula de su maltrecho cuerpo. Pero no era así, lo que prometía ser un trágico final era, para él, el comienzo de un descanso eterno y su dolor físico no se comparaba con el dolor que llevaba impregnado su alma. Tal vez sollozaba de alegría, después de todo, por fin todo terminaría y su nombre llegaría a ser un recuerdo vago de todo aquel que lo haya conocido.
…E infinitas dulces mentiras.
- Sa…suke –
Su nombre sonaba lejano, por fin los dolorosos y tan esperados últimos respiros parecían llegar parsimoniosamente a sus pobres pulmones. Pronto su corazón, con el cual amó tanto a ese sujeto, quedaría inerte para siempre, otorgándole su tan anhelado y patético final.
-*-*-Mega Flash Back e Inicio de la historia-*-*-
Un joven rubio caminaba distraído por las aceras pulcras de un centro comercial, tarareaba alegre una canción pegajosa, de esas que se pegaba en la mente de los jóvenes con suma facilidad y que, sin embargo, no poseía un mensaje importante. Una letra alegre, pero vacía, así como su vida.
Y lo más triste de estar comparando su vida con una letra comercial es que era cierto. Lo poseía todo, aparentemente. Tenía lo que la mayoría llamaría: más que una vida digna. Tenía dinero, un trabajo seguro en una de las empresas más cotizadas del mundo, prácticamente dentro de unos años más sería dueño de la línea de centros comerciales más abundante en toda Europa; tenía una hermosa novia de nombre Haruno Sakura, una súper modelo que conoció en una pasarela que se dio para inaugurar uno de los centros comerciales que le pertenecía a su familia; era dueño de un cuerpo de en sueño con el cual podría presumir sin temor, ya que era poseedor de una figura delgada pero firme, ojos azules y puros, carita morena y algo aniñada, estatura promedio, y una marquitas zorrunas en cada una de sus mejillas; dotado de una inteligencia más que admirable y testimonio de esto eran sus altas notas en la universidad; y los amigos que poseía eran inigualables, ofrecían su total disponibilidad cada que necesitaba algo. Y a pesar de todo, se sentía vacío.
Su nombre era Uzumaki Naruto. Descendiente de la familia Namizake, dueña de los centros comerciales Rasengan que se extendía por toda Europa y otras zonas del mundo. Era el hombre perfecto, en su mundo perfecto.
Lastimosamente nada dura para siempre, y él no era la excepción. Pronto conocería el origen de lo que vendría a ser la revolución de su mundo.
Continuará…