Recordaba que desde hace muchos años, su familia permanecía aún poderosa y llena de gracia, sin tener lugar a dudas era ese tipo de personas perseverantes que jamás habían tenido la oportunidad de tocar la real felicidad, eran torturados mentalmente, por distintas clases sociales menores, que aún con mayor poder, jamás se igualaban a la inteligencia de dicha familia.
Aún así, sus manos no se detuvieron al momento de tocar esa puerta, de la gigantesca mansión de la rama más adinerada de la familia, el timbre se escuchó fuertemente.
“Hago esto por dinero, no por que quiera. Que le quede claro a estas personas”
Por fin abrieron la puerta, una vieja señora se vio frente al castaño, con cara de muy pocos amigos.
-¡Ya era hora de que llegaras, estamos retrasados! – Gruñó la mujer, seguida de un hombre con cara más arrogante que su esposa.
-Lo siento, ya pueden irse, me encargaré de todo lo demás. – Replicó el sobrino de esa adinerada pareja, que se vio insultado por el pésimo trato que le dieron.
En dos minutos ya se habían marchado, y entonces el joven por fin entró a la gigantesca casa.
“Así que seré niñero por tres semanas, supongo que se trata de un crío, no me dará problemas. “
Continuó caminando, sin encontrar éxito en su búsqueda, pasó a la segunda fase, llamarlo en voz alta, y que sea él quién aparezca.
-¡¿Elle?! ¿Estás aquí? – Gritó un poco impaciente. ¿Este niño cree que ando jugando a las escondidas con él, o qué?
-Por favor, deje de gritar. – Se oyó una voz impasible por algún lado de ese gran y recóndito salón de baile, con gigantescas cortinas de color vino tinto que incluían privacidad, bloqueando la vista de algún curioso a ese extraño espacio.
-Ah…estás aquí niño. En fin, mi nombre es…-Pero el castaño se vio interrumpido por la audaz respuesta de su interlocutor invisible.
-Sé muy bien cómo te llamas, Light-kun, nos vimos en la reunión de Marmerie, ¿recuerdas?, su aburrida fiesta de cumpleaños a la que nadie se atrevió a asistir debido a los costosos regalos que había pedido esa joven, sin duda yo tampoco habría asistido si eso significara desdichar la honra de mi familia, solo por no regalarle un collar de 10.000 dólares mínimo. - Aclaró entonces el chico, que hablaba de manera irónica y al mismo tiempo seria.
-…Lo siento, pero no me acuerdo de ti. – Este mocoso… ¿que planea?, no es como cualquier niño, en verdad.
-Ah, ya veo cual es el problema. ¿Eres mi niñero? , déjame disiparte tus dudas, no soy ningún crío de aproximadamente 10 años. Te equivocas. – Comentó esa voz, y Light se revolvió incómodo en ese mismo instante, había dado en la llaga.
-Vamos, preséntate de una vez Elle. – Ordenó cansinamente, y por fin aquél muchacho apareció ante él. Tenía una mirada distante, pero una sonrisa tierna que se apoderó de los ojos del castaño por algunos segundos. Era alguien muy peculiar, esos cabellos negros tan alborotados, y ese aspecto tan desarreglado no ameritaba a ninguna clase social superior.
-¿Tu…eres…Elle? – Preguntó casi atónito, se esperaba otra cosa. – Es decir…el chico al que voy a cuidar, vas a ser… ¿tu?-
-Al menos intenta disimular tu decepción Light-san. Se que no soy la gran cosa, pero tampoco fue culpa mía que estés aquí. Preferiría estar solo, puedo cuidarme por mi cuenta, solo limpia lo que ensucies y en semanas ya tendrás tu dinero. – Concluyó el pelinegro, alejándose del castaño y yéndose a otra habitación.
-¡Espera! – Replicó Light, que en seguida corrió hasta alcanzarlo, y aún cuando la puerta decía “No entrar”, este ignoró la advertencia y se aventuró a seguir a ese extraño joven. Cuando entró se vio aún más asombrado habían miles de dulces, amontonados por columnas y marcas, era algo asombroso.
-…Vaya, entonces los rumores son ciertos. – Comentó el niñero un poco extrañado.
-¿Disculpa?- Preguntó el moreno, imitando divertidamente la mueca del castaño.
-Mi madre me habló mucho de ti, si te sirve de algo, soy tu primo; aunque no nos habíamos conocido antes formalmente debido a que mi madre estaba peleada con la tuya. –Explicó Light con una sonrisa. –Me habían dicho también que eres uno de los más inteligentes de la familia…- Este último comentario le peso al castaño en demasía, el también era muy inteligente y no se lo reconocían por ser de ramas menores de la familia.
-No te eches la modestia, se que tu promedio es el mejor que he visto en toda mi vida Light-san. – Dijo a la vez que lamía lentamente una dona, en verdad, ¿quién lamía donas? , solo él, eso fue su primera conclusión por parte del castaño, que comenzaba a sonrojarse al ver como el azabache lamía sin remordimientos y de manera tan provocativa.
-¿Quieres algo? – Preguntó Light intentando desviar la mirada.
-Solo hablar Light-kun. – Respondió tiernamente, invitando al mayor a sentarse también.
-¿De que quieres hablar? – Cuestionó el castaño, accediendo a tomar asiento.
-De la vida, jamás la he palpado por completo. – Comentó el pelinegro un poco melancólico.
-Ya veo, pues dime que quieres que te cuente.- Continuó diciendo Light.
-Tu de seguro eres muy popular, ¿verdad Light-kun?, tienes buen físico y además eres simpático. – Alagó el moreno, cosa que logró un leve sonrojo por parte del castaño.
-En verdad todos somos populares en algún ámbito, ¿no lo crees? – Intuyó su interlocutor.
-Supongo, pero de seguro eres muy popular con las chicas.- Replicó el moreno haciendo un puchero.
-Algo, ¿te molesta? – Preguntó confundido.
-No en lo absoluto. Pero, eso quiere decir que de seguro ya diste tu primer beso. – Concluyó el pelinegro.
-Así es. ¿Qué tiene?- El mayor pudo notar un gran sonrojo por parte del azabache, que permaneció en silencio unos minutos.
-¿Cómo se siente? – Cuestionó entonces.
-¿Qué? – Dijo confundido el castaño.
-¿Qué que se siente al besar a alguien? – Aclaró un poco apenado, pero sus mejillas se tiñeron de un rosa pálido al ver que su primo y niñero lo estaba besando suavemente en los labios, de una manera tierna y sutil.
-¿Qué sentiste tú? – Preguntó con una sonrisa.
-…Sentí…calidez, creo. – Respondió algo incómodo.
-Pues así se siente, sabes, aunque sea por una semana, me aseguraré de que la pases muy bien, primo, solo recuerda, no decirle esto a Nadie. – Concluyó el castaño, y abrazó suavemente a Elle, que ahora sonreía tranquilamente.
Light-kun si supieras que soy en verdad, y el porqué te han pedido que estés conmigo, estoy seguro que no harías lo mismo, pero no me has pedido sinceridad, ni siquiera un poco de consideración, solo ofreces y ofreces. ¿Qué puedes ganar con eso?
Será que también buscas el tesoro de esta familia.
Dudo que lo consigas, no estando yo aquí primito. Jamás dejaré que me ganes.