Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sin mirar atrás. por Kaikai

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:



Holis~ :3
Kaikai ha vuelto!!

jajaja... la uni me había tenido retenida [Universidad devuélveme mi vida!!!]

en fin, asi que nu había tenido tiempo de escribir, peeero como ya salí y tengo que dar sólo un exámen, lo terminé!


Les diré que salio bastante larguito, tiene mas de 40 hojas, asi que me tendrán dandoles la lata por haaarto tiempi ;)

Como siempre... gracias Saku por leer mis fics para liberar tu stress XDDD

Notas del capitulo:

Capítulo Uno!

Ruki y Kai se conocen
Kai se enamora de inmediato
Ruki tiene novio

¿Ruki se levanta a las 4 de la mañana por algo de comer?... ¿qué pasa aquí?


Revs pliz!, si no... no hay fic!~
Sin mirar atrás.



Se habían conocido cuando Kai se mudó a su nuevo departamento. Ruki fue el primero y el único de sus vecinos que le había dado la bienvenida. Kai aún recordaba cuando al abrir la puerta se había encontrado con el cargando un enorme pastel.
-¡hola!, ¡bienvenido! –un feliz y emocionado Ruki se presentaba delante de un sorprendido Kai que apenas había abierto la puerta se había encontrado con él.
-amh… ho-hola.
-jajaja, lo siento, vengo y hablo y no digo nada más aparte de darte la bienvenida y tú ni sabes quien soy, porque llegaste a hace poco y…-Kai estaba embobado viendo a aquel bajito que hablaba y hablaba casi sin detenerse ni a respirar –¡por cierto!, que bobo soy… ni siquiera te he dicho mi nombre… soy Ruki.

Hasta ese minuto Ruki aún seguía parado en la puerta cargando el pastel. Kai que recién venía cuasi despertando del trance en que lo había dejado esa persona, abrió los ojos y se dio cuenta de que aquella simpática persona aún estaba afuera.
-lo-lo siento… pasa.
-¡oh!, ¡¡gracias!!

El bajito del pastel entró raudo y dejó el regalo en la mesa.
-ojalá te guste, a decir verdad no soy muy bueno cocinando, pero todos dicen que mis pasteles son de los mejores.

Kai sólo atinaba a mirarlo, esa persona se le hacia tan tierna.
-¿estás bien? – le preguntó Ruki acercándose a él preocupado.
-¿ah? –Kai despertó del ensueño – sí, jajaja, estoy bien, descuida.
-¡ahh!, comenzaba a pensar que hablaba con nadie.
-jajaja –Kai estaba avergonzado –no, lo siento, no me presenté… mi nombre es Kai, arquitecto, un gusto conocerte.
-¡¡woooo!!, ¿de verdad eres arquitecto?, ¡yo soy diseñador de interiores!, será genial ser vecinos… mi departamento es el que esta aquí al frente.
-ohhh, entonces mucho gusto en conocerte. ¿Te parece si probamos juntos el pastel que me trajiste?
-¡¡yaaa!!, ¡genial!

Y así fue como se conocieron. Los sentimientos por parte de Kai hacia Ruki fueron casi de inmediato. Esa felicidad mezclada con un aura de inocencia, lo habían cautivado sin vuelta atrás.
A veces era casi insoportable por lo mucho y rápido que hablaba, pero en otras ocasiones su sensibilidad por las cosas lo conmovía profundamente amándolo más.

Ya casi se cumpliría un año desde el día en que llego a ese edificio y por ende del día en que se habían conocido. Al parecer ese edificio era más bien ocupado por gente mayor, por lo que Ruki no tenía gente conocida en él, más bien sus vecinos tendían a mirarlo raro por como se veía o por como vestía, casi siempre de negro, con ropas más bien estrafalarias, que claro, para sus ojos eran anormales, por lo que la llegada de Kai a la vida del mas bajito había sido lo que llaman una bendición.

Se habían hecho muy amigos desde que Ruki llegara con el pastel, pero para Kai esa amistad se estaba volviendo una tortura, sus sentimientos hacia el otro comenzaban a desbordarse. Verlo todos los días tan cerca de él, pero a la vez tan lejano lo atormentaba seriamente, le daba miedo declarársele, ¿por qué?, Ruki le había contado malas experiencias con novios anteriores y no quería ni pensar en que Ruki se alejase de él por culpa de la declaración.


Cenaban juntos todos los días y ya era costumbre para ambos celebrar en uno de los dos departamentos el cumple-mes de amistad.

Fue en el 11° cumple-mes, cuando Ruki muuuuy contento le contó del nuevo chico que había conocido y que ese mismo día le había pedido ser novios. El mundo se le vino encima a Kai. ¡No!, ¡no!, su Ruki enamorado de otro y no sólo eso sino que ahora eran también novios.
Ruki se veía tan feliz y dichoso que a Kai no le quedó más opción que sonreír, esbozar sonrisas de alegría y felicidad por él, que sólo eran fingidas, pero que al volver a su departamento se volvieron lágrimas de desamor y despecho.
La sola idea de imaginarse a Ruki con otro lo ponía mal, el lo amaba mas que cualquier persona podría llegar a amarlo, de eso estaba seguro.

Los primeros meses de esa nueva relación que había empezado Ruki habían sido completamente rosas. Ruki llegaba cada noche a su cena contándole cosas nuevas respecto a ese sujeto, a quien no conocía en persona pero que odiaba como a nadie.
-¡Kai-chan!, jamás pensé que él fuera a acordarse de la primera vez que nos vimos, me dio flores, ¿puedes creerlo?, casi me muero… me dio las flores frente a todos mis compañeros y me dijo cuanto me amaba.

Kai lo miraba y sonreía fingiendo estar calmado, pero quien se fijase en el e forma inquisitiva, notaria que Kai se estaba muriendo por dentro, porque su corazón ya no estaba trisado, si no hecho añicos en su interior.
Sabía que por sobre todo lo más importante era la felicidad de Ruki, por lo que no decía nada y celebraba junto al otro cada uno de los detalles que el novio del más bajito le daba.

Pero fue a partir de los 6° meses que Ruki comenzó a mostrarse diferente. Se veía reacio a juntarse con él, ya casi no cenaban juntos por las noches. Ruki daba la excusa de estar muy cansado o no poder por algún motivo que se notaba inventado por lo rebuscado que era.

Una de las noches en que no pudo negarse, porque Kai fue a buscarlo a su casa y en donde le dijo que no lo perdonaría si no iba, se mostró más extraño que nunca. A pesar de ser de noche llevaba gafas de sol muy grandes. A Kai le pareció raro… era cierto que Ruki era medio innovador con sus ideas, pero ahí a llevar gafas en la noche, le pareció sospechoso, por lo que puso atención a todos los movimientos que hacia el más bajito
-Ruki, aquí no hay sol, ¿porqué no te quitas las gafas?
-¡eh!...n-no, yo-yo estoy bien así.

Kai frunció el ceño, hablar tan poco y escuetamente en Ruki no era normal, Kai comenzó a alarmarse y se propuso como meta esa noche saber que le ocurría a su amado vecino.

La noche transcurrió en calma, hablando poco, la mayor parte del tiempo concentrados en su comida. Pero algo rompió esa calma… una llamada al teléfono de Ruki, quien al ver el identificador de llamada se puso claramente nervioso.
-¿está todo bien Ruki?
-s-sí, descuida… etto, ¿podría ocupar tu balcón un minuto?
-claro, descuida… yo iré por el postre.

Kai recogió todo lentamente, tratando de oír algo de la conversación, pero sólo lograba oír palabras sueltas que por más que intentaba unirlas no podía.
-Sí
-…
- no hay problema,
-…
-no quiero,
-…
- ok

Vio que Ruki cortó la llamada y se apresuró a correr a la cocina.
-Ruki, siéntate un minuto ¿si?, creo que me demoraré un poco en servir el postre.
-¿necesitas que te ayude?
-no, descuida todo está controlado.

Kai ordenó un poco la cocina y en menos de cinco minutos salía de la cocina rumbo al comedor para servir el postre que llevaba en una bandeja, pero algo lo dejó pasmado. Frente a él, estaba Ruki, quien claramente no había notado su presencia, puesto que estaba de pie frente a un espejo mientras tocaba su rostro, que ya sin gafas, mostraba un horrendo y gran moretón en su mejilla y ojo izquierdo, que el más bajo estaba tocando, mientras hacía muecas de evidente malestar y dolor.
-¡RUKI!, ¿¿qué te pasó??, dios mío, ¡eso es enorme!

Ruki se asustó, dejando caer las gafas que había estado sujetando con una de sus manos. ¡No!, ahora Kai lo había visto, lo que menos quería había ocurrido, se quería morir. Miró la puerta con claras intenciones de huir, pero las palabras de Kai lo detuvieron.
-no… no me pasó nada, estoy bien –raudo se agachó, tomó las gafas y se las puso.
-ni se te ocurra huir –le dijo seriamente Kai.

Ruki jamás lo había visto con esa cara, ¿sería que Kai se enojo con él?
-no te dejaré salir de aquí, sin que me digas que fue lo que te paso.
-n-no me... pasó nada.
-oh, vamos Ruki, no me creas idiota. Un moretón de ese tamaño no se hace solo.
-y-yo… -Ruki se puso a llorar, no decía nada, sólo se limitaba a sollozar.

Kai sintió pena, no quería pensar más en las ideas que se le venían a la cabeza, pero al acercarse y ver lo profundo que parecía aquella marca, sólo pudo abrazarlo y dejarlo llorar en su pecho. No quiso hacer más preguntas, pero sabía que algo no andaba bien. Desde ese momento se propuso estar más atento a su niño.
Estuvieron abrazados un buen rato, hasta que Ruki se separó de Kai, pidiéndole disculpas.
Kai le sonrió.
-no te preocupes… sólo quiero que estés bien.
-Ya estoy mejor, descuida.

Kai lo miró detenidamente por unos minutos, aquella marca no menguaba su belleza, se veía tan lindo e inocente como siempre, apenas sus sospechas se vieran confirmadas mataría al desgraciado que se había atrevido a ponerle una mano encima.
-prométeme que te cuidaras.

Ruki sólo lo miró y se volvió a abrazar a él, estaba aterrado, se sentía morir con cada palabra de Kai hacia él, no quería que le hiciera más preguntas, no quería pasar por la humillación de aceptar lo que había pasado.
Lo miró detenidamente y se preguntó por qué no se había enamorado de Kai, él siempre era muy bueno con él, le daba en el gusto y era muy tierno, pero rápidamente se quitó esas ideas de la cabeza, no sacaba nada con pensar en aquello cuando él ya estaba con alguien más.

Aquel día las cosas no llegaron a más. Ruki se fue a su departamento y Kai se quedó en su casa, pensando respecto a lo ocurrido. Se había muerto por preguntarle a Ruki sobre lo que le había ocurrido, pero había visto la angustia en los ojitos del otro cuando hizo apenas el ademán de querer preguntar.

Lo había dejado irse sin hacerle preguntas, sólo le había pedido que se cuidara y que se pusiera algo helado en su ojo, lo que Kai no sabía era que la ropa de Ruki ocultaba otras marcas igual de feas, las cuales Ruki volvió a ver en su espejo cuando se cambió de ropa al ponerse pijama. Se dio pena y no pudo evitar ponerse a llorar, se sentía una mierda de persona.


Las cosas durante el resto de las semanas estuvieron mejor. Kai vio varias veces a Ruki con su novio y se veía bastante feliz, por lo que desechó la idea de un posible maltrato físico. Jamás pensó que las cosas después de esas semanas de tranquilidad se pondrían peores.


Kai y Ruki habían vuelto a su costumbre de cenar juntos por las noches, volviendo incluso a celebrar un cumple-mes más. Ruki se había estado sintiendo más o menos mal, comidas como el curry que Ruki normalmente amaba, ahora le daban nauseas.

La noche del primer año de conocerse, Kai había cocinado spaggetty con salsa, sabía que Ruki amaba esa comida y quiso darle en el gusto.
La velada fue absolutamente tranquila, Ruki se mostró igual de expresivo que siempre, nada parecía extraño, por lo que Kai comenzó a relajarse.
-¿te imaginas como quedé yo?, me dio mucha rabia y no sé cómo comencé a gritarle, tú sabes que yo no soy así, pero me sacó de mis casillas y no pude hacer nada más… ¿qué habrías hecho tú?

Kai sólo lo miraba, se había perdido en las palabras de Ruki, con lo que lentamente había comenzado a ignorarlo sin querer hacerlo realmente.
-¡¡¡Kaaaaaiii!!!, ¿me oyes? –Ruki miraba divertido a Kai, quien parecía haber despertado de un ensueño.
-y-yo, sí… lo siento, no te oí.
-jajaja, descuida… te estoy molestando con mis historias tontas.
-¿eh? – se sorprendió el moreno – no, no, sólo que estaba fijándome en que aún no te doy mi regalo.
-¿regalo? - Ruki lo miró interrogante – ¡¡waaaa!!, ¿me tienes un obsequio?
-por supuesto que sí, todos los cumple-mes nos damos regalos y esta vez no será la excepción. Espérame aquí, iré por él a mi cuarto.
-¡ok!, aquí espero.

Kai caminó a su cuarto, pero antes de salir del comedor, miró hacia atrás y vió a Ruki que jugaba con sus manos mientras tarareaba una canción, se rio y caminó hacia su cuarto.

Al fin se fue, pensó Ruki, mientras se ponía en pie y caminaba hacia uno de los sofás y hurgueteó en el interior de su bolso, hasta que sacó una pequeña cajita con un enorme moño encima, la puso sobre la mesa y se sentó de nuevo a esperar.

Kai volvió al rato, con una pequeña bolsita dorada, mientras se acercaba le estaba sonriendo a Ruki.
-bien, este es mi obsequio… ¡ojalá te guste!
-¡¡waaa!!, ¡gracias Kai-chan!... yo también te compré algo, toma – y le pasó la cajita, para después ponerse a abrir la bolsita que el mayor le había dado.

Kai, olvidó por completo que Ruki le había pasado algo, se quedó embobado mirando como el pequeño abría entretenido la bolsita tratando de que no se rompiera.
-¡¡waaaa!!, ¡Kai-chan!, ¡¡es mi perfume favorito!!, ¡gracias! – y procedió a ponerse un par de gotas en su cuello.
-qué bueno que te gustó – el moreno le sonreía.
-neee, ¿no abrirás el tuyo?
-¿ah? – Kai se dio cuenta y se apresuró a abrirlo – ¡¡ohhh!!, ¡qué lindo! – Ruki le había regalado un lindo anillo – ¡gracias!, ¡lo ame!

Feliz se lo puso y cuando levanto su rostro para mirarlo, notó que algo no estaba bien, Ruki estaba pálido, parecía mareado y se sujetaba de la orilla de la mesa.
-Ruki, ¿estás bien?, ¿qué tienes?
-y-yo… no… no sé, no… no me siento bien – terminó de decir esto y se puso una mano en la boca para después correr al baño más cercano.

Kai lo miró extrañado y caminó raudamente atrás de él, alcanzándolo en el baño, donde Ruki trataba de soportar las arcadas. Se encontraba inclinado sobre el lavamanos y lloraba.
-¡Ruki!, Dios… será mejor que te sientes.
-¡agh!, n-no… y-yo – no pudo hablar más, una arcada enorme terminó por hacerle vomitar.

Kai que estaba a su lado, tomó su cabello tirándolo hacia atrás, mientras que masajeaba su espalda tratando de confortarlo.
Pasaron varios minutos así, durante los cuales Ruki devolvió todo lo que había comido esa noche, para después desmoronarse en los brazos de Kai, quien asustado lo tomó en brazos llevándolo hasta el cuarto donde lo recostó, rogando porque despertara pronto.


No sabía dónde estaba, sentía asco y su boca sabía horrible. De sopetón llegaron las imágenes a él, corriendo con nauseas, vomitando y después… no sabía que había pasado después, todo se había vuelto oscuro.
Intentó mover uno de sus brazos, pero sintió que algo o más bien alguien lo tenía apresado. Pestañeo varias veces, tratando de acostumbrar su vista a la semi-oscuridad en la que se encontraba, noto así que quien tenía apresado su brazo era Kai, quien dormía sentado en el piso y apoyando su cabeza en la cama.
-Kai…Kai –lo llamo el pequeño – despierta.
-¿eh? – el moreno comenzó a despertar, levanto rápido la cabeza y lo miro – ¡Ruki!, ¿cómo estás?, ¿qué te paso?,? te sientes bien?
-sí… descuida, ya me siento mejor. No sé que me pasó.
-¿te ha pasado otras veces?
-n-no… es la primera vez.
-lo mejor sería que fuese al médico, ¿no crees?
-no… estaré bien, además que no tengo tiempo…
-Ruki… debes velar por tu salud, prométeme que si vuelve a ocurrir irás al médico.
-está bien.

Lo que Kai nunca supo, fue que esa no había sido la primera vez que a Ruki le ocurría aquello, ni que tampoco sería la última. Las nauseas matutinas era algo que venía agobiando a Ruki hacia ya por lo menos una semana, ni hablar de los mareos que eran cada vez peor. Se sentía extraño, a veces le daban ganas de comer cosas raras, cosas que normalmente no se le antojaban o que simplemente jamás le habían gustado.

Era tarde y Kai ya estaba acostado, mientras repasaba unos papeles en la cama, sintió como sonaba el timbre de su puerta, se extrañó, normalmente quienes iban a su casa se anunciaban antes llamando por teléfono o avisando al portero del edificio.
Se levantó raudo y apenas abrió la puerta se sorprendió enormemente, se encontró a un Ruki, con pijama, pelo revuelto, cubierto con una manta y ojitos brillosos.
-¿Ruki?, ¿qué pasó?, es tarde… ¿estás bien?
-¡¡nooo!!, Kai-kun no estoy bien – lloriqueó el bajito – ¡¡tengo ganas de comer cerezas con miel!!
-¿qué? –el moreno estaba confundido – Ruki, por si no te has dado cuenta… son las 4 de la madrugada.
-¡¡Kai-kun!!, tú no lo comprendes ¿verdad? –Ruki se veía desesperado y lagrimas comenzaban a correr por sus mejillas – n-e-c-e-s-i-t-o comer eso… si no lo como…¡moriré!
Notas finales:
¿qué les pareció?
Dejen revs!!, nu importa si les gustó o no, denme su opinión, es importante para mi!!
Actualizaré el domingo, pero sólo si hay revs!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).