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El secreto de la estatua. por danita270307

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Notas del fanfic:

Este fic ya lo había subido anteriormente, pero lo borré por cosas de la vida y lo volví a subir con las correcciones correspondientes.

Notas del capitulo:  Capítulo único, aprovecho de promocionar mi blog xD: http://danita270307.blogspot.com/ ahí están todos los fics que no he publicado en la pag. Quiero recalcar que este fanfc contiene pigmalionismo (atracción hacia estatuas o monumentos)

 Estaba sentado al borde de la gran pileta, observando como siempre la hermosa estatua de un ángel. Sus dos grandes alas color blanco tapaban parte de su delgado cuerpo, tan solo cubierto por sabanas de tonalidades azules posicionadas bajo la cadera, sus ojos rojos contrataban perfectamente con el tono pálido de su piel y el pigmento plateado de su cabello, el cual caía en cascada hasta su cintura, envolviendo parte de sus dos hermosas y grandes pupilas.

 

 En cuanto empiezo a mirar esa bella obra de arte no puedo parar de observarla, simplemente se ha vuelto una obsesión para mí el poder contemplar este ángel hasta muy tarde en la noche.

 

  Hace dos meses mi padre falleció dejándole a mis hermanos una gran herencia monetaria, mientras que yo tan solo recibí esta estatua, que según el testamento de mi padre esta era el más importante de todos los legados porque es "especial". Hasta el día de hoy no entiendo a que se refiere con esa palabra, lo único que sé, es que una vez la observé, me enamoré perdidamente de esta figura sin vida.

 

- Sabes, mis hermanos nuevamente discutieron. Ser el menor es horrible, todos están peleándose por el control de la compañía de papá - le murmuré suavemente al cuerpo rígido en medio de la pileta de aguas verdes - Están tan involucrados en sus asuntos que se han olvidado de mi presencia - me incliné un poco para poder ver mi reflejo en el agua. Mi largo cabello negro azabache está desordenado y mis ojos grises se ven empañados. Continué observándome detenidamente, mi delgado y bajo cuerpo que me hacia tener ese aspecto frágil que tanto detesto - "Es por eso que mis hermanos no me toman en cuenta, por que soy débil física y emocionalmente" - pensé durante unos instantes - Si tan solo fueras real... - sonreí forzosamente mientras las lágrimas agolpadas en mis ojos descendían rápidamente a través de mis mejillas para aterrizar finalmente en el agua - No estaría tan solo... - me levanté pesadamente al notar que la oscuridad casi rellenaba todos los espacios de la mansión.

 

 Desde mi patio privado entré directamente a la habitación, dejándome caer sobre la cama. Busqué con la mirada al calendario, el cual estaba ubicado sobre la pantalla del computador, en el había una fecha marcada con lápiz rojo, el día de mi cumpleaños numero 16 - "Tan solo faltan 3 días" - pensé mientras soltaba una breve risita. Aun sobre la cama mis parpados se fueron cerrando gradualmente hasta que me deje caer en un profundo sueño.

 

 Un fuerte ruido proveniente de fuera hizo que me despertara de golpe, miré hacia todos lados bastante confundido, pero al no notar nada fuera de lo común me recosté nuevamente. No pasó más de diez segundos cuando escuché el sonido que produce el agua al caer al suelo en grandes cantidades. Un poco asustado salí de la habitación en busca de la fuente del escándalo, busqué por todo el patio sin dar con su paradero, tan solo veía las sombras de los objetos que producto de la poca luz existentes se notaban de forma distorsionada y aterradora.

Volviendo a mi habitación, logué escuchar la respiración acompasada de alguien, se oía desde la habitación de huéspedes. Con delicadeza exagerada asomé lentamente la cabeza para poder observar con mayor claridad al intruso. Me asombre al ver tan solo la estatua tendida rígida en la cama. Acerqué mis pasos sutilmente, a lo mejor tenía alguna falla y alguien de la servidumbre la había traído aquí para repararla. Alcé la vista para observar mejor a esa preciosa obra de arte, pero lo que vi me dejó aun mas sorprendido; no había nada. Un tanto asustado no tanto por lo que vi si no por la posibilidad de que hubiese enloquecido, volví a mi dormitorio, me senté en el sillón con las piernas cruzadas. Sentí un jadeo a mis espaldas, entré en pánico al darme la vuelta y ver nuevamente el cuerpo semidesnudo de mi amada estatua - "Esto no me puede estar pasando" - pensé mientras corría hacia el interruptor para así poder presionarlo. Los grandes candelabros de la habitación se iluminaron de golpe dándome a entender que lo que había visto inmerso en la oscuridad no era tan solo una ilusión. La pálida criatura se fue aproximando lentamente hacia mi dirección, miré embobado su andar, caminaba tan elegantemente que hasta parecía volar. Retrocedí de espalda a la misma velocidad que el utilizaba para trasladarse hasta donde yo me encontraba. Un obstáculo se presentó en mi camino; la pared, con las manos empujé la gruesa muralla de cemento como si con eso pudiese correrla para así escapar. Completamente aterrado resbalé por esta hasta quedar sentado en el frío suelo, el perfecto ser se hincó al lado mío con la mirada perdida en mis orbes grises

 

- Por que huyes de mi?, pensé que querías que viviera - su voz era grave pero amable, casi como un canto

 

- Yo... tu... no... - tartamudee - Debo estar soñando - me levanté de su lado para así poder acostarme tapándome completamente con las sabanas cerrando con fuerza los ojos

 

- No soy un sueño - retiró con delicadeza las sabanas que me cubrían, acariciando mi mejilla - Soy real, tal y como tu lo deseaste - continuó hablando mientras una sonrisa se formaba en tu perfecto rostro, mostrando sus blancos dientes, casi tan blancos como sus alas. Me sonrojé violentamente bajando la mirada apenado - Te he escuchado atentamente todos los días...

 

 - ¿Como despertaste? - le interrumpí.

 

- Hace mucho tiempo, una tribu indígena me invocó para proteger a su tierra de los invasores, yo, como arcángel guardián tuve que aceptar, desgraciadamente no pude con los enemigos y me vi en la obligación de recurrir a las únicas personas que podía ayudarme a derrotarlos; los serafines.

 Ellos me entregaron un hechizo que destruiría a los invasores, pero a cambio mi cuerpo se volvería rígido como piedra hasta que alguien me amase tanto como yo a el, desgraciadamente solo de noche despertaré, de día volveré a ser alguien sin vida - susurró la ultima frase un tanto apenado

 

- ¿Hay alguna forma de que puedas despertar por completo? - pregunté mientras acariciaba sus hermosas hebras plateadas

- Necesito que me entregues tu cuerpo, que me ames físicamente por una noche, y que me ames espiritualmente durante toda tu vida - sonrió nuevamente, pero su sonrisa se desvaneció cuando contempló la ventana, en donde unos pequeños rayos de luz nacían desde el amanecer - Debo irme, pero en cuanto el sol se esconda tras la montaña apareceré nuevamente - al terminar la oración me besó suavemente, tan solo un rose de labios, cerré los ojos para poder sentir mejor el embriagante sabor de su boca, era dulce, mas dulce y delicioso que cualquier postre.

 

Abrí los ojos de golpe al no sentir sus labios besando los míos, y al no percibir su aroma cubriendo cada rincón del dormitorio. Miré horrorizado que el ya no se encontraba en la habitación. Me levanté de la mullida cama en la cual me encontraba, salí a paso veloz al patio dirigiéndome sin basilar a la gran pileta en donde se encontraba el hermoso ángel completamente solidificado, como si nunca hubiese despertado de ese profundo sueño. Hundí mis pies en el agua cristalina de la fuente, y abrasé a la estatua como si esta pudiese devolverme tal acto.

 

- Te espero... esta noche y para siempre - sollocé contra la fría cerámica de la cual estaba hecho su cuerpo - Te entregare mi cuerpo, mi alma, mis sueños, mi conciencia, todo lo que tengo con tal de que me mires con esos hermosos ojos que posees, para que me sonrías, que me ames y me saques de esta soledad para toda la eternidad - besé sus labios, estremeciéndome al sentir el frío de estos - Libérame del sufrimiento... - murmuré contra el rostro pálido y sin vida.

Una sonrisa se dibujo en sus labios. Caí de asombro golpeándome contra las baldosas que componían el suelo de la pileta, grité de dolor al sentir como el trozo de una de estas se incrustaba en mi hombro derecho de la cual brotó en grandes cantidades un líquido rojizo. Intenté levantarme, pero al lograrlo volví a caer pero esta vez me golpee la cabeza provocando que mi cuerpo se entumeciera y hundiera mientras veía como el agua mezclada con mi sangre pasaba sobre mis ojos los cuales lentamente se fueron cerrando hasta que tan solo vi la oscuridad total. Un rayo de luz se proyectó de entre la negrura y se fue propagando hasta que ninguna parte quedó entre las tinieblas. La respiración volvió a mis pulmones y ya no sentía dolor alguno.

 Con un poco de dificultad abrí mis ojos, encontrándome tendido en el césped que rodeaba la fuente, mi ropa se hallaba empapada pero aun así no presentaba rastro del accidente. Sujeté la muralla de ladrillos que conformaban los bordes de la pileta y lentamente me reincorporé sobre mis pies - Gracias - le dirigí una sonrisa al ángel que me salvó la vida para posteriormente dejarme caer nuevamente sobre el césped, completamente exhausto, durmiéndome al instante.

 Desperté al sentir la helada brisa del viendo pasar a través de mis prendas ahora húmedas, el sol estaba ocultándose ya en el ocaso y tan solo unos débiles rayos de luz se dejaban ver, dándole al cielo tonalidades anaranjadas.

 Froté mis ojos con pereza, tratando de escapar del cansancio que aun me comía por dentro, impaciente me levanté de un salto en espera de que los últimos rastros de luz desaparecieran por completo. Pasaron diez minutos, que para mi fue la espera mas larga de toda mi vida, y el patio quedó sucumbido completamente en la opacidad. Rápidamente los faroles se encendieron dejando al descubierto que la estatua antes ubicada en el centro de la fuente había desaparecido.

- ¿Ángel donde estas? - casi grité por la desesperación de perder a mi ser amado. Cerré los ojos fuertemente al sentir unas manos en mi cadera, elevándome, los abrí nuevamente para encontrarme con una vista aérea de mi mansión. Abrasé el cuerpo helado de mi estatua al descender hasta la ventana de mi habitación. Me soltó con delicadeza sobre la cama, recién ahí fijé mi vista en su rostro, el cual se veía agotado - ¿Ángel estas bien? - pregunté sin querer apartarme de su lado.

- Mi nombre es Uryan, quiero que me llames así - depositó suaves besos en mi mejilla - Estoy bien, es solo ocupé gran parte de mi energía hoy - continuó por mi cuello desabotonando los botones de mi camisa a medida que iba avanzando - Si me llamas por mi nombre yo igual lo aré... Arthur - susurró son su suave voz en mi oído provocando que cierta parte de mi cuerpo empezara a despertar.

 De un momento a otro me vi completamente desnudo sobre la cama mientras el depositaba besos por todo mi abdomen. Bruscamente me dio la vuelta dándome de golpe contra las almohadas, separó mis piernas para posteriormente introducir su lengua en mi entrada. Una punzada de dolor recorrió mi espalda provocando que un pequeño quejido se escapara de entre mis labios. El continuó con su labor haciendo que el dolor antes sufrido se convirtiera en placer. Moví mis caderas para poder disfrutar más el tacto de su tibia lengua. De un momento a otro retiró esa fuente de placer de mi entrada dándole una última lamida a mi espalda y posicionó su duro miembro de arcilla en reemplazo, ingresando lentamente a mi interior.

- ¡Ahhh! - grité de dolor al sentir la gran extensión rompiéndome por dentro. Lágrimas escaparon de mis ojos mientras con mi mano apretaba fuertemente las sabanas de la cama.

- Calma... prometo que te haré ascender al cielo por todo el placer que te daré... - hablaba con voz ronca y se escuchaba claramente el tono de excitación en su voz, lentamente comenzó a moverse tocando una parte dentro de mi que me hacía chillar de placer.

- ¡Ahhhh! ¡Dame más! ¡Ahhh! ¡Más fuerte! - gemí al sentir como su pene extrañamente cálido ingresaba rápidamente en mi orificio.  Volteé levemente el semblante para ver a mi preciado ángel.

- Eres... un demonio... ¡ahh! - logré ver su sonrisa, pero lo que mas me asombró fue que su cabello se volvía color dorado y sus ojos iban adquiriendo tonalidades verdes - Me estoy volviendo de carne... gracias... a ti... - Besó con pasión, introduciendo su lengua y explorando cada parte de mi boca.

- ¡Ahh!... ya no... puedo... - en un sonoro plañido derramé mi esencia sobre nuestros cuerpos, el me beso nuevamente antes de soltar un sonido de  magnitudes semejantes al mío, finalmente llenando mi cuerpo de su semilla - Libérame de la soledad... - susurré intentando calmar mi reparación.

- No te preocupes... estaré siempre contigo... eternamente - me apego contra su cuerpo aun desnudo - Eternamente... - repitió en un murmullo, cerrando los ojos y dejándose caer en un profundo sueño.

 

 

 

 

Notas finales: Espero que les haya gustado.  Dejen review! xD

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