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Nuestra Promesa por Nadki

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Notas del capitulo:
wiiii :D
gracias por todos los reviews :D
(si, ya, sigo con la emoción de la navidad xD)
ojalá hayan tenido una nyappy navidad :D

está algo largo y debo decir que takuya va a empezar a escribir una historia, así que va a salir un pedazo de su historia :D

-¡Maldición!- dijo con frustración el guitarrista.- vamos, vamos… si, ¡si!- decía mientras levantaba sus brazos poco a poco para una pose triunfal. De pronto se quedó callado hasta que…- ¡noooo!- gritó, para luego dejar caer la parte superior de su cuerpo sobre su escritorio.- no sé como hacer esto.
-Takuya ¿te pasó algo?- preguntó de golpe Miku, quien entró a la habitación del menor de un momento a otro. Ante la sorpresiva pregunta y aparición, Takuya se asustó.
-Ay, tonto. Me asustaste.
-¿Qué te pasó? ¿Por qué los gritos?
-Nada, es sólo que…- de pronto se calló, para luego soltar un bufido de molestia.- Miku.
-¿Qué?- preguntó inocentemente.
-¿Qué estás haciendo?- su pregunta sonó más afirmativa que dudosa y con un evidente tono de molestia.
-Yo no hago nada.
-Me estás abrazando, colocando tus manos unidas en mi pecho y usando tus dedos para acariciarlo, además tienes tu cabeza en mi hombro izquierdo y me estás besando el lóbulo de la oreja.
-¿Y qué tiene?- le preguntó ingenuamente mientras volvía a depositar un pequeño beso en la zona mencionada por el guitarrista, pero Takuya movió la cabeza hacía adelante para luego girarla hacía la derecha.
-Miku, no quiero discutir.- dijo mientras se giraba para ver a Miku a la cara, pero éste lo miraba incrédulo, como extrañado por la reacción de alejamiento de quien amaba.
-No hay razón.- dijo aun sorprendido, realmente no entendía porqué Takuya le decía ese tipo de cosas y porqué se alejaba si sabía que éste lo amaba.
-Sí la hay.- expresó molesto pero a la vez con voz desgastada, como hartado de tener que volver a explicar todo.
-Para ti todo es pelea.- Miku le devolvió el tono de molestia mientras se apoyaba en la puerta del closet con sus brazos cruzados.
-Akiharu Tsukiyama ¿Cómo te hago entender que quiero algo llamado “espacio personal”, y que la única manera de que me lo des es no hostigándome?- preguntó fastidiado y moviendo sus manos de arriba abajo con movimientos cortos y rápidos cerca de su propia cabeza, expresando la desesperación de que Miku no comprendiera lo que pedía.
-Para ti que te dé un abrazo es ahogarte, es acoso.- dijo rompiendo el cruce de sus brazos para acompañar sus palabras con movimientos de brazos.- sin embargo, si te abraza otro integrante de la banda, alguien del staff, Bou, o algún cafekko no es acoso para ti.- le reclamó.
-No se trata del hecho, es cómo haces el hecho. Miku, entiende por favor que quiero un tiempo para mí.
-¿Y tú cuando entenderás que sin ti no soy nada?
-No te estoy pidiendo que me dejes de amar.- dijo parándose de la silla para acercársele.- sólo te estoy pidiendo que tengamos una relación de amistad como la que tienes con los demás.- pero Miku se alejó, corriéndose a otro punto de la habitación.
-Lo que pasa es que sólo piensas en ti y en lo que tú quieres. Siempre me dices “quiero mi espacio” “me ahogas” “somos amigos ahora, nada más” “entiende” ¿Y yo dónde quedo? ¿Y lo que yo quiero? ¿Lo que yo pienso? Esto es una relación, no vives solo, vives con más personas que tienen sentimientos y deseos. Yo quiero estar contigo, pero tú no me dejas con sólo lo que TÚ quieres ¿Acaso alguna vez piensas en mí?
-Sí sigues así esto terminará peor que la última pelea.- dijo dándole la espalda.
-Ya aparecieron las amenazas.- dijo hastiado mirando la espalda de Takuya. Al oír eso, Takuya se volteó.- tengo muchas en “la cajita de amenazas de Takuya a su supuesto amado Mikusuke”.
-¿A sí?- dijo acercándose a él, desafiante.- pues agrégale ésta “si sigues ahogándome y sin cumplir tu parte del trato cuando nos arreglamos, que era por si lo olvidaste, que respetarías mi tiempo y que me dejarías tener mi espacio sin acosamientos peor que fan-girl, me vas a perder definitivamente”
-Tú tampoco estás cumpliendo con tu parte del trato. Escúchate, Takuya, oye como me estás tratando ¿Dónde quedó el que me entenderías, que no habría amenazas ni palabras como cuchillas? ¿Acaso tu cariño es tan superficial que dura tan sólo unos pocos días después de que me dijeras tantas cosas con tus mejillas inundadas de lágrimas?
-¿No te das cuenta que estas peleas son por acoso? Si me dejaras tranquilo no habría peleas, y al no haber peleas no habría “amenazas ni palabras como cuchillas” y pronto estaríamos juntos.
-Tú vez lo que te conviene, te gusta la parte ancha del embudo. De seguro que si estuvieras en mi lugar estarías reclamando. En cambio yo he cambiado, ya no te abrazo tan posesivamente como otras veces que te agarraba de la cintura y no te dejaba irte por horas sólo por mi antojo. Ahora solamente estoy encima de ti como cualquier persona con sentido común que ama a alguien.
-Pero me agobias igual.
-¿Sabes qué?- dijo casi en suspiros.
-No, no sé.- dijo de mala gana.
-Desde que volviste de Inglaterra que perdí a mi Takuyita.
-Los acosos asfixian el amor.- dijo tristemente.
-¿Qué me puedes decir tú sobre el amor si en vez de cultivarlo para que se haga más fuerte, lo estás matando con tiempos y espacios? Mejor dime que no me amas y se acabó.- le dijo dolido mientras se dirigía a la puerta de la habitación. Pero antes de que Takuya le respondiera, salió dando un pequeño portazo.
Takuya sólo soltó un bufido de resignación antes de sentarse en la silla del escritorio para luego desplomarse sobre su escritorio. Cubriéndose su rostro con sus brazos, comenzó a llorar aquellas lágrimas que había guardado en una cajita de promesas que acababa de romperse, liberando las gotas de agua que no tardaron en mojarlo todo.
Movió un poco su brazo para darse cuenta que estaba sobre algo, levantó un poco su cabeza y se encontró con la imagen de las hojas del cuaderno donde quería escribir todas arrugadas y con varios puntos húmedos. Trató de limpiar inútilmente sus lágrimas mientras susurraba:
-No puedo crear un destino si yo no sé el mío.


Mientras tanto, Miku caminaba a paso rápido y desafiante por los pasillos de la casa, enfuscado por la discusión con Takuya. Sus pisadas se podían oír en toda la casa, por lo que Teruki no dudó en aparecer.
-No te metas ahora.- dijo de manera retadora el vocal, Teruki se alejó temeroso.
Las fuertes pisadas fueron silenciadas por un atronador portazo. Teruki se acercó un poco a la puerta de la sala de estar, la que lleva a la calle, y suspiró:
-Cierre con amor.

Ya en la calle, Miku sacó su celular y contactó con Asuka, quien respondió a su llamado con voz tranquilizadora para calmar la furia del cantante.
-Ven al hotel, así te hago un masaje relajante que aprendí en Estados Unidos mientras te descargas.


Riiiiingg, riiiingg (xD)
En la casa común sonaba el teléfono pero nadie atendía.
Riiiingg, riiingg

-Siempre soy yo el que atiende.- se quejaba Teruki.- ya parezco la secretaria.- miró el número, sonrió y contestó.- ¿Alo? Buenas tardes, usted está llamando al domicilio particular de An Cafe, un hogar habitado por cuatro locos y uno que milagrosamente aun no pierde la razón. Está hablando con el secretario Nagata Teruki ¿A quién busca, ex loco cafe?
-Jajajja.- reía animadamente.- Teruki, que gracioso, jajaja.- seguía riendo.
-Creo que deberé preguntarle nuevamente con quien desea hablar.
-Teruki para, sé que te tienen de secretario pero detente jajajja.- seguía riendo.- no podré parar jajajajaj.
-Estimado señor Bou-kun, le ruego que por favor se sosiegue y me diga a quien está buscando para poder colgar y dejar de fomentarle a estos cuatro idiotas que yo conteste a cada llamado.- Teruki usaba un tono muy gracioso para responderle a Bou, lo que hacía que él estallara en risas.
-Jajajjja, Teruki detente, jajajajjaj, estoy llorando de la risa.
-Si es tan amable ¿podría decirme a quien busca? Así podría dejar de expresarme de esta manera y usted podría serenarse y comunicarse con el ser humano por el cual llamó a este domicilio.
-Jajajajajja, busco a jajajaja, a Takuya-kun jajajjaja.
-Se lo transfiero enseguida, espere un momento.- Teruki se alejó del teléfono un poco y gritó.- ¡¡¡Takuuuyaaaaaa!!!!! ¡Contesta arribaaaa!!!!!
-Que elegante la manera de transferir.- dijo Bou tratando de parar sus risas.
-Este servicio de palabras bonitas está limitado sólo a quienes osan en fomentar que los cuatro integrantes restantes de este domicilio crean que yo soy el secretario.
-¿Qué p…?- Takuya salió de su habitación y se asomó en el balcón del pasillo.
-Te buscan, contesta arriba.
-No…
-Es Bou.
-¿Kazu-san?- se preguntó para luego entrar a su habitación a contestar.
-Ahí le va a atender el guitarrista de la banda, un gusto haber entablando conversación con usted.
-Gracias por hacerme reír Teruki, siempre lo consigues.
-Que tenga un buen día.
-Jjajaja, tú también.

-¿Aló? ¿Kazu-san?
-¡Takuya-kun!- de pronto Bou se calló.- a ver ¿Por qué estuviste llorando?
-Por nada.
-Takuya-kun, eso no me lo creo.
-En serio.
-Takuya-kun, eso es igual de falso a que si Kanon dijera que ya no quiere ser otaku, o que Teruki no piense en trabajo.
-Bueno, ya. Peleé con Miku otra vez.
-Ay, Takuya-kun. Cuéntame que pasó.- dijo Bou preocupado. Takuya le contó todo, pero le contó su punto de vista del problema.- Takuya, has hablando tantas veces con Miku y ya vez. Yo creo que ya debes acostumbrarse a que sea así, es su forma de ser, ya no puede cambiar.- al escuchar eso, Takuya se deprimió. (n/a: o.o).- vamos Takuya-kun, no te deprimas.
-Para ti es fácil decirlo, estás muy bien con tu pareja.
-Takuya-kun, con Keita también tenemos altos y bajos al igual que tú con Miku, pero todo se soluciona, y lo tuyo con él pronto se solucionará. Después conversaremos más tranquilamente. Te llamaba para preguntarte si podrías cuidar a Megumi y Ryo, ya que Keita y yo tenemos un viaje por el trabajo y no podemos ir con los niños.
-¿Viaje de trabajo?- preguntó con duda maliciosa.
-Sí, de verdad que es un viaje de trabajo. Si fuera otra cosa te lo diría. Por favor, Takuya-kun ¿Puedes quedarte con los niños? No sé donde dejarlos y nos tenemos que ir mañana temprano.
-Pero… los niños.- Takuya no sabía si los niños estarían a gusto pues no lo conocían.
-Tranquilo, ellos te van a querer. Les he hablado mucho de ti y Megumi quiere verte tocar la guitarra.- ante eso, Takuya sonrió.
-Espera, deja preguntarle a Teruki.- dejó el teléfono reposando para luego asomarse al balcón del pasillo y gritarle a Teruki porque le daba flojera bajar a preguntar.- ¡Terukiiiii!!
-¿Hmm?
-Kazu-san me pregunta si pueden quedarse sus hijos unos días acá porque se va de viaje por el trabajo con su esposo.
-¿Niños? ¿Bou tiene niños?- preguntó asombrado.
-Sí ¿Pueden?
-Si tú los cuidas sí.
-¿Por qué me dices eso?
-Porque siempre que aquí alguien quiere hacer algo, termino haciéndolo yo. -Ay, Teruki, sólo porque cuando quisimos hacer el negocio de cuidar mascotas tú fuiste el que más cuidó.
-No fui el que más cuidó, yo terminé cuidando a todos porque ustedes evadían el trabajo.
-Ok, ok, los voy a cuidar yo.
-Eso espero.
Takuya volvió a su habitación para responder.
-Sí, déjalos aquí.
-Gracias, Takuya-kun, no sabes el peso de encima que me quitas al aceptar, estaba muy preocupado por los niños.
-No te preocupes, estarán en buenas manos. Está Teruki.
-¿La secretaria?
-¿Dice que es secretaria?
-Sí jajaja.
-Siempre se hace la victima cuando tiene que hacer algo que no le gusta.
-Es que ustedes igual abusan de la amabilidad y disposición de él.
-Teruki es el líder, el líder dirige, el líder hace.- dijo para luego reír.
-Jajajaj, que malo Takuya jajaja.- de momento calló.
-¿Kazu-san?
-Espera un poco, Keita me está diciendo algo.
Después de una pausa.
-Takuya-kun, debo cortar, el viaje se adelantó ¿No te molesta que te deje los niños ahora?
-No, pero tienes que decirme cómo los cuidas porque yo nunca he cuidado niños pequeños.
-Está bien, nos vemos.
-Nos vemos, saludos a Keita.


-Ahh, ahh, agh.
-Valla que estás duro.
-M-me duele.
-¿Cómo no te va a doler? Si tus músculos están muy contraídos.
-¿No puedes ahhh hacerlo m-más despacio?
-No, así no tiene efecto. Relájate o te seguirá doliendo.
-Aiko me duele.
-Ya me lo has dicho varias, pero estás lleno de nudos, y los nudos se van con fuerza.

Estaban en la habitación de Asuka, Miku hace un rato llegó al hotel y apenas entró a la habitación Asuka le ordenó que se acostara sin playera para poder hacerle el masaje.

-Llevo sus buenos minutos tratando de descontracturarte pero no puedo.- decía Asuka mientras enterraba sus dedos aceitados enérgicamente en los hombros del tenso vocal.
-Ahhh, Aiko me duele.- se quejaba Miku a cada movimiento.- ahh, ahh.
-¿Cómo te puedes tensar tanto por las discusiones con Takuya?
-Se supone que eres psicóloga y debes saber de esto.
-He visto muchos casos donde las peleas con la pareja provocan estrés, pero Haru, tú te pasas.
-Aiko ¿Qué debería hace-ahhh hacer?
-Creo que deberías relajarte, dejar de quejarte, poner tu mente en blanco un momento. Y luego dejar tranquilo a Takuya.
-Pero Takuya quiere todo, no está pensando en mí.
-Eso no lo sabes.
-¿Ah?
-Me estás contando tu versión, yo no sé el punto de vista de Takuya-san. Pero yo creo que deberías dejarlo tranquilo, si se supone que te ama te irá a buscar cuando sienta que le das el espacio. Porque… no sé, yo creo que está pidiéndote el espacio y discute contigo sólo para llamar tu atención de alguna manera y tenerte cerca.
-¿Qué?
-Cuando lo dejes tranquilo, se va a extrañar y pensará que está bien, después empezará a echar de menos los acosos y te irá a buscar.
-¿Tú crees?
-Si.- asintió con su cabeza.- después de todo, si te ama debe aceptar tu forma de ser, y tú eres acosante.- le dijo mientras reía.
-¿Tú también lo piensas?
-Aja, todos los del instituto y tus amigos de la adolescencia piensan lo mismo. Si todos pensamos lo mismo, será por algo, ¿no?
-Ay, Aiko, cállate.- por respuesta Asuka sólo rió y siguió masajeando los hombros y la espalda del cantante, quien seguía quejándose.


-¿Estás seguro de esto?- dijo un señor de treinta y cinco años, de tez levemente oscura –en comparación con la de su acompañante- de cabello castaño claro y ojos cafés.
-Sí, Keita, los niños estarán bien con Takuya-kun y el resto de An Cafe, algunos los conozco hace muchos años y sé que los van a cuidar.
-Mami, ¿A dode vamo?- preguntó una niñita castaña de corto cabello y de ojos avellana.
-Vamos a la casa de tío Takuya, tío Miku, tío Teruki, tío Kanon, y tío Yuuki.- contestó Bou, ya que sus hijos le decían “mami” por su apariencia de chica.
-¿Etá tío Taya?- dijo animadamente la niñita al escuchar el nombre de Takuya (n/a: Taya porque como el nombre de Takuya se pronuncia Takya, Megumi al ser chiquitita dice Taya, omitiendo la k xD)
-Sí, tío Takuya.- dijo riendo Bou.- a Takuya-kun le va a causar gracia que Megumi pronuncie mal su nombre.
-¿Por qué?- preguntó curioso Keita.
-Porque en el extranjero le dicen Takoya, siempre otras personas pronuncian mal su nombre. (n/a: pobre Takuya xD)
-Jajaja.- rió.- ¿Es por aquí?
-Sí, vas en buen camino, amor.


Ding dong, ding dong

-Takuya ve a abrir.- gritó Teruki.
-No, yo estoy ocupado. Tú estás más cerca de la puerta.
-Si piensas que ahora soy mayordomo estás muy equivocado.
-Sí, Jaime, lo que digas. Ve a abrir. (n/a: ¿se dan dado cuenta que los mayordomos se llaman Jaime? xD)

Ding dong, ding dong

-Bienvenidos.
-¿Ahora eres abre-puertas? Pobre de ti, Teruki.- rió Bou.
-Buenas tardes.- saludó Keita.
-Buenas.- saludó Teruki.
-Teruki, aquí están los niños.- Bou sostenía a Ryo y Megumi estaba escondida detrás de las piernas de su “mamá”.- él es Ryo.- dijo pasándole al niño, Teruki lo tomó con cuidado, notando que estaba dormido.- duerme mucho, no causa mayores problemas. La que los causa es mi princesita.- dijo haciendo como que la buscaba, ya que sabía que estaba escondida.- ¿Megumi? ¿Dónde está la princesa Megumi? Keita, no está Megumi.- dijo con falsa preocupación.
-Valla, que lástima que no esté aquí. No podrá ver a Takuya tocar guitarra, ni a Miku cantar, ni a nadie de An Cafe. Qué lástima.
-Nooo.- dijo la pequeña saliendo de su escondite.- aquí toy.
-¡Princesita!- Bou la alzó.- te vas a quedar con los tíos hasta que papi y mami vuelvan.
-¿Cuándo?
-En unos días, mi amor.- contestó Keita.
-Ahora, entra y cuida a Ryo.
-Sí, mami.- la niña entró mirando toda la sala.
-Megumi.- llamó Teruki.
-¿Sí? tío Teruki.
-¿Me conoce?
-Se la pasa viendo fotos de An Café.- confesó Bou.
-Bueno, Megumi, mira princesa.- Teruki se agachó para quedar a su altura, colocó su mano en la espalda de ella para que girara y así señalarle el segundo piso.- ¿Ves el segundo piso?
-Shi.
-Bien, al fondo, la última habitación de allá.- dijo para que cuando Megumi subiera la escala fuera hacia la derecha.- está tío Takuya.
-¿Tío Taya? Wiii.- dijo para luego correr hacia la escala.
-Megumi, no corras, princesa, o te lastimarás.- previno Teruki.
-Es así.- dijo entre risas Bou.- pobre Takuya-kun, Megumi no lo dejará tranquilo.
-Amor, se nos hace tarde.
-Está bien. Gracias Teruki.
-De nada, si Takuya tendrá que lidear con ellos.
-Que malo.
-Es su responsabilidad. Qué les valla bien en su viaje.
-Gracias de antemano por todo. Ah, toma esto.- dijo sacando de su bolso.- hice una mini-guía de cómo cuidar a estos dos. Y esto también. Keita.- Keita fue a buscar varios bolsos.- son sus cosas.
-Se las entregaré a la niñera.- los tres rieron.- no les quito más tiempo, buen viaje.
-¡Adiós!


Un débil rayo luminoso ingresaba por aquella pequeña ventana que iluminaba tenuemente la pequeña habitación. No es que fuera pequeña de dimensiones, sino que tanto objeto médico irrumpía la armonía que aquel dormitorio y lo hacía ver más pequeño de lo que es realmente.
Una habitación de paredes en tonos cálidos, esperaba recibir ansiosa la mirada de aquel joven que reposaba en el lecho de origen médico.
La cama era una verdadera camilla, con altas varillas de metal ubicadas a cada extremo de la cama que tenía su base por madera.
Al lado de aquella cama de blancas sábanas, había varios objetos médicos y máquinas: sueros, una máquina que controlaba la presión, otra los pulsos cardiacos, una tercera que era un ventilador mecánico que mantenía con vida a aquel joven que llevaba varios meses en un estado que los médicos llamaban “Obnubilación”. En términos simples: un coma.

A medida que pasaban los segundos, ese pequeño rayo de luz que indicaba que empezaba un nuevo día, se acercaba peligrosamente al rostro de aquel joven inconciente. Cada día se atrevía a acariciar el rostro de aquel niño de veinte años en ese intervalo de tiempo, sin provocar un cambio en su estado de salud.
Lentamente lo recorría, entregándole un poco de calidez a su pálido rostro. No se esperaba un cambio, los doctores habían dictaminado que ese coma podría durar bastante tiempo, hasta temían que se volviera un estado vegetativo. Eso significaba que el joven no volvería a abrir los ojos nunca más.

Seguía acariciando ese frío rostro cubierto casi por la mascarilla que le entregaba el oxígeno, era un rayito temerario y un poco insolente.
Los padres hace poco habían pedido al hospital trasladar a su hijo a casa para poder estar con él. Si él moría, querían que muriera en casa acompañado de sus seres queridos. Los médicos aceptaron enviando al cuarto de él todo implemento necesario.

Era muy de mañana, sólo la madre estaba levantada ya que iba a preparar el almuerzo de sus seres queridos que debían salir a trabajar o estudiar. Más tarde iría a cuidar a su hijo inconciente.

Pero ese rayito de luz le ayudaba sin tener conciencia de ello.
Y menos aun esperó que ese rayito de luz, que cada día rozaba el rostro del joven, provocara algo que las personas con alto grado de fe denominaban: milagro; cuando sólo era algo biológico sin explicación.

Sin nadie que lo presenciara, comenzó a apretar levemente sus ojos. La conciencia “ida”, como decían sus padres, estaba “volviendo” a su cuerpo. Lentamente comenzó a abrirlos, una extraña sensación de vértigo y confusión azotó su mente. Su mirada, que no estaba acostumbrada a ver después de tanto tiempo, era borrosa.
Deseaba con todo su ser que esa sensación de mareos desapareciera, era bastante incómoda.
Cuando su mirada se aclaró, se asustó.
Giró su cabeza a un extremo, luego al otro. Tratando de asociar lo que veía. Pero todo le era desconocido.
-¿Dónde estoy?- pensó sin letras en su mente.

En ese momento, se dio cuenta que no sólo no sabía su paradero. Una ensalada de preguntas golpeó su cabeza.

-¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy? ¿Qué es eso? ¿Qué es eso otro? ¿Qué pasa?- se preguntaba sin armar las preguntas en palabras mientras a cada minuto le inundaba la angustia.

Trató desesperadamente de zafarse de tanto elemento extraño. Con fuerza corrió su brazo derecho para eliminar la conexión entre su vena y el suero, mientras que con el otro brazo hizo lo mismo, para librarse del agarre de la máquina que le medía el pulso.
“La cosa que metía bulla”

En eso, la puerta se abrió. Era el minuto que su madre le iba a ver y a velar. Llevaba una bandeja con un jarro de agua. Pero al ver a su hijo despierto, y con una cara de confusión y angustia, la sorpresa fue tanta que quedó muda. La bandeja se le resbaló de sus manos, el jarro se rompió en miles de pedazos y el agua se dispersó por parte del suelo.


-¡¡Tío Taya!!- gritó Megumi al entrar en la habitación de Takuya, quien estaba escribiendo su historia desde ya hace un rato en un cuaderno.
Takuya estaba tan concentrado que cuando oyó el grito de la niña pegó otro grito y el cuaderno cayó al suelo.
-¿Pero qué…?- se volteó y vio a la pequeña. Se le quedó mirando confundido.- ¿Quién eres tú, pequeña?
-Shoy Megumi, mi mami me dejó aquí cotigo, tíoTaya.- su voz tenía un gracioso tono infantil.
-¿Tú mami?- ahora sí estaba confundido.
-Niñera.- dijo Teruki entrando a la habitación con Ryo en sus brazos, quien seguía durmiendo.-aquí están los niños, las cosas están abajo. Las vas a buscar y les hace espacio a ellos en tu habitación porque no quiero que los dejes solos.
-¿Ah? ¿O sea que Kazu-san ya vino?
-Sí, ya se fue. Estás como Miku cuando Bou volvió por primera vez después de irse de An Café, encerrado escribiendo.
-Es que estoy escribiendo una historia.
-Interesante, ahora niñera Taka cuida a los niños.
-¿Taka?
-Sí, es más de mujer Taka. Así eres niñera.
-Soy niñero.
-No, si yo soy secretaria y mayordomo Jaime, tú eres niñera Taka.- dijo para luego pasarle a Ryo y así retirarse.
Takuya estaba algo atónito, estaba tranquilamente escribiendo gracias a que se iluminó y ordenó las ideas para su historia, y de pronto tenía en sus brazos a un infante de un año de vida y a una niñita de tres años correteando de un lado a otro y tocando… ¡Su guitarra!
-No, Megumi, la guitarra no.
-Waaa waaa waaaaa.- por el fuerte llamado de Takuya, Ryo despertó y empezó a llorar.
-O no, no guagüita, no llores, no llores.- comenzó a mecerlo nervioso entre sus brazos.- duérmete niño, duérmete ya, que viene el cuco y te comerá.- cantaba rápidamente mientras mecía a un Ryo que no paraba de llorar.- ya, ya… a ver, no sé me ocurre ninguna canción.- dijo desesperado mientras mecía a Ryo.- estrellita ¿dónde estás? Me pregunto que será… ¿Cómo sigue el resto?
-Tío Taya, me aburo.
-Megumi ¿Cómo hago dormir a tu hermano?
-Tal ve tene hambe.
-¿Y qué le doy de comer?- preguntaba nervioso mientras trataba de hacer callar a Ryo con pequeños saltitos.
-Letche.
-¡Teruki!!!
-Son tú problema.- gritó desde abajo.
-¡Teruki, tráeme el bolso!- silencio.- por favor, Teruki, tráeme el bolso. No hagas sufrir a un bebé.
-Lo haré sólo por la pobre criatura.
Rápidamente llegó Teruki con los bolsos que dejó Bou, tomó a Ryo, lo mecía suavemente mientras le daba la leche tibia en mamadera (n/a: o biberón). Apenas Ryo empezó a beber la leche, dejó de llorar y se calmó. Luego de beberla, quedó medio adormilado y comenzó a quejarse levemente.
-Gracias, Teruki.- dijo aliviado Takuya.
-Sólo por esta vez. Aprende a hablar más bajo.
-Entrégamelo.
-Espera.- Teruki lo alzó y lo apegó a la parte superior de su pecho, cerca del hombro. Ahí comenzó a darle pequeños golpecitos en la espalda.
Takuya lo miraba extrañado.
-Teruki ¿qué haces?
-Le saco el aire.
-¿Aire?
-Burp.- eructó el bebé.
-Listo. Creo Taka.- decía mientras formaba con sus brazos una cuna para sostenerlo.- que deberías armar la cuna.
-Sí, debe… ¡Megumi!- gritó al ver que la niña estaba hojeando el cuaderno de Takuya. Pero por el grito, Ryo volvió a llorar.
-Ay Dios, me llevo a Ryo antes de que sigas gritando.- dijo hastiado Teruki y se fue con el bebé en brazos.
Megumi miraba a Takuya asustada, sus ojos estaban acuosos y comenzaba a sollozar.
-No, Megumi, lo siento.
-Tío Taya no me quere.- dijo sollozando.
-No, linda.- se acercó y la abrazó aun cuando Megumi trató de arrancar.- disculpa, no sé tratar a niños pequeños. Lo siento. Por favor, no llores más.
-Dime princhesha.
-¿Princhesha?
-No, princhesha.
-Eso dije.
-No.
-¿Princhesha?- pensó…- ahhh.- dijo.- princesa.
-Shi.
-Megumi, princesa, deja de llorar.
-Ta bien.- dijo secándose las lágrimas.
-Ahora le armaré la cunita a tu hermano ¿me quieres ayudar?
-¡Shii!!

Así los dos comenzaron a armar la cuna portátil de Ryo, claro que la participación de Megumi era tan sólo presencia. Takuya tuvo varios problemas para armar la cuna pero luego de seguir el manual y su intuición, logró armar la cuna a Ryo.
-Megumi, princesa, anda a buscar a tío Teruki para que traiga a Ryo para acostarlo.
-Sí, tío Taya.
Megumi partió a buscar a Teruki con su hermanito. Teruki lo acostó y le cantó una canción de cuna para que se durmiera.
-Aquí está la lista que Bou dejó.- se la entregó.- para que no mal-trates a los niños.
-Ya para, Jaime.
-Yo no más digo, Taka.
-Tío Taya, Tego tuto.- dijo Megumi restregándose un ojo mientras el otro lo tenía entrecerrado.
-¿Dónde dormirá ella?- le preguntó a Teruki.
-No sé. Princesa ¿Dónde quieres dormir?
-Con tío Taya.
-¿Q.- Takuya iba a gritar pero al ver la cara de Teruki moderó su volumen.-qué?
-Shi, yo duermo a veces con mis papás. Quero domi cotigo tío Taya.
-Bueno, ya ¿tú solita te vistes o te visten tus papás?
-Yo me pogo pijama solita.
-Está bien, mira princesa, yo y tío Teruki vamos a salir para que te pongas el pijama.

Así los dos salieron para que Megumi se cambiara, conversaron un poco acerca de las responsabilidades, de la lista y de los niños, hasta que Megumi salió para que Takuya se acostara con ella.
-Vamos, Taka, cumple con tu misión de niñera.
-Ja ja ja.- rió sarcásticamente.- que agradable eres, Jaime.
-Tío Taya.
-Ya voy, princesa, ya voy.

Entró y se fue al baño a cambiarse.
-Megumi, princesa, yo me acuesto en un ratito. Voy a terminar algo y me acuesto contigo.
-¿Qué cosha?
-Una historia.
-¿Una estoria? ¿Me la vas a cotar?
-Sí, princesa. Ahora duérmete.

Así Megumi se acurrucó en la cama de Takuya y tomó a “como tú”, el peluche de Takuya, para dormir. En tanto Takuya, ya con su pijama, se fue hacia el escritorio para terminar el prologo de la historia. Pero de repente Megumi interrumpía su escritura…


-¿Qu-quie s-ser u-us-uste?- su voz sonaba bastante ronca y desgastada. Hace tanto que no la había usado que estaba oxidada. No sabía como empezar a hablar, tanto tiempo sin hacerlo que había olvidado palabras y habla. Los músculos de su rostro estaban atrofiados y le dolía hablar.

-Tío Taya, ¿te fata muto?
-No, princesa, ya voy.

-Despertaste.- susurró mientras lágrimas de emoción corrían por sus ojos. El joven sólo la miró queriéndole decirle que le contestara la pregunta, no volvería a repetir la pregunta pues le había costado mucho hacerla.
Lentamente la mujer se acercó a él, no sabía que hacer, la emoción era tan grande que se le había olvidado lo que tantas veces dijo que haría si su hijo despertaba del coma.
Al final, sólo atinó a abrazarlo delicadamente, como si su hijo fuera una frágil copa de cristal que temía romper.
-¿Qui-quie se-ser-es ust-uste?- poco a poco iba mejorando su modulación pero seguía con problemas.
-Soy tu madre. Al fin despiertas.
¿Despiertas? ¿Madre?
La mujer lo abrazaba más fuerte, quería separarse y tratar de aclarar cosas pero no podía. Era tanta la emoción que temía estar soñando y al soltarlo ese sueño se esfumaría.

-¿Ia, tío Taya?
-Casi, princesita.

-Hikari me voy al trabajo.- se escuchó la grave voz de un señor.
-Kaoru- Hikari se separó de su hijo lentamente, éste le miraba más que confundido.- ¡Kaoru!- llamó a gritos.- ¡Kaoru! ¡Ven rápido!
De pronto se oyeron pasos acelerados en el pasillo, el joven estaba asustado ¿Quién era Kaoru? ¿Dónde estaba? ¿Quién era esa mujer que le había abrazado? ¿Su madre? No la asociaba como su madre. En realidad, nada lo asociaba, todo le era desconocido. Atemorizantemente desconocido.

-¿Qué pa…- hizo una pausa al ver al joven acostado en la cama, aquel joven que no le había visto sus ojos.- sa?- quedó estupefacto, sólo pudo balbucear lo que le faltaba para completar la palabra “pasa”.
-Despertó.- dijo en sutil voz Hikari, tenía los ojos, y sus mejillas, adornados con lágrimas de felicidad.
Kaoru se desprendió de todo implemento de trabajo. Qué importaba llegar tarde, su hijo había despertado.

-TíoTaya, ¿no tene tuto?
-Princesa, ya voy.

-Hijo mío, hijito mío.- susurraba en total shock mientras se acercaba al joven, que lo miraba más que asustado ¿Quién era él?
El desconocido lo abrazó fuertemente, como si su vida dependiera de la intensidad del abrazo.
-Kaoru no tan fuerte, recién despertó.

El impactado hombre se le quedó mirando, estupefacto.
-Es un milagro, mi vida.- susurró para su esposa, a quien abrazó. Ambos miraban al joven como si fuera un recién nacido.
-¿Quie-quiene se-sers uste-usteds?- aun el lenguaje no le acompañaba del todo.
-¿No nos recuerdas?- preguntó preocupada la señora.
El joven sólo negó con su cabeza.
-Somos tus padres.- contestó el que decía ser su padre, el joven estaba muy confundido y millares de preguntas atravesaban su cabeza.
-¿Dón- dóne es-esta…roi?
-¿Qué dónde estás?- le preguntó su madre.
Asintió.

-¡Tío Taya!
-Princesita, no me interrumpas por favor.

-Estás en tu casa, éste es tu dormitorio.
Tenía tantas preguntas en su mente, pero la falta del idioma le dejaba incapacitado.
-¿Recuerdas algo? ¿O no recuerdas nada?- preguntó amablemente la mujer.
-Na-na-na.- le costaba terminar la palabra nada.
-Tranquilo, entendimos.
-Estuviste en coma por un año y dos meses, fue producto de un accidente que hasta el día de hoy nadie comprende del todo. Fue muy complejo.
-Ahora estás en casa, hacia cuatro meses que estás aquí después del accidente.
-Nosotros te dábamos asistencia pues en el hospital era muy difícil estar tiempo contigo.
-Cada día viene una enfermera pero era sólo hasta que despertaras.
-Tienes dos hermanos, una hermana mayor y un hermano menor.
-¿Algo más quieres saber que te inquiete ahora? Si perdiste la memoria debes tener muchas dudas, pero es muy pronto para todo.
-¿C-cóm lla-llamar llamarm?

-¿Ia lito?
-Casi, me falta poquito.

-¿Qué cómo te llamas?- le preguntó Kaoru, el joven asintió.
-Te llamas Toshiya.- le contestó su madre.

Esa información fue la única que le pareció familiar de todo lo que aquellas personas decían ser sus padres. No los recordaba para nada ni nada de lo que veía ni escuchaba le era familiar. Tal vez era por la amnesia que le ocurría eso. Todo le era tan desconocido, menos su nombre.

-Listo, terminé.
-Wiii.

Y dicho eso, guardó el cuaderno y se acostó con Megumi. Quien de inmediato lo abrazó.
-Será la semana más larga de mi vida.- pensó para luego dormir.

Notas finales:
agradecimientos a los que leen, dejan reviews, y a la pelota inflable que me dieron para navidad que provocó que me accidentara hoy ¬¬ pero gracias a eso hay capi porque me pasé muchas horas escribiendo mientras hacía reposo :D
ojalá les haya gustado :D
tomen esta conti como regalo de navidad atrasado :D


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