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Nuestra Promesa por Nadki

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Notas del capitulo:


Señores(as) lectores(as): Comunico a ustedes antes de comenzar este capítulo mi necesidad de expresar mi gratitud respecto a la cantidad de reviews recibidos por el capítulo anterior. Pero lamentablemente he de informar que en la actualidad existe escasez de inspiración, la cual es un recurso no renovable. Aunque hace varios meses ha estado este problema latente, hoy se necesita tomar medidas antes de que desaparezca. Por eso para que este elemento esté disponible por muchos años para el bien común de nuestra sociedad se ha tomado la medida de racionalizar la cantidad de páginas de esta conti. Por su comprensión muchas gracias.
Se despide atte.
La autora


Takuya entreabrió sus ojos, pero los abrió del golpe al verse frente a un montón de nieve, el auto estaba detenido y vio que se había salido de la carretera. Temió haber chocado el vehículo, pero al pensar en eso temió que Miku estuviera herido. Lo miró, y éste seguía durmiendo, pero con su cabeza apoyada arriba de la guantera del auto.

-Miku, Miku ¿Estas bien?- preguntó preocupado moviéndolo. Por las sacudidas, el vocal despertó, evidentemente molesto.
-Estaba súper bien durmiendo, hasta que llegaste y me despertaste.
-¿No te pasó nada?- le preguntó preocupado.
-Ehh… no ¿Qué me habría de pasar?- Miku estaba confundido, no entendía.- ehh, Takuya… ¿Qué pasa?- preguntó al ver que estaban fuera de la carretera.

Takuya salió de la van y afuera hacía un frío increíble, una ráfaga de hielo lo golpeó fuertemente. Se acercó a la van mientras la miraba viendo si le había pasado algo frotando sus brazos. Miku seguía con la mirada a su novio sin entender que pasaba, dejó de verlo cuando éste se acercó al capot del vehículo.
De pronto lo escuchó toser y murmurar.
-¿Qué pasa?- se preguntó.
En eso vio que mucho vapor comenzaba a aparecer a los lados del capot. Luego escuchó fuerte y claro las siguientes palabras:
-Ahhh, maldita sea, tenía que morir la van justo ahora, maldita sea, todo mal, todo mal, maldito auto del demonio. Tenías que echarte a perder ahora. Agh, si tan sólo no me hubiera quedado dormido, maldita sea.

Más tarde vio como su novio se dirigía hacía unas pequeñas rocas para luego sentarse ahí. Preocupado y con la mantita cubriendo su cuerpo, Miku se bajó del auto y fue donde él.
-¿Takuya qué pasó?
-Estamos perdidos, el motor se sobrecalentó, nos quedamos varados.- dijo sin mirarlo.- agghh.- exclamó frustrado.- ¿qué vamos a hacer?
-¿Cuánto falta para Hokkaido?
-Como cuatro horas, algo así.
-Estamos cerca.
-¡Idiota! ¡En auto es relativamente cerca! ¡Son muchos kilómetros!
-¡No me grites!
-¿Cómo no quieres que grite si todo el plan fracasó? ¡No llegamos!
-No hables así, podemos llegar.
-Sí, claro ¿y cómo señorito vestido-negro? No tenemos vehículo y ya no pasa nadie por la carretera.
-¿Pero a cuantos kilómetros estamos?
-Mmm…- dijo por fin suavizando un poco el tono de voz.- no sé, a ver…-comenzó a calcular.- aproximadamente son cuatro horas viajando a una velocidad de carretera, supongamos, a cien kilómetros por hora. Si multiplicamos eso nos da…- pensó un poco.- son cuatrocientos kilómetros aproximadamente de aquí a Hokkaido.
-¿Y cuanto crees que nos tardemos en llegar a pie?- Takuya sacó su celular y comenzó a sacar cálculos. Se tardó sus buenos minutos hasta que dio una respuesta, generalmente decía “no” “es imposible” “nunca tan rápido”.
-Según la física, serían once días pero nunca vamos a caminar a 0,08 metros por segundo constantemente. Así que creo que serían como catorce a quince días más o menos.- Miku lo miró algo impresionado.
-¿Cómo sacaste esos cálculos?
-Con una simple fórmula de física y sabiendo que un día tiene veinticuatro horas y un kilómetro mil metros.

Luego de eso, los dos comenzaron a mover la van para esconderla. Como había tanta nieve, podrían hacerla pasar desapercibida.
Cuando la pudieron esconder, entraron en ella nuevamente. Hacía mucho frío y como el motor estaba descompuesto la calefacción no funcionaría.
-Sería genial tener una fogata.- dijo Miku más para sí que para Takuya, pero el guitarrista lo escuchó.
-¡Sí! que buena idea Miku.
-¿Ah? ¿Qué cosa?
-Hacer la fogata
-¿Pero no le va a pasar nada malo a la van?
-No.
-¿Y donde la vas a hacer? Vas a quemar todo.
-En una de las ollas que nos pasó Teruki ¿Pensabas que la íbamos a hacer al estilo Boy Scout?- preguntó para luego reírse pero al vocal no le cayó nada de bien la burla.
-¿Y que pasa señor inteligente si se sale de control tu olla ardiente?
-Afuera hay mucha agua congelada.- contestó con risas- ¿Has visto algún árbol o algo así?
-Sí.
-¿Puedes ir a buscar ramas?

Después de un rato Miku regresó con unas pocas ramas, Takuya no se fijó en el detalle que Miku ya no llevaba la manta marrón puesta. Takuya tomó las ramitas y las colocó en la olla. Tomó un encendedor y encendió la olla. Quiso hacer eso fuera de la van, ya que si algo salía mal sólo lanzaría la olla ardiente hacia la nieve, dando fin a la fogata de metal.
Mientras Takuya hacía eso, Miku entró en la van.
-Sí, al fin.- dijo victorioso al ver que había logrado hacer fuego.- Miku, mira…-Takuya lo miró y quedó extrañado al ver al vocal lejos. Estaba sentado, abrazando sus propias rodillas y la manta estaba tirada frente a él. Dejó la olla ardiente sobre un asiento y fue a ver que le pasaba.- ¿Miku? ¿Pasa algo?- le preguntó preocupado hincándose frente a él.
-Tengo frío.- susurró apenas, abrazando más sus rodillas y sin mirarlo.
-¿Y la mantita?
-Está muy mojada.
-¿Toda?
-Es que me caí muchas veces en la nieve y la mojé toda, también mojé toda mi ropa.- susurró apenado. Levantó su mirada y se encontró con la del guitarrista, avergonzado, la bajó de inmediato. Se sentía idiota por haber estropeado lo único que podía abrigarlo. Pero de pronto sintió algo calentito en su espalda, era Takuya que estaba poniendo la chaqueta que llevaba puesta en los hombros de él.
-Takuya.- susurró impresionado.
-Todo lo echas a perder, pero así te amo.- le dijo tiernamente para luego besarle la frente.- ven, ya está tu fogata.
Takuya dejó la olla en el suelo y se sentaron en los asientos juntos. La olla logró calentar la van en poco tiempo pero también trabajaba el calor corporal ya que estaban uno al lado del otro.
A los pocos minutos Miku se durmió, Takuya le cuidó el sueño otros minutos más hasta que también cayó rendido al sueño.

Sería un día difícil mañana y el resto de los próximos días donde nuestros héroes deberán seguir luchando por hacer prevalecer su postura en esta guerra de exterminio.

Notas finales:

Señores(as) Lectores(as): Comunico a ustedes que acaban de llegar al fin de este capítulo, el cual personalmente considero que se parece a los finales del animé de pokemon. Yo, en conjunto con todo el equipo creativo y literario que aloja en mi cerebro, trabajaremos sin descanso para que la medida declarada en las notas del comienzo sea eliminada lo antes posible. Las respectivas disculpas de parte de todo el equipo creativo y literario ante esta medida.
Para acabar, todo el equipo involucrado y la autora desean manifestar el agradecimiento por leer y esperamos que les haya gustado el capítulo.
Se despide atte.
Nadki


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