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Beso envenenado por karin_san

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Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad de M. Kurumada.

Notas del capitulo:

Pues aquí andaba tratando de escribir algo nuevo o para actualizar pero sigo con la mente en blanco, asi que aproveche el tiempo y me puse a corregir un texto que había publicado en otra página, hasta le puse el mini lemon que me había quedado con ganas de hacer. Tengo u par de ideas más para estos dos si les resulta interesante, se me metieron en la cabeza luego de que se diera su relación en CrónicasXD.

NOTAS

En cursiva es Flash back.

BESO ENVENENADO

Primavera. Hundió juguetonamente sus dedos en la superficie del agua, vio desvanecer uno a uno los círculos concéntricos hasta que sobre el cristalino liquido del estanque solo quedó plasmada su imagen. Siempre le habían dicho que era un ser de belleza insuperable, sin embargo, esa era la primera vez que reparaba en ello. Deslizó sus yemas por el perfil de su reflejo, posó su índice en su lunar, sonrío y observó la armonía y blancura de sus dientes de leche. Realmente era hermoso pensó el niño de cabellos celestes maravillado por su descubrimiento.

 

 ***

 

La herramienta con la que estaba trabajando resbaló por sus dedos. Esperaba ese momento, lo esperaba desde hacía años, sin embargo, jamás hubiera imaginado que el enviado a acabarlo fuera él... justo él. Ligeros golpes en la puerta lo sacaron de su abstracción, tal como supuso ese cosmos le pertenecía comprobó al abrir la puerta y encontrarse con la figura del santo más hermoso y letal entre los ochenta y ocho.

 

-¡Ni que hubieses visto a la muerte, Mu de Aries!- pronunció el pisciano con un sutil rastro de perversidad en el delicado tono de su voz.

 

...

  

Su maestro no estaba, por lo tanto, él estaba a cargo meditó mientras movía con el pie el cuerpo que yacía en medio del sendero de rosas

 

-¿Te moriste?- inquirió intrigado mientras levantaba por el pelo de la nuca al otro niño- parece que si- murmuró desganado mientras golpeaba con la punta de sus dedos las rosadas mejillas.

 

Un ligero gemido brotó de los delgados labios por lo que resignado Afrodita lo acomodó sobre sus hombros y lo arrastró hasta el templo que sin la presencia de su maestro era totalmente suyo.

 

...

 

En la chimenea de su torre ardían con intensidad los leños que los resguardaban de la fría temperatura de Jamir. Mu dejó caer sobre las tazas de antigua porcelana el agua caliente con la que preparaba una infusión de manzanilla. A pocos metros suyo el guardián de la doceava casa se desprendía de su armadura a la vez que observaba y manoseaba curioso los objetos de la austera residencia del ariano.

 

-Siéntate... hace frío- llamó su atención el de cabello morado.

 

-Yo también crecí entre montañas Mu ¿acaso olvidaste que eso también lo teníamos en común?

 

...

 

Fatigado lo dejó caer sobre la alfombra del templo, fue a la cocina por un vaso de agua y tras beberlo con calma tomó la jarra y regresó a la sala donde la derramó sin escrúpulos sobre el niño que yacía inconciente, El pelilila parpadeó finalmente, fue entonces que algo llamó la atención de Afrodita quien curioso se arrodilló y llevó sus dedos a lo que suponía era el entrecejo del menor.

 

-Jajaja- la risa resonó creciente e incesante en el doceavo templo

 

- ¿Qué... paso?- carraspeó desconcertado el lemuriano abriendo los ojos.

 

-Eres la cosa más fea que vi en mi vida- expreso sin dudas el peliceleste espasmos de risa.

 

-¡Mu! ¡Mu!... ¡aquí estas!- pronunció el patriarca al hallar a su pupilo- ¿Qué ocurrió? ¿Estás bien?- se preocupó viendo los cortes y la dificultad para incorporarse que tenía el pequeño ariano

 

-El idota se metió en el sendero de rosas que cuida el camino a su salón, si no lo encontraba seguro se moría envenenado- presumió el pisciano su heroica acción

 

-Gracias Afrodita, Mu acaba de llegar de Jamir, no he tenido siquiera tiempo de advertirle eso.

 

- ¿Y ese tonto a que vino al santuario señor? ¿Se entrenara para soldado?

 

- ¿Eh? No Afrodita, Mu es mi discípulo, al igual que tu será un santo dorado... él será el guardián de la casa de Aries.

 

- ¿Esa cosa fea?- se sorprendió el peliceleste mientras miraba con cara de asco los puntos "anormales" que el pelilila tenía en vez de ceja.

 

...

 

Bebieron la infusión en silencio. La mirada acechante de Afrodita era sencillamente irritante por lo que una vez que acabó la bebida se decidió a formular su inquietud.

 

- ¿Y bien? ¿Pelearemos abiertamente?... ¿me atacaras por la espalda?...

 

- ¿Atacarte Mu?... ¿pero que clase de amigo crees que soy?

 

...

 

Ya no podía levantarse, la sangre corría por sus mejillas, por sus rodillas, por sus codos.

 

-Pelea de una vez o te haré pedazos- amenazó el cangrejo propinándole una patada en su abdomen que lo empujó varios metro hacía atrás.

 

-El entrenamiento ya terminó... no podemos pelear- insistió el lemuriano.

 

- ¡Me importa un carajo! ¡Quiero ver que tanto te enseñó tu maestro!- le gritó el Death Mask asestándole un golpe en la cara- ¡idiota!- insistió preparándose para enviar un nuevo ataque.

 

De pronto una lluvia de pétalos lo distrajo, sus dedos se sentían pesados... entumecidos.

 

-No molestes al nuevo, Death.

 

-Ahhh pero si la rosa del jardín vino a plantar florcitas aquí- pronunció burlón el cangrejo.

 

- ¡Vamos Mu!

 

- ¿Viniste a salvar a una nueva amiguita?

 

-No me provoques Death, a mi no me importan las reglas del santuario.

 

-Jajaja ¿y con que me atacarías? ¿Con rositas y hojitas verdes?

 

El canceriano se dispuso a atacar pero no pudo siquiera mover su brazo, cuando se dio cuenta estaba rodeado de rosas que soltaban un delicado pero profundo aroma

 

-Si fuera tú tendría cuidado de oler demasiado esas... rositas, tienes suerte de que aún no las pueda hacer... letales- rió con perversa satisfacción.

 

...

 

- ¿Amigo? Hace mucho de eso- emitió con nostalgia el ariano mientras abandonaba la mesa y se paraba frente a un estante- tu mataste esa amistad- le recordó mientras de un libro sacaba una rosa seca hacía ya mucho tiempo. 

...

 

-Eres un idiota ¿sabes?

 

Mu solo soltó un gemido mientras sentía los tibios dedos de Afrodita untar un pegajoso ungüento sobre sus heridas.

 

-Pero ese Death es peor... cuando llegué aquí me hizo lo mismo... es odioso y tú un tonto por no defenderte.

 

-Gracias... por ayudarme.

 

- ¿Eh? Yo no te ayude idiota... yo solo quería vengarme de Death y... además el patriarca dijo que te vigilara ya que estas viviendo con él y... es porque estas cerca y...

 

-…l dijo que podíamos jugar juntos cuando no entrenáramos... ser amigos.

 

-Yo solo soy amigo de las cosas hermosas y tú eres horrendo- pronunció con saña el peliceleste.

 

-Entiendo... gracias igual- murmuró con dificultad el lemuriano mientras sentía que un nudo se le formaba en la garganta- mi maestro debe estar esperándome- añadió levantándose para partir pero un agarre en la manga de su tunica lo detuvo.

 

-También lo extrañas ¿verdad?

 

- ¿Eh?

 

-Tu hogar- musitó el peliceleste mientras estrujaba su mano y dejaba una bella rosa roja entre sus dedos.

 

...

 

-El patriarca nos convocó para decidir tu futuro... iban a venir Escorpio y cáncer por ti... pero yo lo impedí, yo dije que personalmente me encargaría ¿acaso no ves que si estoy aquí es por nuestra amistad?- expresó Afrodita acariciando con una rosa el perfil del ariano

 

...

 

Su maestro le había dicho que a partir del día siguiente debería ocupar el recinto de Aries, sin embargo, la noticia lejos de alegrarlo lo angustiaba.

 

-Sabía que tenía razón, te dije que en cuanto ganaras tu armadura te mandarían a custodiar tu casa.

 

-Si, Aries... el primer templo... esta lejos de aquí- carraspeó con un dejo de tristeza

 

-Mejor así, ya no tendré que ver tu horrible cara a diario- habló divertido el peliceleste para disimular el disgusto que le causaba reparar en ese hecho.

 

-Jaja tienes razón, además ahora somos santos, ya no podemos jugar... solo debemos pensar en Atena- Mu forzó una sonrisa en la que el pisciano no creyó

 

- ¡Invente una nueva técnica!- exclamó de pronto Afrodita.

 

- ¿Si?

 

-Aja... solo que aún no la pude probar...

 

-¿Es una nueva rosa?

 

-No... pero es con veneno... ¿Quieres que te la muestre?- inquirió con fingida inocencia.

 

-Claro que no, la otra vez casi me mataste en serio con tu invento.

 

-Pero no usare veneno... solo quiero practicar la técnica... la postura- se sonrojó piscis mientras su amigo fruncía el seño pensativo.

 

-Mmmm bien, entonces si- aceptó mientras el otro niño dejaba brotar una sonrisa complacida.

 

Afrodita se incorporó. Se arrodilló frente a él.

 

- ¿Debes estar tan cerca para hacerla?

 

-Si- afirmo el peliceleste mientras sujetaba el rostro entre sus manos- es fundamental

 

- ¿Y... y como se llama tu técnica?- pronunció desconfiado acerca de la creación de su amigo.

 

- Pues se llama...- meditó un instante Afrodita antes de fijar su mirada en las jades de su amigo- el beso venenoso- inventó de pronto mientras posaba con cuidado sus labios sobre los de Mu

 

...

 

-Mi amigo murió el día que decidió ser el sicario de ese falso maestro- dijo mientras apartaba la rosa con que Afrodita rozaba su rostro

 

-Mu... ¿Cuándo entenderás que la victoria es la mayor de las bellezas de este mundo?

 

...

 

-Debemos irnos- dijo tironeando una mano que se resistió, giró sorprendido hacía él- ¿Qué pasa?

 

-…l dijo que era un guerrero temible... tan bello como letal.

 

-…l no es mi maestro Afrodita, ese hombre no es el patriarca.

 

-…l es poderoso... él dijo que sería su mano derecha.

 

- ¿Mano derecha? Un asesino, eso es lo que quiere que seas... debemos salir de aquí.

 

- ¿Salir? ¿A dónde Mu?... somos caballeros dorados, nuestro deber es permanecer en el santuario... el santuario vencerá sobre todo... incluso sobre los Dioses ¿Comprendes Mu? La victoria es la más grande de todas las bellezas.

 

- ¿De que hablas?- le gritó irritado por la actitud que su amigo estaba tomando.

 

-Cuando el año pasado me derrotaste en un entrenamiento... todos me miraron de un modo tan... fue humillante... todos me vieron como un débil... como algo horrible... jamás dejare que ocurra eso de nuevo... jamás perderé.

 

-Afrodita- murmuró con tristeza mientras veía la convicción titilar en la mirada de su amigo.

 

-La belleza... yo solo puedo amar a la belleza... porque así soy ¿no lo ves?... y tú...

 

-A... adiós- musitó resignado mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.

 

Segundos después de Mu de Aries en el santuario solo quedaba un último rastro de cosmos producto de la transportación.

 

...

 

-No pienso como tu, peleare por Atena... por la verdad... ese es el deber de un caballero aunque solo lo conduzca... a la muerte- afirmó mientras Afrodita lo recorría complacido con sus escrutadores ojos-deja de mirarme... si vas a enfrentarme hazlo de una...

 

-Ese día no me diste tiempo a terminar de decirlo

 

- ¿Eh?- reaccionó sorprendido mientras Afrodita rodeaba su cuello y acercaba su rostro.

 

-Que eres hermoso... que incluso esos puntos raros se ven hermosos en tu frente... que tus labios son tan suaves como los pétalos de mi rosas... he mejorado mi técnica ¿sabes?- agregó de pronto con sensualidad mientras acercaba su rostro- la mejore por ti... porque eres hermoso... porque me importas... por eso vine... porque solo yo tengo el derecho de salvarte... o matarte- susurró mientras volvía nula la distancia

 

Sus ojos eran tan claros como la lluvia y sus labios cálidos como la primavera, sus movimientos eran como los de una rosa floreciendo... delicados, armoniosos, cautivantes... por eso no se resistió... por eso se dejo llevar por el beso, dejo apretarse más y más por el caliente tacto de sus labios.  Lo extrañaba admitió para si el lemuriano mientras estrechaba la cintura del guardián de piscis.

 

Se besaron, se acariciaron, se apartaron.

 

-Eres la más grande de mis victorias Mu... lo más hermoso de este mundo... Mio-esbozó una sonrisa mientras el rostro de su amigo resbalaba por sus dedos.

 

-Veneno- murmuró el pelilila de rodillas en el suelo, con la vista nublada, con los labios calientes

                                                  

- ¿Veneno? Jaja- Afrodita se inclino sobre él, sujetó abrazó su cuello, besó. - no necesito excusas de niño para hacer lo que quiero... y quería besarte... te lo dije amigo... eres hermoso... no podría quitarle al mundo algo así- aseguró mientras se acomodaba sobre el perturbado santo de Aries.

 Sus manos se posaron en la entrepierna del ariano, su frente sobre la carente de cejas.

 

-La verdadera belleza no es eso... es...- su garganta le dolía, no tenía control sobre su cuerpo, sobre su cosmos, sobre su voluntad.

 

-No te esfuerces, el efecto pasara en dos horas, tiempo suficiente para que recapacites...-rió el peliceleste humedeciendo con la tibieza de su saliva los sedientos labios de Mu- no vine a matarte, vine a salvarte...-confesó excitado por el color carmesí de las blancas mejillas, por la acelerada respiración- vine a pedirte que vuelvas al santuario... que no mueras en vano... si tienes razón esos niños... esa Atena... deberían triunfar ¿no?- articuló mientras los músculos del ariano se aflojaban dóciles por el veneno entre sus brazos.

 

No podía abrir los ojos, sus ojos pesaban como montañas, su garganta quemaba y jadeaba el brumoso placer del sometimiento. La parte superior de su túnica se pegaba a su cuerpo ardiente y sudoroso de satisfacción, la desnudez de su parte baja temblaba de placer ante el tacto de esas manos suaves que jugaban con su ansiedad, que estimulaban inclementes el clamor de sus instintos por más.

 

La desesperación incontrolable, el dolor, la ansiedad, los pétalos de rosa trepando lentamente por si erección, su espalda arqueándose, la suplica del cuerpo sobre el silencio de la mente. El pesado calor de sus entrañas escurriéndose gota a gota, sus labios, finalmente sus labios tocando, sus labios besando, sus labios mordiendo, sus labios chupando hambrientos la tersa y rígida textura de su sexo. Dolor, placer, dolor, placer... placer... placer... sueño.

 

 El silencio y el frío de la torre, ambos condensados, severos, envolventes sobre sus cuerpos y sus almas. Acomodó con cuidado el cuerpo sobre la cama, lo arropó, lo besó.

 

-Veamos quien tiene razón, Mu... cual es la verdadera belleza- gesticuló con nostalgia mientras besaba una rosa que luego entreveró con la cascada de hebras lilas- supongo que en el fondo desearía que la verdadera belleza fuera... no, eso es una estupidez- se corrigió entregándole una ultima mirada a su amigo antes de cerrar la puerta

 

Notas finales: Ojala les guste, la primera versión no tenía este mini lemon y el final era minimamente diferente.

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